Media News S26 A20

Televisión
24, 22, 20, 13, 10, 8, 6, 3 o 2: cualquiera de estos números sirve para contar los capítulos de la temporada de una serie de televisión. Coinciden bastante con los plazos para emitirla, pero complica saber cuándo llegará el desenlace (si llega). Con las series que duran medio año ya se sabe que no hay que esperar grandes complicaciones, pero hay más posibilidades de que nos la líen en las más cortas. En los estrenos, suele decirse cuántos capítulos tiene la novedad, pero podría añadirse esta información en la descripción. Ya fue todo un avance conseguir un consenso al enumerar cada episodio TemporadaXCapítulo y quizá un TemporadaXCapítulo/TotalCapítulos sea excesivo, pero reconozco que hasta algunas de 8 me da pereza verlas.

Cine
Comentaba hace unos meses las versiones de «Las cuatro plumas» y hoy es el turno de «Dos seductores» (1964), «Un par de seductores» (1988) y «Timadoras compulsivas» (2019). Entre la película original con David Niven y la nueva versión con Michael Caen hay muy pocas diferencias, tan solo el gusto por el arte y el guiño final. El resto es prácticamente un calco: considerando que entre ambas pasaron 24 años, es normal que «nadie se entere». Con la última versión han pasado unos cuantos años más así que las nuevas generaciones tampoco recordarán la anterior. Y es una lástima porque creo que es la mejor de todas: de hecho, la nueva, aunque actualiza algunas cosillas, calca la de Steve Martin, no la de Marlon Brando.

Internet
Las ideas cortas son la base del microblogging. «Qué está pasando», nos pregunta Twitter y contestamos porque para eso entramos/abrimos su app, para saber qué se cuece. Apunta Carlos en un hilo sobre la estrategia de esta red social en los últimos tiempos (más caracteres, hilos, voz) algunos datos interesantes sobre qué uso hemos hecho del espacio adicional que nos han proporcionado: hay menos abreviaturas, somos más educados y hasta iniciamos más preguntas. Parece que su idea ha funcionado y ahora nos expresamos mejor. Una parte del mérito es suya, vale, pero quizá también los usuarios hemos cambiado en estos años y nos hemos vuelto más ¿sociales? gracias a todas las redes sociales a nuestro alcance.

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Cada cierto tiempo aparecen gráficos que «descubren» mensajes en los logos de marcas conocidas. Pero hasta ahora nunca había visto que Pepsi tuviese otra lectura si se le da la vuelta. Vale, sí, hay que hacer unos pequeños ajustes, pero son tan mínimos que es muy fácil convertir el nombre en «isdad» para celebrar así el Día del Padre. Es un cambio que sorprende porque también «ha estado siempre ahí», pero no lo habíamos visto antes. Entonces, ¿qué caso hacemos a los logos si no somos capaces de ver más allá de lo evidente? ¿Se preocupan las marcas más de la cuenta en crear sentido a sus nombres y representaciones visuales? ¿Es cuestión de planteárselo como un impacto subliminal que quizá solo llegue a unos cuantos?

[Contenidos] Cinco preguntas que confirman que vives en la década pasada

¿Te apetece hacer un viaje en el tiempo? No será muy lejos, solo a la década pasada. Vayamos a principios de 2010. Sí, había redes sociales, aunque no eran como ahora. Es fácil imaginarse una Red sin Google+, pero ¿y sin Pinterest, Instagram o SnapChat? Estaba Facebook y Twitter, como cuando estaba la primera y la segunda cadena. Sí, también había blogs, pero vivíamos en la blogosfera. Quedémonos ahí por un momento.

¿Por qué te llevo a aquella época? Para que recuerdes las dudas que tenías entonces y consigas superarlas de una vez por todas y así hagas que tus contenidos sean mejores hoy, ahora, no la década que viene.

En estos años me han hecho muchas preguntas, las más típicas:

¿Qué extensión ha de tener un post?

No puedes medir un contenido por el número de palabras que tiene, tampoco una novela ni una película por su metraje. Escribe lo que sientas que tienes que escribir y listo. Sí, los redactores profesionales cobramos por palabra, pero porque hemos de cuantificar de alguna manera nuestro tiempo.

Existe una variante a esta pregunta: ¿cuánto hay que publicar? Lo que puedas y seas capaz de gestionar para conseguir tus objetivos.

Si pongo enlaces, ¿se irán y no volverán?

La respuesta fácil es que no, seguro que volverán. Pero puedes usar la opción de abrir en una ventana nueva para prevenir. La respuesta ¿mal educada? es contestar con otra pregunta: «¿lo haces tú?» Si dice que sí, no hay debate posible, no cambiará de opinión (el ladrón cree que todos son de su condición); si dice que no, aún hay esperanza aunque puede ser complicado ajustar la confianza que tiene en el usuario porque ya empieza dudando.

Los content curators sabemos cuánto se gana enlazando, por eso quienes se plantean esas cuestiones nunca lo podrán ser.

¿Cuál es el mejor momento para publicar?

Con las estadísticas hemos topado: publica, revisa tus datos y decide cuál es el mejor momento para publicar en tus canales. Repito: tus datos y tus canales porque se trata de tu audiencia. No todas las comunidades son iguales, afortunadamente, así que no hay un momento ideal para todo el mundo. ¡Qué saturación de contenidos supondría que todos siguiésemos las mismas recomendaciones!

¿Necesito un perfil en todas las redes sociales?

No. Experimenta si quieres y tienes tiempo, pero no, no has de estar en todas las redes sociales que van a apareciendo. Más que nada porque las dejarás de lado en cuanto te des cuenta del tiempo que se necesita para tener una presencia real y no solo testimonial.

¿Penaliza utilizar herramientas de gestión de perfiles sociales?

No está del todo demostrado es la respuesta más directa, pero da pie a que los seguidores de la teoría de la conspiración se vengan arriba y nunca estarán contentos: un «sí» les hará desconfiar de herramientas que claramente son útiles y un «no» les hará desconfiar de ti por no estar tan al día como ellos.

El problema de los algoritmos, sean de Google o de cualquier red social, es que cambian constantemente así que lo que antes era válido puede no serlo ahora.

No existe la respuesta perfecta

Preguntar es muy fácil, quizá demasiado en esta era tan social. Algunas preguntas se hacen porque no se sabe la respuesta, pero otras es porque se busca confirmar la que ya se tiene. Para los dos tipos de preguntones sirve la misma respuesta: deja de cuestionarlo todo, acepta una opción y ponte en marcha porque no existe la respuesta perfecta. Hay que conocer bien la situación de quién pregunta, no hay una solución mágica que responda a todos.

Lo que también es seguro es que las preguntas necesitan un contexto temporal porque caducan y parecen taaan del siglo pasado (o de hace un mes).

¿Aún sigues preguntándote por la extensión de un post o cuál es el mejor momento para publicarlo? Déjalo ya, no existe la respuesta perfecta. Compartir en X

Media News S25 A20

Cine
En Almería está el único desierto de Europa y hace poco ha sido nombrado tesoro del cine. Allí, en Tabernas, se han grabado montones de películas, aunque entre las más conocidas diría que está la trilogía del dólar y, más recientemente, la serie «Juego de tronos» (por cierto, con muchos otros lugares de España). Los escenarios pueden llegar a ser protagonistas, ocurre por ejemplo con Nueva York en «Jungla de Cristal: La Venganza» que cumple un cuarto de siglo. Resulta interesante que sea así también con un desierto, donde hay poco más que arena y algún que otro matorral porque, en pantalla grande, aún parece más seco y vacío de vida.

Internet
TikTok, «todo el mundo» hablando de TikTok. Entonces, ¿otra red social en la que zambullirse y ver qué hay? Hay antecedentes buenos y malos. Antes, Instagram. Antes, SnapChat. Antes, Periscope. Antes, Vine. Antes, Medium. Antes, Pinterest. Antes… muchas otras y las que me he dejado por el camino. Es el mismo ciclo de siempre: aparece y destaca por algo/alguien, se habla como si fuese la red más necesaria del mundo y durante un tiempo lo es para algunos, aunque para otros sigue pasando desapercibida. Lo divertido de todo esto es que seguimos igual: hoy, ¿cuántos se están planteando abrir un Pinterest y cuántos se arrepienten de haberlo hecho?

Televisión
Hacer zapping es un deporte de riesgo cuando navegas entre cientos (literalmente) de canales. Es demasiado fácil encontrarse con un fragmento que tendrías que haber evitado, sea porque lo estás grabando y no quieres enterarte de nada o porque al ver unos segundos descubres que lo deberías estar haciendo porque te gustaría verlo entero. Se me ocurre que pondrían añadir una funcionalidad extra al mando, podría llamarse «anti spoiler» y te saltaría los canales que no deberías ver. Claro que entonces, puestos a evitar, también podrían ocultarse aquellos que pasamos más rápido de lo habitual porque ya sabemos que no nos gustará nada de lo que den. Sería el botón «burbuja».

Publicidad
Me avisa el bloqueador de anuncios que he llegado a una cifra redonda de bloqueos. Cierro el aviso pensando que es una de esas situaciones que se puede ver en positivo (celebrarlo me demuestra todo lo que he conseguido no ver), pero también en negativo (efectivamente había mucho que evitar y eso no puede ser bueno). Así que una vocecita me dice que está bien y otra que está mal. La primera es la que me permite leer un blog sin anuncios, la segunda la que me obliga a desactivar el bloqueador para hacer lo mismo con un medio digital. Sí, parece que todavía hay clases en lo que a publicidad refiere.

[Contenidos] Una Guía de estilo es (solo) para redactores

Los documentos de referencia no abundan en las empresas, pero hay uno que puede encontrarse con más facilidad: la Guía de estilo.

  • Para los diseñadores, es el lugar en el que ir a buscar el color corporativo que ha de usarse en la web, por ejemplo. Debería llamarse Manual de identidad corporativa y se encarga de lo visual.
  • Para los redactores, es donde encontrar si está permitido el uso de la ironía para escribir posts de opinión, por ejemplo. Se le puede llamar también Manual de estilo y se preocupa de la identidad verbal.

El lugar en el que confluyen estos dos documentos es el libro de marca (brand book), junto con otras referencias para describirla en cualquiera de sus cuatro identidades. Después de la definición, vienen las guías (brand guidelines) o indicaciones de cómo usar la marca correctamente en varios contextos. Sería ideal que todas las marcas tuviesen ese documento maestro, pero nada realista porque lo que suele preocupar más es únicamente la identidad visual.

Podría decirse que los diseñadores hacen logos y «automáticamente» una guía de estilo, bien por ellos. En cambio, los redactores freelance escribimos sin ella la mayoría de las veces y, con suerte, somos capaces de identificar los rasgos principales para no desentonar. ¿Quizá la culpa es nuestra y deberíamos señalar este documento obligatorio en el briefing de redacción?

Una Guía de estilo es para saber cómo escribir: no hay que confudirla con un Manual de identidad corporativa. Compartir en X

En mi experiencia, la Guía de estilo es un recurso que facilita el trabajo de todos, tanto de quien hace el encargo como de quien lo lleva a cabo, sea externo o no, porque así todos saben cómo ha de ser el texto y resulta más sencillo escribirlo bien y ahorrarse revisiones. Por eso la he considerado un pilar del contenido, aunque reconozco que es casi imposible de encontrar en empresas pequeñas. En el último «Estado de los contenidos» correspondiente a 2019, el 35% decía tener una guía de estilo, pero diría que era más visual que verbal (por cierto, un 10% tenía el libro de marca).

Al índice de una guía de estilo, una solo para redactores y no para diseñadores, le he dedicado un capítulo de mi último libro. También en este post tienes algunas ideas.

Los redactores necesitamos una guía de estilo práctica, con ejemplos y sin complicaciones para encontrar respuesta a dudas concretas que surgen mientras enfocamos un texto y lo escribimos. Pueden ser un par de páginas o unas decenas, según el detalle al que se quiera llegar. Yo suelo recomendar empezar por lo más básico e ir añadiéndole profundidad a medida que surgen las diferentes situaciones en las que hace falta su consulta.

Si vas a hacer la tuya, sigue estas recomendaciones:

Media News S24 A20

Cine
Las estrellitas que reciben las películas por parte de los críticos tienen su peso en la promoción y consiguen que alguien se decida (o no) por ver un determinado estreno. Cuando todos dan 5 significa que es una apuesta segura, que gustará a todos. Pero, ¿qué pasa cuando alguien rompe la estadística con menos estrellitas? Aún así, se puede sacar rendimiento de su opinión jugando con el diseño. Lo hicieron con el póster de «Legend» y el resultado da el pego la mar de bien: solo se ven las preciadas estrellitas respaldando la idea de que hay que ver la película sí o sí. Reconozco que aquí sí que la imagen cuenta algo que sería difícil explicar únicamente con el texto.

Televisión
Escribo este párrafo sin haber visto todavía todo el programa de «MasterChef» que se emitió el lunes. Soy parte del porcentaje que lo ve en diferido a lo largo de varios días de la semana. Verlo en directo me resulta largo y hasta aburrido, en cambio viéndolo a trozos consigo digerirlo mejor. Aún así, esta edición me está costando porque hay menos cocina que en las anteriores. Ya se sabe los jueces han de estar por todo porque no hay presentadora oficial como había hace unas temporadas, pero pierden credibilidad cuando critican un plato si antes han estado haciendo tantas preguntas personales. Y este año, tristemente, hay más de lo segundo que de lo primero.

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Hace un tiempo, compartía en mi Facebook la pregunta de si hace falta estar en un espacio común para ser creativo. Tantos meses, encerrados en casa sin poder disfrutar del todo de una conversación que active las neuronas, es normal que la capacidad de generar nuevas ideas quede afectada. En publicidad y en otros trabajos creativos, esto puede generar un conflicto con el cliente. Una solución fácil es cambiar de agencia para, digamos, renovar el aire. La alternativa es darle voz a otro creativo, llámalo usuario, fan y famoso. Es lo que ha hecho Skoda, abrir la puerta para que tres directores grabasen en su casa lo que quisieran con un coche en miniatura. Una versión reducida de lo que planteó Xiaomi.

Internet
Los algoritmos de publicidad son algo curioso: funcionan cuando no te das cuenta, fallan cuando se hacen evidentes. Pongamos que visitas una página de un determinado producto muy demandado hoy en día, automáticamente empiezas a ver ese tipo de producto, una y otra vez, cada vez que entras en esa red social. Por un lado, el anunciante quiere aprovechar el momento y, por el otro, el canal también quiere aprovechar que hay interés por ambas partes. En el centro, tú, hasta arriba de ofertas de algo por lo que simplemente sentías curiosidad y que ahora ya sabes que no te interesa. Tarde o temprano dejarán de salir, pero resulta molesto y deja en mal lugar al canal, además de ser una oportunidad perdida para tu siguiente tema de interés.

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