[Contenidos] Personalidad de marca: ¿y si las marcas fueran personas?

Como calendario de Adviento, este año he estado enviando datos sobre la personalidad de marca, un aspecto del branding que me interesa mucho. Me lo he tomado como un entrenamiento para ordenar toda la documentación que he ido acumulando sobre el tema. Aunque todavía me queda mucho por decir, ya puedes descargarte el ebook que recopila los envíos.


Somos sociables y nos relacionamos, con más o menos interés, con otras personas… y con marcas. Consciente o inconscientemente, se crea un vínculo entre personalidades afines, repito, sean de personas o de marcas porque sí, las marcas también tienen personalidad.

Dos definiciones para empezar a situarnos:

  • Personalidad es la diferencia individual que constituye a una persona y la distingue de otra, si hacemos caso a la RAE. En otras palabras: cómo somos.
  • Personalidad de marca es el conjunto de rasgos humanos que se asocian a una marca, de acuerdo con Jennifer Aaker (allá por 1997). En otras palabras: cómo la describiríamos si fuese una persona, es decir, cómo es una marca.

La personalidad nos define tanto como nos diferencia, así que es lógico que las marcas quieran tener una propia que inspire confianza. Les servirá para conectar con su público (a quien le parecerá atractiva porque tiene rasgos en común) y eso las llevará a conseguir más clientes convencidos y fieles (llámalo ser una love mark o encontrar a tu alma gemela).

Entonces, ¿qué han de hacer las marcas para ser como una persona? Erróneamente, muchas empiezan por concretar una identidad visual. Es una manera de tomar las primeras decisiones, pero hay otras identidades (verbal, sensorial…) y la personalidad se refleja en todas ellas, así que hay muchas cuestiones a plantearse para elegir la adecuada.

En esta guía descubrirás la personalidad de tu marca, lo que nos llevará a concretar su situación respecto a la identidad, después a conocer los diferentes rasgos que definen la personalidad y, por último, a qué hacer con ella cuando ya sabes cuál es la tuya.


Acabas de leer la introducción y aquí te dejo el índice completo:

  • ¿Y si las marcas fueran personas?
  • El papel de la personalidad en la identidad de marca
    • Prisma de identidad de marca (Kapferer)
    • Matriz de identidad de marca (HBR-Urde)
    • Brand strategy canvas (Comuniza)
  • Rasgos corporativos para marcas
    • Dimensiones de la personalidad de marca (Aaker)
    • Brand personality sliders (Knapp)
  • Rasgos y tests psicológicos
    • Arquetipos de marca (Jung)
    • Indicador Myers-Briggs (MBTI)
    • Modelo DISC (Marston)
    • Modelo de los cinco grandes (OCEAN)
  • Rasgos no científicos de la personalidad
    • Eneagrama de la personalidad
    • Teoría de los cuatro temperamentos (Hipócrates y Keirsey)
    • Signos zodiacales
  • ¿Cómo aplicar la personalidad de marca?
    • Personalidad y personajes (Propp y Campbell)
    • Personalidad y storytelling (Campbell, Pearson y Balló-Pérez)
    • Personalidad y contenidos
    • Personalidad y experiencias
    • Voz y tono
  • Resumen

Si he despertado tu curiosidad, puedes ver cómo es en el interior en la ficha en Gumroad. Desde ahí podrás descargártelo a cambio de un par de euros. Te recuerdo que los suscriptores de mi newsletter tienen un 40% de descuento en todos mis recursos de pago (aunque puedes decidir pagar lo que consideres justo).

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Sin buscarlo, el post de hoy trae debates para comidas navideñas… ¡que las disfrutes!

Internet
La privacidad es tema de preocupación, según cuentan, más aquí que en el resto de Europa. Aprovechando que seguro que alguien hace fotos de lo que hay sobre la mesa, debajo del árbol o a cualquier persona o animal, se puede iniciar el debate de si se van a compartir públicamente, si se envían en privado o si se tiene copia de seguridad en la nube. Seguramente el mejor tema es pedir que no se tenga el móvil cerca, pero quizá haya algún altavoz inteligente escuchando para poner villancicos, así que puedes elegir cualquier otro párrafo del post para continuar la velada.

Televisión
«¿Qué serie estás viendo ahora?» es una pregunta que no falla (tampoco la de cine, ya lo verás). Se puede comentar cualquiera de las más recientes o ir a lo más profundo y plantearse por qué ha cambiado el número de capítulos de una temporada hasta convertirlas en miniseries, por qué no se hacen spin-offs de algún personaje del que nos gustaría saber más, pero son capaces de resucitar a los que ya creíamos descansando en el paraíso del retiro, como han hecho con «Mentes criminales: evolution«. Aquí tienes otro gran tema: ¿dónde van los personajes cuando se termina su serie?

Cine
«¿Qué película me recomiendas?» seguro que también se repite (la alternativa es un libro, claro). Igual que con la tele, no hace falta que sea actual, quizá es mejor que hablar de pelis favoritas para (re)conocer a una persona que hace tiempo que no ves (cenas del cole, el insti, la uni…). Si eso no funciona, como también es más que probable que aparezca por algún lado el fantasma del dinero, se puede conversar sobre el sueldo del equipo artístico y qué deben hacer con el dinero (si no son capaces de ahorrar o si el seguro del Ferrari les cuesta mucho, como avisan en «Jugadores de reemplazo»).

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Cuando estén ya en los turrones a medio devorar o al darse cuenta de que hay que decidir cuándo volver a encontrarse, un buen tema son las tradiciones. Sí, esas que suelen decidir con quién se pasa cada fiesta, al menos hasta que no aparece alguien nuevo que añade un más calendario al reparto de días. Es un debate que puede despertar polémica, así que puede suavizarse (o empezarse) con algo ligerito como qué ha pasado con las burbujas de Freixenet. Un clásico entre los clásicos, más que el Calvo o que el embutido… pero que ha desaparecido a cambio de un frío dato.

[Contenidos] ¿Y si dejo las redes sociales?

Si el ser humano desapareciese hoy de la faz de la Tierra, el mundo seguiría girando y el universo expandiéndose. A ese nivel, somos irrelevantes, pero las redes sociales nos permiten estar en el centro o al menos creerlo, quizá desearlo. Nos creemos que «ser alguien» es posible, que publicar a diario nos acerca a otras personas, sean clientes o amistades de la infancia. Es cierto, pero ¿a qué precio? Casi siempre, el de tu salud. ¿Y merece la pena? Diría que no, pero voy a comprobarlo.

Llevada por el espíritu de experimentación que me dominó en octubre, me propongo desconectar de redes sociales durante las fiestas navideñas. Me seguirás encontrando en este blog y mi newsletter (la pop-up termina el día de Navidad, claro; y enviaré la Blogosfera el 2 de enero), pero entre el 23 de diciembre y el 8 de enero, no me busques ni en Twitter, Facebook, Instagram o LinkedIn porque solo verás las automatizaciones de nuevo post. No he programado nada más.

¿Por qué? Porque quiero probar qué pasaría si dejo las redes, tanto personal como profesionalmente. Diciembre y enero suelen ser meses raros, algunas veces llenos de trabajo y otros sin nada que hacer, así es la mejor época del año para este tipo de experimento. Además, el tiempo que dedico a gestionarlas lo aprovecharé para recuperar proyectos personales aparcados, quizá hasta buscarme un hobby. Esto es propio de agosto, pero también es posible en Navidad (incluso en Semana Santa).

Ya dije que últimamente las redes no me motivan como antes, así que me dejo llevar por el fantasma de las navidades pasadas para volver a una época en la que no existían. Preveo dos consecuencias directas: 1/ pérdida de algunos seguidores durante estos días y 2/ bajón de alcance al volver por haber desatendido al algoritmo. Ninguna de las dos me preocupa.

Me gustaría una tercera consecuencia, más indirecta: volver con ganas por haber recuperado la ilusión. Ya te contaré.

¿Serías capaz de dejar las #rrss durante 2 semanas? Compartir en X

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Internet
La Red está saturada de gente contando sus experimentos y conversaciones con IA. Cada día, me encuentro al menos tres o cuatro menciones al tema. En varios canales y por varias personas. La opción fácil es caer en la tentación y hacer yo también mis propias pruebas, pero estoy en la difícil que es elegir mejor a quién leo para no saturarme demasiado. No obstante, siempre se descubre algo interesante, como una revista creada solo por IA. De momento, no es muy diferente a otras que generan imágenes como churros, pero imagino que dependerá del tema porque el de superhéroes victorianos no está mal.

Televisión
Es época de telefilmes navideños, aunque sean malos. En realidad, es posible ver este tipo de pelis y series todo el año. Para temas de misterios, se me ocurren las aventuras de Aurora Teagarden, las de Hailey Dean y las de Alex McPherson (para el Chronicle). Es el estilo Hallmark y lo reconocerás porque son productos de consumo rápido y que no necesitan mucho esfuerzo para verlos. Han reaparecido en algunas plataformas y, al estar todos cortados por el mismo patrón, no pasa nada si ves solo un rato (en lugar de seguir en el bucle del zapping eterno).

Cine
Otra peli que se cancela porque «alguien» no se pone de acuerdo con otro «alguien» y yo siento que volvemos a la época en que los estudios nos decían qué teníamos que soñar. El dinero manda porque son ellos los que pueden permitirse comprar ciertos derechos y quien quiera usarlos tendrá que pasar por su aro. Qué pena que las visiones sean tan difíciles de conciliar, pero así es la vida para las grandes producciones porque, para los independientes, si te dicen que no, te vas a otro lugar o te endeudas para hacer las cosas como tú quieres y no como quiera «otra persona».

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Ya se empiezan a acumular los anuncios navideños, como el de El Corte Inglés, J&B, ALDI, Campofrío o Vodafone-Filmin. Me apetece hablar de este último porque me parece una buena idea transmitir pelis de generación a generación y, bien hecho, encaja en el estilo de Filmin. Eso sí, dejar por escrito las últimas voluntades es una cosa, otra es hacer un podcast para hablar con tu nieta. Muy peliculero, pero me vale porque es Navidad. Así que te propongo que este año regales a alguien una película que creas que le vaya a gustar, una que tenga los ingredientes perfectos para esa persona querida. ¡Y a ver qué cara pone!

Mi blog ya es mayor de edad

El 13 de diciembre de 2004, publiqué mi primer post en downloading + media. Así que ya puedo decir que d+m es mayor de edad porque cumple 18 años.

WordPress me dice que este es el post 2561 que publico, lo que equivale a unos 12 al mes. Me lo creo porque algunos años he parado en agosto, otros no; al principio posteaba varias veces a la semana, ahora me centro en 1 el lunes sobre contenidos (mi trabajo) y 1 el miércoles (sobre mi hobby, mi Media News). No quiero pensar si son muchos o pocos, son los que puedo asumir hoy en día y con eso me basta para darme por satisfecha porque mi blog me sigue dando alegrías profesionales.

Esto me recuerda que el mes pasado cumplí 12+1 años como freelance. La verdad es que no me siento con mucho que celebrar porque quizá 2022 ha sido el año en que más veces he pensado en dejar de serlo. Pero parece que no hay ningún proyecto interesante en el que encaje un perfil como el mío, así que seguiré buscando por si aparece.

Mientras, sigo tratando de ser feliz en mi trabajo, sin estresarme por los cambios de algoritmo ni por crisis en redes. Prefiero cuidar lo que escribo desde otros ángulos y que la personalidad de mis clientes sea la protagonista. Y de la misma manera trato de ser feliz también aquí: escribiendo sobre lo que me interesa en ese momento y con mi punto de vista personal.

No todo son alegrías, claro, este blog (o más bien a quien consigue atraer) también me decepciona algunas veces, precisamente en los temas con enfoque muy personal porque suelen ser los que menos funcionan. Me da pena, pero las estadísticas no mienten. Los más leídos son más tácticos que estratégicos, los que regalan plantillas o recopilan herramientas. Quizá sí me traigan tráfico, pero los otros son los que más satisfecha me dejan cuando le doy al botón de programar. Así que mi intención es seguir mezclándolos según me apetezca.

En 18 años, el panorama de la blogosfera ha cambiado mucho: llegaron (y se desinflaron) las redes, el vídeo, los podcasts, las newsletters… y aquí seguimos los que todavía creemos en este formato. Hay quien lo ha trasladado a publicaciones largas en LinkedIn, hilos en Twitter, carruseles en Instagram, newsletters de opinión… Algunos son reciclajes, lo cual es más que válido, pero en general me da pena ver cómo se desplaza al blogging a un segundo o tercer plano porque me sigue pareciendo el mejor lugar para expresarse sin límites.

Ahora que la IA está generando contenidos cada vez mejores, no hay que olvidar que se alimenta de artículos de medios y blogs escritos después de experimentar o pensar algo en primera persona, no solo documentarse rastreando para parafrasear.

Pensando en el próximo post de blogversario, ¿qué podría ser diferente? Quizá tenga un nuevo trabajo que haga replantearme la línea editorial actual o quizá me lo escriba un programita y le ponga una foto creada para la ocasión. ¡Ya lo veremos!

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