[Contenidos] Qué se puede aprender de Miles Kendig en «Un enredo para dos»

En una película de espías, puede haber diferentes enemigos, pero ¿qué pasa cuando la amenaza viene del interior? No, no me refiero a un agente doble, sino a uno que quiere escribir sus memorias. Esa es la premisa de «Hopscotch» (traducida por «Enredo para dos«). Como siempre que comento películas desde el punto de vista de qué aprender como escritores, destripo todo el argumento, así que lee bajo tu responsabilidad.

Escribir unas memorias no es algo que se proponga la gente normal y corriente. Se supone que has de tener una vida que merezca la pena ser contada para que otros la quieran conocer. Desde ese punto de vista, un espía seguro que mantiene al público interesado (que se lo digan a Ian Fleming). El problema es la confidencialidad, por eso es un tema que se queda en la ficción y por eso resulta tan divertido imaginarse una situación así.

En realidad, la novela en la que se basa la película es más un thriller, género clásico de espías, y no una comedia, como se supone que es la película. No esperes carcajadas, ni mucho menos, pero sí está salpicada de situaciones que podríamos llamar humorísticas o «de enredo». La más destacada tiene que ver con dónde escribe el protagonista, Miles Kending.

Caigamos en el tópico por un momento: el lugar ideal para que la inspiración fluya es en una cabaña perdida en el bosque. ¿Te lo imaginas? Es posible (Jamie de «Love actually» se va junto al lago), pero no es algo fácil de conseguir. A no ser que se te ocurra alquilar la casa de un antiguo jefe y la uses de «refugio» para poner por escrito la historia que le quitará el sueño. Este prota sabe lo que es la venganza, no hay duda. Más todavía si lo haces frente a una fotografía que, por obra y gracia del montaje cinematográfico, cambia de expresión a medida que tecleas.

Muy relacionada es la decisión de escuchar música para animarse a escribir. Miles Kending siempre pone clásica. A mí me ayuda a concentrarme y ese es el aprendizaje y lo que te animo a buscar. Crear un ambiente no es solo para ficción, también escribir para empresas necesita un determinado estado mental. Sin ir más lejos, estoy escribiendo este post escuchando esta musiquita que he elegido porque ahora mismo el día está gris y está lloviendo en Barcelona.

«Enredo para dos» no es una película en la que se vea mucho escribir al protagonista, no es ese realmente el tema, más bien verlo a él dando sutil esquinazo a sus perseguidores, pero sí que puede intuirse el proceso creativo y el de publicación. Claro que también tiene sus peculiaridades porque, más por fastidiar que otra cosa, envía fotocopias de los primeros capítulos a las personas que aparecen en sus memorias. ¡Imagínate la cara de su ex jefe cuando sabe que ha enviado lo mismo a otros servicios secretos del mundo!

Sí, es habitual enviar muestras o incluso el libro entero a quien queramos que lo valore antes de publicarse. Quizá para pedir opinión, para contrastar puntos de vista o simplemente con fines promocionales. Pero esas personas, que suelen ayudar desinteresadamente por amistad o propio interés, no son el público del libro ni las personas a las en que deberíamos pensar mientras escribimos (vuelve a mirar la foto del principio del post: ¡teclea frente al retrato de su ex jefe!).

El plan va más allá del simple fastidio o de destrozarle la casita a su enemigo porque tiene la intención de publicar y organiza una reunión con un editor. El aprendizaje está claro: piensa a lo grande, no te quedes solo en la anécdota de unas hojas grapadas. Así quizá se empieza, compartiendo un documento en un grupo pequeño, pero el reto es buscar más alcance para que lo que tienes que contar llegue a más gente.

Al final, como buen espía que es/fue, el protagonista finge su muerte, pero no deja de interesarse por su libro y se disfraza para verlo en librerías. Estar 14 semanas como número 1 más vendido es solo para unos pocos, pero es que al fin y al cabo «Hopscotch» es una película de ficción.

[Contenidos] La información con datos gusta, solo la opinión no

La clasificación tradicional de blogs es una forma de saber qué puedes encontrar en ellos: ideas personales, opiniones profesionales o información comercial. A partir de ahí, el porcentaje de la mezcla de estos tres tipos de enfoques a los contenidos depende de la estrategia de cada blogger.

Otro equilibrio que conviene encontrar es el que decanta un blog hacia lo objetivo (cuando suele incluir datos o varias fuentes) o lo subjetivo (opinión única o incontrastable). Existen posts solo con ideas propias y otros que se basan solo en datos, además claro de una mezcla de ambas posibilidades. También el porcentaje varía según cómo quiera posicionarse cada blogger (al día de la última información o líder de opinión, por ejemplo).

¿Cuánto asignar a cada tipo? Yo no diría que haya un número obligatorio, al contrario, cualquier opción es válida (si está razonada). Pero esa es mi opinión y, aunque está basada en mi experiencia y le ponga convicción, quizá no te parece suficiente porque el 82% prefiere leer un artículo con datos. Esto implica que deberías incluir más datos o referencias para explicar el porqué de tu opinión. Si indicas el origen de tus conclusiones, no parecerá que te inventes algo (o todo). Lógico.

Así que, dicho el dato para darle un toque más objetivo a este post, te dejo algunas maneras de aplicar esto a tu redacción para ganar transparencia, ser más creíble y conseguir la confianza de tu audiencia:

  • Los números estadísticos generan interés e intrigan, más cuando suenan extraños. Por eso son perfectos para un titular, pero en el interior la clave es que sean representativos y de fuentes relevantes para que surjan su efecto. Lo ideal es que no te olvides de enlazar a quién esté detrás de la estadística o informe, aunque hay quien no se fija (¿lo has hecho tú antes?).
  • La introducción del primer párrafo es el lugar perfecto para proporcionar contexto, despejar dudas de qué se encontrará al seguir leyendo. No es lo mismo mencionar de buenas a primeras «se ha publicado el último estudio de…» que «hoy se me ha ocurrido hablarte de…», por no hablar de «este post está patrocinado por…».
  • Las palabras mágicas a usar (sin pasarse) son «en mi opinión», «yo creo», «diría que» y similares. Son una primera parte válida para una construcción sintáctica si van acompañadas de una segunda que contrarreste la ausencia de datos, como puede ser «según he podido comprobar», «basándome en mi experiencia» y similares.
  • Las citas dan un toque académico o periodístico y vienen a decir algo así como «créeme porque no lo digo solo yo». Igual que con los datos, si son de alguien que la audiencia puede reconocer, mejor que mejor. Si no, añade un perfil mínimo en una frase que explique por qué has elegido a esa persona o institución para dar a entender que está justificado.
  • El tipo de post es un indicativo de lo que se puede encontrar, por ejemplo: «crítica» y «análisis». Ya puedes imaginarte que la primera será muy subjetiva y que la segunda es también opinión, pero con datos o informaciones. Las categorías o etiquetas del post pueden también dirigir la atención hacia esta diferencia, aunque no siempre la gente se fija en ello.

Te animo a que revises tu última auditoría de contenidos para ver cuánto de cada le pones (opinión-subjetivo, datos-subjetivo). También puedes extender el análisis a lo que haya publicado tu competencia o algún referente que consideres digno de imitar.

¿Prefieres opinión o datos? ¿Una mezcla quizá? Cuenta, cuenta… Clic para tuitear

[Contenidos] 23 preguntas que no te estás haciendo

Para la selección de las Content News de este mes, he decidido convertir (casi) todas las recomendaciones de abril en preguntas. En realidad, lo probé con el envío de Semana Santa y funcionó bastante bien, así que lo extiendo al resto y así también puedes comprobar que en mi newsletter entra todo lo que tiene que ver con los contenidos… ¡y es mucho!

Si quieres seguir haciéndote preguntas para mejorar tus contenidos, aquí mismito tienes el formulario de alta.

[Contenidos] Método para activar tu creatividad

Después de hablarte la semana pasada de la arquitectura de la información, te traigo mi resumen-comentario de un libro totalmente opuesto: «El camino de la creatividad», de Facundo Arena: disponible en PDF a cambio del correo gentileza de Laboratorio Gaiki.

En el primer repaso al índice, se ve que los apartados son cortitos, de poco más de un par de páginas. Como escritora, sé que es una buena forma de organizarse; como lectora, agradezco que pueda ir directamente a lo que me interesa. Eso los bloques «Manos a la obra» donde el autor sugiere actividades para estimular los sentidos creativos.

Apunta Arena que la creatividad nos toca con «su varita mágica, muchas veces disfrazada de casualidad o de producto de un lago esfuerzo» y la define como «una fuerza natural que hace y trasciende todas las cosas y seres del Universo». ¡Vaya propuesta! Me gusta la idea de que sea una fuerza de la naturaleza, como la gravedad o el electromagnetismo, una explosión, una energía capaz de crear vida.

La definición de idea también me gusta: destellos de posibilidades, insinuaciones del Universo. La de David Lynch ahonda un poco, literalmente: son peces en el agua, en la superficie están los pequeños y en las profundidades los más grandes y raros. Quizá por eso sugiere poner nombre a la idea, para salvarla y después hacer un boceto para que sea digna de ser desarrollada. Así también la pulimos para perfeccionarla.

Un matiz interesante para distinguir creatividad de inspiración: la primera está relacionada con la generación de ideas y la segunda con lo que se hace después con ella. Para que lo segundo ocurra, hay que cuidar de la idea, es decir, protegerla de personas negativas que pueden arruinar el proceso creativo. Eso sí, una vez se ha realizado, ya no es nuestra: pertenece al mundo.

Otro matiz es que se puede copiar y mezclar porque nadie empieza de la nada. Todo está inventado. Dice el autor que «debemos destruir el mito de que la creatividad es solamente originalidad. Es la combinación de cosas ya realizadas para crear algo nuevo». Así que nada de empezar con esa limitación ni desechar una idea porque ya está hecha.

Hay varios factores de riesgo que estropean nuestra capacidad de inspirarnos: cuando hacemos muchas cosas, nos cerramos a nuevas; al estar demasiado tiempo en el mismo lugar o con las mismas personas; y la mala costumbre de no centrarnos en disfrutar de lo que estamos haciendo.

También hay varios motivos por los que perdemos nuestra energía creativa o fuerza de voluntad, pero la falta de entusiasmo se puede recuperar volviendo a poner foco en las ideas que apuntaste, repasando bocetos, leyendo sobre el tema… Poco a poco vuelve el hábito (disparador, rutina, recompensa) y la productividad creativa.

Tener un proyecto nos ayuda en momentos difíciles porque, cuando estamos inmersos en ese proceso, el tiempo deja de contar. Pueden ser minutos o varias horas, según. Además, la creatividad requiere organización, tiempo y disciplina. Relacionado con esto, habla del ritmo creativo: hay quien entra en sintonía fácilmente, de forma natural, y a quien le cuesta un poco más. Cada cual fluye a su ritmo.

En resumen, el método creativo que propone Arena sigue estos pasos:

  1. Convierte una idea en un proyecto (y ponle nombre).
  2. Define objetivos (para organizar el trabajo y poner fecha de finalización).
  3. Haz averiguaciones (investiga, documéntate, toma notas).
  4. Elige un gurú (una persona «que conozcas bien» a la que dedicarle el proyecto).
  5. Prepara tu taller (o lugar de trabajo).
  6. Haz un prototipo (por la vía incremental, paso a paso, o la iterativa, versionando).
  7. Encuentra tu aldea (un lugar para expertos fuera de tu zona de confort).
  8. Pide ayuda (supera el miedo y busca apoyos externos).
  9. Medita (si quieres, digo yo).
  10. Da un paso al lado (para no quemarte).
  11. Be water, my friend (y fluye).

Acabo con una frase de Charles Mingus que he recuperado de otro libro «El código de la persuasión«: «hacer complicado lo simple es lo normal; hacer simple, terriblemente simple, lo complicado: eso es la creatividad». Y, de paso, te recuerdo que hace unos años recopilé algunas ideas de John Cleese sobre este mismo tema.

[Contenidos] Madurez en el uso de inteligencia artificial

Tenía este tema aparcado, pero con la vorágine GPT4 que estamos viviendo, parece un buen momento para dejar apuntadas algunas reflexiones relacionadas con la inteligencia artificial aplicada al día a día de los contenidos.

El resumen, por si te resistes a leer más sobre ello, es que sigo balanceando mi opinión, con días en que es una ayuda y días en que veo una amenaza. En el punto medio, la frase que tantos se han apropiado que ya no sé quién la dijo originalmente, pero que suena más cierta con cada prompt: la IA no te quitará el trabajo, lo hará alguien que sepa usarla.

Eso lo decimos las personas, pero ¿qué opina ChatGPT de ello? La versión anterior era más tranquilizadora para el sector y contestaba que no, no podría substituir ciertas capacidades humanas (aunque también sabía contar buenos chistes sobre ello). La respuesta de la versión 4, perfectamente formateada en una tabla, viene a decir que sí, sí puede.

En la lista, upsss, varios cargos relacionados con los contenidos (8 de 20), aunque también rasgos que se utilizan en estrategia, redacción y curación. A saber:

  • Puestos: editor (proofreader), traductor, copy, social media manager, transcriptor, periodista, email marketer, content moderator.
  • Características: comunicación, empatía, investigación, organización, planificación, creatividad, redacción, creación, curación, mecanografía, fact-checking.

Si las piernas todavía no te tiemblan, a ver con lo que te cuento ahora. ¿Te acuerdas que hablábamos hace solo un par de meses de si los algoritmos podrían imitar estilos de redacción? Pues ya puedes probarlo con el tuyo: aquí el prompt.

Yo diría que es un camino que puede llevar a la extinción de las ofertas de textos por 1-5€ (de verdad, existen) así que por ahí merece la pena seguirse. Pero también puede llevar a la inundación de más contenido de baja calidad del que nadie pueda filtrar (ni humanos, ni máquinas), así que quizá no es tan bueno.

Es inevitable en este punto hablar de madurez. Lo comenté en mi newsletter el mes pasado y también, spoiler, en el podcast de Super Writer Academy que saldrá en unas semanas: hay quien solo juega, quien busca soluciones concretas y quien ya saca beneficio con una aplicación concreta.

En Writer parten del modelo de madurez de los contenidos para añadirle la capa de uso de herramientas de inteligencia artificial, en resumen:

  1. Chaotic: en la base, como era de esperar, la IA es mejor no tocarla hasta que se tenga una estrategia de contenidos clara.
  2. Piloting: empezar a usar la IA para experimentar, aprovechando a alguien que la conozca bien.
  3. Scaling: cuando ya se usa como apoyo a la creación de calidad, se considera la inversión en una herramienta más potente.
  4. Sustaining: exprimimos más la IA para crear también modelos, briefs y análisis, es decir, tirando más hacia la estrategia.
  5. Thriving: en el top, su uso es para personalizar el contenido, lo que siempre se ha considerado el súmmum.

En este momento, parece que nos encontramos en el uso «medio»: aprovechar la IA como una ayuda para encontrar documentación variada, resumir determinados fragmentos, evitar errores… es decir, para que contribuya a la calidad del contenido con una reducción del tiempo dedicado a ciertas tareas, incluyendo sí, también, aquellas que bloquean a quien escribe con sugerencias, como ya hacían muchas otras herramientas.

Mi experiencia como freelance me lleva a decir que ocurrirá algo parecido a lo que nos pasa con las agencias: los clientes las contratan sin saber que nos externalizan. ¿Acabará pasando que busquen personas sin saber que también «colaboran» con la IA, en menor y mayor grado? Es posible.

Cuando lleguemos al nivel más alto, ¿hará falta un badge para avisar que detrás de un contenido hay alguien humano y no un algoritmo (vía)? ¿Se llegará a discriminar o valorar diferente lo que escriban las máquinas? Una encuesta de Lucas Aisa más o menos relacionada concluye que no… pero estoy segura de que la ciencia ficción se lo está pasando pipa con todo esto. En tiempo presente, ya te digo, según el día.

Es lógico que, mientras estamos rodeados de prompts que cambian nuestra manera de pensar e imágenes que son cada vez más realistas, también aparezcan artículos que defiendan la contratación humana y no la algorítmica (vía), incluso ofertas de prácticas en empresas que claramente apuestan por encontrar los límites de la relación.

Samu Parra apuntaba en Haken que «herramientas como ChatGPT son buenas reformulando información ya existente, pero no tienen capacidad para juzgar marcas o productos cuya historia está por escribir». Quizá en la versión 4 no, pero quién sabe qué nos traerá la siguiente.

¿Qué relación tienes con la #IA? Ayer, hoy y mañana, seguro que diferentes. Clic para tuitear
Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad