Cine
Leo en la Cinerama de este mes un interesante artículo de opinión (que no se encuentra online porque la revista aún se distribuye en papel por los cines). Termina con un «Qué tiempos aquellos» por su nostalgia por las estrellas del cine clásico y su comportamiento, tan alejado del que tienen las actuales. Frente a la frase de Mankiewicz «en los Hollywood de los años 40 y 50 no teníamos pretensiones, solo tratábamos de entretener al público», responde el autor con un «Ahora sobran pretensiones y falta entretenimiento inteligente». Alguna de las frases que apunta en el artículo son difíciles de imaginar dichas hoy en una rueda de prensa, como mucho serían compartidas en redes sociales por alguien que lo oyó a escondidas y otro alguien tendría que disculparse.
Televisión
El guión es la base sobre la que se construye todo, sin él no se graba nada. Se demostró hace unos años con la huelga de guionistas que dejó paralizada a la industria durante unos meses. Y quizá vuelva a pasar si continúan sus quejas por la manera en que se comportan sus agentes, vendiendo a los estudios sus capítulos paquetizados junto con otros profesionales a los que también representan. Podría tener sentido algunas veces pero me parece una práctica dudosa. Lo leo en una noticia donde el titular sin embargo habla de su baja retribución a pesar de aumentar su demanda para series de televisión. Igual que la huelga del doblador de Woody, todos tratan de defender sus derechos y gracias a eso nos enteramos de cómo funciona por dentro lo que solo conocemos desde fuera.
Internet
Las redes sociales no paran quietas. Entre que los usuarios publicamos millones de contenidos al minuto y que las plataformas buscan constantemente la manera de retenernos, no hay posibilidad de descanso. Hay que estar siempre alerta «por lo que pueda pasar» porque ahí es donde llega antes la información (buena y mala). Es peor para los que nos dedicamos a esto de alguna manera porque otros dependen de lo que les contemos sobre las novedades de las redes (como LinkedIn explicando la que será su versión de las reacciones). Lo curioso es cuando éstas filtran sus planes para ver cómo podrían reaccionar sus usuarios (como ha hecho Instagram con el contador público de likes). No siempre son buenas (como el tamaño de las fotos en Twitter) pero poco podemos hacer… más allá de desconectar, claro.
Publicidad
Pocas empresas pueden presumir de tener productos de más de 100 años (piénsalo, a ver cuántas marcas centenarias conoces). Por eso cuando alguna celebra un aniversario con números redondos debería ser una campaña en la que fijarse, un motivo para llamar la atención tanto de los que ya son clientes como de los que no. Incluso una excusa para regocijarse frente a la competencia. Con esos ojos veo la de Heinz para sus 150 años, pensando que tiene que ser algo grande… pero no me parece muy sonada. Quizá es que no es un buen momento para invertir en fiestas de cumpleaños o quizá lo más interesante está por llegar. Pero, aunque limpiar platos es muy de salsas, no me parece suficiente para un aniversario así.
