[Contenidos] El precio de hacer content curation

Estoy actualizando unos materiales para un curso de content curation y el apartado de herramientas siempre es la peor parte. Todavía hay quien se queja de que estén en inglés, pero el mayor problema es el precio: casi no quedan gratuitas. Es posible aprovechar versiones de prueba durante las clases, pero algunas limitan las funcionalidades hasta el punto de que cuesta comprobar si merecen la inversión para bolsillos que no siempre son corporativos.

Creo que el problema de esta situación a la que hemos llegado (y que no existía cuando todo era más abierto) es la difusa línea que separa los usos que los diferentes perfiles dan a la curación de contenidos. Algunos podrían ser:

  • Una empresa que quiere añadir contenido de terceros a su plan de contenidos.
  • Un profesional que hace content curation para estar al día de lo que ocurre en su sector.
  • Un redactor, escritor, blogger, periodista o similar que se documenta para escribir una pieza.
  • Una persona a la que le interesan las novedades de su hobby favorito.
  • Un docente que imparte formación o da una charla sobre un tema de actualidad.

Todos necesitan las mismas herramientas de curation para filtrar lo que encuentran, aunque las de distribuir los resultados sean diferentes. Y fíjate que mezclar corporativo, profesional y personal es muy fácil, sobre todo entre autónomos. Además, cualquiera con un perfil en una red social acaba teniendo que elegir a quién (personas o empresas) y qué (hashtags) seguir.

El resultado es que se entremezcla todo a la hora de configurar herramientas y no siempre se puede poner orden o clasificar. Por ejemplo: las listas de Twitter es una de las pocas funcionalidades que no han copiado otras redes, lástima, porque es la única con la que organizarse un poco; Pinterest sí tiene tableros para publicar, pero no para seguir; Feedly permite crear carpetas, aunque sean pocas en la versión gratuita; y Pocket usa etiquetas para agrupar los elementos guardados.

¿Qué pasa si quieres tener toda tu curación (la personal y profesional) en sola una cuenta? ¿Y si necesitas buscar contenidos de varias temáticas? ¿O publicar tus hallazgos en diferentes perfiles? Que has de pagar porque estás mezclando tu vida personal y la profesional y eso las herramientas lo consideran «uso avanzando» por el que está justificado pagar, cuando en realidad puede ser simplemente que seas alguien con mucha curiosidad.

La pregunta entonces es: ¿merece la pena pagar? La mayoría de las veces mis alumnos llegan a la conclusión de que no. Cada cual sabe su presupuesto y su situación personal/profesional, así que es un debate que no tiene un claro final. Como cualquier otra herramienta, yo diría que sí sale a cuenta, si vas a aprovechar la mayoría de sus funcionalidades, porque hacer content curation tiene muchos beneficios que puedas considerar como retorno de la inversión. Claro que mejor quédate con las opciones gratuitas si lo ves como algo secundario a lo que no vas a dedicar mucho tiempo.

La cuestión está en si la curación está incluida en la estrategia de contenidos o solo es algo con lo que solo matas el tiempo. Plantéatelo así:

  • ¿Dedicas recursos también a la creación de piezas propias? Si en la empresa ya se tiene claro que los contenidos deben contar con una partida presupuestaria, tienes mucho ganado y será fácil justificar el coste de la herramienta de curation.
  • ¿Quieres que tu hobby termine siendo tu trabajo? Empieza ya actuando como una empresa y toma consciencia de que has de invertir en los contenidos, aunque sea un poco ahora y después otro poco más.

Quizá la curación de contenidos se va profesionalizando y van quedando solo las herramientas de pago. Quizá vamos hacia una Red donde no hay nada gratuito. Quizá algún día la IA lo hará todo y este post será una reliquia del pasado. ¡Veremos!

[Contenidos] Hacer content curation no tiene fin

«Cuando haces content curation ya no hay stop» era el título alternativo al post, pero me pudo la nostalgia del Cinexin.

El recurso más preciado es el tiempo y para hacer curación de contenidos hace falta bastante: casi todo el que invierte el curator es el que se ahorra su audiencia, por eso es tan importante su labor. Hay que reservar unas horillas a la semana para hacerlo bien y saber que será así durante meses, años, quizá para siempre, porque es un proceso que no tiene fin.

En marketing, el tiempo se mide en campañas, con fecha de puesta en marcha y de fin. Incluso el momento en el que empiezas a pensar en una estrategia no siempre marca el principio de su ejecución, pero aunque la fecha de inicio puede variar, lo normal es poner alguna en que se revisen los resultados para tomar decisiones. Llámalo trimestre o año, pero acaba en algún momento.

¿Y con los contenidos? Poniéndonos en lo peor, se puede parar en seco, es decir, dejar de publicar de un día para otro para replanteárselo todo (hasta puede coincidir con el momento es que cambias de proveedor). Pero, ¿se puede hacer lo mismo cuando se trata de content curation? ¿Es posible dejarlo tan fácilmente? Me cuesta creer que sí porque el flujo de información no se detiene, los medios no duermen. Es constante, no hay stop.

Cuando se hace content curation, no se puede decir que estarás un mes y luego lo dejarás. Como mucho, podrías decir que eso es documentarte y seguro que le vendrá muy bien a tu investigación, artículo o lo que sea que quieras hacer, pero nada más. Ni siquiera en esos días tendrás tiempo de comprobar si es lo tuyo o mejor lo dejas porque no puedes ser constante.

Crear la estrategia de content curation lleva un tiempo, como todas, pero hace falta más para ponerla en marcha y que funcione: tiempo para probar herramientas, configurarlas y sacarles rendimiento; para encontrar tu método, táctica y rutina; para optimizar, ajustar y comunicar como tú quieras; para aprender, analizar y continuar aprendiendo de tu tema y de tu audiencia. Como en cualquier otra forma de contenido, no se puede tener prisa. Requiere su tiempo porque funciona a largo plazo, pero cada día has de hacer un poquito para que tenga sentido.

Existen retiros de todo tipo y su propio nombre señala que vas a estar lejos de la tentación de mirar el móvil más de la cuenta. Entonces sí, no existe la posibilidad de hacer curación de contenidos (porque te estás curando de otro exceso). Pero, en general, nos pasamos el día consumiendo contenido y la tarea del curator es filtrarlo, encontrar ese artículo relacionado con algo que hace semanas compartió y que ahora le permite tener una visión más amplia. Por eso, engancha, porque no tiene fin.

Hacer #contentcuration es un proceso que no tiene fin que funciona a largo plazo. Clic para tuitear

[Contenidos] Madurez en el uso de inteligencia artificial

Tenía este tema aparcado, pero con la vorágine GPT4 que estamos viviendo, parece un buen momento para dejar apuntadas algunas reflexiones relacionadas con la inteligencia artificial aplicada al día a día de los contenidos.

El resumen, por si te resistes a leer más sobre ello, es que sigo balanceando mi opinión, con días en que es una ayuda y días en que veo una amenaza. En el punto medio, la frase que tantos se han apropiado que ya no sé quién la dijo originalmente, pero que suena más cierta con cada prompt: la IA no te quitará el trabajo, lo hará alguien que sepa usarla.

Eso lo decimos las personas, pero ¿qué opina ChatGPT de ello? La versión anterior era más tranquilizadora para el sector y contestaba que no, no podría substituir ciertas capacidades humanas (aunque también sabía contar buenos chistes sobre ello). La respuesta de la versión 4, perfectamente formateada en una tabla, viene a decir que sí, sí puede.

En la lista, upsss, varios cargos relacionados con los contenidos (8 de 20), aunque también rasgos que se utilizan en estrategia, redacción y curación. A saber:

  • Puestos: editor (proofreader), traductor, copy, social media manager, transcriptor, periodista, email marketer, content moderator.
  • Características: comunicación, empatía, investigación, organización, planificación, creatividad, redacción, creación, curación, mecanografía, fact-checking.

Si las piernas todavía no te tiemblan, a ver con lo que te cuento ahora. ¿Te acuerdas que hablábamos hace solo un par de meses de si los algoritmos podrían imitar estilos de redacción? Pues ya puedes probarlo con el tuyo: aquí el prompt.

Yo diría que es un camino que puede llevar a la extinción de las ofertas de textos por 1-5€ (de verdad, existen) así que por ahí merece la pena seguirse. Pero también puede llevar a la inundación de más contenido de baja calidad del que nadie pueda filtrar (ni humanos, ni máquinas), así que quizá no es tan bueno.

Es inevitable en este punto hablar de madurez. Lo comenté en mi newsletter el mes pasado y también, spoiler, en el podcast de Super Writer Academy que saldrá en unas semanas: hay quien solo juega, quien busca soluciones concretas y quien ya saca beneficio con una aplicación concreta.

En Writer parten del modelo de madurez de los contenidos para añadirle la capa de uso de herramientas de inteligencia artificial, en resumen:

  1. Chaotic: en la base, como era de esperar, la IA es mejor no tocarla hasta que se tenga una estrategia de contenidos clara.
  2. Piloting: empezar a usar la IA para experimentar, aprovechando a alguien que la conozca bien.
  3. Scaling: cuando ya se usa como apoyo a la creación de calidad, se considera la inversión en una herramienta más potente.
  4. Sustaining: exprimimos más la IA para crear también modelos, briefs y análisis, es decir, tirando más hacia la estrategia.
  5. Thriving: en el top, su uso es para personalizar el contenido, lo que siempre se ha considerado el súmmum.

En este momento, parece que nos encontramos en el uso «medio»: aprovechar la IA como una ayuda para encontrar documentación variada, resumir determinados fragmentos, evitar errores… es decir, para que contribuya a la calidad del contenido con una reducción del tiempo dedicado a ciertas tareas, incluyendo sí, también, aquellas que bloquean a quien escribe con sugerencias, como ya hacían muchas otras herramientas.

Mi experiencia como freelance me lleva a decir que ocurrirá algo parecido a lo que nos pasa con las agencias: los clientes las contratan sin saber que nos externalizan. ¿Acabará pasando que busquen personas sin saber que también «colaboran» con la IA, en menor y mayor grado? Es posible.

Cuando lleguemos al nivel más alto, ¿hará falta un badge para avisar que detrás de un contenido hay alguien humano y no un algoritmo (vía)? ¿Se llegará a discriminar o valorar diferente lo que escriban las máquinas? Una encuesta de Lucas Aisa más o menos relacionada concluye que no… pero estoy segura de que la ciencia ficción se lo está pasando pipa con todo esto. En tiempo presente, ya te digo, según el día.

Es lógico que, mientras estamos rodeados de prompts que cambian nuestra manera de pensar e imágenes que son cada vez más realistas, también aparezcan artículos que defiendan la contratación humana y no la algorítmica (vía), incluso ofertas de prácticas en empresas que claramente apuestan por encontrar los límites de la relación.

Samu Parra apuntaba en Haken que «herramientas como ChatGPT son buenas reformulando información ya existente, pero no tienen capacidad para juzgar marcas o productos cuya historia está por escribir». Quizá en la versión 4 no, pero quién sabe qué nos traerá la siguiente.

¿Qué relación tienes con la #IA? Ayer, hoy y mañana, seguro que diferentes. Clic para tuitear

[Contenidos] Content curation: ideas para mejorar su distribución

Si estabas por aquí el último trimestre del 2022, recordarás que puse en marcha un par de experimentos cuyas conclusiones me han ayudado a cambiar mi plan de contenidos para el inicio de 2023. De momento, solo te diré que los cambios incluyen la curación que hago y por eso estoy preparando este post a la antigua usanza: como registro de pensamientos y de lo que voy a hacer por si sirve a otras personas en situación similar, es decir, con dudas sobre por qué seguir curando contenidos.

Sus beneficios no han cambiado, pero otras cosas sí lo han hecho. Si hoy hacer marketing de contenidos no es como antaño, tampoco lo es hacer content curation: hay más herramientas (y fuentes), aunque también más contenido sin valor. Además, si los medios sociales (y sus usuarios) no son iguales, tampoco puede serlo aquello que se publica en ellas: los enlaces son más fáciles de compartir y automatizar, pero no gustan a los algoritmos (sean tuyos o de otros).

Tal y como yo lo veo, no se trata de dejar de hacer content curation, simplemente cambiar un poco la manera de darla a conocer, igual que nos ocurre con el contenido propio. En ambos casos, el truco más rápido (por si no quieres seguir leyendo) es poner en enlace en el primer comentario. Funciona, pero me parece más interesante extender su vida (léase alcance) combinando formatos y canales, aunque lleve un poquito más de tiempo (sí, solo un poco).

¿Cuál es la distribución de contenido curado en cada canal?

Al mezclar canales, entramos de lleno en la discusión de cuánto curar. Los porcentajes de 70% contenido propio + 30% contenido curado se han mantenido bastante estables la última década, aunque hay otros, como resumen en Statusbrew. En la práctica, esta proporción es «la media» porque suele variar en cada canal. Lo que últimamente voy viendo:

  • Blog: con el marketing de contenidos es mucho más probable incluir piezas de otros, aunque solo sea para documentarse y enlazar a la bibliografía. Si no, publicando solo contenido propio, quedaría en un 0%.
  • Redes sociales: sin distinguir entre ellas, mi percepción es que ha aumentado la promo, tanto orgánica como publicitariamente hablando. El contenido de otros cuesta más de encontrar, a no ser que sea UGC o clipping de algún medio o influencer. Es posible entonces que fuese un 80-20, aunque también hay quien se queda en el 0%.
  • Newsletter: el lugar perfecto para hacer content curation, aunque también hay quien prefiere el contenido original creado expresamente para este canal (¡sorpresa!). Y, claro, siempre están los que solo envían campañas promocionales.

Cada sector es diferente y no es igual hacer curation como empresa que como profesional, pero para eso se hace una estrategia de content curation (o cualquier otra): para tomar decisiones y elegir la mejor opción de entre todas las posibles.

Repasando mi caso: en este blog, hago bastante curación con enlaces que me han inspirado, resúmenes de otros materiales y siempre añado referencias, incluso cuando como hoy el tema parece más bien personal; en mis redes sociales, ha ido variando, pero ahora ronda el 50-50; mis newsletters son curadas al 100%, aunque también pongo algunos enlaces de promo a mis recursos (que no mis servicios). Las mates no son lo mío, pero diría que mi 70-30 es a la inversa que el resto.

Ideas para distribuir tu curación de contenidos entre canales

Si te pasa como a mí, últimamente tendrás la sensación de que sirve de poco hacer curation, con todo el tiempo que implica, porque pasa casi desapercibida por el algoritmo. Lo cierto es que lo mismo le puede pasar a cualquier tipo de enlace, no solo al de otras páginas, pero también da rabia cuando es de otros, sobre todo porque algunos son de lo mejorcito que se puede leer.

Así que, en general, una estrategia de contenidos pasa por hacer una mejor distribución, es decir, hay que pensar desde el principio cómo se va a alargar la vida de las piezas. La respuesta low cost (sin inversión en medios pagados, aunque sí en tiempo) es reciclar, reutilizar, reformatear, rediseñar y todo lo «re» que se te ocurra para repartirlos requetemejor. Ideas:

  • Blog: refiltrar lo que ya se ha seleccionado para reconfirmar su calidad o reagrupar (lo curado o lo mejor de lo mejor) en el mismo lugar para que no quede diseminado los diferentes canales. Por ejemplo:
    • Recopilación temática de los contenidos recomendados en redes (o en la newsletter, como mi experimento de julio).
    • Selección de los contenidos más relevantes compartidos con alguna aportación adicional (spoiler: así será mi post la semana que viene).
    • Cronología que permita ver la evolución de un tema, por ejemplo trimestralmente. También es posible rediseñarlo como infografía o vídeo comentando cada hito.
  • Redes sociales: recompartir entre canales o reajustar el formato a cada opción de curación de cada red. Por ejemplo:
    • Compartir los enlaces curados que se hayan usado en el blog y la newsletter como imagen o enlace, según el canal.
    • Crear un carrusel (Instagram, LinkedIn), una guía (Instagram) o un hilo (en Twitter) con los contenidos curados más destacados del mes, por supuesto mencionando o etiquetando a las fuentes para que sumen esfuerzos.
    • Elevar un enlace curado a tema de debate del mes aprovechando encuestas, votos y otras interacciones sociales para así ganar un poco de engagement que eso gusta mucho a los algoritmos.
  • Newsletter:
    • Insertar las piezas de otros canales a modo de sección, por ejemplo «la frase inspiradora», «el dato» o «la cita del mes».
    • Comentar los enlaces más comentados o clicados como si fuese una sección con el resumen de lo mejor mes anterior.
    • Segmentar los contenidos curados para enviarlos solo a los interesados en cada tema.

El objetivo es extender la vida útil del contenido curado para así aumentar su alcance, pero también recompensar a quien hace buenas piezas y agradecerles su esfuerzo asegurándonos de que llegan a nuestra audiencia. Al fin y al cabo, para eso hacemos content curation, ¿no?

Lucha contra los contenidos de baja calidad haciendo una mejor distribución de tu #contentcuration de calidad. Clic para tuitear

[Contenidos] El límite entre creación y curación

Hay un punto en el que la creación y la curación de contenidos se entremezclan y otro en el que claramente son formas diferentes de apoyar la estrategia de contenidos. Cuando explico a clientes la posibilidad de incorporar la curación como parte del tipo de contenidos del plan, surgen preguntas como cuántas ideas propias hay que incluir en un texto para que no sea hacer content curation o en qué momento una curación es en realidad una creación. En realidad, no hay un porcentaje fijo.

Si sigues la metodología de las 4S, sabrás que la tercera es la etapa en la que se aporta valor a aquello que se ha encontrado y seleccionado para después compartirlo. Pues aquí es donde está la frontera entre creación y curación:

  • Cuando decides que no quieres añadir nada, te alejas de la creación y haces una curación donde la única aportación es tu criterio de selección. Pongamos que es una lista de enlaces, como mi newsletter de la Blogosfera de los contenidos.
  • Al incluir alguna idea extra para darle más sentido, te acercas a la curación porque le añades contexto, incluyendo alguna pincelada propia. Siguiendo con la lista de enlaces, sería lo que hago cada semana en mi newsletter Content News.

En la estrategia general, lo más habitual es que el 80% sea contenido propio y el 20% ajeno (al menos según mis datos). En una pieza curada, los porcentajes se invierten y se apuesta por el 80% de curación y el 20% de promo. Por supuesto, puede acabar siendo más o menos, pero los números de Pareto son una buena referencia.

Entonces, ¿cuánto de una y de otra hace falta para llamarla una cosa u otra? Como decía antes, es difícil establecer un porcentaje y, siendo realistas, tampoco es necesario fijarse tanto en las matemáticas. Por ejemplo:

  • En redes sociales, se puede aportar mucho (hilo, carrusel) o nada en el momento de postear (retuit, compartir tal cual).
  • En un post, es posible que todo sea creación, todo curación o mezclarlos como se desee porque es un lienzo en blanco.
  • En una newsletter curada, casi todo lo será, aunque también pueden ser creada solo con noticias propias.

Piénsalo mejor intentando buscar los límites:

  • Cuando compartes en redes, ¿dejas que se vea la fuente como la creadora del contenido o prefieres que se vea tu perfil? ¿Has de poner siempre algún comentario para que sea «tuyo»? ¿Te esfuerzas por mencionar a alguien?
  • ¿Un post curado es una creación? Tiene una URL tuya y lo firmas tú, pero, ¿enlazas a todo lo que te ha inspirado? ¿Dedicas tiempo a documentarte al menos un poco antes o solo viertes tus ideas?
  • Mandar una newsletter con UGC, ¿es curación? ¿Solo pueden ser enlaces a medios que no hablen de mí?

Entonces, ¿dónde está el límite? Pues donde tú lo quieras poner. Para saberlo, plantéate qué pasaría si no pudieses utilizar contenido propio en ningún canal y solo la curación te sirviese para tus objetivos. También todo lo contrario, ¿y si tuvieses bloqueada la posibilidad de añadir enlaces a otras páginas que no fuesen las tuyas?

La respuesta no es un porcentaje porque es un ejercicio de todo o nada. Pero, imagínate que pudieses negociar una solución: ¿cuánto aceptarías como válido? Sé realista: ¿dónde pondrías el límite para decidir si algo entra en la categoría de curation o creación? ¿Contarías el número de palabras propias, de enlaces a otras fuentes, de menciones?

Mejor valora tu contenido teniendo en cuenta tu nivel de aportación:

  • Si es baja, casi seguro que es curation porque te apoyas más en lo que dice la fuente que en añadir tu punto de vista.
  • Si es 100%, seguramente es una mezcla ideal de creación y curación. Quizá 50-50, quizá no.
  • Si es un porcentaje intermedio, lo más probable es que también sea una mezcla, pero en porcentajes variables.

Ya ves, no hace falta establecer un tope matemático: basta con ponerle un poco de sentido común al momento de elegir si curar o crear para saber qué porcentaje es adecuado para cada pieza. Simplemente: ¡combínalas sin límites!

Que hacer #contentcuration no limite tu creación, o al revés. Clic para tuitear

Por cierto, este post está inspirado en uno de Priscilla Tan al que llegué por la newsletter de Ashley Guttuso.

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