Este viernes y sábado tuve el placer de compartir espacio con un montón de gente que mola. Fue en un congreso de social media marketing y, resumiendo por si no seguís mi Twitter donde he ido apuntando ideas y quejas, después de sufrirlo las 20h que duró, prefiero no meterme más con la nefasta organización y centrarme en lo que he aprendido.
Sí, yo iba a aprender, como diría Magali, a estar en el otro lado y que te cuenten en lugar de contar. Iba a escuchar a gente gente que conozco y con la que comparto puntos de vista o gente que sigo y a la que quería poner voz real, además de gente del sector que no conocía y que podía descubrir.
Más allá de hacer un resumen del congreso repasando lo que han dicho los 20 ponentes que valientemente se pusieron frente a un público no siempre receptivo, voy a escribir lo que realmente he aprendido estos días: a clasificar las actitudes de la gente, ponentes y asistentes, frente a los medios sociales. No voy a poner nombres, cada uno sabrá dónde incluirse.
- Varios ponentes dijeron que nada había cambiado, que esto solo es una evolución. Venían del mundo publicitario y trataban de aplicar lo mismo que ya hacían pero aprendiendo sobre la marcha para añadir ‘lo social’ a sus acciones y campañas. Es una actitud positiva porque implica adaptación a la nueva realidad de los clientes que todavía no están convencidos. Los llamaré evangelizadores.
- Los que ya han nacido en ese nuevo contexto son los que no se plantean si hay que añadir ‘lo social’ o no, simplemente lo hacen porque así es como entienden la comunicación con los usuarios y no pueden imaginar otra manera de hacerlo. Es una actitud positiva, claro, pero tiene el defecto de solo poder contagiar a quien ya piensa como ellos. Los llamaré nativos.
- También hay los que han tenido la suerte de tener un caso de éxito entre sus proyectos y lo explican desde la experiencia propia, en primera persona. Se nota que les gusta lo que hacen y que no tienen miedo de compartir sus experiencias. Los llamaré emprendedores y muchas veces los reconocerás porque empiezan con un CV suyo o de su empresa.
- Algunos no comprenden ni pretentenden abrazar los medios sociales como esa evolución de decía al principio. Resultan un contrapunto interesante en lugares endogámicos hasta el punto de que algunos asistentes corren el riesgo de convertirse. Los llamaré escépticos y sí, con contagiosos si tienen buenos argumentos para los que ya están cansados de oír siempre lo mismo.
- Lamentablemente hay quien se toma los medios sociales como un juego y les pierde el respeto, se mete con ellos y con cualquiera de las actitudes anteriores. Los lamaré indignos (no confundir con indignados) y no merecen una palabra más.
- Hay quien no le importa dónde está y aprovecha la oportunidad de tener a un auditorio dispuesto a escuchar para vender algo, lo que sea, ya sea un empresa o su libro. Los llamaré comerciales y sí, también los hay entre los asistentes cuando cogen el micro y casi olvidan que lo habían pedido para hacer una pregunta… seguramente no relacionada con el tema.
- La mayoría de asistentes, no obstante, tienen una actitud receptiva. Son gente curiosa dispuesta a pasarse un fin de semana en un hotel sin enchufes para convencerse de que deben incorporar los medios sociales en sus estrategias. Los llamaré aprendices aunque para algunos ponentes pueden acabar siendo clientes.
- Es inevitable que también haya los que ven los medios sociales como un filón, algo que despierta mucho interés y que se puede aprovechar para hacer negocio en busca de clientes sin orientación. Los llamaré aprovechados y tampoco merecen más palabras, se les reconoce fácilmente.
- Y, por último, están los que analizan, investigan y estudian todo lo que está pasando. No tienen casos propios pero desde su distancia del negocio lo ven todo con perspectiva y sin caer en la autocomplacencia. Los llamaré críticos igual que esta profesión se aplica a otros medios como el cine o la televisón.
Esto es lo que he aprendido en este congreso y en otros eventos y charlas sobre medios sociales: cada persona se enfrenta a ellos con una actitud diferente. Ya sé cuál es la mía, ¿y la tuya?