En este último año he pasado por diferentes etapas de desconexión. Por un lado, no entrar a ninguna red social durante varias semanas te deja mucho tiempo libre para canalizar tu energía en lo que importa. En el otro extremo, dedicarles un par de horas al día es una buena forma de evasión. Mi conclusión: todo depende de las fuentes que utilices.
Compruébalo: date un paseo por cualquier red social, ¿echas de menos algo o quizá es que sufres de FOMO? Piénsalo bien y fíjate en que todo se repite. ¿Cuántos comentarios has dejado para conseguir no-sé-cuántos prompts o trucos mágicos que van a sacarte de pobre? ¿Queda algo digno de mención después de «olvidar» todas las repeticiones? Esas son las fuentes que más me interesan, las que sirven de contrapunto, las que no siguen la corriente dominante. Son las menos, pero son las que hacen que las redes sigan mereciendo la pena y las que demuestran que el trabajo de content curation sigue siendo relevante.
La sensación de que durante este año de pausa nada ha cambiado es agridulce. El mundo ha seguido girando, era lo esperado, pero en la misma dirección, lo que me ha decepcionado bastante. Abro mi Feedly y encuentro lo que ya era previsible entonces. Mi Stoopinbox dejó de funcionar hace bastante tiempo y no he echado de menos ninguna newsletter. Y lo mismo en mis redes. Ha habido pocos cambios en cuanto a calidad, pero muchos en cantidad (y yendo a peor, lamento decir).
Así que mi objetivo para las próximas semanas es reconectar con las fuentes que me interesan. Adiós a las redundantes que no me aportan nada nuevo, hola a encontrar voces más interesantes. Basta de acumular, toca depurar. No quiero marcar como leídos los posts de mis fuentes ni repetir lo que ya es sabido por millonésima vez. Quiero recuperar la lectura de valor y volver a ejercer de curator para poder ir más allá de lo evidente.
Si lo logro, te darás cuenta.