Meme: en qué soy buena

María Ripoll me envió hace unos días un meme sobre marca personal e identidad profesional y desde aquí acepto su reto de contestar a ¿en qué soy buena? No está de más decir que su siguiente post sigue esta línea con otra pregunta relacionada con la reputación y que te animo a contestar:  ¿en qué crees tú que soy buena?

«¿En qué eres buena?» es una pregunta de entrevista de trabajo. Como tal, presupone que lo que pone tu CV no sirve para describir tus habilidades y busca algo que te defina como profesional pero no desde el punto de vista de conocimientos, sino desde el día a día y (debería ser obligado) la autocrítica. Pero voy al grano porque este no es un blog de RRHH.

Creo que soy buena escribiendo, sobretodo contenidos digitales aunque parece que los libros tampoco se me dan mal. También creo que soy buena gestionando proyectos porque soy ordenada, constante y meticulosa. Y a todo ello me dedico así que algo de razón debo tener.

Esto es lo que se me ocurre y, creo, lo que dije la última vez que me hicieron esa pregunta. Pero la reputación no se construye de lo que creemos que somos, sino de lo que los otros creen que somos. No necesariamente la imagen que se proyecta es la misma que la que se refleja. Así que me encantaría saber en qué crees que soy buena. 

Tocaría pasar el meme a alguien pero realmente es una pregunta muy personal así que prefiero dejarlo abierto para quien se anime que responda. Ya sabes, ¡perfecto para quien busca trabajo!

[WWW] Dos círculos viciosos

Este sábado cometí el gran error de dejar entrar un virus en mi ordenador y hasta hace un rato no lo he recuperado (de ahí mi silencio estos días). Pero de todo se aprende y además en este caso, junto con otro ejemplo, me inspira un post sobre lo absurdo que puede ser Internet algunas veces.

Empiezo con los antivirus. Por todos es sabido que lo más importante es que estén al día para que sea efectivo. El programa se conecta al servidor del fabricante a diario y descarga actualizaciones para proteger el ordenador. El problema viene cuando por culpa de un virus solo puedes arrancar en modo seguro sin conexión a Internet.

Entonces, empieza la odisea (gracias a conexión ajenas) de encontrar un archivo completo de instalación que no requiera ni actualización ni registro online. Pero es un círculo vicioso: ¿Por qué no puedo usar un programa sin conectarme a Internet? ¿Por qué no funciona si no se actualiza o no se registra? Después de probar con unos cuantos lo dejé por imposible y dejé que los del servicio técnico hiciesen el trabajo sucio.

Por cierto que siempre tengo la sensación de dejarles algo así como la llave de mi vida porque en esta máquina (ahora) tan limpita hay cosas muy personales, desde claves de acceso a fotografías. Tendrían que firmar algún documento de protección de datos personales.

El otro caso parecido en cuanto a absurdidad (diría que me invento la palabra) es el de Hotmail. Ya he contado varias veces mis problemas de identidad pero el que viví con este correo es de risa (una vez te das cuenta de que no pueden quitarte la cuenta, claro, antes te desesperas). ¿Cómo pueden enviarte un mail con una nueva contraseña si la pides porque has olvidado la actual? ¿Cómo se supone que la podrás leer? Pues es lo que hace Hotmail.

Hace un tiempo recibí un mail diciéndome que había solicitado el cambio de contraseña y con un link en el que podía escribir la nueva. Como yo no fui quien pidió la restauración de la contraseña, dediqué un buen rato a poner trabas (básicamente pregunta alterntiva de respuesta imposible) por si ese alguien lo volviera a intentar. Encuentro el proceso bastante absurdo aunque sin indicar correo alternativo, teléfono u otra forma de contacto, ¿cómo podría recuperar el control de la cuenta?

De momento me alegra decir que vuelvo a tener conexión porque, como decía en mi Twitter, aunque esta ocasión me tendría que servir para darme cuenta que se pueden hacer cosas sin ordenador e Internet, lo cierto es que todas las que me interesan estan aquí.

Media News S19 A08

Internet
Un nuevo «ataque» a mi identidad digital: alguien ha usado mi mail para registrarse en un servicio de contactos online. Después de dar de baja su perfil para que se registre con el suyo, podría decirte desde qué tipo de hombre busca a cómo es físicamente. Pero aún así no entiendo cómo alguien puede confiar en este tipo de páginas. Y no lo digo por los servicios que ofrece, sino por la falta de seguridad que proporcionan. Si ni siquiera confirman mi mail, ¿cómo me aseguran que el resto de datos son ciertos?

Publicidad
Mañana se celebra en Barcelona el Portfolio night, seguramente habrás podido leer algo en alguno de los blogs oficiales del evento: 12 blogs dedicados al marketing. Al tratarse de un evento claramente localizado, habría parecido lógico centrarse en buscar bloggers de aquí. Pero acertadamente se han fijado en sus lectores (el target del PN08) demostrando que Internet no entiende de fronteras. Si hubiesen puesto anuncios en prensa seguramente se habrían centrando en los medios de aquí. Aunque también es lícito pensar que el evento es lo suficientemente interesante como para que venga gente de toda España a Barcelona.

Televisión
Estos días sale de nuevo a la luz el tema de la financiación de nuestra televisión pública y del límite de 12 minutos de anuncios por hora. En general (siempre que no sea constantemente o en los últimos minutos para obligarnos a quedarnos), no me molesta que se interrumpan la programación para poner algunos anuncios (sin pasarse, claro). Por un lado porque me gusta la publicidad pero por otro porque es aconsejable dejar de ver según qué cadenas y darse una vuelta por otras o incluso dejar el sofá un rato. Casi diría que es inevitable porque pocas veces he grabado algo y luego lo he visto de un tirón, siempre acabo parándolo (eso sí, cuando y cuánto yo quiero).

Cine
La película de «El coche fantástico» se estrena en exclusiva mundial este domingo en TVE. Aunque la promo me recuerda que hace 25 que conozco a Kitt, no me la pienso perder y casi me da pena que no se haya estrenado en pantalla grande. Me pregunto si la peli que se está preparando de MacGyver correrá la misma suerte.

TeleWiki, de España a Argentina

En mayo del 2006 puse en marcha TeleWiki, enciclopedia de televisión. Su historia empieza mucho antes, en el 2000 cuando creé Homo Telespectator, pero hoy su espíritu y objetivo sigue siendo el mismo: entender la televisión en España.

Hubo quien se extrañó de que no utilizase un dominio propio y que estuviese bajo mi página personal como el resto de mis proyectos. La razón es sencilla: siento TeleWiki como algo mío. Yo lo ideé, le puse nombre, lo configuré, lo empecé a alimentar… senté las bases de todo el proyecto (evidentemente, inspirada por la Wikipedia). 

Aunque ahora mismo hay 35 usuarios registrados sin los cuáles no sólo no tendría sentido hacer un wiki, sino que estaría lejos de los 684 artículos que en estos momentos tiene, sigo sintiendo que es algo mío. Yo lo administro y me siento con el derecho de borrar lo que no se ajuste a mi idea de enciclopedia.

Pero 1 año y medio más tarde, he registrado www.telewiki.es.

El motivo ha llegado con forma de alerta de Google y me avisa de una nueva referencia a la palabra ‘telewiki’. Y es que hace apenas unas semanas que ¡han creado un TeleWiki en Argentina! Pero no un wiki cualquiera, ¡uno llamado TeleWiki! Aún no sé si alegrarme o no.

El uso de ‘mi nombre’ es lo que me tiene desconcertada. ¿Puede hacerlo? ¿Puede alguien registrar un dominio y usar el nombre por todo el wiki como si fuese un genérico? ¿Puede copiar toda mi Portada y usarla como suya (¡sin ni siquiera actualizar los links!)? La respuesta es que ya lo ha hecho, la pregunta es si tengo derecho a quejarme.

Quizá debería verlo como una delegación de TeleWiki en Argentina, pero sin haberme consultado. Es evidente que la idea de hacer un wiki de televisión no es exclusiva mía (ahí está la reciente Telewikipedia), pero siento que me han robado algo.

¿Alguna idea? De momento he abierto una discusión en la portada a ver si contacto con el administrador.

Actualización a las 23:58h: una hora y media después, mi intento de clarificar el origen de la palabra ha sido borrado.

Actualización al día siguiente 21:28h: no hay mail de contacto ni en el registro del dominio que se hizo el 1 de noviembre. Y ahora la portada está bloqueada para que solo la pueda modificar el administrador. La discusión sigue activa pero no voy a poner nada si me lo borran. Mientras www.telewiki.es ya está activo.

Actualización 25 de noviembre: se me ocurre pasarme por la portada de Argentina y he descubierto que el administrador la ha cambiado quitando lo que copió de mi portada (pero la discusión la ha mantenido).  También ‘ha cambiado’ el nombre (un sutil cambio a mayúsculas): de TeleWiki a TeleWIKI. Creo que es a todo a lo que puedo aspirar…

Actualización 26 de noviembre: nuevos cambios, cambio completo al diseño y referencia al origen de la palabra: «El nombre surgió naturalmente de la conjunción de los dos términos que mejor definen al sitio: «Wiki», que se usa para denominar las enciclopedias abiertas y colaborativas, y «Televisión». Si no hubiese visto esta página hasta hoy lo habría creído pero como lo vi hace 10 días, no cuela. Y ha aparecido un mail, ya contaré cómo me ha ido mi intento de contacto.

Actualización 3 de diciembre: he obtenido respuesta desde los administradores que me aclaran que nunca hubo intención de copiar mi página y que la cambiaron al darse cuenta de la existencia de mi proyecto.

[WWW] De enlace a conocido

Hace poco mi primer correo electrónico celebró su décimo aniversario y mi primera página web cumplió hace unos meses 7 años. Mi presencia en Internet está más que archivada, indexada o como quieras llamarlo. Así que digamos que no me extraña cuando algún conocido con el que no he mantenido mucho contacto me dice «me he encontrado con tu web». La verdad, es una alegría.

Pero, hasta hoy, no me había pasado a la inversa, es decir, encontrarme con una web de alguien que conozco y que hace varios años que no sé a qué se dedica. ¡Y también me ha alegrado! Primero por ver su foto actualizada y segungo por saber que se dedica a algo que podría relacionarse lejanamente con lo que yo hago. Después del grito de «¡Ala! Es…», automáticamente le he buscado y me he encontrado con su perfil en Neurona.

Y ahí es donde está la primera moraleja de la mañana: si yo fuese de alguna red social, huibiera sabido hace mucho más tiempo de él y seguramente de mucha más gente con la que compartí años en instituto o universidad. Sin serlo, todo lo que he podido hacer ha sido buscar algunos nombres al azar en Google y, como mucho, encontrar algunas fotos.

Visto lo visto, dudo de estar perdiéndome ningún contacto interesante (aparte del hallazgo que ha motivado la búsqueda). He recibido varias invitaciones a varias redes, pero no me decido a darme de alta en ninguna. Es algo que haré algún día, pero, como decían en «Gladiator», todavía no.

La segunda moraleja es que Internet sigue siendo un lugar pequeño con sorpresas diarias que llegan desde enlaces impensables. He llegado al artículo de este conocido después de seguir tres o cuatro clicks desde un blog habitual.

Conclusión del día: sigue los enlaces, no sabes qué o a quién te puedes encontrar.

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