[Contenidos] Optimización para Google o redacción para personas

Hoy quisiera hablarte del zoo Google (Panda, Penguin, Hummingbird…) y darte mi opinión sobre la guerra de posiciones. Sí, casi es una guerra porque parece que cada revisión o actualización de su algoritmo revoluciona los resultados. Si sigues la Fórmula 1, quizá tengas una sensación similar porque cada año cambian las reglas del juego. Así que, ¡a revisar el monoplaza y a cambiar piezas! En el caso de los contenidos, ¡a revisar códigos y técnicas que parecían funcionar!

Ocurre también algo parecido en algunas webs: cada cierto tiempo ‘hay que’ cambiar el diseño para que parezca que se actualizan… aunque el texto siga siendo el mismo. Cambios por fuera pero no por dentro solo porque las empresas siguen teniendo que mostrar su actividad de alguna manera (¡mira los líos de Facebook!). Es lógico que también lo hagan los buscadores donde me atrevo a decir que hay más beneficios pero también muchas más trampas. Llámalo evolución, revolución, necesidad, exceso…

Google hace estos cambios para asegurar que los resultados que obtiene el usuario al buscar son los mejores. Lo que en lenguaje de la calle viene a ser que quiere que sigamos buscando para poder seguir ofreciendo tráfico a los anunciantes. O servicios a las empresas basados en nuestro rastro, a todo se le puede encontrar sinónimos.

Así que tenemos un montón de literatura sobre cómo han de ser nuestros textos para estar bien posicionados. En el grupo de LinkedIn tienes unos cuantos pero te los puedo resumir en lo que realmente importa del SEO: escribir buen contenido. Llámalo de calidad, de valor o que traiga tráfico o menciones sociales… lo que sea que quiera tu usuario y tú como empresa. Los buenos contenidos no cambian aunque cambie el algoritmo de Google porque sigue siendo bueno a ojos del usuario.

El SEO es algo matemático (¡Google y su algoritmo!) que implica muchas otras cosas que no solo dónde se ponen las palabras clave. En cambio, la redacción es algo creativo. La mezcla de esas dos cosas puede ser armoniosa o un desastre, eso sí es una batalla constante y no los cambios de Google.

Un texto puede optimizarse después de haberse escrito o trabajarse desde el inicio pensando en que a Google le guste. Es necesario que estos dos aspectos se lleven bien pero habrá días (o más bien contenidos) en los que ganará uno u el otro. Ahí está el éxito de la estrategia, saber combinar los elementos.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 168 (28 de octubre de 2013).

[Contenidos] Filosofar para generar contenidos

Hoy quisiera hablarte de filosofía. La intención de esta newsletter es ser lo más práctica posible, dar recomendaciones e ideas que puedan aplicarse fácilmente. Pero, de tanto en tanto, también es necesario filosofar un poco y, al final, también hay un aprendizaje para ponerse en marcha.

Eso de ‘filosofar’ parece que se ha perdido un poco, bueno, bastante en algunos sectores. Antes, cuando la moda era ir vestidos con sábanas (léase túnicas, no me refiero a fantasmas que todavía hoy quedan unos cuantos), había bastantes filósofos. Se reunían y hablaban, meditaban solos o reflexionaban en grupo (y no hacía falta wifi para tuitearlo). Se hacía por el placer de discutir, ¡qué maravilla!

Escuelas de pensamiento, ¿no te parece una pena que se haya perdido eso de enseñar a pensar? Parece tan sencillo y es tan complicado. Hay esperanza, no te creas, todavía algunos intentamos hacerlo para marca personal, si quieres seguir siendo lo que dicen que eres.

¿Qué hacer con esas filosofadas? ¡Generar contenidos, claro! Seguir la actualidad es una parte de la estrategia de contenidos pero crear contenidos desde tus propias reflexiones es el mejor tipo de contenido que puedes hacer para ganar en reputación y confianza (de los usuarios a ti pero también para ti mismo). Es contenido de riesgo como diría Coca-cola pero vale la pena practicar algo de filosofía e intentar influir en los pensamientos de tu audiencia.

Antes de acabar, vuelve a pensar cuánto hace que no filosofeas. Si la respuestas es nunca, tienes un problema. Si es hace bastante, recuerda qué condiciones se dieron para que pudieses hacerlo e intenta reproducirlas. Si es ayer mismo, ¡menuda suerte! Aprovecha mientras puedas.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 165 (7 de octubre de 2013).

[Contenidos] Qué se puede aprender de los videoclips musicales

Hoy quisiera hablarte de música, más concretamente de videoclips musicales y cómo éstos se parecen a los mensajes que algunas marcas comunican. Y es que las empresas son como un artista o grupo: usan historias para llegar a su audiencia. Por un lado, las empresas tienen productos o servicios que vender comercializados bajo una marca comercial; por otro, los cantantes venden sus canciones en todos los formatos posibles (CD, concierto, Spotify, YouTube…) bajo el sello de una discografía aunque lo que realmente vende es su nombre.

Como cualquier otro tipo de marca, ambos lados de este cuadrilátero imaginario utilizan las redes sociales, publicidad, patrocionio… cualquier tipo de contenido, todo lo necesario para poder sacar el mayor rendimiento a esa marca personal o comercial. La diferencia con la gran mayoría de empresas es que las canciones son tanto producto como contenido así que pueden analizarse igual que se haría con cualquier mensaje corporativo que pudiera publicar cualquier marca comercial.

Es interesante ver cómo esa letra se convierte en un videoclip para explicar, efectivamente, una historia audiovisual porque las empresas también cuentas historias con sus contenidos. Así que recurro al Rey del Pop para comparar la forma en que algunas marcas utilizan los contenidos: ves conectando los altavoces porque sus canciones serán la BSO de esta newsletter.

Si se habla de Michael Jackson, es lógico hablar de “Thriller”, un hito de la historia de la música que seguro has visto. Pues bien, míralo como ejemplo de contar una historia: videoclips de este estilo empiezan, mezclan y acaban sin música. Además, el cantante canta interpretando lo que explica la letra. Los mejores videoclips de Michael Jackson cuentan una historia de forma más o menos extensa y explícita: “Bad”, “Smooth Criminal”, “Remember the time”, incluso “You rock my world”.

Aplicado a las empresas, son las que encuentran su historia, su diferenciación, y son capaces de explicarla en todo lo que hacen porque se la creen y la ven como algo propio que deben cuidar y comunicar. No son fáciles de encontrar pero, después de haberlo hecho, cuesta separarse de ellas.

Por un lado, tenemos videoclips como el de “They don’t really care about us” o de “You are not alone” que son buenos ejemplos de hablar de uno mismo: videoclips de este tipo tienen un momento o varios de lucimiento del intérprete en los que típicamente éstos cantan mirando a cámara como si contasen algo a la audiencia directamente. Mezclan, alguna vez, referencias a la historia pero es secundaria. Por otro, esta forma puede llevarse al extremo con la autopromoción: un concierto es el ejemplo clásico. Para el Rey del Pop, serían ejemplos “Dirty Diana” o “Give it to me”, aunque no tiene por qué ser una grabación en directo puede ser falseada y sacar a gente disfrutando en una sesión más controlada.

¿Y la empresa? Pues suelen ser contenidos pensados para lucimiento de la empresa, léanse notas de prensa publicados en blogs corporativos, enlaces en redes sociales que siempre van a la web oficial, fotografías de productos…  Las empresas que se lo creen demasiado tienden a ver el autobombo como la forma prioritaria, sino única, de crear contenidos.

El equilibrio, como siempre, es la mejor opción. “Thriller”, en realidad, mezcla ambas opciones. Quizá por eso una no se cansa de verlo como tampoco se cansa de consumir contenidos corporativos que hablen de otra cosa que no sea el ego de una empresa. La próxima vez que veas un videoclip o tengas que crear contenido de ese tipo, piensa cómo quieres que te recuerden los que leen.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 163 (23 de septiembre de 2013).

[Contenidos] Redacción de llamadas a la acción para landing pages

Hoy quisiera hablarte de llamadas a la acción como primer elemento de una landing page. Hace ya mucho tiempo que no trato el tema y merece la pena prestarle atención a cómo escribir esas páginas tan importantes en el inbound marketing.

Voy a hacerlo resiguiendo los pasos que Brian Massey ha publicado en su libro “Your Customer Creation Equation”. Antes, aclarar que aproveché la oferta de ebook gratuito para leerlo: no todo es interesante y no recomiendo la lectura si no es a quienes gusten de tests a/b. No obstante, ese breve apartado dedicado a las call to action sí merece la pena compartirlo.

Massey empieza a construir una landing page a partir de una lista de CTA típicas según el tipo de página web:

  • Catálogo (buscar contacto): “déjenos sus datos y le llamamos”, “envíenos un email”, “solicite un presupuesto”…
  • Consultorías (generar leads): “regístrate ahora”, “solicita un test”, “descarga nuestro ebook”…
  • Publicación (obtener suscriptores): “suscríbete”, “hazte miembro”, “consigue acceso”…
  • Tienda online (conseguir compras): “añadir al carrito”, “comprar ahora”, “añadir a la wish list”…
  • Servicios online (según el modelo): “prueba gratuita”, “empieza ya a…”, “actualiza”…

Una llamada a la acción es una forma de definir los objetivos (entre paréntesis en cada caso anterior) por eso recomienda incluir el máximo posible de la oferta en el texto o en el botón/banner: ha de quedar claro cómo se avanza hacia la solución de su problema. La prisa (“ahora”, “hoy”…) ayuda a la conversión tanto como los genéricos (“enviar”) la estropean.

Lo siguiente que propone es crear una cabecera y titulares que den respuesta a lo que el usuario espera encontrar en esa página. Lo resume en dejar claro qué hay ahí para quien aterrice y debe coincidir con la promesa hecha en el mail, anuncio, red social o lugar en el que se haya puesto la llamada a la acción.

El tercer paso no deja de ser uno intermedio para conseguir lo que se quiere: dar a los usuarios algo que hacer o, en otras palabras, pedirles que rellenen un formulario con sus datos para contactarles, registrarse, comprar, probar…  En su experiencia, cada campo extra que añadas al form reducirá la conversión, incluyendo algunos que directamente hacen al usuario que se lo piense más de dos veces (o ponga una falsa) como la fecha de nacimiento, el teléfono móvil o la cuenta del banco.

El siguiente paso es vender la oferta, convencerles de que merece la pena rellenar el formulario para conseguir la promesa del titular. Habla de lo que conseguirán, ayúdales a tomar la decisión. La persuasión es clave para reducir los frenos que puedan tener a hacer eso que les estás pidiendo.

El quinto paso es hacerse merecedor de la confianza del usuario. Las formas que sugiere Massey son mediante badges de pago seguro, logos de clientes, testimoniales, estadísticas fiables, iconos sociales…

Para acabar cualquier landing page, hace falta un poco de diseño. Por un lado, enseñar el producto, es decir, incluir fotografías o vídeos de lo que conseguirá el usuario y, por otro, componer los elementos de los pasos anteriores para establecer una jerarquía visual.

Lo que más me ha gustado de su planteamiento es que parte del equivalente al botón de enviar el formulario para construir la página. Es similar a la recomendación de construir frases desde los enlaces. Ah, si buscas ejemplos de landing pages, hay algunos buenos entre los que recopilan en HubSpot.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 145 (21 de mayo de 2013).

«Contenido eres tú», ebook colaborativo para entender al Contenido

Hoy es el día, después de varios meses de trabajo, de presentar oficialmente el ebook colaborativo «Contenido eres tú». Descárgalo ya si tienes ganas de leerlo, pero me gustaría contarte un poco sus interioridades.

Portada de mi ebook colaborativo «Contenido eres tú»

Lo primero, como es lógico, agradecer a todos los que han participado desinteresadamente en el proyecto: los autores de los capítulos Cristina Aced, Magali Benítez, Fabrizio Ferri-Benedetti, Aleix Gabarre, Montecarlo, Andrés Pérez, Fernando de la Rosa, Eva Snijders, David Soler, Pau Valdés y Javier Velilla y también a Noemí Medina por el diseño de la portada que puedes ver aquí a la derecha.

Lo siguiente es contarte las conclusiones a las que he llegado después de leer y comentar cada capítulo con su respectivo autor pero, sobre todo, de tener una visión global de todo el ebook: en resumen, ¡todo es contenido y todos lo incorporan a sus acciones! Se presuponía, vale. Pero ahora estoy más convencida de que una empresa que no utiliza los contenidos de alguna forma es un negocio que acabará cerrando.

Lo dije en la introducción: el contenido se utiliza de muchas formas, algunas se parecen y otras no. Cada empresa es diferente y puede elegir entre las diferentes opciones cuál le conviene más. Hay varias disciplinas y usos, no puede ser que ninguna se adapte a las necesidades de una empresa.

Como coordinadora del ebook, estoy contenta con el resultado final y creo que explica bien las formas de ponerse en marcha. Maquetado como está, «Contenido eres tú» se puede leer en 136 páginas. Seguro que alguna idea interesante te llevas de sus capítulos para aplicarla ya mismo. Me gustaría saber cuál es (seguro que el autor correspondiente también): utiliza los comentarios, las redes sociales o envíame un mail, como prefieras. Tener feedback de los lectores es la mejor forma de preparar mi siguiente aventura editorial.

Para acabar, es lógico explicarte el título del ebook así que te recomiendo leer su última página en la que te expreso mi deseo de que te pongas manos a la obra con los contenidos. Puedes elegir cualquiera de las disciplinas que forman el ebook, mezclarlas a tu antojo o incluso utilizarlas todas.

Contenido es todo, contenido eres tú.

 

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad