Cine
Una de las noticias de la semana ha sido la compra de Fox por parte de Disney. Seguro que has leído ya mucho sobre el tema pero quizá no hayas visto este vídeo con las versiones del logo de la que conocimos como 20th Century Fox. Es curioso de ver cómo evoluciona, no solo el nombre, también el diseño. Esto me lleva a recordar cómo algunas veces los logos se adaptan a la película. En el caso de la Fox, recuerdo claramente cómo «envejece» antes de «La liga de los hombres extraordinarios» (no he encontrado el clip para enseñártelo). Es un ejercicio creativo que llama la atención a los espectadores y que sin duda nos introduce mejor al film. ¿Por qué no lo harán más veces?
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Tengo algunos anuncios por comentar pero pocas veces coincide un spot con algo de mi ciudad así que los guardo para la próxima semana y vamos a hablar de Kant. No es que me haya dado por cambiar publi por filosofía, es por la campaña del Tram: han creado un trap para acercarse a los jóvenes y así recordarles cómo hay que comportarse en el transporte público. Buena idea, muy cercana a la Karma que también nos acompaña a los barceloneses cuando viajamos en bus y metro. Lo malo de estas ideas es que no se deberían medir por algo tan sencillo como el número de reproducciones si no por las acciones que dejan de hacerse, es decir, por dejan de hacerse acciones incívicas. Difícil, muy difícil de relacionar.
Televisión
Ayer se estrenó la nueva temporada de «MasterChef». Por lo que he podido leer en los previos promocionales, hay unos cuantos cambios más allá de la ausencia de su presentadora habitual. Me parece bien que busquen alicientes para hacer más atractiva a la que ya es 7ª edición del concurso. Pero sigo sin entender que no cambien la duración. ¿Cómo se atreven a rondar las 4h? Me quejo, aunque sin aparente razón porque las audiencias han acompañado su estreno. Así que yo ya he programado la grabación para ver el programa a cachitos porque, ni que pudiese, me interesa tanto los que le pase a los aspirantes como para verlo de un tirón.
Internet
Lo bueno que tiene Internet es que te permite encontrar a prácticamente cualquier persona, lo malo es que puede resultar difícil identificar la correcta. Antes, teníamos un listín telefónico. Ahora están las redes sociales. Antes, se preguntaba a los vecinos si tenían algún contacto (¿te suena la búsqueda del Sr. Bretodeau por parte de Amélie?). Ahora se lanzan preguntas a desconocidos, por cualquiera que sea el canal más cercano. Lo que no varía es que los resultados dependerán del interés con el que se intente: ¿hay 400 resultados en Facebook para ese nombre y apellido que se está buscando? Pues se pregunta uno a uno hasta dar con el correcto, sea el 3 o el 95. Total, ¡es gratis!
Es un tópico: cambiar de estilo cuando se quiere romper con una vida anterior. Ropa nueva y corte de pelo, un recurso fácil. Pero, ¿cómo cambia de estilo una empresa? ¿Despidiendo a alguien o cambiando los colores corporativos? Primero hay que analizar los motivos que llevan a esa ruptura con el pasado y después actuar en consecuencia.
Motivos por los que una empresa querría cambiar de estilo
La respuesta rápida es porque el estilo actual no funciona, es decir, no consigue el objetivo deseado: no conecta con la audiencia, no les transmite suficiente confianza, no les convence para que actúen… Cambiar de estilo podría solucionar esta desconexión con la realidad que la ha llevado al fracaso, aunque también habría que revisar otros aspectos del negocio porque no todo se arregla con nuevos contenidos.
Otra respuesta posible es que la empresa ha cambiado desde que se fijó su estilo. Las personas también hacemos modificaciones en nuestro comportamiento a medida que pasa el tiempo. Nuestros roles evolucionan, los de las empresas también. Quizá hay un nuevo jugador que está revolucionando tu sector y has de adaptarte. O puede que renueves la junta directa o el catálogo de productos para añadir nuevos públicos. Hay muchas opciones posibles.
Una empresa puede cambiar su estilo comunicativo cuando cambian sus valores porque éstos son la base sobre la que se define la voz de la marca y el contenido insignia. Los valores no son inmutables pero sí que se piensan para que representen la marca durante bastante tiempo, igual que un logo. Para eso has que identificarlos bien, no vale cualquier tópico para salir del paso rápidamente. Así que, si te das cuenta que los valores que se habían forjado a fuego empiezan a desdibujarse, para las rotativas y busca qué ha provocado el cambio.
Resumiendo, los motivos del cambio de estilo pueden venir de la propia empresa o de su entorno, ya sea la competencia o sus clientes.
¿Cómo variar el estilo de los contenidos?
Sea lo que sea lo que provoque el deseo de variar el estilo comunicativo, la vía más directa es romper con todo y empezar desde el principio, totalmente desde cero. Implica revisarlo todo para identificar lo que ya no sirve y has que cambiar. Una auditoría de contenidos sería un paso más, junto con el nombre o la identidad corporativa, entre otros. De hecho, una posibilidad incluso más sencilla sería crear una marca nueva.
Pero las empresas están vivas, no hace falta algo tan drástico. Puedes irte adaptando poco a poco a los cambios del mercado. Éstos no son rápidos aunque sí van dejando pistas en el día a día. Hay que saber escuchar, claro, e ir haciendo los cambios igual de lentamente. De esta manera no hará falta un cambio radical, solo pequeños ajustes. Podría ser empezar a usar una palabra «de moda» hasta incorporarla totalmente en tu vocabulario corporativo, por ejemplo.
La guía de estilo es el documento que tendrías que ir actualizando, igual que haces ajustes a tu plan de contenidos cuando añades un nuevo canal o cambias la frecuencia de publicación. No hace falta que sea cada mes, puede ser un par de veces al año. Pero sí conviene ir fijando los aspectos importantes que cambian de tu voz para modelar la de todos los que hablan con ella representando la marca y que así no haya incoherencias.
Televisión
Perdón por la obviedad pero solo puedes hacer zapping cuando tienes muchos canales por los que pasearte. Si tienes 7 no es posible porque no te duran ni 5 minutos y el aburrimiento que pretendías despejar con el zapping se multiplica y puede contigo haciéndote dormir en menos de lo que tardas en repasar esos 7 canales. Me ha pasado durante mis vacaciones y, supongo que porque no tenía otra cosa que hacer, he acabado pensando en cuando teníamos 2 canales, después los autonómicos y luego las privadas. El zapping era igual de imposible, tanto que ni estaba inventado por aquel entonces. Por eso, en lugar de cambiar de canal, cambiábamos de forma de entretenimiento.
Internet
Por aquellos mismos años, la tele era fiable (ejem, ejem) como fuente de información, lo mismo que los otros medios de comunicación de masas (léase prensa y radio). Era lo que había para estar al día. Según parece, hoy el 36% de la información se consume por WhatsApp lo que iguala a los emisores que pueden ser periodistas o cualquier integrante de radio patio. Comparar lo que antes se consideraba información y lo que se consume ahora me atrevo a decir que es imposible. ¿Es culpa de los medios sociales o de las personas que los utilizan? Es una pregunta tan abierta a debate como si antes fue el huevo o la gallina. Una cosa es segura: cuantas más fuentes se consumen, mejor enfoque se da a la información.
Cine
No es la primera vez que digo que me gusta el cine clásico. Claro que también disfruto con una peli en la que haya poco de real cuando consigo mi objetivo de desconectar de la realidad durante un par de horas (últimamente ya son 3h). En ambos casos puedo conseguirlo, aunque sea por motivos diferentes. Pero no siempre quiero lo mismo y por eso elijo según lo que me apetece ver. Cuando me pongo una peli muda soy perfectamente capaz de contextualizar el momento en el que se hizo y entender por qué es así. Lo mismo que si te pones una peli de los 80 o 90: es fácil darse cuenta de que sería difícil que se hiciese igual hoy en día. Para disfrutarla, hay que verla con los ojos de entonces, no los de ahora.
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Hoy empieza la primavera y no me he enterado por El Corte Inglés. Vale, al estar desconectada no he estado muy atenta últimamente y quizá se me ha pasado. Pero sí he visto el spot de DFS para avisarnos de lo mismo y lo prefiero. Claro que son negocios diferentes pero el mensaje de fondo es exactamente igual (como cuando viene la época de rebajas y todos los anunciantes se empeñan en recordárnoslo). Me gusta la idea de mostrar «el cambio de armario» en versión hogar porque no es algo que se suele hacer y eso siempre se agradece. Enseña además diferentes familias, cosa que en los de El Corte Inglés no ocurre porque todos parecen cortados por el mismo patrón (toma gracieta para terminar el post).
Crear un plan de contenidos es una cosa y mantenerlo es otra. Lo primero no es fácil ni rápido pero al menos hace que lo segundo sea más ágil. He hecho los suficientes como para acabar definiendo una metodología propia, la que cuento en mi libro. Pero un plan es algo que ha de hacerse cada uno a su gusto, es demasiado importante como para que no estés cómodo con él. En mis clases lo explico con todo el detalle que puedo para que así luego los alumnos puedan elegir qué dejan fuera y a qué dan prioridad: al final ha tantas versiones como grupos se han formado.
Plantilla descargable en XLS para hacer tu plan de contenidos
Mi metodología para hacer un plan de contenidos
Para mí lo más importante son los objetivos y por eso empiezo por esa columna cuando tengo que rellenar la plantilla. En cambio, si sigues el orden lógico de izquierda a derecha y revisar el plan la encontrarás la última. Tiene un motivo: a la hora de traspasar las filas del plan de contenidos al calendario editorial, lo relevante es la fecha, no el objetivo. Pero éste es el que debe guiar todas las decisiones y por eso es la primera parada.
La siguiente es el perfil de la audiencia, algo igual de importante en el plan pero que no suele aparecer en el calendario y por eso también está en las últimas columnas de la derecha. También hay un motivo: sigo el mismo orden que al hacer el entregable de la estrategia. Así que primero pienso qué quiero y luego qué quiere la audiencia.
Lógicamente, la próxima columna de la que me ocupo es el tema de la pieza que viene a ser el equivalente a la línea editorial. Suelo distinguir entre tema, descripción, fuente y formato pero a la mayoría de la gente le basta con descripción donde hacen una mezcla de todo. Yo prefiero detallarlo para ver cómo se equilibra la estrategia de contenidos (te lo cuento después con un truco).
Es el momento de rellenar el canal y por último la frecuencia. Sí, aquello que es más importante en el calendario lo dejo para el final del plan, igual que van en lo último del entregable de estrategia. La razón está clara: me parece más importante el por qué, para quién y qué que el dónde o cuándo.
Variantes a mi manera de trabajar el plan de contenidos
Como te decía, cada uno tiene su manera de hacer las cosas. Nadie te obliga a seguir una metodología (aunque alguna has de tener porque merece la pena crear tu propio plan). Si leyendo la mía has pensando que te encaja y la quieres probar, genial. Si ha pasado todo lo contrario y te parece una locura, ¡no hay problema!
Quizá prefieras rellenar tu plan haciendo todo lo contrario que yo, es decir, pensar de izquierda a derecha y empezar por la fecha en que publicarás en tus canales. Es una opción pero entonces te diría que hicieses un calendario editorial directamente porque parece que te preocupa más tener lleno un canal que el motivo para utilizarlo.
Hacer un plan no es fácil pero la vía rápida es ir directamente a la parte del centro para dejar constancia de lo que ya sabes que quieres publicar y, con un poco de suerte, pensar después por qué. Entonces te diría que no te compliques la vida, no hace falta que hagas ni un plan ni un calendario. Está claro que te dejas llevar por la inercia del momento y publicas lo que quieres, no los necesitas si no es que quieres mejorar y para eso necesitas poner orden.
Dos trucos para revisar tu plan de contenidos y mejorarlo
Después de llevar un cierto tiempo implementando el plan de contenidos que has preparado, por ejemplo 2 o 3 de meses, ya podrás valorar si está sirviendo para algo o has de cambiar alguna fila para mejorarlo. Yo uso un par de trucos para ello pero, insisto, tú puedes encontrar tu propia manera de revisarlo.
Ya que el plan está en formato de tablas de Excel, usar filtros es muy práctico y sencillo (solo has de darle a un botoncito del menú y listo). Aprovéchalos para agrupar la información de cada columna y así saber:
Objetivo: ¿te has focalizado en uno o intentado cubrir varios a la vez?
Audiencia: ¿has mapeado correctamente los diferentes momentos por los que pasa tu buyer persona?
Tema: ¿estás cubriendo todos los que se derivan de tu línea editorial?
Formato: ¿abusas del texto y te olvidas de vídeos o infografías?
Canal: ¿estás centralizando demasiado la distribución de contenidos?
Responsable: si tienes una columna con nombres de varias personas o si marcas ahí las horas que dedicas a la creación de la pieza de esa fila, ¿has de repartir mejor las tareas?
Has de ir columna por columna para descubrir aprendizajes como éstos o cualquier otro que pueda servirte.
Pero también es interesante analizar las filas y para eso te doy otro truco: usa colores. Sí, podrías poner colores a las diferentes opciones de las columnas pero te quedaría hecho un collage y perderías la posibilidad de tener una panorámica de lo que publicas. No, lo que te sugiero es que utilices los colores para repasar los resultados conseguidos de cada pieza.
Haz una nueva columna de estadísticas a la derecha, al lado de los objetivos, y añade allí la información que te interese analizar: alcance, clicks, ratio de engagement… Selecciona cada fila individualmente y aplícale la escala de color dentro del menú de formato condicional. Así podrás ver muy fácilmente cuáles tienen mejor resultado.
Combina los dos trucos que acabo de darte para sacar aún más información. Por ejemplo: si filtras los 10 mejores/peores de la columna de estadísticas, verás los mejores/peores contenidos y verás si tienen algo en común (buyer persona, fuente, formato…). Por ejemplo, si has puesto un dato directamente relacionado con uno de los objetivos que querías lograr, revisa si lo estás consiguiendo igual en todos los canales.
Espero que alguna de estas pistas te funcione pero depende de ti crear e ir mejorando el plan de contenidos así que es cosa tuya identificar la información necesitas para lograrlo. ¿Te animas a compartir en los comentarios cómo trabajas tu plan?
Hacía tiempo que no tenía una revista de papel en las manos así que, aprovechando que estoy desconectada por unos días, he preparado un Media News únicamente con la información de la revista Emprendedores de marzo (si te preguntas por qué la compré es que no has leído mi post del lunes).
Internet
¿Por qué viajan los españoles? El estudio de Siteminder responde a esta pregunta pero, antes de darte los datos, me gustaría que la contestases pensando en tu caso: ¿qué te anima a irte de vacaciones a un sitio u otro? ¿Ya lo sabes? Pues parece ser que el 70% lo hace por recomendación de familia y amigos. ¿Te has imaginado una sesión de fotos de varias horas viendo lo bien que se lo pasaron otros? Vuelve a pensar porque el motivo que ha llamado mi atención es la 2ª opción más elegida para decidirse a viajar: el 37,83% viaja por las fotos y posts en las redes sociales. Combina bien con el anterior porque no tengo ninguna duda de que hoy en día es ahí, en Facebook e Instagram, donde se ven más fotos de viajes.
Televisión
Nos tumbamos en el sofá a ver la tele, pero también en el sillón del dentista. Hay una cierta relación, sí. Pero no veo nada bien ofrecer la posibilidad de ver Netflix con una gafas mientras estás con la boca abierta intentando no pensar en que alguien te está taladrando los dientes. Sí, estás tumbado pero no tan relajado ni concentrado como para ver un vídeo o leer que es otra de las posibilidades que ofrecen. Además, puede ser difícil elegir qué ver sabiendo que no te podrás expresar porque estarás con la boca abierta y que mientras alguien te irá recordando que has de mantenerla así aunque quieras reírte. No lo veo compatible pero siento curiosidad por ver cómo le va a la única clínica en España que lo está probando.
Cine
«El cine ha cambiado la forma de recibir información. Toda película empieza con una secuencia emocionante que cautiva al espectador. No espera a mitad de la película a la que la señorita Bovary haga algo impresionante». Son palabras del guionista Jaime Bartolomé en un reportaje sobre storytelling corporativo. Y razón no le falta. Los primeros minutos son claves, igual que lo son las primeras páginas de un libro. Hay que poner toda la carne en el asador para que la gente quiera seguir viendo la peli. James Bond lo sabe bien, es un maestro en escenas pre créditos (y de ellos también). En el cine de otra época, no era así, había tiempo para entrar en materia. Ahora hay que matar a todos los malos en los primeros 10 minutos o no habrá secuela.
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Hay muy poca publicidad en la revista «Emprendedores», casi nada podría etiquetarse como tal. Sí hay páginas de promoción de otras revistas del grupo, pero no gráficas de otras empresas. Claro que, si miramos mejor, muchas de «las noticias» que aparecen podrían ser ¿incentivadas? por alguien. No todas, pero sí que unas cuantas huelen a promo. No me quejo, respeto tanto la necesidad de notis como el deseo de llegar al público adecuado. Pero me da nostalgia porque hace años yo miraba las revistas en papel solo para fijarme en los anuncios que había. Los artículos no me parecían tan interesantes como las gráficas. Hace ya muchos años que dejé de coleccionarlas pero me esperaba encontrar alguna, ilusa de mí.