[Contenidos] Cuando hay desorden, los contenidos no se valoran

La temporada de postgrados y másteres ya ha terminado y tengo mi LinkedIn lleno de alumnos contentos por haber presentado sus proyectos. No hay duda de que esta última convocatoria ha sido complicada, por eso quiero aprovechar que la formación ha cambiado (aún no está claro si irremediablemente) para reflexionar, no sobre qué he aprendido como profe, más bien sobre la sensación de que tanto alumnos como empleados tienen el mismo problema para no valorar suficiente a los contenidos.

Quizá debería empezar por lo evidente: cada alumno tiene motivaciones diferentes (sea por continuar sus estudios o por estar en una empresa). La mayoría de mis clases suelen estar dentro de un programa de marketing que, se supone, les forma para hacer planes de marketing. Claro que, cuando tocan mis sesiones, pocos tienen claro qué especialidad prefieren así que mi objetivo es que acaben valorando cuánto pueden ayudarles los buenos contenidos, sea cual sea su decisión final.

Mientras se perfilan sus intereses, las preguntas que me hacen dejan claro en qué punto se encuentran: casi todas son generales, de quienes aún no entienden por qué tienen sesiones sobre contenidos; hay muy pocas que sean concretas y las hacen los que ya se han dado cuenta que tiene sentido porque ya lo han comprobado en su empresa (aunque sea en prácticas). Y aún son muchas menos las que tienen respuestas que se venderían caras, las hacen los alumnos que se apuntan tratando de ahorrarse contratar a un especialista. Son los menos porque la mayoría quieren saber un poco de todo como si eso fuese a ayudarles a encontrar trabajo o a mantenerlo.

En general, casi todos los alumnos buscan referentes, alguien que les pueda indicar qué ejemplos (copiar), nuevas técnicas para probar (léase copiar), qué tendencias parecen funcionar (para copiar, sí), en definitiva, qué se cuece en este mundillo (y pueden copiar). Así, supongo, se sienten preparados para cuando terminen la formación (si eso puede pasar). Podemos ser los propios profes quienes les sirvamos de guía, pero me he dado cuenta por lo que comentan y recomiendan en sus redes que siempre siguen a los medios más conocidos (ya sabes cuáles son), lo que de nuevo me lleva a la ausencia de especialización.

Es fácil ver que muchas clases funcionan como un departamento mal organizado: se hacen trabajos en grupo, pero cada alumno se centra en lo que sabe más y no se preocupa del resto (por eso fallan la mayoría de ejercicios). Quizá sea porque la única presión que tienen se queda en el papel (tareas, TFM) y no afecta a los resultados económicos de una empresa como sí haría en el mundo laboral.

Cuando hago formación en una empresa, ocurre lo mismo porque se pasan la pelota entre «responsables» y tarde o temprano acabamos haciendo lo que yo llamo «terapia»: un debate, casi confidencia, sobre las dificultades internas de su departamento, jerarquías, recursos, etc. Y lo mismo ocurre en un máster cuando se me quejan de algún profe previo o incluso de la propia escuela.

Entonces, visto en perspectiva ahora que termina el curso escolar, ¿cómo voy a convencerles de que los contenidos merecen la pena si aún no saben cuál será su lugar en el mercado laboral? ¿Cómo les digo que tal o cual tarea va con el cargo si muchas veces se lo han encasquetado sin preguntar antes? Por eso mi conclusión es que hay poca diferencia entre formar a estudiantes en busca de un trabajo y a aquellos que ya lo tienen: los contenidos son secundarios cuando algo falla en la organización.

No sirve de nada formar a los empleados si no son los perfiles adecuados, tampoco incluir unas sesiones sobre contenidos cuando los alumnos solo están preocupados por una nota en el expediente. Son oportunidades desaprovechadas, aunque sin duda suponen un reto e intento superarlo porque los de contenidos somos buenas gentes.

[Contenidos] ¿Por qué defiendo el buen uso de los contenidos en las empresas?

Esta fue una de las preguntas que me hizo Mila para el programa «Todo irá bien» de Plaza Radio el pasado sábado: ¿por qué creo tanto en los contenidos para las empresas? Mi respuesta: porque sirven para expresarnos, explicar lo que pensamos y cómo nos sentimos, seamos marcas personales o corporativas.

Defiendo el buen uso de los contenidos en las empresas para que no se limiten a verlos como herramientas para vender o persuadir (spot, banner, web). Si lo vemos como una conversación real entre iguales, las empresas necesitan contenido para comunicarse con la audiencia. Por eso, el contenido ha de planificarse si queremos que aporte valor a la conversación y no sea una improvisación porque entonces se puede tender a lo fácil, léase al egocentrismo (vender).

Otro motivo para confiar en el contenido y en concreto en el marketing de contenidos es que inspira a las personas, crea experiencias para la audiencia y además funciona: tiene incidencia en la experiencia del cliente, en la reputación de la empresa, en su marca empleadora… y sí, en los ingresos. Puede costar de arrancar, pero es rentable.

Además, también hay que decirlo: los que trabajamos en contenidos somos buena gente, nos llevamos bien con los que nos rodean (siempre que respeten nuestro espacio y nuestra aportación) y dejamos una buena huella allí por donde pasamos, sea en el departamento que sea.

¿Por qué crees tú que hay que defender el buen uso de los contenidos en las empresas? Clic para tuitear

En la apenas media hora que dura la entrevista, comparto mi opinión sobre la diferencia entre redactor y copywriter, sobre la relación del contenido y el SEO o sobre cómo podemos convencer a un CEO de que invierta en contenidos, entre otros temas. Puedes escuchar el podcast desde varios servicios.

Agradezco a Mila y a Paco la posibilidad de defender a los contenidos en la sección de Marketing online del programa y más aún el haberme dejado hablar de mis libros pasados, nuevos y futuros.

[Contenidos] Revisa tus personas, cambian sin que te des cuenta

Hace tiempo que sabes qué es una buyer persona y su importancia en la estrategia de marketing de contenidos, así que dedicaste al menos un ratito a pensar en ella y a esbozar algunas ideas, lo justo para definir algunas características preconcebidas. Por eso, si te pregunto ahora mismo por tu audiencia, crees que tienes el perfil claro, además le has estado dedicando tus contenidos desde los últimos… ¿meses, años? Pues muy mal porque una persona cambia con el tiempo, aunque no te des cuenta.

Si vemos a alguien cada día, es difícil ver los cambios (ocurre también en algunos relojes de arena); si pasa algo de tiempo, seguro los distinguiremos aunque sean menores. Entonces, ¿cuánto es «algo de tiempo»? Puede ser un trimestre o medio año, pero la opción más práctica es relacionar la revisión de perfiles con la de otro documento, sea la estrategia de contenidos o de otro departamento. De esta manera no se pasa la fecha y se pueden aplicar los cambios a la previsión de cara al siguiente año (la típica planificación anual).

¿Cuándo fue la última vez que revisaste tu #buyerpersona? Clic para tuitear

Revisar una persona puede enfocarse desde de dos puntos de vista:

  • Actualizar el perfil: lo más sencillo porque nos fijamos en aspectos concretos. Por ejemplo: ¿Ha modificado su uso de las redes sociales? ¿Cambian sus referentes? ¿Hay nuevas marcas que le parezcan interesantes?
  • Crear un nuevo perfil: puede hacerse uno desde cero, como si no supiésemos nada de esa persona, o también un perfil que no se hubiese cubierto todavía, es decir, con otras características (es una de mis recomendaciones finales en «Pilares del contenido«).

El resultado puede ser descubrir sutilezas sin importancia o cambios significativos. ¿Es relevante que la media de edad de las estadísticas de la web haya variado un par de años o lo es que se demuestre más interés por temas que no estamos cubriendo? La empresa evoluciona, la persona también lo hace.

Aún así, el confinamiento ha demostrado que hay situaciones en las que los cambios se aceleran o se ralentizan. Sean crisis mundiales o de más pequeño alcance, los planes se deben revisar con frecuencia y lo mismo ocurre con las personas a las que se dirigen. Por eso hay tantos estudios últimamente, para identificar los cambios en el comportamiento del consumidor que pueden afectar a las diferentes estrategias.

Esperar «a que toque» la revisión es una manera de no olvidarla, pero también de asegurarse de que la tendencia sea representativa y no un simple comentario aislado. Por eso, que un cliente diga algo que nos sorprende no es suficiente para hacer cambios, pero quizá sí para poner en marcha la maquinaria de revisión y confirmar (o no) lo que hemos descubierto con su aportación. Hay que estar siempre pendiente, como lo haría un buen content curator.

Referencias para crear o revisar tu buyer persona

«Pilares del contenido. Cinco recursos para fortalecer a tu equipo», mi libro para medianas y grandes empresas

Portada del libro "Pilares del contenido", de Eva Sanagustin

No sé si es el mejor momento para lanzar un libro, pero sí sé que ahora las empresas necesitan recursos para que su equipo se mantenga cohesionado.

Llámalo recurso, documento, entregable… para mí, es un pilar porque sostiene la estructura interna y hace posible el crecimiento de todos, partiendo de los trabajadores, pasando por departamentos y llegando hasta los usuarios y clientes.

He identificado los que tienen que ver con el contenido y les he dedicado un libro entero: «Pilares del contenido». Son:

  1. Roadmap para guiar tus contenidos y que cumplan su visión.
  2. Buyer persona para conocer a tu audiencia y crear mejor contenidos.
  3. Guía de estilo para expresar tu personalidad y ser más coherente.
  4. Calendario editorial para organizar tus contenidos y a tu equipo.
  5. Programa de embajadores para implicar a tus empleados y que utilicen los contenidos.

Es un libro monográfico muy diferente a los que he escrito hasta ahora. Aunque el escenario es igualmente el de una estrategia de contenidos, me centro en la creación de esos recursos más que en la definición de la estrategia. Así, en «Pilares del contenido» casi no te explico cómo concretar objetivos, doy por hecho que los tienes. Tampoco dedico muchas palabras a elegir tu voz y tono, solo a cómo transmitir esas decisiones. Ni me preocupa cómo seleccionas a tus empleados, pero sí que les ayudes a crear contenidos.

Trata temas de marketing y comunicación, como es de esperar cuando se habla de contenidos. Pero también de RRHH, branding, periodismo o ventas. Es un libro transversal, lo mejor para entender el valor de los contenidos en cualquier área de la empresa.

«Pilares del contenido» no es para quienes empiezan (nivel básico de madurez), está escrito pensando en los que ya utilizan contenidos (nivel intermedio) y quieren aprovecharlos (nivel avanzado). Empresas medianas y grandes serán las que puedan aplicarlo más fácilmente, de ahí el subtítulo «Cinco recursos para fortalecer a tu equipo»: sin un equipo dedicado a los contenidos, no podrás sacar partido a todo el libro (solo a algunas partes).

Todos los capítulos incluyen:

  • Una completa descripción de cada recurso desglosando todos sus elementos o índices.
  • Una clasificación de los recursos complementarios de cada pilar para verlos en contexto.
  • Una lista de herramientas relacionadas.
  • Un resumen final con los pasos para ponerse en marcha.
  • Además, en la página del libro hay enlaces a ejemplos y plantillas.

Quería huir de la teoría y centrarme en la práctica, hacer casi un tutorial de cada recurso para que no hubiese dudas sobre cómo utilizarlos y que así las empresas se queden sin excusas para valorar los contenidos dentro de todos los departamentos.

¿Por qué otro libro sobre contenidos?

Aunque lleven «contenido» en el título, todos son distintos. Recursos como la buyer persona aparecen en alguno de mis libros anteriores, pero otros como el roadmap solo en «Pilares del contenido«. No puedo decirte cuál has de leer porque están escritos para complementarse: elige según tus objetivos (y fijándote en el subtítulo). Con este último, por ejemplo, conseguirás aplicar la estrategia de contenidos a otros departamentos, elegir mejor dónde dedicar los recursos internos y ganar embajadores entre tus empleados.

Acabo el post como lo abría: la situación actual ha hecho que mi libro 15 se encuentre confinado, así que el 16 lo adelanta. Ambos están muy relacionados, pero «Pilares del contenido» está autoeditado así que tengo total libertad y, tras valorar pros y contras, me he decidido a sacarlo adelante. Puedes encontrarlo solo en Amazon: papel o Kindle (gratis con KindleUnlimited). ¡Feliz lectura!

Un 23 de abril sin nada que celebrar

Este no es el post que tenía previsto escribir para celebrar Sant Jordi 2020.

Hubiera querido contarte que mi último libro «Contenidos, el alma de tu empresa» estaba ya por fin disponible y que este jueves nos podríamos ver para firmártelo. Estaría feliz explicándote la historia de mi aventura editorial número 15, como ya empecé a hacerlo en Sant Jordi 2019 cuando estaba a punto de firmar el contrato para publicarlo. Pero aún no puedo ni mostrarte la portada definitiva ni darte una fecha de lanzamiento.

Tampoco puedo darte la noticia de que, aunque ese proceso editorial se haya visto alterado (detenido o como mínimo ralentizado), yo he podido sacar por mi cuenta el que será mi libro 16. Lo empecé a escribir el último trimestre del 2019 y esperaba tenerlo listo el primero de 2020. Pero tampoco podrá ser porque, sinceramente, estos días la motivación me abandona más a menudo de lo que yo quisiera. Mi único consuelo es que tardé 2 semanas en tener lista la nueva edición de «Marketing de contenidos» así no me llevará mucho hacer lo mismo con este, una vez lo termine.

No, este no es el post que quisiera estar escribiendo, pero algún día lo escribiré, aunque no sea para publicarlo en un 23 de abril.

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