Mi newsletter celebra su envío 500 cambiando hasta el nombre

Desde que envié el primer número, hace unos 9 años y medio, mi newsletter ha sufrido varios cambios. De enviar un artículo exclusivo de creación propia cuando empezó a la última con una selección de 9 recomendaciones según el nivel de madurez, pasando por varios ajustes en el diseño y por una reordenación de contenidos. Aprovechando un número tan redondo como el 500, voy a introducir una serie de cambios que la equipararán a mi ya tradicional Media News.

¿Cuáles son los cambios más relevantes?

A partir del envío que haré a las 10h, los suscriptores se encontrarán con un diseño basado en párrafos en los que cada semana explicaré brevemente varias ideas relacionadas con los contenidos. Serán un par de líneas inspiradas por cualquier pieza que haya leído durante la semana anterior y que servirán para darle contexto. Así, ahora habrá más espacio para un resumen, una recomendación o cualquier reflexión que quiera hacer sobre el enlace en cuestión. Seguiré primando la calidad de los enlaces, lo que significa que la newsletter de hoy tiene 5 párrafos, pero quizá alguna tenga 3 y otras 8.

El objetivo principal de mi newsletter era promover el marketing de contenidos, por eso la lista se ha llamado así todos estos años, aunque he acabado hablando de todo lo que rodea a los contenidos. Pero, especialmente ahora que hay más creación que curación en sus contenidos, tocaba hacer un ajuste oficial y cambiarle el nombre. Ahora se llamará: Content News, la newsletter de Eva Sanagustín. Considerando el parecido con mi post de los miércoles (pero con contenidos), es el naming más apropiado.

Desaparecen las secciones por niveles de madurez. Han cumplido su función después de estos años y ya puedo centrarme en el uso intermedio y avanzado de los contenidos, donde normalmente se encuentran mis clientes y también los suscriptores. Por ejemplo, habrá más de voz y estilo y menos de SEO, más de experiencia de usuario y menos de inbound marketing, más de branded content y menos de redes sociales.

Esta ha sido LA decisión (sí, con mayúsculas): ¿cómo me adapto a los nuevos contenidos que me apetece contar? Ya sabes que este año voy a publicar un par de libros y llevo meses documentándome para escribirlos. He encontrado fuentes maravillosas que no he podido compartir porque no encajaban en la línea de la newsletter. Ahora podré hacerlo porque será más personal y no estaré «obligada» a catalogar aquello de lo que me apetece hablar, simplemente lo haré.

Otro cambio, aparentemente pequeñito, tiene que ver con mi palabra favorita: inspiración. He recuperado la intención que siempre ha tenido la newsletter de empezar la semana pensando en los contenidos y he añadido una pequeña referencia a «la inspiración»: algún recurso que espero te ayude a inspirarte a crear un contenido diferente al habitual. Iré poniendo algunos ejemplos para demostrar que funciona en mi LinkedIn (el de esta semana). ¡Me encantará saber si lo consigo!

Mi newsletter sigue sirviendo de notificación para mi último post, aunque la he subido al inicio porque era una de las secciones más valoradas y no quiero obligar a nadie a leerla toda para llegar al post. También mantiene el enlace al envío anterior porque seguirá siendo vigente y una pequeña referencia los próximos eventos de la agenda de contenidos. He puesto unos pequeños iconitos porque, al parecer, es lo que se lleva, pero sigue siendo una plantilla sin imágenes.

He quitado la sección de recurso del mes para simplificar el diseño porque pocos lo veían después del lanzamiento. Seguiré creando ebooks, infografías y toda clase de recursos y los enviaré con preferencia a los suscriptores, pero simplemente como una newsletter dedicada a ese recurso. Así que quizá no tengan una frecuencia tan alta como hasta ahora.

Dejaré de actualizar el Tumblr que estaba utilizando como repositorio de los enlaces que compartía, pero lo dejaré activo. Creo que todavía hay piezas interesantes que alguien puede necesitar. Al menos de momento, quizá más adelante lo borre, ya veremos.

¿Por qué estos cambios?

Me gustan los números redondos y 500 lo es. Es también un buen momento porque mi newsletter siempre ha servido de ayuda a mis libros y pronto publicaré un par más así que debía adaptarla a mis necesidades. Es evidente que el tiempo de prepararla ha de servirme tanto a mí como a los suscriptores. Por eso principalmente no cambio el día de envío y lo mantengo en el lunes a las 10h.

La encuesta de satisfacción me ayudó a ver claramente lo que quieren los suscriptores (por orden de prioridad): más contenidos en castellano (y eso que saben el motivo), otro diseño, contenido propio y exclusivo, explicar mejor los enlaces y hacerla más corta. Creo que lo he logrado bastante, pero habrá que confirmarlo con las estadísticas. Aprovecho para agradecer a todos los que contestaron la encuesta, algunos con comentarios muy motivadores (la nota media que le dan es 8,3).

Por último, soy suscriptora de varias newsletters y veía varias cosas que me gustaban más que la mía. ¡Imperdonable! Pensaba hacer pequeños ajustes, hasta que llegó el golpe de gracia: fue Ann Handley, precisamente en su newsletter de febrero, la que me convenció de que tenía que cambiarlo (casi) todo. Al poco, Fernando estaba pidiendo ejemplos de newsletters chulas para un cliente y yo aproveché para suscribirme a unas cuantas más… y seguir convenciéndome de que tenía que cambiar. Llegué a valorar dejar MailChimp y probar con Revue o Substack, incluso dejar la newsletter en una simple suscripción por RSS de este blog.

Al final, me he decidido por la opción con la que estoy más cómoda. Aún tengo en mente algún ajuste menor, pero esperaré unas semanas a ver qué tal funciona el cambio. Si te animas y quieres suscribirte: aquí tienes el formulario de alta.

Media News S10 A20

Televisión
Ayer TeleCinco cumplió 30 años, pero poco hizo para celebrarlo más allá de ponerlo en su mosca y hacer unos vídeos para «Sálvame». Precisamente la elección del programa dice mucho de cómo es (y ha sido) la historia de esta cadena. Dos datos más o menos sorprendentes: por un lado, que no sean ellos los que más tiempo hayan dedicado al tema estrella de los informativos estos días y, por otro, que sean los que más multas se llevan principalmente por excederse de anuncios o por publicidad encubierta. El repaso a su historia incluye programas ya clásicos, eso seguro, pero su actualidad los está llevando a ser una exagerada parodia de lo que fueron.

Internet
Buscar qué ver en la tele nos quita 45h al año, no es poco. Pero alguien tendría que calcular cuánto nos quita gestionar los avisos de las páginas: entre privacidad, galletitas y publicidad, diría que es mucho más de 7 minutos al día para los que pasamos, ejem, muchas horas navegando. Se supone que, al menos una parte, es por nuestro bien pero resultaría más práctico un botón de «rechazar todo» que sirviese para todas las páginas. Como un bloqueador de publicidad, pero de todo lo demás. Aquí dejo la idea por si alguien es capaz de programar una cosa así de ¿avanzada? Seguro que, aún así, la alegría nos duraría poco porque buscarían la manera de hacernos aceptar algo y dirían que es «por nuestro bien».

Publicidad
Hay productos de los que no sabemos las marcas que los han fabricado, quizá porque se compran a peso o porque no la tienen visible. También porque algunas veces ni nos preocupa el origen: ¿te has parado a pensar en de dónde viene la rodajita de limón que muchos bares sirven con el refresco? Eso sí, que éste sea de la marca que tú has pedido, ¿eh? Por eso me gustan las campañas del sector alimentario que buscan poner en valor los productos para que nos fijemos en su origen, de dónde vienen y quién está detrás. Antes no había interés en esta información, pero cada vez el consumidor es más responsable y no solo con los animales. Hace justo un par de años comentaba el spot de Marlene y ahora se está emitiendo el de Val Venosta. La próxima vez que compres manzanas, ¡fíjate en la marca!

Cine
Hay películas que se miran sin mayores pretensiones que las de pasar el tiempo, desconectar del trabajo. Para algunos el género es la comedia, quizá comedia romántica, aunque para otros puede ser la ciencia ficción o el western. Son las películas que te llevan a un mundo idílico, inventado, incluso puede que imposible de revivir en la realidad actual y por eso son perfectas para sentarse en el sofá. Son tan ideales que deberían ser un género, hasta tener sus propios premios. Me imagino las categorías: mejor película para ver a ratos, mejor personaje con el que es imposible empatizar, mejor fotografía para echar una cabezadita, mejor canción que no se pega… Podría parecer negativo, como Razzies que se entregan en 10 días, pero, si existiesen esas categorías, ahorraríamos tiempo eligiéndolas.

[Contenidos] Crear una comunidad gracias a los contenidos de sus miembros

Si todo escritor necesita una tribu y todas las marcas son creadoras de contenidos, será que las marcas también necesitan una tribu, ¿no? Habrá quien la llame lectores, usuarios, público potencial, audiencia… pero en redes sociales su nombre suele ser comunidad y el responsable de su gestión diaria es el community manager.

Si quieres crear una comunidad, una buena guía es «The Community Canvas«. Este modelo es una herramienta con 3 secciones que en total dan 17 temas y uno de ellos, por supuesto, es el contenido. Su web está llena de materiales para entender este canvas como guías, hojas de trabajo y ejemplos, además hay una parte en castellano.

Los contenidos están dentro de la sección de experiencia, es decir, la que traduce la identidad en actividades que aporten valor a la comunidad. Aquí también se incluye la selección y la transición o cómo se hacen miembros y cómo dejan de serlo, además de las reglas de membresía o los roles que se pueden adoptar.

Las preguntas que proponen hacerse para crear valor gracias a los contenidos son:

  • ¿Cómo la comunidad cuenta historias a sus miembros?
  • ¿Qué contenido crea vínculos fuertes entre miembros?
  • ¿Cómo los miembros aportan contenido de valor a la comunidad?

Como ves, el contenido es una historia. Cuando algún miembro quiere compartir un descubrimiento o su experiencia, crea la pieza de contenido. Así la comunidad es el lugar en el que se intercambian ideas y proyectos, se sienten inspirados por lo que otros crean, reconocen a los miembros como iguales porque les conocen, colaboran y se sienten conectados.

No hay que olvidar que los contenidos son fundamentales para la comunidad porque son el material del que están hechas las conversaciones. Además, la empresa es el centro y quiere ser la referencia, pero no es la única que puede iniciar una conversación y ser escuchada. Así que debe fomentar que sus miembros puedan contar sus historias, abiertamente y sin dudar de que servirá para aportar valor a la comunidad porque creará mejores vínculos entre los miembros y también con la marca.

Lo que me gusta de esta propuesta de canvas, además de que también pueda aplicarse internamente si se considera a los empleados una comunidad de embajadores de marca, es que incluye las elementos de una estrategia de contenidos porque habla de diferenciación (posicionamiento), propósito (valores, misión y visión), identidad de los miembros (audiencia), experiencias compartidas (los temas), lenguaje de la comunidad (guía de estilo), organización y gobernanza (departamentos), financiación (presupuesto) y, lógicamente, canales y manejo de la información (plan de contenidos).

Si empezaste leyendo este post pensando en crear una comunidad, sorpresa: en realidad, necesitas una estrategia de contenidos.

¿Quieres crear una comunidad alrededor de tu marca? ¡Piensa en los contenidos! Compartir en X

Media News S09 A20

Televisión
Los datos nos devuelven a la realidad y evitan que creamos que somos el centro de todo el universo conocido. ¡Están ahí para aprovecharlos! ¿Por qué entonces los programadores de la televisión generalista ignoran que la franja horaria en que más tele por streaming (OTT) se consume es de 21-23h? ¿No deberían convertir esas horas en su prime time en lugar de eternizarlo hasta las tantas? ¿Por qué ignoran también que las series no deberían superar los 60 minutos? Será que se fían del audímetro y no tanto de encuestas sobre ¿su competencia? Claro que los datos también sirven para la audiencia, para saber si estamos en la media o somos los raritos que ven documentales de La2.

Internet
Sigo con los datos, pero los abiertos. Cada poco veo algún vídeo creado con esa información, casi todo evoluciones históricas. Por eso me parece interesante la propuesta de Verba: puedes buscar una palabra o expresión en los informativos de TVE y así saber cuántas veces se ha mencionado. Como si fuese Google Trends, pero basado en cobertura informativa y noticias en lugar de búsquedas. Quizá algún día habrá la posibilidad de buscar en los subtítulos de todos los formatos, también en series y películas. Es un futuro que me gustaría, aunque me cuesta de imaginar cuando no soy capaz de encontrar en mi propio historial dónde leí una noticia. ¿Sería en el móvil, en el navegador o en cualquiera de los navegadores que incorporan las apps para que no salgamos de sus redes?

Publicidad
La rapidez se premia y eso hace que todo vaya deprisa, muy deprisa (con las consecuencias que eso conlleva). Una respuesta rápida es de gran ayuda en diferentes situaciones, también en publicidad. Hace unos días, todos estábamos viendo un time lapse de una hamburguesa cubriéndose de moho para demostrar que no tenía conservantes. Los hubo que contestaron rápidamente en las redes sociales y los que crearon campañas con un par de días de ¿retraso? Si alguien está esperando a hacer algo, ya va tarde. No se puede esperar tanto. Un año después, como ha hecho la ONCE, es extraño: ¿por qué esperar tanto para reunir a los protagonistas de una película para una campaña, aunque sea una pequeña serie de vídeos?

Cine
Dirigir un remake de tu propia película no está a la altura de interpretarte a ti mismo en una película sobre tu vida como le pasa a Nicolas Cage, pero tampoco debe ser fácil. Lo hizo Zoltan Korda en 1955 con «Tempestad en el Nilo«: es un remake de «Las cuatro plumas» de 1939. Es una de mis películas favoritas así que fue fácil darme cuenta de que incluye algún metraje de la «original». Supongo que «el robo» es lógico porque prácticamente la calcaron con la excusa de hacerla en cinemascope. Claro que compartiendo director y guión, ¿qué otra cosa se podía hacer? La versión más reciente, la de 2002 y que finalmente me atreví a ver, es muy diferente y quizá por eso no la encuentro a la altura y ya no me fío de la del 78.

[Contenidos] Qué se puede aprender de Andrew Craig en «El premio»

Nueva entrega de mi serie de artículos sobre personajes de películas que son escritores. En esta ocasión reviso una de 1963 con Paul Newman en el papel principal: «El premio«. Está dirigida por Mark Robson y el guión es de Ernest Lehman, basado en la novela de Irvin Wallace. Lo apunto porque sorprendentemente es una película muy hitchcockiana, quizá demasiado. Como siempre, lee bajo tu responsabilidad porque el post está lleno de spoilers.

¿Qué se puede aprender de Andrew Craig (Paul Newman) en "El premio"? Compartir en X

«El premio» cuenta las ajetreadas horas que Andrew Craig pasa en Estocolmo cuando va a recoger su Nobel de literatura, desde que aterriza hasta que se lo entregan. Por el camino se encuentra con una trama que bien podría ser de James Bond (la novela «Operación Trueno» es del 61 y la de «El premio» del 62). Él mismo la explica en una rueda de prensa que no tiene desperdicio y que puedes ver en YouTube. Sí, explica de qué va la película a los pocos minutos de empezar (aunque nadie le toma en serio ni lo harán hasta casi el final), incluso se atreve a decir a los chicos de la prensa que «no le copien la idea que la puede necesitar más adelante». Me suena eso de no querer contar a nadie de qué se está escribiendo, pero a la larga queremos todo lo contrario y, de hecho, es casi lo primero que dice a los periodistas al bajar del avión: «¿dónde estaban cuando les necesitaba?».

Dejando de lado la conspiración que destapa y centrándonos en su faceta de escritor, el de Newman es todo un personaje. Hace unas declaraciones muy duras, incluyendo que quería rechazar el Nobel hasta que se enteró de que era un premio remunerado y se lo repensó porque «no es moco de pavo». Más adelante dejará entrever que no cree merecerlo, aunque no llega a decirlo tan claramente. La realidad es que se dan pocos premios a los escritores, así que cualquiera debería ser bienvenido y agradecido, aunque no venga acompañado de un cheque.

Andrew ha publicado seis novelas (como «Los muros de Kroiden» y «El estado imperfecto») y se suponía que los últimos seis años había estado escribiendo «Regreso a Cartago». De las primeras dice que «no vendió las suficientes como para que el público se enterase» de que eran buenas. Y afirma que la última no existe, que se la inventó «para ocultar el hecho de que ya no tiene imaginación». Para redondear la declaración, reconoce que bebe porque «está irritado consigo mismo por no interesar a los lectores«. No se me ocurre nada más humillante para un escritor que tener que reconocer su fracaso delante de todo el mundo. Hay que ser muy valiente y por eso me ha inspirado a hacer este post.

Un escritor no puede dejar de escribir, casi da un poco igual el tema mientras pueda seguir tecleando. Así que nos enteramos de que durante estos años ha sobrevivido publicando novelas policíacas, bajo un pseudónimo que, dice, no quiere dar a conocer por si los del Nobel deciden retirárselo y con él los 50.000$ de premio. Craig asegura que tiene «olfato para husmear en los misterios de la vida y encontrar temas tortuosos» en lo que observa y, tras mirar a los otros protagonistas de la historia, lo demuestra revelando la trama al inicio de la película.

Recibe el premio en la última escena. Allí dicen dárselo por «su apoyo a ideales humanitarios, su inagotable curiosidad, su constante búsqueda de la verdad, su espíritu insobornable y su audaz imaginación que parece no conocer límites» (sí, esa que él cree no tener ya). Aunque firmase con pseudónimo, se diría que le dan el Nobel por su faceta policíaca, la que demuestra durante toda la película persiguiendo la confirmación de sus sospechas. Sus novelas parece que caerán en el olvido.

No se le ve escribir ni una línea en ningún momento, pero sería divertido estar frente a una novela escrita por el propio Craig firmada bajo el pseudónimo de Wallace. Eso, claro está, sería en el hipotético caso de que el guión reflejase fielmente la novela.

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