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Televisión
Las series te permiten ver la vida de los demás con la tranquilidad de estar en el sofá. Puedes saber qué ocurre en unos juzgados de guardia, un equipo médico de emergencias o el día a día de un centro comercial. Sus personajes serán como amigos a los que recurrir en caso de problemas, como Mr Reese o Kalinda. Un poco como en las películas, solo que en lugar de a los Cazafantasmas (o a la Masa)… ¡better call Saul! Hasta llega el momento en que te gustaría saber más sobre ellos, aunque no sean los principales y piensas que se merecen un spin off y no solo un ratito en antena.

Cine
No soy precisamente fan del cine español, hace bastante tiempo que no disfruto con una peli made in Spain. Así que no hago mucho caso a la cartelera de aquí, más allá de los trailers en televisión y algún que otro cartel. Pero sí que me llegan noticias como que «Ocho apellidos vascos» ya es la más vista y así confirmo mi poco interés por verla. Más interesante es el artículo que explica la distribución del dinero de su recaudación porque me recuerda a lo que pasa en el mundo literario, donde una cosa es lo que se vende y otra lo que cobran los que lo hacen.

Publicidad
Por un lado, recuerdo cuando los spots de algunas marcas eran difíciles de encontrar en YouTube. Ahora es común tener listas con las campañas, versiones y hasta vídeos de cómo se hizo el spot. Por otro, recuerdo cuando no había anuncios en YouTube. Ahora es común encontrarse, no solo banners, también previos (algunos más pesaditos que otros) que pueden (o no) saltarse. El colmo es cuando voy buscando un spot y me tengo que tragar antes otro spot de otra empresa. Aún no me ha pasado que sea de empresa competencia, pero eso sería el colmo del colmo.

Internet
Nueva oleada del EGM y nuevas sorpresas (o quizá no tanto): cada vez se consulta más Internet en la calle, más que en el trabajo. ¡Vaya! Propongo que en la próxima encuesta se pregunte si es en la soledad del transporte público, caminando paseando al perro, en un bar con los amigos… Sería interesante tomar más información social y no solo el número. Claro que quizá nos daríamos cuenta de que no somos tan sociables como parece o de que hacemos más caso al cartel de «wifi gratis» que al de «prohibio fumar».

[Contenidos] Si lo construyes, él vendrá… o quizá no

Hoy quisiera hablarte de sueños, más bien, de un campo de sueños. Si al leer esta frase has visto a Kevin Costner construyendo un campo de beisbol en lugar de cultivar su cosecha como el resto de sus vecinos granjeros, seguramente la frase “si lo construyes, él vendrá” te provoca una sonrisa. A mi sí y más cuando la interpreto desde el punto de vista de los contenidos.

No te preocupes si no sabes que te hablo de la película “Campo de sueños”. No hace falta haberla visto para ver la relación de esa frase con el espíritu del marketing de contenidos. Si en lugar de ‘construir’ decimos ‘crear’ y quien queremos que venga no es un fantasma del pasado si no un cliente, ¿queda más clara esta analogía?

Distribuir contenido gratuito para atraer a nuestro público potencial, lo que es una definición de marketing de contenidos, también puede parecer una locura a los que están acostumbrados a otro tipo de acciones. Quizá lo que les chirría es eso de dar algo sin que el usuario tenga que pagar nada.

Pero es lo que hace Costner y los responsables de contenidos: publicar con la esperanza de que atraiga a quien queremos, sin pensar en coste. Y el beneficio vendrá después. No será de un día para otro, pero sí a largo plazo (como en muchos largometrajes, hay un final feliz).

En la película, la decisión de invertir la cosecha en ese sueño les lleva a hacer sacrificios. En la realidad, creer en los contenidos también puede resultar difícil por el tiempo que hace falta y porque el entorno no siempre es el más propicio. Pero, si crees en ello, funciona y (¡spoiler!) él acaba viniendo.

Me he reencontrado con esta frase en una recopilación de tuits del CMWorld, un ejemplo de buena estrategia de contenidos. Había otra que también encaja perfectamente con la película: “la esperanza no es un plan”. Construir o publicar, da lo mismo, son cosas que requieren una planificación, una estrategia para tener éxito.

Si fallan los cimientos o si se deja al azar difícilmente se llegará hasta el final, hasta conseguir conectar con quien queremos. De todas formas, un poco de fe sí hay que tener de lo contrario no escucharíamos esa voz que nos invita a construir un campo de sueños o a creer que los contenidos pueden ayudar a nuestra empresa.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 135 (11 de marzo de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

«Para qué el Social Media Marketing usa los contenidos», por David Soler

La quinta colaboración al ebook “Contenido eres tú” viene de la mano de David Soler, asesor de empresas en Social Media Marketing. Así que contenido eres tú, marketing en medios sociales.

Si asumimos que contenido es cualquier tipo de información que subamos a un medio social (sea un blog, un perfil en una red social o cualquier otra forma de presencia en Internet), podríamos también convenir que contenido es desde un post en un blog hasta una foto que hemos subido a Instagram pasando por un vídeo de YouTube, una promo hecha en Facebook o una conversación que iniciamos en Twitter usando un hashtag.

Desde la perspectiva pura de Social Media Marketing, a través de compartir esos contenidos en sitios sociales lo que consigues es:

  • Posicionarte en la mente del consumidor en un punto concreto. “Sabemos de esto…”, “Nos dedicamos a…”, “Tenemos unos precios buenísimos”, etc. Los consumidores asocian los mensajes que transmiten esos contenidos con quien los está compartiendo. Y eso es posicionamiento.
  • Motivar a las personas a participar en tus acciones de promoción. Por más que tengas un buen producto o un precio inmejorable si no eres capaz de atraer al consumidor al sitio donde puede adquirirlo de poco te sirve.
  • Presentar tu empresa, producto o servicio de mil formas distintas. Puedes usar un vídeo, un podcast, un folleto y, muchas veces, ni siquiera hace falta centrarse en hablar del producto, sino que puedes darlo a conocer vía comunicación de valores que quieres transmitir.
  • Utilizar formas novedosas e innovadoras de mostrar tu producto. En el marketing “tradicional” y dependiendo del tipo de producto y de la forma de distribución del mismo, los elementos de marketing que usarías pueden ser limitados (campañas de TV para productos de gran consumo, por ejemplo, o folletos para productos que se distribuyen vía red de ventas). Sin embargo, los medios sociales te permiten “jugar” y explorar formatos que antes no podías utilizar y eso te da un elemento más para sorprender al consumidor.
  • Como hemos hecho siempre en marketing “tradicional”, reforzar los puntos fuertes y tratar de esconder los débiles y así mostrarte mejor que la competencia.

Actualización 9 de junio de 2014: ya puedes descargarte el ebook «Contenido eres tú» con este capítulo y muchos más.

 

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Televisión
Eso de que la publicidad es interrumpida por programas, algunas veces es verdad. Pero también que los propios programas son interrumpidos por otros programas y algunas veces las autopromos se vuelven insoportables. Es como si las cadenas solo tuviesen sus propios canales para anunciarse. Suerte que las redes sociales han venido al rescate y así, en sus respectivos canales, se pasan el día anunciándose sin parar. Cansada ya de tanto autobombo, la forma de usar Instagram para la promo de una serie me ha gustado por diferente. Aunque habrá que ver lo que dura o si es solo algo momentáneo.

Cine
La gente que se planta delante de un cine y entonces decide la película que va a ver siempre me ha chocado. Pero hasta ahora nunca me había planteado que alguien entrase a la sala sin saber siquiera para qué peli ha comprado la entrada. Siguiendo con el párrafo anterior, sería como si alguien viese el anuncio del capítulo futuro de una serie en el corte publicitario de esa misma serie y, misterios, le entrasen ganas de ver la serie. ¿Pero qué clase va al cine? No me extraña que las sales se estén quedando sin espectadores: quizá se han quedado viendo la televisión pensando que el tráiler que emite la cadena es en realidad un avance de lo que harán en el siguiente corte.

Internet
Dos cosas automáticas que no me gustan. 1/ En esto que recibes un mail de blog. No de un comentario por moderar (cada vez pasa menos, anímate ya que estás leyendo esto), no una notificación de que se hecho un backup. No, tu blog te escribe para avisarte de que «tu sitio ha sido actualizado». ¿Hackeado? No, es que lo ha hecho él solito. 2/ Las redes sociales se basan en las recomendaciones. Las que hacemos los humanos son una cosa pero las que algunos algoritmos hacen son de risa. Me recomiendan canales de YouTube solo porque se miran mucho, empleos que no se acercan ni de lejos a mi perfil y páginas que mis contactos siguen.

Publicidad
Estos días tenemos dos claros ejemplos de formas de llamar la atención cuando se habla de publicidad: polémica o emoción. Para lo primero, si pones un famoso, ya tienes el doble de atención; para lo segundo, todo lo contrario. Es como si los famosos y la emoción no se pudiese juntar. De hecho, cuanto más anónima es la historia, más nos emociona. Y la publi tira de las dos cosas para llevarnos a su terreno. Lo grave es cuando ni con la polémica logran despertar nuestra atención o cuando ni los héroes desconocidos nos provocan nada. ¿Qué puede hacer entonces la publi?

[Contenidos] La herramienta imprescindible para crear una estrategia de contenidos

Hoy quisiera hablarte de la herramienta imprescindible en una estrategia de contenidos o, en otras palabras, lo que no puede dejar de utilizar un content strategist. Dicho así, podrías pensar que se trata de algo que no puedes permitirte (es sabido que las mejores herramientas son también las más caras) pero sigue leyendo porque tiene la ventaja de ser gratuita, ni siquiera hace falta registro para utilizarla.

No es para la gestión de proyectos, ni de creación ni siquiera de curación de contenidos. No es Facebook, no es Word, no es Google. Nada de eso, no es un software ni un servicio online así que no valen excusas de no saber cómo funciona. Es algo aún más básico, más fundamental pero tan importante que, como recalcaba este sábado Javier Godoy, es lo que decide si una estrategia tiene éxito o no.  

¿Se te ocurre qué puede ser? Piensa un poco más. La usas cada día aunque no te hayas dado cuenta. Lo tienes muy cerca, al alcance de tu mano, de hecho, está sobre tus hombros. Sí, es tu cabeza, tu cerebro, tu inteligencia o como quieras llamar a las ganas de pensar, a lo que toma las decisiones o a la capacidad de argumentarlas.

Para que quede claro: no es la creatividad, originalidad o visión innovadora de los contenidos. Podría serlo y desde luego que son factores a tener en cuenta. Pero antes hay que atacar la parte racional de la estrategia. Recuerda que el azar, como el miedo, no es una opción.

Pensar, pensar y pensar. Mézclalo con leer, investigar y analizar para asegurarte de que tus ideas tienen sentido y son posibles, y tendrás muchas más posibilidades de tener una estrategia ganadora. Si sigues unas plantillas o simplemente te guías por lo que hacen los demás sin pensar antes si debe ser así, estarás cerca del fracaso.

Para hacer una estrategia de contenidos, hay que:

  • Reflexionar sobre lo que puede ser mejor o peor, lo que será más rentable o lo que gastará más recursos…
  • Tomar las mejores decisiones posibles después y solo después de haber valorado los pros y los contras de todas las opciones.
  • Justificar las conclusiones que se plasman en el documento entregable.
  • Saber argumentar frente el cliente o el superior cuando pregunte el fatídico: ¿por qué? O ¿Y por qué no esto otro?

Podemos basarnos en datos o en la experiencia, pero las estrategias no se construyen con frases que empiecen con ‘yo creo que…’. Una creencia es solo el primer estado de una idea. Hay que evolucionarla, seguir pensando en ella, hacerla crecer, blindarla con evidencias hasta confirmar que podrá enfrentarse a quien se le ponga por delante. Incluido el usuario final porque, nunca lo olvides, es para él es para quien se piensa la estrategia.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 134 (4 de marzo de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

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