Este martes la pregunta del lector de El Periódico parecía contradecir la viñeta que hace unos meses comentábamos: «¿Por qué los anuncios de detergente son tan simples?«.
La respuesta la daba Jordi Ventura, Director General de la Associació Empresarial Catalana de Publicitat. La copio tal cual ya que no he encontrado el texto en la web del diario:
«Hay amas de casa que, teniendo en cuenta que no hay mucha diferencia entre productos, compran la lejía de oferta, excepto si piensan que puede dañar su lavadora. Por el contrario, hay otras que aún dejan de tender la ropa en el terrado si creen que no está lo bastante blanca. A estas consumidoras es a quienes se intenta fidelizar hacia una marca.
Aceptando el riesgo que supone esta afirmación, el primer grupo serían amas de casa jóvenes y urbanas, y el segundo, un poco más maduras y residentes en zonas más reducidas. La razón de que estos anuncios sean simples -que no tontos- es que a las personas sencillas hay que dirigírseles de manera sencilla, pues sus códigos son igualmente sencillos. Esto no se ha de tomar como una falta de respeto hacia estas personas, sino como la obligada adecuación a las diferentes realidades de cada colectivo.»
Empieza bien, explicando las diferentes consumidoras de este tipo de productos. Yo he visto claramente a las chicas en la oficina con camisas blancas y compartiendo el secreto de Neutrex futura en el primer caso; y a la mujer que tiende la ropa en el campo con unos niños jugando al escondite en el segundo.
Pero, quizá por tratar de ser políticamente correcto (y no tengo claro que lo haya sidodel todo), deja para el final la frase más importante y la verdadera respuesta: la publicidad ha de adecuarse al target.