Media News S22 A21

Televisión
La nostalgia está muy presente estos días en la tele, al menos en la mía. Por ejemplo: terminó «Mom», la única sitcom que me quedaba (sí, hay más, pero no me hacen gracia), y volvió «Friends», una a la que nunca me aficioné (y ya no es momento de intentarlo). Está a punto de empezar el canal VHS, un pop up de Movistar+ que nos devolverá a los 90, aunque espero que también los descubra a quienes nacieron en el siguiente milenio. Para ellos también ha habido alguna noticia, pero prefiero las nostálgicas. Aun así, es posible reunir a ambas al considerar los canales pop up como las playlists de la televisión.

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Sigo con la nostalgia por partida doble, quizá triple. 1/ Orangina es una marca difícil de encontrar ahora, pero no siempre fue así. Su (típico) anuncio ha conseguido recordarme su sabor. Supongo que es una misión cumplida para ellos, aunque no pueda comprarlo. 2/ El otro día caí en ver un corte publicitario de 2008. No llegué a recordar todos los spots, pero sí algunos, como los de Bacardi Mojito o Pastas Gallo. Uno supongo que por la música, el otro por tener un personaje conocido (ahora ya casi olvidado). ¿Qué anuncios acabaré recordando en otros 13 años?

Cine
La noticia de estos días es la compra de la Metro por parte de Amazon. Su catálogo de pelis es inmenso, con grandes clásicos, y los millones que se manejan asustan, pero todo ello me permite una reflexión: ¿es más rentable comprar que producir? Estamos hablando de una de las grandes e históricas productoras de Hollywood, hay películas míticas que no pueden competir con las nuevas producciones que están desarrollando las plataformas (Netflix incluida). Precisamente porque, de hecho, no parecen querer esa competencia, me sorprende la compra simplemente por acaparar.

Internet
Cuanto más tiempo paso de las redes sociales, más pienso en cómo han cambiado. Hablo de incongruencias, como las típicas que provocan sus estadísticas que a veces no parecen tener ningún sentido o su mezcla de conversaciones tóxicas que antes no se daban y de descubrimientos que te alegran el día, por suerte porque de lo contrario sería momento de huir. En las redes profesionales también se dan momentos extraños, como una empresa española que anuncia un empleo en inglés buscando a quien sepa italiano. Las redes son así de curiosas, por llamarlas de alguna manera.

[Contenidos] Una buena presentación mezcla copywriting y storytelling

Tenía pendiente de hacer este post hace bastante tiempo, y eso que ya han pasado dos meses desde que lo solté en Twitter: hay presentaciones (léase PowerPoints) que son soporíferas. Esto ya ocurría antes, pero la proliferación de webinars del último año lo ha hecho más evidente. No todo el mundo tiene habilidades para hacer un webinar, por muchos conocimientos que tenga sobre el tema. Hay literatura sobre presentaciones, por eso este post no es una guía para hacerlas más atractivas ni incluye técnicas para hablar en público. Es más bien una reflexión, llámalo ligero toque de atención o simplemente recordatorio: el contenido de una presentación es una mezcla de storytelling y de copywriting, pero no siempre al 50%.

Empecemos por el principio: el título. Es una promesa de lo que vendrá, es decir, ha de servir para atraer público y convencerles de que merecerá la pena apuntarse a escuchar la charla. También ha de ser directo y concreto porque el espacio es limitado, aunque puede tener un punto SEO porque la mayoría de eventos se indexan antes o después de que tengan lugar. Ha de persuadir, así que es claramente copywriting.

Vamos al interior, donde igual de claramente se usa el storytelling (entendido como táctica). Sirve para mejorar la comprensión, generar empatía, conseguir cierta cercanía, ganarse la confianza de la audiencia… Es empezar por contar una anécdota de «cuando yo» o explicar algo que «me pasó el otro día» (aparentemente) sin venir a cuento, pero también es aplicar a esas historias que siguen el esquema «introducción, nudo y desenlace» alguna fórmula de copywriting como la AIDA, el PAS o cualquier otra. Es meterse de pleno en el customer journey y exprimir el momento wow.

Lo peor de las presentaciones online es no poder mirar a los ojos de la gente. Con suerte (si encienden la cámara) son del tamaño de algunos píxeles, poco más. Aún peor es tener problemas de conexión porque la imagen congelada no ayuda a saber qué pasa por sus cabecitas. La solución la tiene de nuevo el copywriting, concretamente, el copy estilo conversacional. No porque se tenga que escribir toda la presentación para leerla, más bien porque sirve de previsión para saber qué están pensando y así adaptar lo que se está diciendo a sus potenciales reacciones.

Hablando del material que acompaña o guía a quien está haciendo la presentación, suele tener una proporción inversa: a más storytelling, menos copywriting. Por ejemplo: una imagen bien grande y sin casi palabras da para contar de todo mientras que mucho texto obliga al leer y lleva al aburrimiento, lo opuesto que busca el buen copy. Cada persona tiene sus preferencias, pero el equilibrio entonces se consigue mezclando los diferentes tipos de pantallas a lo largo de la presentación para ajustarse también a los diferentes tipos de oyentes.

Existe un gran problema en el copywriting y es que, cuando la presentación tiene un gazapín, pierde por completo su efectividad. La mente se queda anclada en el error y no atiende a nada más hasta que se pasa de pantalla. Lo mismo que el storytelling es capaz de dispersar los pensamientos de la audiencia si no conecta con ella, por mucho que utilice imágenes fantásticas y se ponga una cita que parezca la mar de interesante.

Por último, sobre todo cuando se preparan presentaciones para otros como hago yo de tanto en tanto, las notas son un recurso útil: sirven tanto para que el ponente sepa qué ha de contar como de bibliografía para los asistentes (así cito yo las fuentes que uso en las mías). Ahí no hace falta el copywriting, pero sí el contexto del storytelling para que nadie se pierda por el camino.

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Televisión
El mes que viene SundanceTV cumple una década, pero el tema de la semana es Eurovisión. Ya hay mucho escrito sobre los ganadores y los perdedores, así que me quedo como siempre con la puesta en escena. Dicho rápido porque ya fui compartiendo mis impresiones, este año me han parecido unas actuaciones desaprovechadas. Quizá es porque tenía mono después de la no-edición de 2020, pero solo hubo algunos trocitos que sí fueron un espectáculo audiovisual. Puede que también fuese porque algunas canciones parecían de otra época, la cuestión es que lo más interesante acabó pasando en los tejados y no en el escenario.

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Recupero un par de anuncios relacionados con la pandemia y la nueva normalidad a la que algún día supongo llegaremos. Para lo primero, dos gráficas: 1/ un reCAPTCHA para elegir gestos y acciones cotidianas que salvan vidas, mucho más comprometido que marcar semáforos, pasos de cebra, camiones o cualquier otro objeto y 2/ algo más agresivo, una imagen que muestra lo que hay detrás de una mascarilla. Para lo segundo, un spot de Pepsi que nos recuerda aquello que se hacía sin pensar y que ahora resulta impensable. Algunas sí se echan de menos, otras no tanto.

Internet
Chrome tiene la batalla ganada desde hace tiempo, pero igualmente me pregunto dónde irán a parar los que ¿aún? utilizaban Internet Explorer cuando en breve deje de existir oficialmente. ¿A eso que llaman Edge? No tengo suficientes conocimientos técnicos para compararlos, pero sí veo claro que Chrome va por la versión 90, Firefox por la 80 y ¿la versión que discontinuarán de Explorer es la 11? He tenido que buscar si venía instalado en mi ordenador porque ni lo había abierto en… no, nunca. En fin, poca evolución veo y ya digo que sin entrar al detalle de las funcionalidades.

Cine
Cuando ves una película con un 2,9 en la escala de IMDb, ya sabes que es un riesgo, pero también que no la olvidarás nunca: ya sea porque los efectos sean amateurs, porque los actores sean planos o porque la historia te deja con más preguntas que respuestas. Especialmente con una: ¿cómo consiguieron la financiación para hacerla? Claro que esta es una cuestión que también se puede plantear en una con una nota de hasta 6, es decir, más o menos pasable. A partir de ahí, ya se supone que la experiencia será más agradable, aunque nunca te puedes fiar del todo como ya vimos hace un par de semanas con «Ciudadano Kane».

[Contenidos] Cuatro modelos operativos para tu contenido

El de hoy es un post que empezó a fraguarse hace un par de años (en octubre de 2018 según mis notas en Trello), así que supongo (no estoy convencida del todo) que ya es buen momento de hablar de modelos operativos para los contenidos. ¿Por qué no lo hice antes? Porque me parece que es un tema que queda grande a muchas empresas (y aún lo pienso, de ahí este primer párrafo introductorio).

Los modelos operativos son los procesos que siguen las empresas para generar, en este caso, sus contenidos. Desde TCA proponen cuatro (algún matiz ha cambiado desde la primera propuesta), en traducción libre:

  • Player: contenido como táctica de marketing. Un par de personas crean todo tipo de contenido, como ebooks, infografías o presentaciones.
  • Processor: content as a service. Un equipo ofrece servicio a toda la empresa y establece los criterios si se externaliza.
  • Performer o Product: contenido como un producto. Puede haber un equipo editorial encargado de un centro de recursos o blog para atraer y gestionar las necesidades de la audiencia.
  • Platform: content as a business. El contenido es parte del negocio y genera ingresos.

Como ves en el gráfico, hay un eje horizontal para ir de departamentos aislados a servicios integrados y uno vertical de más centrado en la audiencia interna a la construcción una para monetizarla en el tiempo.

Aunque lo parezca, no se trata de la madurez de la estrategia (de eso hablo en «Estrategia de contenidos«) ni una forma de organizar departamentos (de eso va «Cultura del contenido«), tampoco tiene que ver solo con la tecnología. Estos modelos son una manera de conocer cómo se opera respecto a los contenidos hoy y cómo se prevé que sea en el futuro.

¿Cuál es el modelo operacional de tus contenidos?

La herramienta que proponen desde el TCA para saber en qué cuadrante está tu empresa se basa en tres sencillas preguntas, o más bien números a elegir. Solo has de apuntar uno pensando en cada modelo:

Madurez actual

Mira al presente y elige cuál te corresponde:

  1. No tenemos nada de esto.
  2. Lo hacemos, pero no al nivel que se necesita.
  3. Lo hacemos lo mejor que podemos y con cierto éxito.
  4. Tenemos bastante éxito y conseguimos resultados concretos.
  5. Somos los mejores en esto.

Esfuerzo

Calcula el porcentaje de esfuerzo (tiempo, presupuesto, recursos) que se dedica a cada modelo. La suma de los cuatro cuadrantes debería dar 100%.

Necesidad futura

Mira al futuro y elige del 1 al 5:

  1. Lo hacemos lo mejor que podemos, no vamos a cambiar.
  2. No es una prioridad.
  3. Queremos mejorar poco a poco.
  4. Estamos construyendo en esta dirección.
  5. Estamos desarrollándolo.

Análisis de los resultados

Poniendo los resultados en cada cuadrante, podrás verás cuál tiene más peso en tu estrategia de contenidos. Por ejemplo, si resulta que tienes madurez y necesidad bajas, pero esfuerzo alto es que estás intentando acercarte a ese modelo; con la madurez y el esfuerzo alto, pero la necesidad baja es que te parece que ya estás bien como estás.

Tienes más información sobre los modelos en el ebook del TCA «The Four Content Operating Models» (descarga directa).

¿Cómo tratas a los contenidos dentro de tu empresa? Compartir en X

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Cine
Imagino que aún hoy hay quien tiene pósteres de películas forrando sus paredes o, al menos, es fácil recordar el de aquella peli de nuestra tierna juventud que nos marcó o quizá el de la última que se ha visto. El póster es un arte, como lo es un tráiler: cualquiera de los dos pueden ser un imán para las salas. Ya hace un tiempo hablé de los que hacía Mac y esta vez son 50 los que, dicen, cambiaron la industria. Lo cierto es que son una mezcla de teasers, ilustraciones e ideas geniales que sin duda sirven para vender la película tanto como para ser colgados de cuadros y seguir recordándola pasados los años. Este tipo de arte no se improvisa.

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Si la semana pasada hablaba de campañas entre empresas rivales, hoy todo lo contrario. Aprovechando el Día del Reciclaje, Agua de Lanjarón anuncia que sus botellas están hechas de otras botellas. Una campaña muy gráfica porque adapta su identidad a la de otras marcas para demostrar que no le importa de dónde sean. Me recuerda a una del año pasado que también aprovechaba pedacitos de otros para hacer su pieza. Lo divertido en cualquiera de estos casos en que las empresas «hablan entre ellas» es ver qué reacción tienen al verse interpeladas por «otras empresas del sector». Las «respuestas tipo» para clientes no sirven en estos casos: ¡tampoco aquí se puede improvisar!

Televisión
Cualquiera puede emitir por YouTube en directo (y por otros muchos canales), pero que lo haga una televisión autonómica es noticia porque CRTVG es la primera que da este saltito. Y no es malo, al contrario: la señal de tele no ha de estar ligada a un soporte, electrodoméstico ni siquiera ámbito geográfico, debería poder verse en cualquier lugar y así también favorecer un diálogo más rico con la audiencia. Pero intenta recordar alguna promo de las que últimamente hacen las teles y casi seguro que es de sus opciones de pago: series que se emiten en su plataforma premium o canales adicionales con contenidos exclusivos. La financiación es más importante que la conversación.

Internet
Un poco en la línea de los dos párrafos anteriores, las empresas no deberían seguir teniendo miedo a abrirse a la competencia, ni a hablar con usuarios en canales que lo permiten. Hace ya demasiado tiempo que pueden hacerlo y pocas lo hacen. Es agradable descubrir que alguna se atreve a enseñar un poco de su interior. Aunque sea extraoficialmente, seguro sirve de inspiración para que otros se animen. No hace falta compartirlo «todo», pero tampoco «nada». No hay una norma escrita que todos deban cumplir porque ocurre lo mismo con la marca personal: hay que encontrar un equilibrio en el que se esté a gusto.

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