Media News S27 A16

Televisión
Este lunes apareció Pepe Navarro en «LateMotiv». Gustase o no cómo acabaron siendo sus late nights, no se puede negar que es una figura clave en la historia de la televisión nocturna en España. Dijo Andreu que hacía más de 10 años desde que dejó la tele, Pepe explicó cómo le habían echado de su pelícano y hubo tiempo para alguna anéctoda de su mítico mississippi. Se me hizo una entrevista corta, no sé si por la voz de Navarro o por todas las historias que seguro podría contar y se quedaron en el tintero. Aún así, demostró ser uno de esos invitados que, si el entrevistador se descuida, acaba haciendo él las preguntas… hay cosas que no se pierden con los años.

Cine
Sigo con la nostalgia porque hace ya 25 años que se estrenó «Terminator 2». Un cuarto de siglo desde que aquel líquido metálico se levantaba del suelo y clonaba a un guarda (por aquella época, seguramente la escena que más se imitó por los que se iniciaban en la animación por ordenador). He visto todas las películas, incluso el piloto de la serie, y la única que no me importa volver a ver es ésta segunda parte (ya lo dije al estrenarse la 4ª). Me sigue fascinando la historia, los personajes y también los efectos que pongo en su contexto histórico y aún se valoran más. Es una peli que ha envejecido bien y no creo que necesitase un reboot pero se hizo y se seguirán contando las aventuras de los Connor contra Skynet.

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Se supone que los anuncios deben provocar el deseo de la compra. En teoría. Puede pasar lo contrario o algo totalmente alejado de lo que representa la marca. A mi el spot de Alfa Romeo Giulia y su pregunta «por qué» lo que me ha provocado es ganas de volver a visitar las ciudades que muestra porque me ha traído muchos recuerdos de lo que viví en cada una de ellas. Es el tipo de anuncio que me gusta por cómo mezcla las imágenes y el copy… eso lo tengo claro y eso es el principal motivo por comentarlo aquí. Pero además ha conseguido que deje de mirar el coche y escuche y solo vea las ciudades y piense en cogerme un avión a cualquiera de ellas. No creo que ese fuese el objetivo del spot, pero ¡qué más da si yo nunca compraré un coche!

Internet
Los cambios en Facebook hace ya tiempo que me provocan algo que no sé cómo clasificar. Algunas veces son pequeñas cosas como los iconitos que ha cambiado hoy y otras son un poco más grandes como las modificaciones en su algoritmo. Otras redes sociales también realizan cambios pero en Facebook para que todo se magnifica. Está claro que unas me afectan más que otras pero todas son motivo de duda por saber si ‘son pruebas’ y detrás hay algo más o no. Además, sumando puntos a la incertidumbre, está el hecho de que pueden pasar semanas hasta que se publica una novedad made in USA y llega a aquí. Todo esto confirma lo evidente: la dependencia no es buena en ningún aspecto de la vida sea digital o real.

[Contenidos] Casar palabras, ¡qué gran oficio!

Me dedico a casar palabras aunque suele ser más fácil de entender algo como ‘juntar palabras’. Dicho así, sirve tanto para contextos profesionales en lo que tengo que explicar que redacto contenidos para empresas como en otros en los que simplemente digo que escribo. Vale, todo el mundo sabe ‘juntar palabras’… pero no todos disfrutan del encargo. Tiene su dificultad lograr las palabras adecuadas para que cumplan su cometido y transmitan algo a quien lo lee. Hay quien tira de exclamaciones para demostrar entusiasmo, de mayúsculas para poner énfasis o de colorines para hacerlas, supondrán, más bonitas. Simples adornos: nada de eso es necesario si se ha elegido la palabra correcta.

Desde pequeños lo intentamos: no solo para reclamar la atención de los que están a nuestro alrededor cuando aún solo balbuceamos, también para conseguir algo cuando ya controlamos algunas palabras clave en nuestro día a día. Pedir las cosas por favor y dar las gracias si lo conseguimos, nos lo enseñan un poco más tarde (aunque algunos lo olviden con el tiempo). Y sí, aunque algo sea gratis también se puede pedir y agradecer (algo que otros también olvidan).

Pero, más allá de la educación en la redacción, cuando se trabaja ‘juntando palabras’, es obligado elegirlas bien. Para algunos, esto es una cuestión de SEO: hay que poner las que me pueden ayudar a posicionarme en Google. Es un factor, sí (y muy importante en algunos sectores). Pero yo prefiero elegir las palabras para posicionar marcas y no webs. Es un matiz que define mi forma de trabajar: primero los mensajes, después los canales y luego la optimización. Así lo explico a mis alumnos y en mis libros.

A la hora de elegir las palabras, también hay que tener en cuenta la terminología propia de cada sector. Son las palabras más difíciles de combinar porque, lo confieso, alguna vez me ha pasado que nunca antes las había oído. El trabajo de documentación previa para ser capaz de usar ciertas palabras sin decir barbaridades y que alguien huya asustado es algo que el cliente no paga y una inversión que no se recupera si nos despiden en poco tiempo, pero que debe hacerse con cada cliente nuevo. Para algo tan básico tipo referirse como ‘huéspedes’ a los clientes de un hotel, pero también para comprender siglas, neologismos o el argot que no viene en diccionarios.

Otro aspecto interesante cuando nos ponemos a combinar palabras son las repeticiones. Sí, es una forma de vender pero yo prefiero valerme de los sinónimos y de todo el campo semántico porque entre ambos crean un ambiente más acogedor para transmitir ideas… repetirse es más aburrido, tanto para el redactor como para el lector.  Hace falta algo más romántico (creativo, dirían algunos) aunque también es cierto que algunas pierden el significado cuando todo el mundo las repite.

Acabo volviendo a lo de ‘juntar palabras’ porque podría decirse que este oficio tiene algo de casamentera. De cara a la galería: elegimos las que se entienden más fácilmente, las que explican más con menos y las que definen mejor lo que queremos transmitir. Pero, dicho de otra forma: buscamos las palabras que casan mejor entre ellas y que sirvan para atraer y cautivar al lector. Es más que unir o combinar: las palabras ponen los cimientos para crear una relación a largo plazo entre las marcas y sus clientes.


Media News S26 A16

Televisión
¿Ver series en FF? Sí, alguna vez lo he hecho en lo que llamo series light, es decir, las que tampoco pasa nada si me pongo a mirar el móvil un rato y dejo a los personajes hablando de sus cosas. No todas se merecen ese trato. Como bien dice la Chica de la tele, hay algunas que tienen su propio ritmo. «Hannibal» es una de ellas: los personajes hablan con una cadencia que, si te descuidas y según el momento del día en que la ves, puedes acabar dormitando en el sofá. Vamos que no es una serie de acción: su gracia está tanto en lo que se dice como en lo que se insinúa o incluso no se dice o se sueña. Verla en FF sería no entender nada. Por suerte, hay series para todos los gustos y momentos porque, efectivamente, no hay que verlo todo.

Cine
Las películas de catástrofes son un género en el que entras o no, es decir, te lo tomas como algo posible o piensas que eso nunca pasará. Dentro de este género hay algunas que destrozan más cosas que otras. Por ejemplo, «El día de mañana» se carga la Tierra en un futuro posible pero también está «Godzilla» que se carga medio Estados Unidos y no me lo creo. Dice Ronald Emmerich:»Empiezo pensando que una nave espacial tiene que posarse así que debe tener piernas, y cuando una pierna es más grande que toda una ciudad se convierte en un objeto fascinante. Siempre me he sentido fascinado por el tamaño». Curiosamente es lo que para mi hace poco creíbles algunas películas de esas de David contra Goliat.

Internet
Elegir dominio puede ser algo complicado. Primero, claro está, por tener que decidir el nombre. Pero, al ritmo que llevamos, igual de difícil va a ser elegir la extensión del dominio. No se trata solo de ‘reservar’ la marca y comprar todos los posibles en todos los países. Es ya una cuestión de lógica porque no todos encajan en todos los negocios. Cuando sí lo hacen, resulta que ‘los buenos’ se registran con la misma rapidez que los .com de manera que la competición sigue reñida en algunos sectores. Si no se es rápido, hay que tirar de originalidad para sacar un nombre igual de fácil de recordar o más bien encontrar, aunque no tenga la extensión de dominio más propicia.

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De un tiempo a esta parte, parece que el mundo perfecto del cine y la tele no vende suficiente. Quizá la culpa la tiene la belleza real que nos recomienda ser como somos o la república independiente de nuestras casas que nos permite hacer lo que queramos dentro. No importa cuándo empezó pero ese ‘mundo real’ está ahí en cada bloque publicitario. Sigue habiendo coches en carreteras maravillosas y bebidas en playas misteriosamente vacías, sí. Pero también anuncios que nos recuerdan que la suciedad forma parte de la vida, seas una bayeta o un detergente, y que no todo ha de salir tan perfecto en las fotos que compartimos en redes sociales. No hay que olvidar que la imperfección es belleza.

[Contenidos] Cambiar o no cambiar de estrategia, una cuestión también de contenidos

Hoy quisiera hablarte de por qué a las empresas les cuesta cambiar y enfocarse hacia un uso estratégico de los contenidos. La respuesta sencilla es porque no tienen tiempo y creen en el dicho de ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’. ¿Te identificas con esta afirmación cuando se trata de estrategia de contenidos? Sigue leyendo e intentaré convencerte de lo contrario.

Lo primero, como siempre, es conocer la situación interna de la empresa: todos somos diferentes y nuestro nivel de aceptación a los cambios no es el mismo. Según las personas implicadas, la decisión de abrazar una nueva estrategia de contenidos puede ser complicada. Sí, llevará tiempo y gastarás muchas energías pero recuerda que tienes argumentos.

¿Qué cambios puedes pedir? Dependerá de la empresa, claro. Para algunas, el gran cambio será abrir un blog mientras que para otras será una newsletter y también habrá quien empiece a plantearse tener presencia social. Pero los canales son solo una parte de la estrategia, hay cambios más significativos que costarán más de conseguir, como los organizacionales.

“Yo ya estoy bien así” es un clásico para no querer cambiar, por ejemplo, funciones entre departamentos. La comodidad que supone no realizar ningún cambio es demasiado grande como para que todos estén dispuestos a dejarla atrás sin pelear. Identificarás a estas personas porque se negarán a escuchar y quizá hasta boicoteen las reuniones con tal de no modificar su postura.

Otra versión que se basa en la misma premisa: “Si estoy bien así, ¿por qué dejar que alguien entre en mi empresa a cambiar mi fantástica forma de trabajar?”. Es más cómodo seguir igual, está claro. Por eso la externalización es un gran freno para muchas empresas. Pero por suerte hay otras más dispuestas a invertir tiempo en optimizar sus recursos (son las de nivel avanzado).

Creer que el cambio es necesario, es el primer paso pero después hay que estar dispuestos a hacerlo. Siguiendo con el ejemplo de externalizar, permitirá estructurar la forma de trabajar y una mejor organización cosa que siempre supone un ahorro de tiempo y dinero. Pero habrá empresas que, aún sabiendo estos beneficios e incluso con la lista de tareas preparada, prefieran no implementar los cambios. Ya sabes, ‘más vale malo conocido…’.

Por eso una parte de este trabajo es cambiar a la empresa por dentro, no solo hacer un plan de contenidos. Como vienen a sugerir en GatherContent: menos entregables y más pensar en la transformación necesaria para que tengan sentido. Es fácil hacer una lista de temas a desarrollar en el blog pero puede acabar en un cajón si no se asignan los recursos para ello. Lo mismo ocurre cuando se propone una manera de organizar un equipo de redactores porque, si no se les implica en el proceso de cambio, no servirá para nada.

Resumen de la publicación de mi newsletter sobre marketing de contenidos (núm. 299, 02-05-2016).

Media News S25 A16

Internet
Mantener un blog perfectamente actualizado pasaría por revisar todos los links para asegurarse de que aún están activos. Es algo que casi nadie hace porque, bueno, es una pesadilla al menos para los que nos gusta enlazar. Recientemente tuve que arreglar algunos porque sin querer parece ser que estaba enlazando a una página con software malicioso. Aproveché y dediqué unos minutos a seguir otros enlaces que sí funcionaban para ver qué había sido de aquellos blogs que antes tenían un hueco en mi Bloglines y ahora no están en mi Feedly. Algunos estaban desactualizados o habían dejado de hablar de temas que me interesaban, cosas del paso del tiempo: no solo se rompen links, también las relaciones entre blogs.

Cine
Hay épocas del año en que las noticias se repiten y en esta época ya se avecinan los blockbusters del verano. Así que viene a ser lo más normal del mundo que los récords se sucedan, como si fuesen los JJOO. Últimamente es recurrente la fórmula «el estreno más taquillero» y después cosas como «del fin de semana», «de todos los tiempos» o incluso entrando al género tipo «película de animación». Entiendo que es importante mantener los números al día pero el baile de cifras es bastante aburrido y la sensación de que caducarán pronto no ayuda mucho a prestarles atención. La actualidad es fácil de seguir pero encuentro a faltar algo un poco más reflexionado sobre el por qué de esos bailes. Seguro que desde Hollywood se está haciendo.

Televisión
Cuando las series de allí acaban, algunas empiezan aquí para cubrir expediente. Como explica la Chica de la tele hablando del estreno de «Quantico» en Cuatro, muchas solo cumplen su función veraniega a base de emitir la temporada completa en un par de meses. En bloques de 2 o 3 capítulos por día, es fácil acabarla pronto y la buena noticia para los que se van de vacaciones en agosto es que no importan mucho estos maratones porque seguro que antes de hacer las maletas ya habrán perdido el interés en ella. No todas las series necesitan 20-23 capítulos, con 10-13 es suficiente para contar una buena historia. El resto es alargarlo innecesariamente.

Publicidad
Considerando que existe la publicidad engañosa y que, lo sea realmente o no, cada vez nos fiamos menos de lo que nos cuentan los anuncios, es de agradecer que una marca cuente algunas verdades del mundo real porque así parece todo más verdad de la buena. Lo hace Campofrío para explicar que en sus Finissimas importa la base igual que en la vida. En las escenas, tanto de trabajo como más románticas, se dicen las verdades a la cara porque está claro que eso fomenta una buena relación o, en sus palabras, «una buena base lo es todo». La duda que me queda es si es verdad que su masa las «hace únicas» porque si no fuese así, ¿dónde quedaría tanta verdad?

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