[Contenidos] Herramientas online para el redactor de contenidos

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En el momento de ponerse a escribir, consultas a diccionarios como el DRAE, la Fundéu o la Enciclopèdia catalana, el de sinónimos de WordReference o el traductor de Google te asegurarán un texto bien escrito, al menos ortográficamente. Y sí, un vistazo a la Wikipedia también puede sacarte de dudas tan rápidamente como buscar en Google y ver cuántos resultados tienen las dos palabras entre las que dudas.

Elegir la herramienta para escribir también es importante. El procesador de textos más completo seguramente sea Word con sus gráficos, referencia y posibilidades de diseño de las páginas. Pero para trabajos colaborativos es mucho más útil Google Drive ya que permite edición en línea de varios autores. O quizá prefieras una escritura más zen y optes por Ommwriter o por escuchar el teclear de Qwertick. En cualquier caso, conocer los atajos de cada uno puede ahorrarte tiempo.

Si escribes directamente en WordPress, hay dos plugins que complementan las funciones de redacción. Por un lado, InboundWriter (a cambio de registro) te permitirá elegir las palabras o expresiones que deberías utilizar en base a búsquedas en tiempo real, mezclando plugin de SEO y de ayuda a la escritura; por otro, con PhotoDropper podrás elegir la foto que acompaña al post sin salir de WordPress.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 99 (2 de julio de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Qué se puede aprender de WW Beauchamp

La película «Sin Perdón» no ha pasado a la historia del cine por la aparición de W. W. Beauchamp. Es un personaje más que secundario, con muy poco protagonismo en la trama. Es un escritor de biografías en pleno Oeste. Quizá, en la percepción de hoy en día, le quede un poco grande eso de biógrafo porque las novelitas de la época que explicaban la vida de los míticos pistoleros posiblemente tengan más de ficción que de realidad.

Sea como fuere, aunque no tengas que escribir una biografía, hay cosas que se pueden aprender de Beauchamp para aplicarlas al oficio de redactor de contenidos:

  • Persigue tu tema: siendo biógrafo, lógicamente, él acompaña a la persona sobre la que está escribiendo. En general, empápate de lo que has de escribir: documéntate, investiga, lee mucho… lo que sea para poder decir que sabes suficiente del tema como para escribir su historia. También se pueden hacer biografías de temas de actualidad… o biopsias.
  • Aprende sobre la marcha: no quiero soltar ningún spoiler pero, digamos, que el personaje sufre un percance con su último libro y tiene que reescribir algunas escenas. En general, la planificación de lo que escribes es lo que te lleva a no desviarte del camino. Dejar margen para la improvisación te puede llevar a cambiar por completo la historia.
  • Ten curiosidad: de la mezcla de las dos recomendaciones anteriores sale ésta tercera. Beauchamp a mitad de la película se pone a entrevistar al ‘contrincante’ de la persona sobre la que está escribiendo. Le hace preguntas (otra forma de documentarse) y modifica su obra en base a sus respuestas. La curiosidad puede cambiar la historia pero seguramente será para mejorarla mientras que la improvisación algunas veces la estropea.
  • Ten memoria: si eres capaz de recordar todas las gestas de tu tema, fantástico. Si no es así, es cuestión de tirar de la recomendación más habitual cuando se habla de escribir: apúntalo todo. Toma notas de las entrevistas, pon contexto a tus explicaciones, cita los datos que utilices… un enlace guardado a tiempo salva mucho tiempo de búsquedas inútiles.
  • Sobrevive para escribir otra historia: hay muchas muertes en «Sin perdón», como en cualquier película del Oeste. Pero este escritorzuelo sobrevive, como muchos hoy en día. Éste es un gran aprendizaje porque trabajar como redactor puede llegar a ser muy duro en los tiempos que corren (aunque no nos disparen). Por ahí fuera hay muchas historias que contar, solo has de encontrar la tuya y ponerte a ello.

«Sin perdón» es una película dramática pero el personaje de Beauchamp participa en algunas escenas que aligeran un poco la trama. Como escritores, también es esa nuestra misión: saber cuándo hace falta dejar respirar al lector con un punto.

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Que un anuncio te guste no significa que recuerdes la marca, a veces hasta la puede ser que la recuerdes como de otra marca que ni es de su sector. Cosas de la memoria. La pregunta es, ¿y cuando no nos gusta? ¿La recordamos igual? No he buscado estudios, seguro que los habrá, pero he hecho la prueba con un anuncio que me dio grima desde el primer día que lo vi (en total, lo habré visto 2 o 3 veces): ¿las botellas volando? ¡Qué idea es esa! Pues de La Mancha viene y reconozco que sí me acordaba. Continúa mi autoexperimento con el Honda que, también, de buenas a primeras recordaba el spot de las ilusiones ópticas (más que nada por la parte visual). Y sí, así se hacen los estudios que no sirven para nada porque no son significativos pero lo seguiré probando.

Cine
Eso de ‘para gustos, los colores’ es una verdad fácil de comprobar cuando se habla de amor, de diseño o de películas. Todo lo subjetivo tiende a levantar polémica. El debate es sinónimo de gente dispuesta a escuchar y aceptar opiniones, ver cosas buenas y malas donde antes solo veíamos lo contrario. Así que leer sobre alguien al que se juzga si podría ser el peor director de cine es tan divertido como las listas de los mejores y peores films de la historia. ¿Quién sabe cómo serán los gustos dentro de algunas décadas? ¿Y si en el próximo milenio (cosas de la evolución) solo queda esa película y es tomada como referencia de lo que era el cine en esta época? Vaya idea, ¿eh? La regalo para los guionistas que quieran aprovecharla.

Internet
De tanto en tanto, este mundillo en que vivimos, léase la Red, se convierte en noticia. Algunas veces es porque alguien ha publicado algo (más veces malo que bueno) y, frase demasiado habitual, Internet se revoluciona. Otra versión también típica es que las redes sociales se vuelcan en algo. Como si normalmente fuésemos a la nuestra y, sin más justificación, nos pusiésemos todos de acuerdo. Pues va a ser que no todos. Pero el daño ya está hecho porque ‘desde fuera’ (sí, aún hay gente que vive feliz sin Facebook ni Twitter ni LinkedIn ni Google+) y nos cortan a todos por el mismo patrón aunque ni siquiera nos hayamos enterado de aquello que ‘nos estaba revolucionando’.

Televisión
Una ya no sabe qué hacer para evitar spoilers. He probado dejar de leer blogs de televisión entre capítulo y capítulo, bloquear hashtags en Twitter y hasta no leer la prensa digital para que no me salga una noticia de lo que ha pasado. Pensaba que estaba ‘a salvo’ por ver solo un programa de ese canal pero, claro, ahora todos se anuncian en los de la misma cadena así que cuando el primer anuncio de otro programa es un avance de lo que se verá en unos días no me da tiempo a cambiar el canal… ¡zas, spoiler! Habrá quien no considere un spoiler que te cuenten la trama de la serie o que expliquen las pruebas del programa. Son los que llaman spoiler solo a explicar el final pero también puede serlo el desarrollo… me da igual si hacen un giro al final o cualquier cosa. ¡No quiero saberlo!

[Contenidos] Edición y corrección no son lo mismo

Editar textos de otras personas es a veces la única manera que tenemos los redactores de poder ayudar a empresas que tratan temas especialmente delicados o técnicos. En otras palabras, cuando no podemos escribir sobre algún tema, podemos editar los textos de los demás para adaptarlos a un nuevo formato, mejorar el estilo o hacerlos más comprensibles y cercanos.

Otra forma de entender a la edición es la corrección aunque ésta es la forma mínima de edición, cercana a la lectura que haría (o debería) hacer el editor de un libro: no cambia ni el qué ni el cómo, simplemente que esté bien dicho (más proofreadingque otra cosa). Una edición completa es más laboriosa porque incluye el qué se dice, el cómo se dice, el a quién se dice, el por qué se dice y, además, se dice bien.

Cuando se hacen muchos cambios, el texto original podría parecer otro pero no hay que olvidar que el objetivo de la edición muchas veces es que parezca nuevo sin perder la esencia del original. Cuando se puede, fantástico pero, en ocasiones, simplemente se maquilla. La complejidad de esta tarea dependerá de lo bueno o malo que sea el original: a veces sale a cuenta volver a escribirlo de cero porque el maquillaje lo estropea.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 98 (25 de junio de 2012).

[Contenidos] Cómo vender marketing de contenidos en España, desde Barcelona

Desde abril de este año, cada mes se reunen en Barcelona un grupo de personas interesadas en las estrategias de contenidos: el Meetup Content Strategy Barcelona. Y digo ‘reúnen’ porque, aunque he formado parte del grupo desde el principio, no había podido asistir y participar hasta ayer. No pretende ser este un post crónica de lo que allí se trató (¿lo que pasa en un Meetup se queda en el Meetup?). Pero sí me gustaría utilizar la excusa del evento para tratar una pregunta por la que pasa cualquiera que se asoma por primera vez al mercado: ¿cómo vender estrategias de contenidos a los clientes en España?

El matiz final de la pregunta es importante: aquí no es como en otros países donde la sensibilidad por los contenidos es mayor (mi encuesta, aunque a pequeña escala, lo hace pensar). En España aún estamos tratando de demostrar que es una buena idea no hacer las cosas (llámalo web o presencia en medios sociales) sin pensar en los mensajes a comunicar y los contenidos que mejor nos puedes ayudar a hacerlo. Así es precisamente como Fabrizio, organizador del Meetup, empezó su exposición ayer: señalando que el tejido empresarial español tiene, digamos, sus peculiaridades.

Con un toque de humor, Fabrizio señaló 6 formas de acercarnos a los clientes. Puedes ver su presentación para identificarlas o, mejor dicho, averiguar qué máscara (o sombrero) quieres usar al tratar de vender contenidos a tus clientes. Yo tengo claro que mi perfil se acerca al del psicólogo-profesor (evangelizar es la palabra que muchas veces uso en mis clases) pero reconozco que cada persona es diferente y, más importante aún, también es diferente cada cliente al que se quiere convencer (¿vender suena demasiado duro para alguien que educa?) y las empresas en las que están. Siguiendo el ejemplo de una estrategia de contenidos, hay que fijarse en la audiencia:

  • La persona-comprador puede ser un emprededor (una persona), el miembro o el respondable de un departamento (marcom) o el director general (menos probable, para qué engañarnos).
  • La empresa-compradora puede ser una que empieza (con todo por hacer) o una que ya lleva un tiempo (con algunos problemas conocidos o por detectar).
  • La persona-vendedor puede ser alguien interno dentro de la empresa o externo y éste puede ser un freelance o una agencia.

La combinación de estas variables es la que debería marcar la estrategia a seguir: no es lo mismo ser un comercial que representa a una agencia que está tratando de vender el servicio a una empresa multinacional que un autónomo vendiendo a un emprendedor que empieza o que alguien dentro de una empresa necesite convencer a su superior que parece incapaz de ver el problema que tiene. Las conversaciones con cada uno serían diferentes pero, en mi experiencia, giran sobre dos ejes principales:

  • evidenciar los problemas de no hacerlo/haberlo hecho bien desde el principio
  • explicar los beneficios de empezar/arreglarlo cuando antes

A partir de aquí, cada vendedor tendrá su propio discurso para decir más o menos persuasivamente lo que puede aportar la estrategia de contenidos a la empresa… si la hace él mismo o su agencia porque no hay que olvidar que importa mucho quién la pensará o implimentará. Entra en juego entonces la experiencia, la ilusión o simplemente la labia, cada uno usa tus mejores bazas porque cada persona es única y si no hay plantillas en el marketing de contenidos, tampoco las hay para vender contenidos.

Resumiendo, trata de adaptar lo que vayas a decir en función de quién eres y quién es la persona con la que vas a hablar. En otras palabras, demuestra desde el primer contacto que sabes ponerte en su piel igual que harás cuando les hagas la estrategia o redactes sus contenidos. Con eso, ¡ya tendrás mucho ganado!

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