El título lo avisa pero lo repito, no me avergüezo: soy hiperactiva digital y mi
vida digital lo demuestra. Dicho así, en plan rápido, quizá te parezca extraño pero seguro que si sigues leyendo te reconocerás en algunas de las características que a continuación voy a tratar de definir.
Para empezar, paso muchas horas frente a un ordenador (léase ordenador y no otro cacharrito) lo cual significa que paso muchas horas conectada a Internet (hay quien dice que demasiadas). Tantas horas que tener que añadir ‘a Internet’ cuando digo ‘conectada’ se me hace extraño… ¿a dónde más me podría conectar? Pero conviene aclararlo porque hay quien todavía no tiene conexión a Internet en casa y otros tantos que ni tienen ordenador. Si éste es tu caso, lógicamente, te alejas por la vía rápida de la hiperactividad digital así que te conviene seguir leyendo para poner freno o al menos reducir la marcha.
Alguno de estos ‘desconectados en casa’ seguramente utilicen
Internet en el trabajo (pocos se me ocurren que no lo hagan) pero no hay excusa ¿y su vida personal? Si después de tu jornada laboral aún tienes ganas de encender el ordenador cuando llegas a casa y consultar cualquier cosa (este blog sin ir más lejos), vas por el camino de ser sufrir hiperactividad digital. Y puedes alegrarte porque significará que tienes
inquietudes, como mínimo, por una información de actualidad que solo se encuentra online.
El
punto de partida puede ser el correo o cualquier red social pero sin darte cuenta tu historial se habrá llenado de varias páginas, por no hablar de las
múltiples ventanas/pestañas del navegador. ¡Viva el hipertexto, vivan los enlaces! Cada click te lleva a navegar sin rumbo, a descubrir un mundo nuevo, el punto de vista de alguien. Cada enlace es una oportunidad para conocer nuevos compañeros de viaje.
Así se va llenando tu cabeza de ideas ajenas que son el punto de partida de las tuyas propias, que insuflan vida a esas ganas finalmente irrefrenables de decir la tuya, porque tu opinión es tan válida como la de cualquier otra persona. Herramientas para expresarse no faltan, a cual más sencilla (todo el mundo sabe
escribir un mail o
hacer un click en un botón), así que encontrar la oportunidad de iniciarse en esta aventura social depende solo de la necesidad de aportar. Escribiendo, con tu voz, fotos o vídeos, lo importante es
generar contenidos, comunicar ideas, compartir y seguir aprendiendo.
El qué es más interesante que el cómo. Aunque, cerrando el círculo inicial, para disfrutar de tu ‘qué’ (blog, wiki, red o lo que sea) has de disfrutar de muchas horas de conexión. Porque, no nos engañemos, cuando un ordenador no tiene conexión es como si estuviese roto, pocas cosas se pueden hacer. Bueno, vale, sí se pueden hacer cosas pero cuando el objetivo final de todo lo que haces es publicarlo en Internet tiene poco sentido trabajar offline.
Resumiendo: si pasar muchas horas navegando, buscando y creando recursos que compartir con tu comunidad, estás de enhorabuena: sufres hiperactividad digital. ¡Y ya somos dos!