Media News S07 A24

Cine
Quizá debería empezar por los trailers de la Super Bowl, pero este año gasté mi tiempo viendo la eterna gala de los Goya que fue aburrida y de lo más insulta. ¿Tanto cuesta hacer un mínimo guión para todas las categorías? ¿De verdad hacen falta dos personas si lo único que se dice es «Los nominados son…» y «El Goya es para…»? Casi mejor una voz en off y nos evitaríamos el desfile de presentadores que lo único que hacen es lucir ropita nueva y la chapita que toque en ese evento. Aun así, algún buen momento hubo, como el homenaje de Sigourney Weaver a su actriz de doblaje.

Televisión
Lo que sí he visto ha sido el espectáculo del intermedio de la Super Bowl, ese mini concierto que este año estaba protagonizado por Usher. Parece que los datos de audiencia fueron históricos, pero no se puede decir que la actuación vaya a quedar en el recuerdo. Vale, nunca había visto a alguien bailar sobre patines y debe ser agotador, pero poca voz le dejaba para cantar. Quizá el problema es que no conocía la mitad de su repertorio y me dediqué a mirar la parte técnica. Una curiosidad para reflexionar, aunque se salga del tema: los primeros comentarios en redes que leí fueron muy críticos, pero después todo alabanzas.

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¿Sigo con la Super Bowl? ¡Por qué no! He visto los anuncios, después de los teasers de la semana pasada, y se repite la constante de reírse de uno mismo. El humor siempre es de agradecer en los cortes porque sirve de diferenciación entre tantas historias de perfumes que nadie entiende, de coches que son lo más o de cámaras lentas para comidas de plástico. ¿Pero qué pasa cuando ves todo un bloque se supone que con gags que te han de hacer reír? Pues que destacan los que se toman más en serio el momento en el que tienen tu atención para bajarte de la ilusión de fantasía que rodea todo el evento, como Dove.

Internet
Lo más probable es que esto suene bastante boomer, pero me encanta poder ver online lo que antes solo pasaba al otro lado del charco. Sí, vale, ahora las cadenas de televisión lo comparten y antes había un par de canales en los que, solo años después, hablaban otro idioma. Pero la idea de poder encontrar online TODO lo que he comentado en este post es algo que no se valora suficiente por las nuevas generaciones. Igual de lógico como que no le demos importancia a un interruptor de luz o que podamos pagar con el reloj. Ya, solo es cuestión de tiempo acostumbrarse a la tecnología, pero ¡qué rápida va!

[Contenidos] El precio de hacer content curation

Estoy actualizando unos materiales para un curso de content curation y el apartado de herramientas siempre es la peor parte. Todavía hay quien se queja de que estén en inglés, pero el mayor problema es el precio: casi no quedan gratuitas. Es posible aprovechar versiones de prueba durante las clases, pero algunas limitan las funcionalidades hasta el punto de que cuesta comprobar si merecen la inversión para bolsillos que no siempre son corporativos.

Creo que el problema de esta situación a la que hemos llegado (y que no existía cuando todo era más abierto) es la difusa línea que separa los usos que los diferentes perfiles dan a la curación de contenidos. Algunos podrían ser:

  • Una empresa que quiere añadir contenido de terceros a su plan de contenidos.
  • Un profesional que hace content curation para estar al día de lo que ocurre en su sector.
  • Un redactor, escritor, blogger, periodista o similar que se documenta para escribir una pieza.
  • Una persona a la que le interesan las novedades de su hobby favorito.
  • Un docente que imparte formación o da una charla sobre un tema de actualidad.

Todos necesitan las mismas herramientas de curation para filtrar lo que encuentran, aunque las de distribuir los resultados sean diferentes. Y fíjate que mezclar corporativo, profesional y personal es muy fácil, sobre todo entre autónomos. Además, cualquiera con un perfil en una red social acaba teniendo que elegir a quién (personas o empresas) y qué (hashtags) seguir.

El resultado es que se entremezcla todo a la hora de configurar herramientas y no siempre se puede poner orden o clasificar. Por ejemplo: las listas de Twitter es una de las pocas funcionalidades que no han copiado otras redes, lástima, porque es la única con la que organizarse un poco; Pinterest sí tiene tableros para publicar, pero no para seguir; Feedly permite crear carpetas, aunque sean pocas en la versión gratuita; y Pocket usa etiquetas para agrupar los elementos guardados.

¿Qué pasa si quieres tener toda tu curación (la personal y profesional) en sola una cuenta? ¿Y si necesitas buscar contenidos de varias temáticas? ¿O publicar tus hallazgos en diferentes perfiles? Que has de pagar porque estás mezclando tu vida personal y la profesional y eso las herramientas lo consideran «uso avanzando» por el que está justificado pagar, cuando en realidad puede ser simplemente que seas alguien con mucha curiosidad.

La pregunta entonces es: ¿merece la pena pagar? La mayoría de las veces mis alumnos llegan a la conclusión de que no. Cada cual sabe su presupuesto y su situación personal/profesional, así que es un debate que no tiene un claro final. Como cualquier otra herramienta, yo diría que sí sale a cuenta, si vas a aprovechar la mayoría de sus funcionalidades, porque hacer content curation tiene muchos beneficios que puedas considerar como retorno de la inversión. Claro que mejor quédate con las opciones gratuitas si lo ves como algo secundario a lo que no vas a dedicar mucho tiempo.

La cuestión está en si la curación está incluida en la estrategia de contenidos o solo es algo con lo que solo matas el tiempo. Plantéatelo así:

  • ¿Dedicas recursos también a la creación de piezas propias? Si en la empresa ya se tiene claro que los contenidos deben contar con una partida presupuestaria, tienes mucho ganado y será fácil justificar el coste de la herramienta de curation.
  • ¿Quieres que tu hobby termine siendo tu trabajo? Empieza ya actuando como una empresa y toma consciencia de que has de invertir en los contenidos, aunque sea un poco ahora y después otro poco más.

Quizá la curación de contenidos se va profesionalizando y van quedando solo las herramientas de pago. Quizá vamos hacia una Red donde no hay nada gratuito. Quizá algún día la IA lo hará todo y este post será una reliquia del pasado. ¡Veremos!

Media News S06 A24

Televisión
Ver un programa de televisión con otro presentador al que estás acostumbrada es como si te cambian de actor a mitad de temporada. Es lo que me ha pasado con «Batalla de restaurantes»: haber visto todas las temporadas de «Joc de cartes» hace que no le encuentre el gustillo a la versión de laSexta. Y eso que respeta bien el formato y Chicote no es nada protagonista. ¿Quizá sería por el tipo de concursantes? Puede ser porque en este formato son muy protagonistas y aquí había muchas ganas de serlo. Haré como con las series: medio convencida por el piloto, me espero al segundo a ver cómo evoluciona.

Internet
Facebook cumple 20 años y parece un buen momento para recordar cuándo abriste una cuenta. Parece ser que la mía va a cumplir 15 años, así que me resistí bastante en comparación con la prisa con la que hoy se corre a abrir nuevos perfiles sociales. Claro que, hace dos décadas, los blogs eran los que centraban la atención. También apetece pensar en cómo ha cambiado el uso. Recuerdo las primeras clases que impartí sobre Facebook y las veces que me repetían los alumnos que asistían porque habían oído que tenían que abrir sí o sí una página ahí. ¿Cuántos la habrán cerrado ya?

Cine
Mirando mapas de localización de pelis y quizá también influenciada por fotos antiguas de mi ciudad, he acabado pensando en cuántos escenarios quedan solo en celuloide/bits porque han sido destruidos. Y no por insensatos en lugares icónicos, me refiero a cualquier calle que acababa cambiada por completo. Quizá pacificada, quizá con nuevos edificios o solo diferentes tiendas. Pueden pasar décadas o días, igual que cuando vuelves a un barrio después de cierto tiempo sin pisarlo y te das cuenta de todas las diferencias. Lo mismo puede pasar en una película para las personas que viven/vivían ahí.

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Se dice, se comenta que este fin de semana es la Super Bowl, así que ya hay unos cuantos spots disponibles para los que preferimos ver anuncios en lugar de deporte. La mezcla parece la de cualquier otro año, aunque lo que me interesa plantear no es tanto quiénes son los anunciantes, más bien su estrategia de difusión. Es sabido que cuesta una buena parte del presupuesto anual, pero ¿merece la pena mantener la exclusiva de ese momentazo o mejor extenderla unos días antes y después? Supongo que hay pros y contras en ambas opciones, pero lo que no se hace es reciclar campañas de un año a otro.

[Contenidos] Cómo usar la sorpresa y evitar el clickbaiting

Si en el futuro alguien repasa las modas por las que ha pasado el copywriting, espero que la época del clickbaiting le suene muy, muy lejana. ¿Te acuerdas? Era cuando todo empezaba con «no vas a creer…» y acababa con «el último es el mejor». Tuvo su gran momento y todavía colea en algunos medios y reels, pero no son precisamente fórmulas que vayan a pasar la historia.

Hay otras formas de llamar la atención con el texto (sin utilizar formatos, jerarquía o diseño). Quizá porque te hace pensar, aprender algo o sonreír. Así también se pueden conseguir clics, sin caer en crear falsas expectativas o engaños.

10 elementos para introducir la sorpresa en tu copywriting

Parto de la propuesta de The Blank Pad y la adapto según mi experiencia:

  • Juegos de palabras: quizá metáforas suene más literario, pero viene a ser cualquier elemento que apague la alarma de «texto aburrido» y te haga prestar atención.
  • Historias: la sorpresa puede ser la avanzadilla de muchas emociones y el storytelling es una buena vía para despertarlas.
  • Curiosidad: generar intriga no siempre es sorprender, aunque ambas llaman la atención y nos hacen querer más.
  • Lo desconocido: no todo tiene que ocultarse detrás del clic (eso sería clickbaiting). Se puede contar ese algo que no mucha gente sabe para sorprender al resto.
  • Detalles: la segunda o tercera vez que ves una peli o lees un libro es cuando te alejas de lo general y te fijas en lo concreto. ¿Y si alguien lo hace por ti y te lo cuenta? Sí, ¡WOW!
  • Guiños: los easter eggs podrían ser una mezcla de los dos puntos anteriores porque suele ser algo escondido que tiene valor para quien lo encuentra, pero que el resto ni se da cuenta de que existe.
  • Desafíos: la sorpresa puede venir por el cambio de percepción o la ruptura de creencias, por ejemplo. Utilizar esa expectativa y ponerla del revés puede llamar mucho la atención.
  • Giros inesperados: guiar por un camino diferente es un riesgo, pero quizá divertido si se tiene un mapa, por ejemplo si se convierte lo malo en bueno porque es poco habitual.
  • Retos: no hace falta que sean provocaciones descaradas del tipo «haz clic si te atreves…», mejor otras más naturales que sirvan para animarles a ser mejores personas o profesionales.
  • Soluciones: básico, pero imprescindible. Pueden ser las soluciones habituales explicadas de forma diferente o ser diferentes a las habituales explicadas también de forma diferente.

Usar la sorpresa sirve tanto en titulares como en llamadas a la acción o en imágenes de redes sociales y sus correspondientes pies, además de por supuesto en el copy publicitario. Pero no se puede abusar porque se corre el riesgo de inmunizar a la audiencia… a no ser que sea parte de nuestra personalidad de marca.

Media News S05 A24

Internet
Me encuentro con los datos del «Barómetro de hábitos de lectura 2023» y el que me parece interesante es el del 30% de lectores digitales porque parece ser que este porcentaje está estancado desde hace varios años. Claro que si resulta que el 65% los descarga gratis, quizá mejor porque suena poco fiable para los derechos de autor. Otro dato es dónde se compran porque, claro, los digitales solo puedes comprarlos online, pero parece que el 70% va a la librería tradicional. También es curioso que solo 1/4 visite bibliotecas, porque siempre que voy yo están llenas (y eso que voy a varias cada mes).

Cine
He caído, he visto «Barbie». No quería, me resistía igual que me resisto todavía con «Avatar», pero me ha podido la curiosidad pre Oscars. Es evidente que es una película que genera debate, lo cual siempre es bueno, pero también malo porque, te pongas del lado del que te pongas, molestarás a alguien con tu opinión. El mejor motivo para no querer verla: así te evitas entrar a discutir si ha acertado con el tono, si el guión hace aguas o si el público infantil no es el objetivo. Tampoco pasa nada si no la ves, puedes quedarte leyendo un libro y quizá hasta encuentres respuestas más convincentes.

Televisión
Mientras a unos les quitan Disney+, a otros se lo regalan para que no se vayan. Eso he oído por los pasillos de un centro comercial. Hubiese sido divertido si en otro pasillo hubiera alguien quejándose de tener que resintonizar su televisor para ordenar de nuevo los canales de la TDT. Más divertido todavía si llego a pillar a la típica persona que está mirando las demos a todo color de las tiendas de electrodomésticos para comprarse uno en las rebajas. Y ya hubiese sido el colmo si llego a oír algún debate sobre qué ver en Netflix ahora que sabemos qué es lo más visto. Pero no, no hay «Camera café» versión centro comercial.

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¿A quién no le ha pasado que ha pedido algo a un camarero y ha tenido que esperar un ratín que se ha hecho eterno? Quizá la sal, la aceitera o la mayonesa. Y el ketchup, parece ser que también según cuenta Heinz. ¿Es una buena idea porque todos hemos vivido algo así o no tanto porque no ha sido con ese producto y seguramente tampoco con esa marca? Además, es interesante ver lo que tienen en el plato las personas que protagonizan la campaña. Sí, hamburguesas, pero también carne y lo que podría ser pollo frito… todos bien acompañados por patatas fritas. Así que, en realidad, la salsa es para ellas, ¿no?

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