Qué he aprendido tras casi 9 años explicando cada mes cómo hacer marketing de contenidos

Empecé a dar clases allá por enero de 2010, pero hasta marzo de 2011 no fue cuando me decidí a explicar de forma regular cómo hacer marketing de contenidos (y hasta enero de 2013 cómo hacer content curation). Por «regular» me refiero a 3h de clase cada mes a 20 personas diferentes en cada sesión. Cada una con sus expectativas, su experiencia, sus necesidades, y yo sin conocerlas antes de nada. Por eso no me tengo por conferenciante ni por persona que da charlas, porque, además, prefiero 3h (o más) que 1h (o menos) y porque prefiero un taller con 10 que una charla a 500.

Pero eso terminó, después de casi 9 años, esta tarde daré la última clase de tipo «regular» en el Cibernàrium de Barcelona Activa. Seguiré colaborando con otros centros, sobre todo en cursos de postgrado, pero será diferente porque los asistentes ya no serán emprendedores preocupados por aplicar lo que les contaba a su proyecto ni parados dispuestos a reorientar su vida profesional. Y los echaré de menos porque, aunque no a todos los considero mis alumnos, de todos he aprendido algo:

  • De quien preguntaba, que hay proyectos de todo tipo y que su éxito solo depende del entusiasmo de quien lo quiera llevar a cabo.
  • De quien no hablaba en toda la sesión, que hay personas dispuestas a descubrir temas que pueden acabar siendo de su interés.
  • De quien negaba con la cabeza algo de lo que yo decía, que siempre debería haber espacio para los debates porque todos podemos aprender de ellos.
  • De quien afirmaba a alguna de mis frases, que hay más personas que luchan cada día por dar buen uso a los contenidos.
  • De quien me aplaudía al final de la sesión, que dar reconocimiento a alguien es la mejor manera de motivarle a seguir.
  • De quien se iba a mitad de mi clase, que no se puede gustar a todo el mundo.
  • De quien no apuntaba más que mi nombre, el de la clase y la fecha, que debería poder conocer mejor a los alumnos.
  • De quien tomaba apuntes como si no hubiese mañana, que debería hablar más despacio.
  • De quien me traía alguno de mis libros para que se lo firmase, que nunca sabes cuánto sabe quien te está escuchando.
  • De quien estaba al pie del cañón un lunes a primera hora o un viernes a última, que existe un interés real por los contenidos.

En este tiempo, he podido contar los beneficios del buen uso de los contenidos a más de 3000 personas, entre ambas clases (supongo que más del doble si sumo otros cursos no «regulares»). Por los comentarios que recibo, puedo afirmar que la mayoría también se lleva algo bueno. Los profes damos mucho, no solo compartimos conocimiento. Algunos alumnos necesitan ganar confianza en lo que ya hacen bien, otros un cambio de chip para adaptarse mejor a la actualidad, también los hay que simplemente quieren estar al día y descubrir nuevas herramientas, incluso hay quien busca la manera de vender los servicios que están aprendiendo a desarrollar.

Cierro esta etapa con una noticia positiva y es que el interés por los contenidos ha aumentado considerablemente (así empiezo, por cierto, mi próximo libro). He pasado de tener que esforzarme en convencer de que el marketing de contenidos es una buena práctica a explicar cómo organizarse para llegar a tener un buen plan. Esto me anima a pensar que mi contribución a la divulgación de los contenidos podrá ir ahora por otro camino, uno de nivel más maduro.

Si te animas, ¡nos vemos en clase!

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