[Contenidos] Cada content curator es diferente

Quizá sea por la falta de traducción o de profesionalización, pero hacer content curation todavía suena a algo nuevo. No lo es ni mucho menos, aunque lo parece para quienes escuchan por primera vez que eso que hacen tiene nombre. Muchas personas son curators sin saberlo: ni tú porque no lo hacen de forma pública y ni ellas porque no tienen una metodología clara.

Existen muchas formas de hacer content curation, diría que tantas como curators. Más o menos, todos seguimos la misma idea de dar sentido a la realidad, compartiendo solo aquello que creemos es interesante. Pero cada cual tiene su criterio para elegir cómo hacerlo. Por ejemplo, siguiendo las etapas más básicas:

  • Recopilar: ¿qué palabras clave se usan para encontrar contenidos? ¿Y en qué idioma están las fuentes? ¿Qué herramientas se usan y cómo? ¿Con qué frecuencia se hace la búsqueda?
  • Filtrar: ¿qué nivel se tiene sobre el tema? ¿Y la audiencia? ¿Qué filtro hace la herramienta y cuál el curator?
  • Compartir: ¿cuánto se queda en privado? ¿Se añade algún contexto al contarlo? ¿Se da a conocer internamente? Si es en público, ¿en qué canal?

Son muchas cuestiones las que definen una estrategia de content curation y varias despiertan más dudas. Entonces, ¿se puede hacer content curation sin herramientas? Difícil. ¿Y si no filtro nada se puede seguir considerando curation? Sí, porque la agregación es un tipo de curación. Pero, ¿sigue siendo curation si no lo comparto con nadie? Pues sí, porque lo más seguro es que, aunque empiece como algo que haces para ti, ese conocimiento se refleje externamente tarde o temprano.

Todas las respuestas afectan al resultado y son decisiones de quien hace la curación. Por eso, como audiencia, decidimos seguir un perfil u otro, porque todos somos diferentes y la mezcla que nos aporta valor es tan única como el curator que la prepara.

[Contenidos] Impacto de la IA en la content curation

La inteligencia artificial está impactando en el mundo digital de forma tan rápida que a este paso lo acabaremos llamando también artificial. Hay datos que apuntan ese camino: ya solo el 12% está hecho por humanos y el 70% usa la IA para hacer borradores a diario o y semanalmente. Dentro de los niveles de madurez de la curación de contenidos, la IA también estaba presente, aunque los algoritmos han avanzado más deprisa que las empresas en abrazar las piezas de terceros.

Robin Good es de los que piensan que el componente humano es indispensable para hacer curation porque es su filtro el que aporta valor y merece seguirse. Ha enviado una newsletter sobre el impacto de la inteligencia artificial en la curación de contenidos con pros y contras (aclarando, cómo no, que evoluciona rápido, así que puede cambiar pronto).

Beneficios de la IA en la curación de contenidos

En resumen, la inteligencia artificial es una ayuda para la content curation al:

  • Descubrir: es mucho más fácil encontrar contenido relevante, sobre todo si se entrena al algoritmo.
  • Identificar tendencias, patrones y similitudes que costarían de ver sin un análisis ágil de datos.
  • Organizar las ideas y recursos de forma eficiente para destacar por encima del contenido mediocre.
  • Criticar y sugerir mejoras, además de profundizar en una idea para no quedarse en la superficie.
  • Encontrar fuentes y expertos relevantes que sirven de buen punto de partida.
  • Resumir, sintetizar e ilustrar cuando pieza de contenido, además de traducir y corregir.

Desventajas de la IA para hacer content curation

En resumen, la inteligencia artificial tiene algunos problemas con los contenidos, en general diría yo, porque:

  • No tiene ideas originales, repite lo que otros han dicho, sin abrazar la serendipia como hacemos los humanos.
  • No tiene experiencia real como sí tienen las personas que han vivido lo que han escrito, por mucho que la reformule.
  • No percibe emociones, ironías ni sarcasmos, no tiene empatía ni intuición.
  • No tiene un estilo propio y voz única, ni naturalidad, ni personalidad… o tiene varias, lo que es casi peor.
  • No diferencia información sesgada o inexacta, ni matices de contexto.
  • No se responsabiliza de sus decisiones, no tiene ética ni conciencia.

Todo esto hace que la comprensión del texto no sea tan veraz como podría parecer, haciendo que el contenido resultante no tenga suficiente calidad. Aun así, considerando los pros, la IA puede ser una ayuda también para hacer content curación siempre y cuando luego se le añada el componente humano.

[Contenidos] El precio de hacer content curation

Estoy actualizando unos materiales para un curso de content curation y el apartado de herramientas siempre es la peor parte. Todavía hay quien se queja de que estén en inglés, pero el mayor problema es el precio: casi no quedan gratuitas. Es posible aprovechar versiones de prueba durante las clases, pero algunas limitan las funcionalidades hasta el punto de que cuesta comprobar si merecen la inversión para bolsillos que no siempre son corporativos.

Creo que el problema de esta situación a la que hemos llegado (y que no existía cuando todo era más abierto) es la difusa línea que separa los usos que los diferentes perfiles dan a la curación de contenidos. Algunos podrían ser:

  • Una empresa que quiere añadir contenido de terceros a su plan de contenidos.
  • Un profesional que hace content curation para estar al día de lo que ocurre en su sector.
  • Un redactor, escritor, blogger, periodista o similar que se documenta para escribir una pieza.
  • Una persona a la que le interesan las novedades de su hobby favorito.
  • Un docente que imparte formación o da una charla sobre un tema de actualidad.

Todos necesitan las mismas herramientas de curation para filtrar lo que encuentran, aunque las de distribuir los resultados sean diferentes. Y fíjate que mezclar corporativo, profesional y personal es muy fácil, sobre todo entre autónomos. Además, cualquiera con un perfil en una red social acaba teniendo que elegir a quién (personas o empresas) y qué (hashtags) seguir.

El resultado es que se entremezcla todo a la hora de configurar herramientas y no siempre se puede poner orden o clasificar. Por ejemplo: las listas de Twitter es una de las pocas funcionalidades que no han copiado otras redes, lástima, porque es la única con la que organizarse un poco; Pinterest sí tiene tableros para publicar, pero no para seguir; Feedly permite crear carpetas, aunque sean pocas en la versión gratuita; y Pocket usa etiquetas para agrupar los elementos guardados.

¿Qué pasa si quieres tener toda tu curación (la personal y profesional) en sola una cuenta? ¿Y si necesitas buscar contenidos de varias temáticas? ¿O publicar tus hallazgos en diferentes perfiles? Que has de pagar porque estás mezclando tu vida personal y la profesional y eso las herramientas lo consideran «uso avanzando» por el que está justificado pagar, cuando en realidad puede ser simplemente que seas alguien con mucha curiosidad.

La pregunta entonces es: ¿merece la pena pagar? La mayoría de las veces mis alumnos llegan a la conclusión de que no. Cada cual sabe su presupuesto y su situación personal/profesional, así que es un debate que no tiene un claro final. Como cualquier otra herramienta, yo diría que sí sale a cuenta, si vas a aprovechar la mayoría de sus funcionalidades, porque hacer content curation tiene muchos beneficios que puedas considerar como retorno de la inversión. Claro que mejor quédate con las opciones gratuitas si lo ves como algo secundario a lo que no vas a dedicar mucho tiempo.

La cuestión está en si la curación está incluida en la estrategia de contenidos o solo es algo con lo que solo matas el tiempo. Plantéatelo así:

  • ¿Dedicas recursos también a la creación de piezas propias? Si en la empresa ya se tiene claro que los contenidos deben contar con una partida presupuestaria, tienes mucho ganado y será fácil justificar el coste de la herramienta de curation.
  • ¿Quieres que tu hobby termine siendo tu trabajo? Empieza ya actuando como una empresa y toma consciencia de que has de invertir en los contenidos, aunque sea un poco ahora y después otro poco más.

Quizá la curación de contenidos se va profesionalizando y van quedando solo las herramientas de pago. Quizá vamos hacia una Red donde no hay nada gratuito. Quizá algún día la IA lo hará todo y este post será una reliquia del pasado. ¡Veremos!

[Contenidos] Hacer content curation no tiene fin

«Cuando haces content curation ya no hay stop» era el título alternativo al post, pero me pudo la nostalgia del Cinexin.

El recurso más preciado es el tiempo y para hacer curación de contenidos hace falta bastante: casi todo el que invierte el curator es el que se ahorra su audiencia, por eso es tan importante su labor. Hay que reservar unas horillas a la semana para hacerlo bien y saber que será así durante meses, años, quizá para siempre, porque es un proceso que no tiene fin.

En marketing, el tiempo se mide en campañas, con fecha de puesta en marcha y de fin. Incluso el momento en el que empiezas a pensar en una estrategia no siempre marca el principio de su ejecución, pero aunque la fecha de inicio puede variar, lo normal es poner alguna en que se revisen los resultados para tomar decisiones. Llámalo trimestre o año, pero acaba en algún momento.

¿Y con los contenidos? Poniéndonos en lo peor, se puede parar en seco, es decir, dejar de publicar de un día para otro para replanteárselo todo (hasta puede coincidir con el momento es que cambias de proveedor). Pero, ¿se puede hacer lo mismo cuando se trata de content curation? ¿Es posible dejarlo tan fácilmente? Me cuesta creer que sí porque el flujo de información no se detiene, los medios no duermen. Es constante, no hay stop.

Cuando se hace content curation, no se puede decir que estarás un mes y luego lo dejarás. Como mucho, podrías decir que eso es documentarte y seguro que le vendrá muy bien a tu investigación, artículo o lo que sea que quieras hacer, pero nada más. Ni siquiera en esos días tendrás tiempo de comprobar si es lo tuyo o mejor lo dejas porque no puedes ser constante.

Crear la estrategia de content curation lleva un tiempo, como todas, pero hace falta más para ponerla en marcha y que funcione: tiempo para probar herramientas, configurarlas y sacarles rendimiento; para encontrar tu método, táctica y rutina; para optimizar, ajustar y comunicar como tú quieras; para aprender, analizar y continuar aprendiendo de tu tema y de tu audiencia. Como en cualquier otra forma de contenido, no se puede tener prisa. Requiere su tiempo porque funciona a largo plazo, pero cada día has de hacer un poquito para que tenga sentido.

Existen retiros de todo tipo y su propio nombre señala que vas a estar lejos de la tentación de mirar el móvil más de la cuenta. Entonces sí, no existe la posibilidad de hacer curación de contenidos (porque te estás curando de otro exceso). Pero, en general, nos pasamos el día consumiendo contenido y la tarea del curator es filtrarlo, encontrar ese artículo relacionado con algo que hace semanas compartió y que ahora le permite tener una visión más amplia. Por eso, engancha, porque no tiene fin.

Hacer #contentcuration es un proceso que no tiene fin que funciona a largo plazo. Share on X

[Contenidos] 10 preguntas para hacerte antes de compartir un enlace

Se dedica más tiempo a pensar y preparar el contenido propio que el de terceros. Por eso se supone que hacer content curation requiere menos esfuerzo. La realidad es que implica otras tareas, así que aunque menos, también se acaba invirtiendo varias horas si se quiere hacer bien o, en otras palabras, con criterio.

Hay muchos motivos para decidir que una pieza merece ser compartida entre tu comunidad. Josh Spector propone 10 preguntas para las newsletters curadas, aunque pueden aplicarse a redes u otros canales:

  1. ¿Ayudará a mi audiencia a que hagan algo después de leerlo? Otra manera de decir que ha de ser útil, solucionar un problema, responder a una duda… muy relacionada con la siguiente.
  2. ¿Es valioso (cuando pueden hacer algo con esta información) o solo interesante? Yo creo que el saber por saber también aporta, pero está claro que depende del objetivo de la estrategia de content curation.
  3. ¿Lo compartirías con alguien si no tuvieses una newsletter? Pues aquí estoy yo trayendo su tuit de mi newsletter (la 666) a mi blog, así que cumple el requisito perfectamente.
  4. ¿Lo has leído? Básico, pero sí, hay quien no lee lo que comparte y se deja llevar solo por el título.
  5. ¿Cumple la promesa del titular? No solo por el punto anterior, también porque quizá es lo que se verá en la miniatura al compartir o al hacer clic, así que el suscriptor no puede sentir que le engañas (sí, aunque el enlace no sea tuyo, ha llegado por tu recomendación).
  6. ¿Ya lo han compartido otras newsletters? Puede aplicarse a cualquier canal y es una pregunta complicada de responder. Por un lado, quizá sea muy conocida y no merezca la pena seguir dándole más importancia, pero, por el otro, quizá no comentarlo te haría quedar mal, como lejos de la actualidad o tendencia.
  7. ¿Alguien lo encontraría tan valioso que querría abrir tu siguiente envío? También se puede pensar en lo opuesto: ¿sería tan poco valioso que le haría a alguien darse de baja (o de seguirte)?
  8. ¿Lograría que la gente respondiese a tu newsletter? Buena pregunta, ampliable a reenviar o compartir. Yo me he dado cuenta de que pocas personas contestan solo por una recomendación, es más bien por la suma de varias en el mismo envío que se animan a contarme que les ha gustado lo que han recibido ese día.
  9. ¿Coincide con una transformación específica que quieres que hagan tus lectores? Curiosa cuestión, muy acorde con la idea de que hacer content curation no es solo para ti, también para tu audiencia.
  10. ¿Lo compartirás aunque salga mal parado en el resto de preguntas? Básicamente, puedes hacer lo que quieras. Estas preguntas son para ayudarte si tienes dudas, pero es tu canal y tu audiencia, por tanto, tu decisión.

Compartir un enlace, tal cual, sin añadir siquiera un texto propio, estaría en el nivel más bajo de madurez de la curación de contenidos, donde menos aportación hay. Hace falta dedicar un par de segundos extras para dar un pasito (o medio) para ir al siguiente nivel y pasar así de la cantidad a la calidad. Y, para eso, hay que tener un criterio.

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