[Contenidos] La estrategia para que tu jefe invierta en marketing de contenidos

Hoy quisiera hablarte de cómo aplicar el marketing de contenidos dentro de tu propia empresa. Otra forma de decirlo es que utilizando el marketing de contenidos puedes convencer a tu jefe para que invierta en contenidos.

¿Por qué convencer a tu jefe de que la inversión merece la pena?

Trabajas en marketing o comunicación, has comprendido que el marketing de contenidos es una pieza fundamental en tu estrategia pero no puedes utilizarlo porque no te asignan los recursos que necesitas… tienes dos opciones: cambiar de empresa o convencer a tu jefe.

Lo primero quizá te suena radical pero es que la actual está anclada en el pasado (allá en el mundo 0.0) así que no le auguro mucho futuro. Lo segundo es simplemente tratar de mantener tu puesto de trabajo demostrando que vales y que puedes hacer prosperar la empresa.

Enfócalo así: has de convencerle porque así demostrarías que el marketing de contenidos funciona.

¿Cómo convencer a tu jefe de invierta en marketing de contenidos?

Tan sencillo como aplicar los puntos estratégicos, en lugar de a venderle algo a tu cliente, a convencer a tu jefe:

  • Objetivos: lograr inversión, llámale tiempo o presupuesto para contratar a alguien, es decir, recursos para dedicar a los contenidos.
  • Perfil: espero que conozcas bien a tu jefe, esto muy importante porque no todos son iguales. Algunos prefieren la parte económica, otros la de resultados y hay quien simplemente busca un informe y que no le obliguen a tomar decisiones.
  • Línea editorial: según cómo sea tu jefe, elige el argumento que necesite.
  • Canales y calendario: encontrar el lugar y momento preciso puede ser sinónimo de una reunión, aunque también puedes provocar un poco vía mail o dejando algún enlace en la intranet. Esto ya depende de la estructura de empresa en la que trabajes.

Como ves, se parece mucho a lo que sería hacer una estrategia de marketing de contenidos porque así lo veo yo: si no puedes convencer a tu jefe de que invierta en marketing de contenidos, no sabes qué es el marketing de contenidos. Tan ‘sencillo’ como saber ‘dónde le duele’ y tratar de generar contenido para ayudarle: un mail, una presentación o lo que creas que tu jefe necesita. Por eso, como en el marketing de contenidos para vender, es importante conocer a tu público objetivo.

Acabo sugiriéndote que releas esta newsletter cambiando ‘jefe’ por ‘cliente’ y verás que tiene sentido en muchos aspectos. Al fin y al cabo, cuando se trabaja en una empresa, el cliente principal es muchas veces el propio jefe.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos (núm. 237, 23-02-2015).

¿Cuántos recursos internos dedica tu empresa a los contenidos?

Aplicar la fórmula del ROI a los contenidos tiene cierta complicación pero hay un factor que sí es más fácil de saber: cuánto dinero se invierte en las diferentes tareas relacionadas con los contenidos. Para hacer este cálculo, he creado una nueva herramienta automática que sigue la línea de las anteriores: es totalmente anónima para que cualquiera pueda utilizarla libremente.

Si quieres saber la inversión en contenidos que se hace en tu empresa, tienes que elegir:

  • qué tareas relacionadas con los contenidos se hacen internamente: las he dividido entre estrategia, creación y publicación, promoción y análisis.
  • qué volumen de contenidos generáis: más contenidos, más dedicación. Así de sencillo.
  • cuánto presupuesto se dedica a la externalización: he separado las tareas que suelen contratarse a empresas o autónomos.

En base a estos parámetros, tendrás un cálculo del tiempo que inviertes y de cuánto son esas horas en euros al año. Ten en cuenta que son números automáticos así que he utilizado tiempos y sueldos medios: habrá quien dedique menos/más horas y quien gane menos/más al mes.

El objetivo no es hacer un presupuesto rápido ni decirte cuántas horas debes dedicar a los contenidos: mi intención es facilitarte que puedas comparar estos valores con lo que consigues con tus contenidos. Por ejemplo, ¿dedicas 150h al mes y has conseguido que tu web esté mejor valorada o posicionada? O ¿al final del año has invertido 10.000 euros y solo alcanzas la mitad de tus objetivos? Así que cuanto más claros tengas los objetivos de tus contenidos, más práctica te será la herramienta.

¿Tienes curiosidad? Haz tu cálculo de inversión en contenidos.

[Contenidos] Qué podemos controlar de los contenidos y qué no

Hoy quisiera hablarte del control que podemos (o no) ejercer sobre los contenidos que publicamos. Inevitablemente pienso en  el eslogan de Pirelli: “la potencia sin control no sirve de nada”. ¿Qué sería la ‘potencia’ aplicada a los contenidos? Usaré ‘de calidad’ como sinónimo y ya sabes que la calidad de subjetiva y depende de la persona.

Empiezo por las buenas noticias: hay una parte del contenido que publicamos sobre la que sí podemos ejercer control. Se me ocurren varias perspectivas para enfocar esta respuesta afirmativamente y todas tienen que ver con una estrategia de contenidos:

  • Objetivos: se definirán pensando en lo que queremos conseguir y no en lo que nos da miedo que pase
  • Mensajes: se cuidarán para alinearlos con lo que la empresa quiere comunicar
  • Redacción: se vigilará estilo, tono, ortografía…
  • Web: se buscará un CMS con el que administrar fácilmente los contenidos
  • Resultados: se justificará lo publicado con las métricas necesarias

Tómate esta lista como un manifiesto o unas recomendaciones de buenas prácticas. Tiene un poco de todo: así es como debería hacerse una estrategia de contenidos que, casualmente, es lo que nos ayuda a cuidar (otra manera de decir controlar) lo que publicamos.

Pero, lástima para los fanáticos del control, también hay malas noticias: el control total no existe y una parte se pierde en el momento en el que publicamos el contenido porque no se sabe si:

Todo esto puede pasar. Es posible que a tu contenido no le pase nada, algo, todo y mucho más porque adquiere vida propia en cuanto alguien lo consume. No podemos controlar el 100%  de lo que pasa con nuestros contenidos, eso es una utopía. Si repasamos la historia de los medios, el intento de control no ha acabado con el uso poco ético o ilegal de los contenidos. ¿Por qué ahora iba a ser diferente si hay más canales y más formas de distribuir contenidos?

Ahora bien, esto no significa que no se pueda intentar mantener un cierto control. Fíjate que todas las dudas están relacionadas con a quién dirigimos el contenido o quién lo consumirá. Así que podemos conservar una parte del control si cuidamos a nuestra audiencia. Centrarnos en ellos nos dará más alegrías que si nos obsesionamos con la parte negativa de publicar contenido. La tiene, sí. Pero no es tan grande como la positiva.

Tener una comunidad o tribu es una forma de proteger los contenidos y por extensión a la marca.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 204 (7 de julio de 2014).

[Contenidos] ROI y contenidos, ¿es posible mezclarlos?

Hoy quisiera hablarte del ROI de los contenidos. Este fue el tema que se trató en el Meetup de junio del grupo CSBCN y durante la sesión fui haciendo algunos tuits. En resumen, no se llegó a ninguna conclusión consensuada… pero me parece interesante comentarlo porque, como se dijo el jueves, muchas veces es la única forma de convencer al cliente de que invierta en contenidos.

Quizá debería empezar diciendo que el Meetup se centraba en el ROI de la estrategia de contenidos pero tiene algunas cosas en común con el ROI del marketing de contenidos y, diría yo, en general con cualquier ROI. Tomaré pues el ROI como el clásico retorno de la inversión. Así que no estaría de más continuar aclarando las siglas:

  • Retorno: lo que se consigue, en nuestro caso, utilizando el contenido como estrategia de marketing. Cuanto más medible, mejor claro, aunque también hay que tratar de valorar lo intangible. Y sí, para tener un retorno hace falta una inversión.
  • Inversión: lo que ponemos de nuestra parte para conseguir los objetivos que hemos marcado. Y no, no siempre por invertir más se lograrán más cosas (en todo caso, quizá se consigan más deprisa).

Preferiblemente, las dos variables de la fórmula del ROI se deben contabilizar con la misma unidad métrica. El clásico es el dinero: si invierto 500 euros, ¿cuántos beneficios en caja tendré? Esta es la pregunta que tienen en la mente la mayoría de personas a las que se les presenta una propuesta económica. O, en otras palabras más relacionadas con los contenidos: si publico 10 artículos al mes, ¿cuánto más venderé? ¿Será más o menos si son 4 o son 15?

Si alguna vez te ha rondado ese interrogante, tengo la solución. Y la respuesta del millón es… que no deberías estar haciéndote esa pregunta porque va a ser muy difícil que oigas una respuesta que te guste. Así de claro. ¿Por qué? Pues porque puede ser que esperes un número relativamente alto y no un ‘no tengo ni idea’. Sí, se puede tratar de aplicar las estadísticas con la que empiezo mi libro que dicen que las empresas con blog venden más que las que no lo tienen. Pero hay muchas otras cuestiones a tener en cuenta, no es tan sencillo y por eso hay quien se lo inventa para conseguir al cliente.

Pero retrocedamos para concretar un poco más, volvamos a las siglas:

  • ¿El retorno que querías conseguir era en ventas? Entonces has de invertir en la conversión de los contenidos y llevar al usuario hacia la compra partiendo de un post, de un tuit, de una newsletter…  Palabra clave: llamadas a la acción.
  • ¿Era de branding? Trabaja en reputación y utiliza los contenidos para posicionarte en tu sector y en buscadores porque por ahí te encontrarán quienes no te conocen aún. Palabra clave: línea editorial.
  • ¿Era tráfico para la web? Céntrate en la relación entre el contenido corporativo y el creado para el marketing de contenidos. Es la base para conseguir los dos retornos anteriores. Palabra clave: enlaces.

Todo esto, y mucho más, se puede hacer y se puede contabilizar si lo intangible se vuelve medible. El problema es que esta mutación no siempre se hace correctamente y algunas métricas pierden toda lógica porque no se usan en el contexto adecuado. Otro ejemplo clásico: el tiempo. Si cada día dedico 1h a crear contenidos, ¿cuántas ventas más tendré? Mal enfocado: hay que medir con la misma vara. Para la segunda parte (el retorno) lo correcto sería pensar en que podrás vender más eficazmente y utilizar el tiempo ahorrado en otra cosa.

Pero esta es una forma de enfocar el retorno que poca gente valora. Es más sencillo medir lo tangible o cuantitativo aunque luego no quede claro si la inversión ha conseguido un retorno cualitativo. Un nuevo y a la vez reciente ejemplo clásico: las reacciones sociales. Si tengo 1000 fans, ¿cuánto tráfico extra llevaré para mi web? O, si este post tiene 100 compartidos socialmente, ¿cómo influye en mi reputación? O, el clásico de los clásicos, ¿cuánto puedo vender a mis followers?

No mezcles métricas y contabilizar los éxitos resultará más orientado a negocio.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 203 (30 de junio de 2014).

Carnaval: marketing de contenidos, métricas y medición de resultados

El tercer CarnavalRRPP trata de aportar un poco de luz a un tema recurrente cuando se habla de contenidos: ¿cómo medir los resultados de una estrategia de contenidos? Antes que nada, la organización mezcla comunicación y contenidos (aunque ya vimos que no son exactamente iguales) así que en las aportaciones hay indicadores y métricas de todo tipo. Pero yo me centraré en la medición del marketing de contenidos que es lo que me toca directamente (y de lo que ya he hablado otras veces).

En lo que a métricas se refiere, la visión más completa y la que yo suelo recomendar en clase y a mis clientes es la que hace un par de años aportó Jay Baer basada en 4 parámetros:

  • Consumo: páginas vistas, visualizaciones, descargas… según el formato la analítica web es básica
  • Social: compartidos y conversaciones como formas sencillas de medir el engagement
  • Leads: formularios enviados y suscriptores conseguidos como vía de fidelización del contenido
  • Ventas: como típico objetivo de negocio, tanto online como offline, relacionable o no con el contenido

Es una forma muy sencilla pero a la vez útil de medir la evolución del usuario con nuestro contenido: lo mira, le gusta, se engancha… y acaba comprando que es lo que inicialmente se quería lograr.

Las dos primeras están muy relacionadas con el alcance: un vídeo colgado en YouTube tiene muchas visualizaciones por si mismo (optimización) pero también porque se da a conocer en redes sociales (promoción). Las dos segundas también tienen una relación: si alguien deja sus datos de contacto es porque tiene una cierta/gran predisposición a la compra (conversión).

Es la visión de todo ello lo que da sentido al contenido. Ejemplo práctico de medición de una newsletter: comparar números de suscripción > envío > apertura > clicks > visitas > compartidos > conversión. Planteado en preguntas podrían ser: ¿cuántos mensajes (contenidos en varios canales) tengo que publicar para conseguir 1 suscriptor? ¿Cuántos suscriptores necesito para lograr 1 venta? ¿Cuántos mails tengo que enviar para que sea rentable? Y es que, lo miremos como lo miremos, lo que hay que medir es si vale la pena seguir generando contenidos, es decir, la estrategia en general. Una visión individual (aquel tuit que parece que nadie ha visto, ¿sirvió de algo?) algunas veces distorsiona la realidad, es mejor responder viendo el conjunto (¿mis seguidores de Twitter se darían cuenta si hoy no publico algo?).

Entramos entonces en un factor que me interesa especialmente al hablar de medición del marketing de contenidos: la presión entendida como repetición de mensajes corporativos frente a mensajes más, digamos, educativos o informativos, es decir, más orientados al marketing de contenidos. ¿Cuándo nos hacemos pesados por repetir demasiado ‘compra’, ‘mira’, ‘apúntate’, ‘síguenos’…? ¿Cuándo confíamos demasiado en que el usuario lo hará por si solo sin tener que pedírselo constantemente?

Se me ocurren varias métricas para medir el marketing de contenidos desde esta perspectiva:

  • si presionamos mucho, habrá suscripciones pero también muchas bajas que demuestren que la aportación de valor no compensa respecto a los mensajes comerciales que está dispuesto a recibir el usuario.
  • si presionamos poco, habrá seguramente más consumo pero poca conversión, lo que nos alejará de los objetivos de negocio, aunque hayamos conseguido mucho alcance quizá no compense el esfuerzo de generar contenidos.

¿Dónde está el equilibrio? ¿Cuál es el límite de presión que la gente está dispuesta a asumir? Hay algunas estadísticas que intentan contestar de manera general pero cada comunidad es diferente así que lo mejor es probar y seguir el viejo truco de ensayo y error para balancear la presión según más nos convenga en función del estado de nuestro negocio y sus necesidades a lo largo del año.

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad