Media News S29 A23

Cine
Con la huelga de guionistas y actores generando titulares cada día, resulta muy oportuno ver cómo hay quien juega con la IA para rellenar planos horizontales y convertirlos en verticales. A golpe de clic, todo es posible… aunque innecesario. Así no es como se concibieron, ni como el resto del mundo las vieron. ¿Se puede considerar una mejora que justifique el cambio? A mí no me lo parece, igual que tampoco entiendo que se cambien películas del siglo pasado para adaptarlas a los gustos actuales. Hagamos nuevas que nos describan en lugar de modificar el pasado. El arte representa una época, no todas a la vez.

Televisión
Otra más de IA: por FleetStreet me entero de que RTVE ha resucitado a Ernest Hemingway para poner un toque histórico a la retransmisión de los San Fermines. El resultado es bastante curioso (un ejemplo), aunque me genera una cierta inquietud porque «corresponsal en el tiempo» da para mucho. No solo porque me recuerda a cierto Ministerio, también porque abre camino a que otras personalidades reaparezcan para comentar/comparar tiempos pasados con los actuales. ¿Disfraces, maquillaje? No, solo una IA demostrando que puede revivir a cualquier persona si tiene suficientes datos sobre ella.

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Siempre me ha parecido que la publicidad de guerrilla no se lleva en este país. No digo que no haya ejemplos, alguno se puede encontrar, pero la mayoría pasan en otra ciudad. Sí, «pasan» porque no es algo convencional ni tan sencillo como colgar una lona y esperar a que la fotografíen. Dos ejemplos relacionados con el transporte público: 1/ pestañas Maybelline en Londres para metro y bus, lo que implica crear un soporte en la calle y en la parada. Y 2/ por la newsletter de Cristina Juesas llego a este sushi en Moscow que, sea fake o no según algunos comentarios, confirma que el papel lo aguanta todo, pero no la realidad.

Internet
Estos días en que las autorespuestas de fuera de la oficina se coleccionan, me pregunto si el equivalente en redes sociales es el «Estado». ¿Es suficiente con silenciar a alguien en WhatsApp para que piense que estamos de vacaciones o mejor ir poniendo fotos veraniegas para que sepan que no vamos a contestar porque, de repente, con el calor de agosto, somos conscientes de que se puede usar para otra cosa que no sea atender a mensajes de trabajo? Claro que ahí está el «última conexión» que nos delata o el doble check azul que nos deja aún peor porque implica que hemos caído en la tentación… para ignorarla.

Media News S22 A23

Televisión
Desde que empezó la 11ª edición de «MasterChef» me pregunto cómo se les va a ocurrir llenar tanto tiempo con algo que tenga que ver con la cocina. Solo lo consiguen mezclando también temas personales. Pero este año lo que más me sorprende es el desperdicio de comida provocado porque son muchos más aspirantes y porque también han de hacer más pruebas repetidas, como segundas oportunidades en eliminaciones o 3×3 frituras hace unas semanas donde con suerte los 4 jurados se comieron 1/5 parte de todo lo cocinado. No predican siempre con el ejemplo, no.

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Se me había quedado pendiente comentar una de esas joyas que publica Gaingvoid que con un par de palabritas nos recuerda que la influencia viene de nuestro círculo cercano, mientras que los anuncios de las marcas son el recurso cuando no se tiene lo anterior. No es lo mismo, aunque se intente: las marcas quieren acercarse a nosotros, pero llegar a considerarlas influyentes ocurre pocas veces. Vale, muy pocas. Intento pensar en alguna que signifique algo para mí y me sobra una mano. Piénsalo tú también a ver en cuántas marcas confías de verdad de la buena.

Cine
Demasiadas veces me he preguntado si hace falta un remake, secuela, precuela, spin off o cualquier variación de una película original. Nuevas adaptaciones a nuevos públicos, lo llaman. ¿También convertir una peli en serie para explicar qué ha pasado 25 años después? Es lo que van a hacer con «Full Monty», supongo que para quienes se pregunten «qué pasó después de que se desnudasen». ¿En serio se lo pregunta alguien? Yo diría que a pocos porque, como bien recuerda la editora de Joan Wilder: a nadie le importa lo que pasa al día siguiente. ¡Imagínate un cuatro de siglo después!

Internet
Suelo ir a redes para encontrar información de última hora, como información de un evento que se celebra ese mismo día. Por eso me sorprende que haya empresas/instituciones que no tengan presencia en ninguna de ellas. Claro que, todavía es peor, cuando tienen perfiles desactualizados. ¿Te suena tan raro como a mí? Yo me siento como hace bastantes años, cuando se decía que las marcas tenían que tener Facebook (la primera con nombre propio, aunque luego vinieron muchas más) o incluso mucho antes, cuando se tenía que tener web sí o sí. Ni kits ni nada han logrado que se digitalicen.

Media News S20 A23

Televisión
La final de Eurovisión fue el domingo, pero todavía duran los coletazos. La palabra plagio acaba saliendo siempre, aunque yo la veo más por el espectáculo que las canciones. Quizá por eso este año me ha parecido muy flojita. Casi todas las actuaciones se podrían haber hecho en un espacio mucho más reducido, pocas han aprovechado las pantallas (ni el muro trasero ni el suelo), tampoco la iluminación ha destacado ni los movimientos de cámara. Solo un par de veces se ha intentado hacer algo diferente, pero nada espectacular como para recordar. Vale, sí, subirse una escalera, meterse en una caja o conducir un coche, aunque los memes más divertidos se los lleva la ganadora, claro.

Internet
Siempre hay datos interesantes en el «Estudio de redes sociales 2023» de la IAB. Como que Facebook siga la primera en el ranking de conocimiento espontáneo, aunque sea la 2ª más utilizada por detrás de WhatsApp y empatando con Instagram, pero a la vez es la que más usuarios han abandonado y también está entre las que dejan de visitar. En la nube de etiquetas de la percepción de esta red, destaca la palabra «anticuada», aunque también «amigos» y «entretenida». Otro tema es que las redes, en general, se usan sobre todo para informarse (61%) y que el 60% no ve cumplidas sus expectativas con la publicidad.

Cine
Dicen que la improvisación es un arte, pero, cuando consigue integrarse tan bien en la narrativa que no se percibe como tal, es un arte que pasa desapercibido por la audiencia. Lo sabe por supuesto quien lo escribió y alguien del rodaje, pero nadie en la sala de cine (sofá, transporte público o donde se vea la peli). Así que merece la pena recordar de tanto en tanto que alguna de esas frases icónicas que han pasado a la historia del cine salieron de la interpretación de un actor que se metió tanto en el papel que podría hablar y actuar como su personaje. Recuérdalo cuando «te toque» improvisar en una reunión.

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«No trabajes en creatividad» es el llamativo título del libro de Sergio Riquelme. En su fragmento «Soy creativo: más que una profesión, una persona inventada«, deja claro que cualquiera es «creativo», no solo los que llevan esa palabrilla pegada al cargo. Lo que pasa es que los creativos publicitarios «dan por hecho que el que no es «creativo» es incapaz de realizar ese trabajo ni estar a su nivel. Y aquí es a donde yo quería llegar: eso es totalmente falso. (…) Con esto no digo que todos puedan aportar algo útil, pero nuestro ego nos hace obviar sus consejos con demasiada frecuencia.» Y sigue, pero ahí lo dejo.

[Contenidos] ¿Hace falta adaptar las piezas a cada canal?

Hay muchas preguntas alrededor de los contenidos que son abiertas, sin respuesta única. La que planteo hoy sobre si hace falta adaptar las piezas que se publican en cada canal es otra forma de dudar de si lo que se publica en cada canal tiene que ser diferente, aunque sea mínimamente.

La respuesta corta es, con mis datos en la mano, que el esfuerzo de ponerle cariño a cada red social sirve de poco. La respuesta larga de por qué ahora digo esto cuando siempre he defendido que es mejor dedicar un tiempo a que sean al menos un poco diferentes es la base de este post. Eso sí, lee bajo tu responsabilidad porque, como en mi experimento con tuits automáticos, las conclusiones son personales y no tienen por qué ser tuyas.

Empiezo por confesar que las redes sociales me parecen cada vez menos interesantes: demasiados contenidos están clonados (literalmente), son más distribución que otra cosa y se basan en un algoritmo que no acierta o que lo hace demasiado bien haciéndome recelar de mis interacciones previas (y frenar las futuras). Así que les dedico menos tiempo cuanto menos me aportan. Ni Twitter se salva, aunque sigue siendo mi favorita (suerte de las listas).

Ya hace un tiempo que empecé a bajar mi ritmo de publicaciones (llámalo slow content). Un par de números: en lo que llevamos de año, he publicado 55 tuits de media al mes, en 2017 fueron 200; en Facebook van 22 mensuales, 85 en 2017. Pasar de 8 publicaciones diarias a 2 se debe a varios motivos, una mezcla de personales y profesionales, pero últimamente podrían resumirse en desilusión, desinterés, desánimo, desmotivación, desgana…

En general, sí, podría decirse que he terminado quemada, como la rana en el agua hirviendo que son las redes.

Pensando más en la calidad que en la cantidad de las publicaciones, no era muy consciente de ello, pero gracias a un comentario sobre mi newsletter me paré a analizarlo. Hará un par de años (o antes, desde 2020 todo está borroso), empecé a compartir en mis redes los enlaces que envío los lunes, tanto para aprovechar la curación que ya estaba haciendo y alimentar a la bestia como para promocionar el registro. Y, si en mi newsletter he intentado dejar de lado el nivel básico de madurez, supongo que también se ha reflejado en mis redes.

Y así llevo un tiempo: publicando menos contenidos, pero mejores (creo yo). Incluso poniendo por delante de mi propia promo las lecturas recomendadas de otras fuentes. Al contario que mucha otra gente, si hago 1 tuit al día, no creo que siempre deban ir sobre mí… pero algo fallaba y me estaba convenciendo de que era una mala estrategia.

Así que, aprovechando que me tocaba programar unas cuantas actualizaciones, me planteé un experimento para octubre: publicar lo mismo en mis tres redes, sin más. Quería comprobar si variaban en algo mis resultados para tomar una decisión más racional que emocional (como abandonar alguna red). ¿Qué crees que ha pasado?

Un punto positivo es que se han generado varios debates sobre ello (gracias David, Cristina y Andrés por las aportaciones). No me lo esperaba porque mi sensación era de conformidad general, pero reconozco que me ha servido de terapia, como también lo está haciendo este post.

Está claro que hay otras variables (la pieza en sí misma, las interacciones específicas de cada red que no pueden replicarse, etc.), pero te dejo alguna de mis conclusiones (y los datos correspondientes respecto a la media del año):

  • Twitter: ha sido un desastre, el peor mes del año. Todas las métricas en rojo: he publicado un 25% menos y se han reducido un 57% las visitas al perfil, un 20% las impresiones y un 30% las interacciones. Además, he perdido seguidores, cosa que no suele pasar porque se equilibran en positivo los que gano con los que pierdo. Conclusión: publicar poco sale caro, intentaré corregirlo un poquito.
  • Facebook: el segundo mejor mes del año y el que más he publicado (un 66% más que la media). No he sumado seguidores y he tenido un 9% menos de visitas, pero he ganado un 71% más de alcance y un 150% más de interacciones. Toda una sorpresa porque estaba ya pensando en darle la estocada final a esta red. Ahora mi conclusión es que aún hay algo de vida, pero poca, así que seguiré tal cual para no invertir demasiado.
  • LinkedIn: el mejor mes del año, con diferencia. Todo verde que te quiero verde: un 42% de visitas más al perfil, un 133% de impresiones y un 146% más de interacciones, total que he aumentado un 210% el número de seguidores este mes. Conclusión: parece que ha ido bien el cambio, así que intentaré mantener el mismo ritmo porque también he cerrado un par de nuevos clientes por esta vía (¡y mucho más spam!).
  • Blog: según Metricool, he ganado un 10% de páginas vistas y un 38% de nuevos visitantes. No está mal para no ser muy pesada con la promo. Esto es algo que quiero compensar y tirar hacia el 50%-50%, a ver qué tal.

Enfocándome en contestar a la pregunta que da título al post, mi conclusión es que, sin dedicar un minuto a adaptar las piezas a cada canal, he conseguido más que haciéndolo. ¿Tiene sentido entonces invertir más tiempo? No. ¿Merece la pena esforzarse por darle personalidad a cada canal? Tampoco.

Pero, precisamente por lo que he comentado antes, un mes de experimento es poco para confirmar la tendencia, así que seguiré hasta fin de año con este ritmo y ya veré entonces cómo afronto la estrategia de canales para 2023.

Espero que mis conclusiones te ayuden a tomar tus propias decisiones y me encantaría saber tu opinión sobre este tema para tener más puntos de vista.

Media News S41 A22

Cine
El metalenguaje siempre me ha gustado (si no lo sabías, has de leer «Diario de un libro«). Así que «Competencia oficial» estaba en mi lista para ver. Sin destripar nada, no me ha gustado. De la realización no tengo queja, es acertada para lo que quiere contar. La trama, en general, era interesante y no se puede decir que los personajes no cumplen, porque lo hacen y también los actores. Pero encuentro que está todo demasiado troceado, como si fuesen capítulos de una serie, en bloques temáticos. Al guión le falta algo de conexión entre escenas, claro que a veces el cine es así.

Internet
Mientras mi experimento sigue viento en popa, Mando nos recuerda las redes sociales que han desaparecido en los últimos años. Es una lista para reflexionar porque algunas de ellas fueron revolucionarias en su momento… hasta que otras copiaron sus funcionalidades y las llevaron al resto de mortales que no quiere tener una app diferente para cada cosilla que quieran contar. Total, reconozcámoslo, siempre tenemos más predilección por una de ellas y da mucha pereza tener que estar al pie del cañón en todas y cada una de ellas. Eso a las personas, de «la obligación» de las marcas ya hablaré otro día.

Televisión
Empezar un artículo citando el título de la canción que inauguró la MTV es un recurso fácil para anunciar el declive de la televisión tradicional, pero ocurre. Los minutos de consumo bajan y el pronóstico es que nunca volverán a ser como antes. Como muchas otras cosas, la tele ha cambiado su rumbo y ya no es lo que era para algunas franjas de edad (para otras seguirá siendo la estrella). Interesante también el hecho de que haya unos 1500 anunciantes porque, ejem, cuesta recordar más de los que caben en una mano después de cada corte.

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Mantener una casa no es tarea fácil, siempre hay algo que arreglar. Y, quizá sea por mi reciente mudanza, pero me ha hecho mucha gracia este spot en el que unos cavernícolas cuidan de su cueva para convertirla en un hogar. Bueno, hay otro trasfondo en la historia que aprovecha el nombre de la marca, pero dejo que la veas y juzgues tú. A mí me interesa más el apunte de que es extraño ver campañas para varios productos a la vez. Cada uno suele tener sus propios anuncios, lo típico es con diferentes usos, en lugar de uno en conjunto. Visto este, me parece que podría encajar en más de una marca.

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