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Estos días he visto varios anuncios que me han llamado la atención. El primero el del caldo Gallina Blanca por su copy, primero agresivo como consecuencia de la rapidez («el apio insulta al pollo») y luego tranquilo cuando le quitas la prisa («el pollo se abraza con las verduras»). La voz en off también contribuye, claro, lo mismo que la cámara lenta, pero me gusta que den vida a los ingredientes. El segundo spot es del Toyota Auris porque, siempre que se identifica tan claramente Barcelona como escenario, me fijo más de la cuenta a ver si descubro la calle. Además, también me gusta que muestren tan claro el público al que se dirige, reforzándolo aún más en la frase final («para los que saben que existe algo mejor»). Y, claro está, el toque de humor en las cosas que se imagina el protagonista que es incapaz de pensar en conducir otra cosa.

Internet
También dos noticias que me han sorprendido. La primera el estado de Internet 2012 que son sus números intenta cuantificar el comportamiento de los usuarios describiendo qué usamos para navegar, mirar el correo o para crear nuestras webs. Por otro, la noticia de que hay quien considera Internet como esencial en la vida, comparando el no acceso a la Red como no poder conducir un coche. Tan esencial como que se piden indemnizaciones ante la Ley. De alguna manera podrían compararse las dos informaciones porque uno toma Internet como un simple número, trillones de bytes, mientras que la segunda entra en lo que se consigue con esos datos (información, opinión, pluralidad, conversación…) y lo valora tanto como para pensar que es necesario en nuestro día a día.

Cine
La idea para un guión, igual que para cualquier otro contenido, puede venir de muchos lados. La inspiración más reconocida es un libro, adaptación para ser exactos. Pero también puede serlo una imagen como parece que le ha pasado a The Rock al ver una ilustración que lleva un tiempo rondando por Internet y Pinterests varios. Ya en su momento, antes o después, no tengo muy clara la línea temporal, Steiff hizo un spot que podría estar perfectamente inspirado en ella. Y es que aunque el cine muestra 24 imágenes por segundo solo hace falta una para que se grabe en nuestra memoria una idea. También lo consiguen las palabras pero eso sería otra discusión.

Televisión
Allá por el 2005 se emitió el final de la segunda temporada de «NCIS». No recuerdo por qué pero me lo perdí. Y, al fin, este fin de semana pasado tuve la oportunidad de verlo, digamos que 7 años después. Varias cosas que me hacen celebrar ese momento. La primera que no fue la primera vez que lo reponían así que ya antes me lo había perdido unas cuantas veces, lo cual también indica que sigue siendo rentable para laSexta reponer 5 capítulos en la sobremesa del fin de semana. La segunda que la serie sigue estando en emisión, ya por la décima temporada, y con buenos resultados, al menos allí. Y la tercera la curiosa situación de haberme perdido también el final de la novena pero haber recurrido a la descarga para no tener que esperar que se emisitese aquí… pero no haber pensado en bajarme el episodio perdido en el 2005.

[Contenidos] Parámetros de analítica web aplicados a medir contenidos

Cada lunes republico aquí un artículo antiguo de mi newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío los lunes a los suscriptores pero con contenido exclusivo.

La analítica web proporciona información a las empresas sobre el uso y el comportamiento que tienen los usuarios en su web. Hay muchos y diversos parámetros que se pueden tener en cuenta para el conjunto de la web pero destaco algunos para su aplicación en el análisis de contenidos desde cinco puntos de vista:

  • Extensión: para saber si una página tiene demasiado texto, podemos fijarnos en el tiempo de permanencia y en la tasa de rebote. El primero indica el tiempo que los usuarios han estado en esa página, supondremos que leyendo, y el segundo las personas que únicamente han visto una página de nuestra web, supondremos que han huido asustados por tanto texto o porque no es el adecuado para ellos.
  • Adecuación al usuario: para saber si una página contiene la información que el usuario necesita, podemos fijarnos en la tasa de rebote como acabamos de ver, en el número de páginas vistas por visita y en las palabras clave para conocer la expresión con la nos han encontrado y poder corregir contenidos.
  • Sociabilidad: para saber si al usuario le ha gustado nuestro contenido, además de lo anterior, podemos fijarnos en las fuentes de referencia para identificar medios sociales en los que nos hayan mencionado o enlazado.
  • Navegación: para saber si nuestras etiquetas y enlaces internos marcan bien el camino que debería seguir el usuario, podemos fijarnos en las rutas de navegación, páginas de entrada y páginas de salida.
  • Llamadas a la acción: para saber si hemos persuadido al usuario lo suficiente, podemos utilizar los parámetros de navegación y etiquetar los enlaces internos para que nos muestren si hacen click en ellos y después contrastarlo con los datos de los formularios enviados, por ejemplo.

Como en todo análisis, los contenidos no son la única variable a tener en cuenta para sacar provecho de la analítica web ni lo único que influye pero sí que un editor de contenidos debería saber este tipo de información de la web o del blog corporativo.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 67 (21 de noviembre de 2011). ¿Quieres leer más? ¡Suscríbete!

[Contenidos] El azar no es una estrategia

Frente a una caseta de la ONCE, una mujer responde a la pregunta del vendedor de cupones de qué número quiere con una sonrisa y un alegre «¡uno que toque!«. No me giré a ver la cara del vendedor pero me imagino que debió ser de póker: ¿cuánta gente le debe decir lo mismo a lo largo del día? ¿Cuántos confían en sus manos para elegir su suerte? Como comenté en clase el lunes, las ideas pueden alcanzarte en cualquier momento y a mi esa frase oída de refilón me inspira para hablar de contenidos.

Pongamos que el vendedor de la ONCE en lugar de cupones expone coches o está en el stand de supermercardo vendiendo detergente. Ese «que toque» se traduciría en un «que me lleve de un sitio a otro» o «que quite las manchas«. Digamos que se le pide algo tan evidente como para lo que está creado (ganar, transportar o limpiar) con la diferencia de, si que no «funciona», no vas y te quejas al vendedor, simplemente cambias y dejas de comprar ese producto o marca.

Imagina que ahora es un consultor que ofrece sus servicios para diseñar planes de marketing o crear acciones concretas. El «que toque» aquí sería bastante similar a los cupones: «que me haga rico«. Repitamos la conversación: ¿cuántos clientes piden a sus agencias formas de ganar algo rápida y fácilmente? Puede ser SEO, fans en Facebook o ventas (equivalente más directo del dinerito del premio).

Y, ahora sí, vamos al contenido: ¿cómo es una estrategia de contenidos «que toque»? A falta de un objetivo más claro, se recurre a lo básico así que, siguiendo la referencia anterior y ya que debería estar integrada en el plan de marketing, sería una «que me haga rico». ¿Se le puede pedir a un redactor un texto «que toque»? El equivalente sería tan absurdo como pedirle «que se pueda leer«.

Hay que matizar porque hay coches que cumplen lo básico de transportarte y, además, lo hacen rápidamente, sin gastar mucho y dándote una cierta imagen. Lo mismo puede pasar con las estrategias de contenidos y con los textos según cómo sean porque, ahora sí, hay un objetivo mucho más claro detrás (potencia, precio o reputación). «Que toque» como objetivo en un juego es dejarlo al azar.

Si se pensase en las probabilidades matemáticas, seguramente no se compraría ningún número pero entra en escena la suerte. Quien compra cupones cree que ésta estará de su lado, ¿lo puede creer también quien compra un coche o un detergente? ¿O quien contrata a un consultor o el propio redactor cuando escribe puede confiar en la diosa Fortuna para que su texto «se pueda leer»? Supongo que habrás contestado que no (bueno, con los detergentes quizá sí se duda de si sacará esa súper mancha que lleva varios lavados resistiéndose).

Aunque se forman colas en las administraciones que han vendido números ganadores, sigue siendo una cuestión de suerte y cuando se habla de estrategias, el azar no debería ser una variable. No es que haya una forma de trabajar que garantice «que toque», pero sí se puede llegar a una metodología que encamina los pasos hacia esa dirección, hacia el «éxito», gracias a la experiencia la que la pule hasta dar con la fórmula más efectiva.

Una estrategia de contenidos o un texto, no se hace al azar, ni tratando de copiar el éxito de los demás. Al contrario, es algo que se analiza y se estudia de forma única para llegar a unas recomendaciones personalizadas o a un texto original.  ¿Te imaginas al vendedor de la ONCE preguntándote por tu fecha de nacimiento o número favorito para elegir el cupón que te da?

Media News S04 A13

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Hay anuncios que pueden acabar siendo virales y otros que no. Cuando los ves, los reconoces (es ese momento en el que dices, ¡lo tengo que compartir!). En vídeo es mucho más fácil que pase, en publicidad gráfica es más difícil. Sí hay imágenes que se convierten en virales pero pocas son anuncios. El anuncio del oso y la lavadora tiene muchos componentes de otros vídeos virales pero la gráfica de Lego que invita a imaginar, por mucho que me guste, es poco probable que acabe siendo viral. No creo que ése fuese el objetivo, posiblemente hubiesen buscado algo más llamativo, pero también lo comento porque recuerda al momento para pensar que patrocina ING Direct: dos maneras de regalar espacio para el usuario.

Internet
Desconexión, ese momento en el que volvemos a lo 0.0 y nos vemos obligados a hablar con la persona que tenemos al lado, a preguntar cosas a la gente en lugar de a Google, a ser sociable sin redes sociales de por medio. En un lado del ring tenemos a las empresas que se vanaglorian de ofrecer wi-fi gratis a tus clientes, en el otro a los que ni se lo plantean y siguen cobrando algunas veces precios fuera de toda lógica… y, en uno más divertido, los que patrocinan momentos de desconexión. Siguiendo la lógica de pausar la realidad y tomarse descansos, tenía que ser Kit Kat quien lo propusiese. Es ahora cuando conviene reflexionar si eso es el futuro y acabaremos necesitando zonas sin wi-fi igual que necesitamos espacios para pensar en televisión.

Televisión
Hace tiempo que no hablo de audiencias porque poco a poco esta sección ha ido perdiendo algo de actualidad para ser más reflexiva. Por eso con los números de «Gandía Shore» merece pararse un momento y darse cuenta de lo que supone la noticia. Podría sorprender pero, muy en el fondo, era lo que se podía esperar de esa franja de edad. Este tipo de noticias siempre ponen un poco en duda los audímetros y si reflejan fielmente a la sociedad. ¿Prefieren ver a unos cuantos como ellos que a otros de los que poder aprender algo? ¿O, entre igualdad de diversión, mejor una que premie un estilo de vida al que no se puede acceder? Quizá por eso me gustan las series de profesiones que no puedo ejercer.

Cine
El star system es caprichoso y no siempre se brilla igual. Suele ser el mercado quien decide cuándo un actor ya no es tan rentable y los papeles dejan de llegarle. Para algunos ese momento es dramático no tanto económica como profesionalmente. Pero otros, los menos, pueden darse el lujo de decidir retirarse antes de empezar a recibir premios y homenajes a toda una carrera. Es el caso de Leo que dice estar cansado y anuncia que se retira durante un tiempo aún sin haber estrenado todas las películas que le han agotado. El resto de mortales se hubiesen tomado unas vacaciones pero parece que las estrellas no pueden estar inactivas sin avisar al mundo de que no es que nadie les quiera en sus películas si no que son ellos quienes no quieren estar en ellas. Cuestión de matices.

[Contenidos] ¿Blogger, creador de contenidos, content curator, periodista?

Cada lunes republico aquí un artículo antiguo de mi newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío los lunes a los suscriptores pero con contenido exclusivo.

El ser humano pone etiquetas para enfrentarse a lo desconocido: si sé cómo se llama, no da tanto miedo. El problema es que en Internet es difícil saberlo todo y los cargos que definen profesiones o tareas no siempre reflejan la realidad del día a día porque cambia demasiado deprisa.

En el caso de los contenidos, además, la mayoría de empresas no tienen una persona dedicada con lo que es aún más difícil ponerle un nombre. Si pensamos en blogs, tendría que ser más fácil pero tampoco es así: ¿un blogger es un creador de contenidos o un content curator o un periodista? Hay tantas posibilidades como blogs, así que ese no es el debate: lo importante es que se exprese y utilice los contenidos de acuerdo a su manera de entender la realidad que comunica.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 67 (21 de noviembre de 2011). ¿Quieres leer más? ¡Suscríbete!

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