Media News S09 A20

Televisión
Los datos nos devuelven a la realidad y evitan que creamos que somos el centro de todo el universo conocido. ¡Están ahí para aprovecharlos! ¿Por qué entonces los programadores de la televisión generalista ignoran que la franja horaria en que más tele por streaming (OTT) se consume es de 21-23h? ¿No deberían convertir esas horas en su prime time en lugar de eternizarlo hasta las tantas? ¿Por qué ignoran también que las series no deberían superar los 60 minutos? Será que se fían del audímetro y no tanto de encuestas sobre ¿su competencia? Claro que los datos también sirven para la audiencia, para saber si estamos en la media o somos los raritos que ven documentales de La2.

Internet
Sigo con los datos, pero los abiertos. Cada poco veo algún vídeo creado con esa información, casi todo evoluciones históricas. Por eso me parece interesante la propuesta de Verba: puedes buscar una palabra o expresión en los informativos de TVE y así saber cuántas veces se ha mencionado. Como si fuese Google Trends, pero basado en cobertura informativa y noticias en lugar de búsquedas. Quizá algún día habrá la posibilidad de buscar en los subtítulos de todos los formatos, también en series y películas. Es un futuro que me gustaría, aunque me cuesta de imaginar cuando no soy capaz de encontrar en mi propio historial dónde leí una noticia. ¿Sería en el móvil, en el navegador o en cualquiera de los navegadores que incorporan las apps para que no salgamos de sus redes?

Publicidad
La rapidez se premia y eso hace que todo vaya deprisa, muy deprisa (con las consecuencias que eso conlleva). Una respuesta rápida es de gran ayuda en diferentes situaciones, también en publicidad. Hace unos días, todos estábamos viendo un time lapse de una hamburguesa cubriéndose de moho para demostrar que no tenía conservantes. Los hubo que contestaron rápidamente en las redes sociales y los que crearon campañas con un par de días de ¿retraso? Si alguien está esperando a hacer algo, ya va tarde. No se puede esperar tanto. Un año después, como ha hecho la ONCE, es extraño: ¿por qué esperar tanto para reunir a los protagonistas de una película para una campaña, aunque sea una pequeña serie de vídeos?

Cine
Dirigir un remake de tu propia película no está a la altura de interpretarte a ti mismo en una película sobre tu vida como le pasa a Nicolas Cage, pero tampoco debe ser fácil. Lo hizo Zoltan Korda en 1955 con «Tempestad en el Nilo«: es un remake de «Las cuatro plumas» de 1939. Es una de mis películas favoritas así que fue fácil darme cuenta de que incluye algún metraje de la «original». Supongo que «el robo» es lógico porque prácticamente la calcaron con la excusa de hacerla en cinemascope. Claro que compartiendo director y guión, ¿qué otra cosa se podía hacer? La versión más reciente, la de 2002 y que finalmente me atreví a ver, es muy diferente y quizá por eso no la encuentro a la altura y ya no me fío de la del 78.

[Contenidos] Qué se puede aprender de Andrew Craig en «El premio»

Nueva entrega de mi serie de artículos sobre personajes de películas que son escritores. En esta ocasión reviso una de 1963 con Paul Newman en el papel principal: «El premio«. Está dirigida por Mark Robson y el guión es de Ernest Lehman, basado en la novela de Irvin Wallace. Lo apunto porque sorprendentemente es una película muy hitchcockiana, quizá demasiado. Como siempre, lee bajo tu responsabilidad porque el post está lleno de spoilers.

¿Qué se puede aprender de Andrew Craig (Paul Newman) en "El premio"? Compartir en X

«El premio» cuenta las ajetreadas horas que Andrew Craig pasa en Estocolmo cuando va a recoger su Nobel de literatura, desde que aterriza hasta que se lo entregan. Por el camino se encuentra con una trama que bien podría ser de James Bond (la novela «Operación Trueno» es del 61 y la de «El premio» del 62). Él mismo la explica en una rueda de prensa que no tiene desperdicio y que puedes ver en YouTube. Sí, explica de qué va la película a los pocos minutos de empezar (aunque nadie le toma en serio ni lo harán hasta casi el final), incluso se atreve a decir a los chicos de la prensa que «no le copien la idea que la puede necesitar más adelante». Me suena eso de no querer contar a nadie de qué se está escribiendo, pero a la larga queremos todo lo contrario y, de hecho, es casi lo primero que dice a los periodistas al bajar del avión: «¿dónde estaban cuando les necesitaba?».

Dejando de lado la conspiración que destapa y centrándonos en su faceta de escritor, el de Newman es todo un personaje. Hace unas declaraciones muy duras, incluyendo que quería rechazar el Nobel hasta que se enteró de que era un premio remunerado y se lo repensó porque «no es moco de pavo». Más adelante dejará entrever que no cree merecerlo, aunque no llega a decirlo tan claramente. La realidad es que se dan pocos premios a los escritores, así que cualquiera debería ser bienvenido y agradecido, aunque no venga acompañado de un cheque.

Andrew ha publicado seis novelas (como «Los muros de Kroiden» y «El estado imperfecto») y se suponía que los últimos seis años había estado escribiendo «Regreso a Cartago». De las primeras dice que «no vendió las suficientes como para que el público se enterase» de que eran buenas. Y afirma que la última no existe, que se la inventó «para ocultar el hecho de que ya no tiene imaginación». Para redondear la declaración, reconoce que bebe porque «está irritado consigo mismo por no interesar a los lectores«. No se me ocurre nada más humillante para un escritor que tener que reconocer su fracaso delante de todo el mundo. Hay que ser muy valiente y por eso me ha inspirado a hacer este post.

Un escritor no puede dejar de escribir, casi da un poco igual el tema mientras pueda seguir tecleando. Así que nos enteramos de que durante estos años ha sobrevivido publicando novelas policíacas, bajo un pseudónimo que, dice, no quiere dar a conocer por si los del Nobel deciden retirárselo y con él los 50.000$ de premio. Craig asegura que tiene «olfato para husmear en los misterios de la vida y encontrar temas tortuosos» en lo que observa y, tras mirar a los otros protagonistas de la historia, lo demuestra revelando la trama al inicio de la película.

Recibe el premio en la última escena. Allí dicen dárselo por «su apoyo a ideales humanitarios, su inagotable curiosidad, su constante búsqueda de la verdad, su espíritu insobornable y su audaz imaginación que parece no conocer límites» (sí, esa que él cree no tener ya). Aunque firmase con pseudónimo, se diría que le dan el Nobel por su faceta policíaca, la que demuestra durante toda la película persiguiendo la confirmación de sus sospechas. Sus novelas parece que caerán en el olvido.

No se le ve escribir ni una línea en ningún momento, pero sería divertido estar frente a una novela escrita por el propio Craig firmada bajo el pseudónimo de Wallace. Eso, claro está, sería en el hipotético caso de que el guión reflejase fielmente la novela.

Media News S08 A20

Cine
Cada día vemos llegar un coche, autobús, metro o tren. No le damos importancia. Pero la primera vez que se vio en un cine fue histórico. Gente huyendo de la sala por miedo a ser atropellados, ¡imagínate! Hoy es más fácil que el cine nos sorprenda con algo basado en la tecnología digital que con la cotidianeidad. Ahí están los deepfakes para demostrarlo. Afortunadamente, también hay quien recuerda la historia del cine y la modifica, no para ver una escena con actores alternativos y echarse unas risas, si no para redescubrir la magia de los inicios del cine. Ver «La llegada de un tren a la estación» como si se hubiese filmado esta semana me hace confiar en un uso más inteligente de la tecnología.

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Sigo con los recuerdos de tiempos publicitarios mejores gracias al spot de Opel Astra. Si es imprescindible conocer a los Lumière en el cine, también lo es para los anuncios de Coca-cola y Pepsi. Diría que es cultura popular, pero solo para algunas franjas de edad. Demostración: ¿sabes cuál es «la hora Coca-cola light»? Si es la primera vez que oyes esta expresión, te has perdido un anuncio que hizo historia, diría yo. Si has sonreído al menos un poco, es que te acuerdas de que la camiseta sobra para el descanso de las 11.30h. Hoy las cosas han cambiado y en lugar del obrero tenemos un coche. Un cambio incomparable, pero divertido, que me hace pensar en lo poco se divulga la historia de la publicidad.

Televisión
Esta semana la nostalgia viene por el programa especial del 30 aniversario de Antena 3. Algunos recuerdos son claros, otros no tanto. Todos son más o menos conocidos, pero no es la misma sensación si no veía tal o cual programa o serie. Trato de imaginarme un «Viaje al centro de la tele» o un «Cachitos» de su archivo y me cuesta mucho, supongo que porque no llega a la mitad de años que TVE. Aprovechando que COSMO también va a celebrar su 20 aniversario, me pregunto: ¿cómo deben ver los más jóvenes esas primeras emisiones? No puede ser lo mismo que para los que las vimos en directo así que no quiero imaginar cómo serán las celebraciones de 50 años considerando que la edad de jubilación haya llegado a los responsables de esos programas.

Internet
Lo bueno que tiene la Red es que permite a cualquiera tener un espacio, algo propio. Empieza siendo pequeño, va creciendo y acaba complicándose. Ahí empiezan los problemas porque simplificar es cada vez más difícil, aunque necesario, casi obligado. Revisando algunas herramientas para hacer microsites, me pregunto por qué hemos tenido que liarlo tanto. ¿Un blog sigue siendo blog después de añadirle mil y un plugins para ampliar sus funcionalidades? ¿Una web necesita otros tantos para, curiosamente, hacerla sencilla de administrar? ¿Por qué añadimos más para mejorar su rendimiento en lugar de quitar los que lo complican? Antes todo era sencillo, ahora nada lo es.

[Contenidos] Marketing de contenidos según tu modelo de negocio

Hacer marketing de contenidos no es crear una pieza comercial, nada más lejos de la realidad aunque la traducción de content marketing pueda insinuarlo. Para incluir el marketing de contenidos en tu estrategia, has de ofrecer a tu audiencia el contenido que le hará conectar contigo. Esto será más posible que ocurra si publicas contenido útil para ellos y no una oferta para vender más.

Todas las empresas pueden hacer marketing de contenidos, pero unas están más predispuestas que otras. Superando el debate sobre los recursos (humanos y económicos) asociados al tamaño, vamos a repasar los modelos de negocio más comunes y una propuesta para sus contenidos.

Marketing de contenidos para B2C

Es el que todo el mundo reconoce cuando se define el marketing de contenidos. No siempre es tan sencillo como se le presupone, pero sí es el más común y fácil de reconocer como tal. El motivo es que los negocios B2C suelen buscar mayor exposición (la visibilidad y el reconocimiento de la marca es uno de sus objetivos principales) y crear un flujo de piezas les resulta más sencillo, aunque les puede costar no hablar de ellos mismos.

Para hacer marketing de contenidos en un negocio enfocado a cliente final, sea venta de productos o servicios, hay que identificar sus necesidades y crear contenidos que las cubran: consejos, trucos y recomendaciones relacionados con la temática elegida (aquella que se tiene en común con la audiencia), no sobre la marca.

El lugar perfecto para hacer marketing de contenidos es el blog, aunque puede hacerse en cualquier red social (aunque Instagram sea más egocéntrica, también para las marcas) y con cualquier otro formato que no sea un artículo (infografías, vídeo tutoriales). Por ejemplo: una tienda online de productos cosméticos naturales puede hacer un post para explicar cómo elegir el estilo de maquillaje según la forma del rostro.

Marketing de contenidos para B2B

Funciona desde los orígenes del marketing de contenidos, pero se sigue viendo como más complicado que el B2C. La excusa de quienes lo ven así es que en negocios B2B la buyer persona no es tan sencilla de identificar.

Para hacer marketing de contenidos en un negocio enfocado a la venta de productos o servicios a otra empresa, hay que pensar igualmente en quién decide la compra. Así podremos crear contenido para ayudar a esta persona y ganarnos su confianza para que nos elija entre otros proveedores. La fase de consideración suele tener más peso que en productos de gran consumo así que el tipo de contenidos (formato y canales) también es diferente que cuando se busca únicamente visibilidad.

LinkedIn es el primer lugar en el que se piensa al hablar de marketing de contenidos para empresas B2B, lo cual refuerza la idea del párrafo anterior porque allí la relación es entre personas: empleados hablando entre sí y no empresas hablando con empresas. El formato que encaja muy bien en estos negocios es el webinar para recoger leads. Por ejemplo: una empresa de software de contabilidad puede organizar una charla sobre renting de ordenadores.

Marketing de contenidos para B2B2C

Tanto si entendemos este modelo como aquella empresa que vende indistintamente a otras empresas y a clientes finales o bien como una empresa que sirve de punto de encuentro entre otras empresas y sus clientes finales, la dificultad está en decidir para quién crear el marketing de contenidos: ¿para atraer a empresas o para atraer a los usuarios finales? Es una decisión de negocio que afecta a toda la estrategia, no solo a los contenidos.

La teoría dice que si hay dos personas, hay que multiplicar por dos el esfuerzo, es decir, deberían crearse el doble de contenidos porque los dos públicos necesitan piezas diferentes: uno prefiere información del sector y el otro algo más educativo. Pero eso duele al bolsillo y repercute en los recursos, así que se dirige más esfuerzo al cliente final aunque, siendo realistas, estamos frente un bucle: se necesita un cierto volumen de ambos para que cualquiera vean la propuesta como atractiva.

El mejor resultado se consigue cuando se reparten los canales para cada audiencia: para las empresas encaja bien el correo electrónico mientras que para los usuarios finales las redes sociales siguen siendo buenos canales. Por ejemplo: un marketplace que pone en contacto tatuadores y clientes enviaría una newsletter con noticias sobre materiales que se usan en el estudio y publicaría imágenes en las redes sociales de tatuajes según la personalidad.

Marketing de contenidos para C2C

En este modelo, las personas usan a las empresas como herramientas para conectarse con otras personas. Así que, una vez más, las personas son el centro de toda la estrategia porque la empresa interviene más bien poco ya que solo les ofrece la plataforma. Aunque suena filantrópico, detrás puede haber pagos por ambas partes para ampliar funcionalidades o comisiones de venta (opción más relacionada con C2B).

Hacer marketing de contenidos en un negocio C2C, en un principio, se parece al B2B2C porque la empresa tiene dos tipos de clientes final: aquel que quiere vender (equivalente a empresa) y el que quiere comprar (usuario). Aún así es probable que, tarde o temprano, ambos perfiles se entremezclen y terminen siendo la misma persona (el comprador también quiera vender o el vendedor comprar). Entonces, la solución se parecería más a la de un contenido tipo B2C.

Las redes sociales aparecen otra vez como las salvadoras para dirigirse al usuario final, el blog se puede enfocar a algo más general para concienciar sobre el sector que sirva a ambos perfiles y la newsletter se centraría en los vendedores. Por ejemplo: una plataforma en la que intercambiar productos podría crear piezas sobre economía circular que podrían interesar a ambos perfiles.

Marketing de contenidos para cualquier modelo de negocio

Hay otros modelos de negocio, por ejemplo los que incluyen a instituciones (B2G, G2C) o los que consideran clientes a los empleados (B2E). Igual que acabamos de ver, cada uno tiene sus características, pero la base para hacer marketing de contenidos es la misma: averiguar qué contenido quiere la audiencia y dárselo en el mejor formato posible. Solo has de atreverte a encontrar el enfoque.

Para animar a los indecisos, he vuelto a editar mi libro «Marketing de contenidos» (disponible solo en Amazon).

Media News S07 A20

Cine
Empiezo este monográfico sobre los Oscars con lo evidente: no he visto ni la mitad de las películas nominadas, así que poco puedo decir sobre si los premios han sido merecidos o no. Algunos eran bastante claros, pero me sumo a la sorpresa de muchos por el doblete a mejor película de «Parásitos». Eso de que la nominación es un premio lo dicen los perdedores, especialmente los que saben que no van a ganar (yo incluida). Por ahí debían ir los hilos de pensamiento de muchos esa noche, también en la cabeza de Bong Joon-ho. Este tipo de sorpresas conlleva ser recordado estos días por el premio, pero durante muchos más años y décadas por la parte histórica: sí, ya es historia del cine, al menos de sus premios más importantes.

Televisión
Si no quieres pagar, ver la gala es misión imposible. Hay montones de periodistas haciendo seguimiento por escrito y al día siguiente puedes ver hasta la saciedad las mismas imágenes en los informativos. Pero lo mejor viene después, cuando tienes que reconstruir en tu mente lo que pasó uniendo los montones de pedacitos que se distribuyen online. Un discurso por aquí, unas fotos por allá y acabas llevándote un buen resumen, si buceas online porque en la tele deja de ser noticia muy rápidamente (menos para los programas de cine que ¿aún quedan?). Es un esfuerzo que compensa cuando ves qué decidieron mostrar los canales y qué no llegaron ni a mencionar (los derechos de las imágenes son otro asunto).

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Millones de personas viendo imágenes de los Oscars, es de esperar que alguna marca les saque rendimiento más allá de los patrocinadores oficiales, incluyendo los de las fiestas posteriores. Los diseñadores de moda y joyas son los más comentados, tanto por sus aciertos como por las propuestas menos aceptadas. En la cena de entrega de los Globos de Oro, pueden verse diferentes marcas en todas las mesas. En los Oscars parece que no hay ese tipo de interés. Por eso me ha encantado ver a Converse en esta foto, tanto más compartida que el vídeo del discurso de Joaquin Phoenix. También premio para Monty’s Good Burger y eso que, aunque su hamburguesa vegana está en la foto, no se les menciona tanto.

Internet
Las redes son una fuente inagotable de información sobre la gala. Quienes la vivieron en primera persona tienen contenidos para toda semana, por no decir todo el mes. Los que simplemente cotilleamos a kilómetros de distancia nos conformamos con cualquier imagen o comentario que se haga. Un ejemplo es el de Russell Crowe recordando su época de gladiador para felicitar a «su» emperador. ¿Es eso noticia? Bueno, podría considerarse que cualquier actualización social se convierte automáticamente en declaración, aunque cuando todos lo están haciendo deja de ser noticiable, ¿no? Otro ejemplo (fuera de los Oscars para cerrar el post) es que el helecho del amor vuelve a estar de moda, aunque esta vez sí es por una noticia.

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