[Contenidos] Un calendario editorial a largo plazo es posible y necesario

El calendario editorial sirve para organizar internamente los contenidos y planificarlos para que sean constantes (de la coherencia se encarga la Guía de estilo), es decir, que nadie se olvide de preparar y publicar en algún canal aún cuando haya picos de trabajo o vacaciones. Todo eso sin descuidar la programación a largo plazo porque también tiene beneficios como vamos a ver. En resumen, planificar las publicaciones permite:

  • a corto plazo, no dejarse llevar por el día a día de la empresa y reservar tiempo para la actualidad.
  • a largo plazo, trabajar mejor la creación de contenidos atemporales pero también el reciclaje de los que se han publicado anteriormente.

Pensar a un año vista es bueno para planificar con tiempo los contenidos. Usando las fechas actuales como ejemplo: ¿vas a hacer un resumen del año sin enlaces a tus propios posts? Error. ¿Vas a preparar una presentación con las tendencias para el próximo sin considerar tus propias ideas? Segundo error.

Y los dos surgen por el mismo problema: querer hacer el contenido de un día para otro, sin dedicar un rato a pensarlo antes. De haberlo hecho, ese resumen y esa presentación serían una forma de reciclar contenido fácil que te evitaría tener que crear contenido nuevo y que reafirmaría tu posicionamiento. Sin esa planificación, como mucho, son una manera de hacer de content curator, recomendando la lectura de artículos de otros.

Así que saca tu calendario editorial, si aún no tienes uno mira ejemplos y descarga algunas plantillas, y señala las fechas importantes en las que puedes necesitar contenido y marca también un mes y una semana antes, como recordatorio para organizarte mejor.

Igual que planificamos nuestra vida personal o las campañas publicitarias, debemos prever qué contenidos necesitaremos para Navidad, Fin de año, Reyes, San Valentín, Día del padre, de la madre… incluso para cambios de estación o días internacionales. Son épocas en las que puede haber mucho trabajo en la empresa y, posiblemente, menos tiempo para el contenido pero habrá mucha gente buscándolo.

Fíjate que, en realidad, no está muy claro sobre qué irán esos posts. Esto es así porque en un calendario a largo plazo no hace falta poner el detalle de todo, únicamente la esencia. Cuando se acerque el momento, el mes antes, entonces sí hará falta concretar cómo tendrá que ser el contenido.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 126 (7 de enero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Programar contenidos en Twitter: reflexionar y priorizar

Programar contenidos por vacaciones es un acto reflexivo. Auque sea en Twitter, donde estamos acostumbrados a una cierta velocidad porque todo pasa deprisa: a los pocos segundos de llegar y ponerte a leer tuits pasados, ya te sale un numerito dejando en evidencia tu estado de desactualización. Como consecuencia, no solo leemos rápido, también escribimos rápido.

Así que cuando estamos frente al cuadradito en blanco para actualizar el estado de Twitter decimos lo primero que se nos ocurre: si entra en los 140 caracteres, lo publicamos sin leerlo; si no, pues lo acortamos como podemos, ya sea cambiando palabras o usando abreviaturas. Igual que con escritos más largos, no dedicamos mucho tiempo a revisar. Deprisa, todo deprisa.

Pero programar tuits te obliga a pensar mejor tus tuits, a invertir más tiempo en lo que publicas. ¿Qué merece la pena decir cuando sabes que no vas a poder contestar? Algo atemporal, nada polémico. Y es que el objetivo en estos casos no es conseguir nuevos seguidores si no, simplemente, mantener a los que ya se tienen para que al regreso parezca que nada ha pasado.

Por cierto que también estos días me he encontrado editando mi manuscrito y ocurre una cosa curiosa con la prisa: cuando hay una fecha límite para entregar algo, en lugar de a la urgencia, se da prioridad a la importancia.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 123 (17 de diciembre de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] No lo publiques todo, guárdate siempre algo

Hoy quisiera hablar de uno de los peligros del marketing de contenidos: el plagio o el uso inadecuado de lo que se publica gratuita y abiertamente en Internet. Lo he vivido de cerca esta última semana y creo que puede ayudarte.

Haciendo uno de esos repasos que de tanto en tanto hago sobre ciertas palabras, me encontré con un blog que había copiado y pegado el dossier de una de mis clases, partes de mi página personal incluyendo la imagen que la ilustra y del microsite sobre contenidos.

No sé si te ha pasado alguna vez algo parecido pero te aseguro que nunca me había sentido tan indignada. No sé qué me molestaba más si que no hubiesen respetado la licencia de mi contenido o que hubiese sido un alumno quien lo hubiese hecho. Posiblemente lo segundo porque la confianza puesta era mayor.

La historia acaba bien, aparentemente: el contenido ha sido borrado después de intercambiar algunos correos y sin explicaciones por parte de los dueños de la página. Pero el mal cuerpo que deja una experiencia así se queda siempre en caché. Y la gente que les sigue en redes sociales y les ha dado visibilidad con retuits ni se va a enterar.

La última vez que me quejé de algo parecido alguien me contestó en Twitter que es buena señal que me copien, que algo debo estar haciendo bien. Víctor lo sugiere también en su reciente post sobre plagio: pues no, no me alegro aunque signifique que mi contenido merece tanto la pena que es objeto de plagio.

Sé que a mis clases vienen alumnos con ganas de aprender un oficio, de emprender un negocio que puede llegar a ser mi competencia. También sé que algunos han acabado ofreciendo cursos de lo mismo que han aprendido en mis clases, usando incluso pantallas de mi presentación. Forma parte del trabajo, supongo.

Lo único que pido es respeto por el trabajo hecho. Lleva tiempo y reconocerlo con un enlace dando la atribución no es tan difícil. Como diría el bueno de Jack en “Algunos hombres buenos”, creo que me lo he ganado. Llevo unos cuantos años currando de esto y no es la primera vez que me hacen un copiar y pegar… pero, de estas proporciones, nunca.

Espero que mi caso te sirva, como decía, creo que se puede aprender algo como que:

  • Las licencias sirven para recordárselo a los buenos, no para los malos. La manta es un claro ejemplo: el aviso lo ven los que han pagado por el DVD.
  • Has de estar alerta siempre, a la caza del infractor. Algunos son más descarados que otros pero se puede pillar a unos cuantos con una simple alerta.
  • Es mejor tratar de arreglarlo por las buenas, sin darle más visibilidad al infractor. A las malas siempre se le puede hacer boicot.

Si te llega a pasar, espero que llegues a las mismas conclusiones que yo:

  • No hagas que paguen justos por pecadores, sigue esforzándote por crear contenidos.
  • No lo publiques todo, guárdate algo solo para ti y tus clientes.

«Es indiscutible que las fuentes deben citarse y enlazarse. Añadir enlaces es una obligación, un requisito indispensable para que se pueda confiar en un texto.» Así empieza el apartado «Cómo enlazar externamente» de mi libro sobre marketing de contenidos y redacción web. Ironías de la vida, lo estaba editando mientras alguien me plagiaba.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 122 (10 de diciembre de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Microcopy y persuasión para titulares

Hoy quisiera hablarte de la noticia estrella en Twitter la semana pasada: los tuiteros retuitean sin leer. Era algo que ya se intuía pero ahora es Dan Zarrella quien ha demostrado numéricamente que por muchos tuits que tenga una página no significa que se traduzcan en más clicks o visitas.

Quizá que el 14,64% de retuits tengan 0 clicks es una mala noticia para algunos pero a mí me sirve para demostrar lo importante que es el titular de un post o, por verlo desde más altura, el contenido de un tuit, aunque parezca que es poco el espacio que tenemos.

No hay más que ver, por ejemplo, lo que el diario 20 minutos llama ‘actividad social’ pare darse cuenta de que este tipo de noticia cala hondo en redes sociales, típicamente gustosa de noticias endogámicas. Aunque, quizá, algunos de esos sean los que con el titular se llevan suficiente información y no quieren leer más, como sugieren en La Vanguardia.

También me sirve para confirmar por enésima vez que a la gente le cuesta leer. Lo compruebo cada semana al ver las estadísticas de esta newsletter. ¿La relación entre dar a conocer un artículo solo habiendo leído el titular (hacer retuit) y leer el asunto de una newsletter y decidir no abrirla? Llámalo falta de tiempo o de interés si quieres pero ‘la culpa’ es del titular/asunto o, entonando un mea culpa, del redactor.

Hay quien prefiere escribir el título antes y hay quien lo hace al acabar: para los primeros es lo que les recuerda sobre qué han de redactar y así no irse mucho por las ramas, para los segundos es lo que efectivamente resume el contenido ya escrito y lo que le da unidad. Sea cuando sea que lo hagamos, el título guiará lo que escribamos.

Por otro lado, un mismo post puede tener diferentes titulares y no porque tengan diferentes funciones, si no porque cada lector lo interpretará y lo podría resumir a su manera en su propio tuit destacando lo que considere. No hay que olvidar que quién lo leerá también aporta su granito de arena al contenido… si es que lo lee.

La clave para conseguirlo no es jugar con las expectativas o hacer falsas promesas, el titular ha de inspirar al lector. Títulos de libros, de películas, de canciones, de posts, de artículos, de newsletters… todos son vías para conseguir que el usuario haga algo. Comprar, leer, compartir… lo que queramos.

Claro, desde nuestro lado de empresa se ve muy fácil porque tenemos muy claro qué ha de hacer, pero ¿el lector también? Hemos de lograr traspasarle la motivación en unas pocas palabras, menos caracteres que en un tuit y algunas veces ni siquiera con una oración completa.

La herramienta es el microcopy, la técnica es la persuasión. Convencerle de que nos dedique su tiempo, nos haga caso, se deje arrastrar a donde queremos… no es fácil en tan poco espacio. Pero puede hacerse si hablamos su mismo idioma y lenguaje, demostramos que le comprendemos y somos merecedores de su confianza.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 119 (19 de noviembre de 2012).

[Contenidos] Recomendaciones sobre enlaces

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El enlace es un factor tan importante dentro de la redacción online que Gerry McGovern recomienda construir las frases en función de él y considerarlo como pasos dentro de una tarea que se ha de completar (la llegada a la compra, al formulario o a la página objetivo que tengas).

Dos miedos habituales: por un lado, que si no se hace el enlace tan claro el enlace como con un ‘aquí’, se perderán visitas a las páginas de destino y, por otro lado, que por incluir un enlace externo el usuario nunca volverá. Los dos planteamientos son un error: educa a los usuario y te respetarán y volverán a por más.

Las páginas web corporativas no suelen tener enlaces externos que no sean a webs de proveedores, noticias de medios digitales o mapas de situación. Pero si tienes una página de venta donde vendes tus productos online, puedes aprovechar los contenidos de los usuarios y enlazar a comentarios, fotos o posts que hayan hecho aunque sea fuera de tu web. Repito, no escondas los enlaces externos o internos.

Pero tampoco te pases: en la web o el blog corporativo, no es necesario enlazar siempre que salga el nombre de la marca hacia la página principal de la web. Pero sí que se debería hacer con nombres de producto, categorías relevantes del blog o páginas como las de contacto que tienen importancia estratégica.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 112 (1 de octubre de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

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