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Escuchar la publi desde otra habitación es algo habitual. Cocina, baño o hasta el estudio desde donde se trabaja a la espera de que empiece la película o programa. En estas circunstancias, la música es más importante que cuando se está delante de la tele viendo la imagen. Tiene que provocar algo, quien sabe si para volver corriendo frente a la tele. Pero es justo lo contrario que me pasa con la cancioncita de San Miguel 0,0. Es oírla, e irme más lejos para no oírla o cambiar el canal para ni verla. No me gusta la letra. Tampoco la imagen que creo que interesante ni que ambas estén bien relacionadas. O quizá sí porque si ninguna de las dos me gustan es que tienen algo en común.

Cine
La experiencia de ver una película en pantalla grande incluye también un gran sonido. De hecho, la historia del cine está muy ligada a la historia del sonido en el cine y las salas de cine tambiéne se adaptan a esta evolución para mejorar la (cada vez más cara) experiencia. Así que leer que es posible ver una película sin altavoces, directamente con auriculares, me choca pero debe de ser toda una experiencia como su propio nombre indica: «The silent cinema experience«. Me gusta la idea de una sala de cine silenciosa pero toda la película con algo en los oídos no sé si lo aguantaría porque a duras penas aguanto una con gafas de 3D.

Televisión
Estamos en esa época del año, irremediablemente llega con el fin del verano. Leer sobre televisión estos días es sinónimo de Emmys (previos, quinielas, vestidos pregala, gala en toda su magnitud, críticas post gala, etc.) o de cómo va volviendo a la normalidad la programación televisiva (gente que vuelve de vacaciones, programas que recuperan la normalidad, gente que se recoloca en otros programas tras su paso veraniego…). Entiendo que es lo que toca, pero me resulta aburrido. Por un lado porque una vez vista la gala, no hace falta mil análisis. Por otro porque ha llegado un punto que la diversión de la tele es el zapping para descubrir los líos entre cadenas.

Internet
Bastante relacionado con el párrafo anterior, parece que la Red es la fuente de muchas notícias en los informativos de ciertas cadenas. Sin dar muchos datos de la noticia ni de la cadena, el colmo fue el otro día cuando la noticia era que se había prohibido mostrar una imágenes pero la cadena había recurrido al bueno de YouTube para mostrar algunas que perfectamente podían haber pasado por las prohibidas. Morbo televisivo en estado puro. ¿Alguien obliga a poner siempre imágenes para acompañar la locución del busto parlante? ¿Da igual que sean de archivo o sacadas de Internet sin ningún contexto? Cuidado no vaya a acabar siendo un cántaro y se rompa.

[Contenidos] Filosofar para generar contenidos

Hoy quisiera hablarte de filosofía. La intención de esta newsletter es ser lo más práctica posible, dar recomendaciones e ideas que puedan aplicarse fácilmente. Pero, de tanto en tanto, también es necesario filosofar un poco y, al final, también hay un aprendizaje para ponerse en marcha.

Eso de ‘filosofar’ parece que se ha perdido un poco, bueno, bastante en algunos sectores. Antes, cuando la moda era ir vestidos con sábanas (léase túnicas, no me refiero a fantasmas que todavía hoy quedan unos cuantos), había bastantes filósofos. Se reunían y hablaban, meditaban solos o reflexionaban en grupo (y no hacía falta wifi para tuitearlo). Se hacía por el placer de discutir, ¡qué maravilla!

Escuelas de pensamiento, ¿no te parece una pena que se haya perdido eso de enseñar a pensar? Parece tan sencillo y es tan complicado. Hay esperanza, no te creas, todavía algunos intentamos hacerlo para marca personal, si quieres seguir siendo lo que dicen que eres.

¿Qué hacer con esas filosofadas? ¡Generar contenidos, claro! Seguir la actualidad es una parte de la estrategia de contenidos pero crear contenidos desde tus propias reflexiones es el mejor tipo de contenido que puedes hacer para ganar en reputación y confianza (de los usuarios a ti pero también para ti mismo). Es contenido de riesgo como diría Coca-cola pero vale la pena practicar algo de filosofía e intentar influir en los pensamientos de tu audiencia.

Antes de acabar, vuelve a pensar cuánto hace que no filosofeas. Si la respuestas es nunca, tienes un problema. Si es hace bastante, recuerda qué condiciones se dieron para que pudieses hacerlo e intenta reproducirlas. Si es ayer mismo, ¡menuda suerte! Aprovecha mientras puedas.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 165 (7 de octubre de 2013).

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Cine
Los castings no siempre son públicos pero, de tanto en tanto, nos llega alguna noticia de esas que hacen poner cara de sorpresa no, lo siguiente. Algunas veces es cuando ‘empiezan a sonar’ nombres para algun rodaje, otros cuando la carrera del actor ya ‘ha despegado’ y salen a relucir papeles a los que dijo que no. Digo esto porque imaginarme a Schwarzenegger interpretar «Alto o mi madre dispara» en lugar de Stallone me cuesta. Mucho. Aunque por lo visto pudo pasar. Claro que tampoco veo posible que el de «Rambo» interpretase «Poli de guardería». Será que hay pocos actores que puedan ser ‘intercambiables’, ¿o no?

Internet
La Red está llena de artículos sobre ‘cómo hacer…’. Demasiados porque, digo, ¿seguro que hay tantas maneras de hacer lo mismo? Después de leer varias decenas, ¿qué más queda por contar? ¿Hace falta realmente otro artículos para hacer lo que ya están explicando otros cientos de personas? ¿Es tan diferente? Aunque me de pena decirlo, la mayoría de las veces la aportación se queda en una frase… así que cada vez leo menos artículos de esos que se supone son los que la gente busca. Me estoy quitando, ¿para qué dedicarles tiempo? Ya digo, la mayoría de las veces para nada. Y, cuando vuelvo a leer sobre eso pasado 1 mes, aún estoy a tiempo de leer esa frase mágica.

Televisión
Los comentaristas deportivos tienen poco margen de aportación cuando no pueden personalizar la señal. Se encuentran limitados a ver lo mismo que los telespectadores y algunos se quejan abiertamente de los realizadores. Resulta curioso escucharles decir cosas como ‘no entiendo por qué nos muestran estas imágenes en lugar de…’ o ‘la realización está centrada en… y no nos muestra…’. Y es que muchas veces resulta un comentario que nosotros también podríamos hacer desde nuestro sofá. Entonces es cuando me pregunto si esa persona ha viajado hasta allí o también hace su trabajo desde casa.

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Está claro que hay productos estacionales pero algo pasa este verano que algunos parecen repetirse más que los perfumes navideños o los antigripales otoñales. Tres anuncios seguidos es plantearse la efectividad de esa campaña: Fave de fuca por un lado, Activia por otro y, en medio, Fortasec. Claro que algunas veces aparece un cuatro en otro momento del corte, como para recordarte que eso de ir al baño no puede estar determinado por la publicidad si no que puedes elegirlo tú. Ya, claro, pero como que te entran ganas tanto hablar de ello, ¿no? Y, además, tienes tiempo de sobra porque siguen haciendo cortes de 7 minutos.

[Contenidos] ¿Qué enemigo tienes en común con tu audiencia?

Hoy quisiera hablarte del enemigo así que te propongo un ejercicio, deja volar tu imaginación por un momento. Eso sí, piensa en el ejercicio como algo corporativo, es decir, que no pienses en tu vida personal si no en tu vertiente profesional.

Estás en un cuadrilátero (no te preocupes, no tendrás que pelear con nadie). Imagínate que en un lado del ring estás tú, vestido para la ocasión y con ganas de enfrentarte a tu oponente. Suena el gong, te levantas, aplaudes con los guantes y vas hacia el centro para empezar el primer asalto. Contesta lo primero que venga a tu cabeza: ¿contra quién luchas? ¿Cuál es el principal obstáculo de tu empresa para prosperar?

Si has pensado en cosas generales como la crisis, vuelve a pensar. Si has pensado en un nombre propio, aunque sea el de tu jefe o algún cliente, vuelve a pensar. Ahora lo más probable es que hayas pensado en alguna empresa o algo relacionado con la competencia. Pues no deberías, ellos no son tu enemigo.

Replanteo la fantasía: estás en un rincón del cuadrilátero y en el rincón delante de ti está tu cliente ideal. Lo reconoces porque ya has trabajado con él o porque lo conoces bien. Suena el gong, te levantas, aplaudes con los guantes y vas hacia el centro para… ¿enfrentarte a tu cliente ideal? Mejor no amoratar la cara de quien va a pagar tus facturas. Entonces, si no luchas contra tu competencia ni contra tu cliente, ¿quién es tu oponente?

La respuesta la puedes encontrar en esta otra situación hipotética. Tu cliente ideal está en un rincón del cuadrilátero, arrinconado por su contrincante. Parece que no tiene escapatoria, le cuesta resistir los golpes de… ¿quién o qué? Contesta lo primero que venga a tu cabeza: ¿quién crees que es el enemigo de tu persona? Perfila la respuesta, ¿crees que lucha contra una empresa o tiene otras preocupaciones para no querer comprar tus productos o contratar tus servicios?

Desde esta perspectiva, tu competencia no es tu enemigo porque tu competencia no es el enemigo de tu persona. Olvídate de ellos y céntrate en encontrar el enemigo común que tienes con tu audiencia y acercarte a ellos para ayudarles a combatir el miedo, para alejar sus preocupaciones.

Has de actuar como el entrenador de tu persona, eres quien le ayuda a conocer la técnica necesaria para derrotar a quien se ponga por delante, para superar obstáculos que le lleven a ganar (a comprarte). Estar a su lado significa que tus contenidos deben ayudar a tu persona a hacerse fuerte frente a ese enemigo.

Sobre esto habla brevemente Brian Clark en el ebook “How to create content that converts”. Lo asocian al storytelling y al viaje del héroe, siendo éste el cliente y la marca su mentor. De esta forma, por un lado, el contenido se centra en el usuario y no en la marca como ocurriría en el primer escenario (cuando pensabas que el enemigo era tu competencia). Y, por otro, el usuario percibe la marca como su héroe porque le ayuda a superar sus problemas vitales.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 164 (30 de septiembre de 2013).

4 años de mi newsletter sobre marketing de contenidos

Estaba en el balcón, lo recuerdo, y se me ocurrió la idea de hacer una newsletter semanal sobre marketing de contenidos. Objetivo: evangelizar, hacía falta.

Han pasado 4 años y, con las estadísticas en la mano, considero mi newsletter un ejemplo de marketing de contenidos: sí, la ‘competencia’ y también alumnos la siguen para aprender. Pero la mayoría (o eso calculo a grandes rasgos) son clientes potenciales (y existentes que se han apuntado a modo de fidelización). Para mi eso es un éxito y lo que me anima a escribirla semana a semana.

Mi newsletter es mi excusa semanal para reflexionar sobre contenidos y compartir conocimiento. Intento que trate temas interesantes, que sea práctica y que los suscriptores se lleven alguna idea para aplicar. Confieso que algunas están más inspiradas que otras pero creo que tengo ganas y tema suficiente para muchos números más.

También para seguir haciendo números especiales con ebooks para descargar como «Contenido eres tú» que celebró el número 200 o «Encuentra tu contenido vendedor», una nueva guía en 10 pasos que envío en exclusiva este lunes a suscriptores.

Algunos no entienden que separe el blog de la newsletter, que la envíe los lunes a las 10h ni que escriba entre 500 y 700 palabras sin añadir una promo de mis servicios profesionales. Pero es que mi newsletter no es para ellos. Es para los que me leen tuitear que la estoy preparando los domingos y me animan mostrando su interés por el tema elegido; para los que la esperan puntual y me envían mails preguntando si ha pasado algo porque no la han recibido todavía; para los que me piden que les reenvíe algún número porque no quieren perderse ninguno; para los que me contestan las preguntas o simplemente me dan su opinión a lo que he planteado; para los que la abren varias veces y la releen pasados los días; para los que la reenvían a quien pueda interesarle; resumiendo, para la comunidad que hay alrededor.

En cada número que envío agradezco a los suscriptores que sigan ahí pero aprovecho también hoy para hacerlo públicamente: anima a seguir saber que hay alguien leyendo al otro lado, ¡gracias! Claro que esto también va por ti, lector del blog: si quieres recibir la newsletter además de leer el blog, serás bienvenido.

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