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Cine
Me entero por JLOri que Honda ha puesto en marcha un proyecto para salvar los autocines de los EEUU. El vídeo es de lo más motivador, aunque oír que los autocines son tan americanos como el beisbol y los hotdogs me choca un poco. Trato de imaginarme qué marca querría hacer algún tipo de acción aquí para los cine. A Coca-Cola le ha dado ahora por los #benditosbares aunque antes fueron las salas de cine. Éstos también pueden desaparecer aquí por el mismo problema, no hace falta irse a los USA. Pero me alegra que sean los mismos cines los que busquen la alternativa de financiación que les ayude a estar abiertos. Si esperasen a una marca igual cerraban.

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Hace poco recordaba cuando se ponía en letra pequeña aquello de ‘Más de 5.000 pesetas’ cuando ahora lo más normal es ‘Ficción publicitaria’. Momento nostálgico, sí, por las pesetas tanto por cuando ese dinero parecía un montón pero, ojo, justificado porque el juguete parecía ultramoderno (aunque no funcionaba porque las pilas no estaban incluidas). Así que ver la campaña de Coca-Cola www.jugueteslimonynada.com me parece muy oportuna. Tanto por el momento en que vivimos por lo que es su marca, limón y nada más (ya me gustó el nombre hace 6 años). Así que volvamos a cuando con un palo, una piedra o una caja podíamos pasar horas jugando sin nada más.

Televisión
Es interesante el repaso que está dando Vaya tele a la historia de España según la explican en las series nacionales. Me resulta curioso porque, sigo con la nostagia, recuerdo cuando aquello de educar era algo que realmente hacía la televisión. Los concursos tenían enciclopedias sobre la mesa para encontrar la respuesta, no había comodín de la llamada para que al que llaman le diese tiempo de buscar en Internet. Las series explicaban la historia. No solo estaban ambientadas en ella, también te las podías creer como algo que pasó realmente y no solo existía en la mente del guionista. Ahora dudo de todo, tanto que ni las miro porque no logro separar lo que es historia y lo que es una historia.

Internet
Últimamente he hablado de mis feeds por culpa de la desaparición de GReader y también de los minutos que tardamos en cansarnos de una serie. Así que se me ha ocurrido mezclar las dos cosas para aprovechar mejor el tiempo que dedico a leer. De esta manera, en lugar de perder el tiempo marcando como leídos posts que no me interesan, lo usaré para leer lo que sí. ¿Cómo lo he hecho? Tan sencillo como estando varios días sin entrar a Feedly, dejando que se acumulen posts. Pasado este tiempo, he entrado y me he ido dando de baja de aquellos feeds que no me apetecía leer pero también de los que ya había leído la mitad vía Twitter. De esta manera, casi los he reducido en una tercera parte.

[Contenidos] Contenido que caduca y contenido atemporal

Si piensas en contenido para medios sociales, la rapidez de consumo hace que tengas la sensación de que todo caduca antes. Imagina un tuit o una actualización en Facebook, ¿cuánto crees que tardan en desaparecer de la vista de un seguidor o fan? ¿Aguantan una semana? Solo si has conseguido algún RT o ‘Me gusta’. Sin eso, el contenido para redes sociales prácticamente desaparece el mismo día que se publica.

Una ventaja del contenido es que su vida se alarga gracias a los buscadores y las recomendaciones. Piensa ahora en un blog, algo un poco más extenso y más fácil de encontrar en Google. ¿Cuánto crees que dura? Un post tiene una esperanza de vida mayor que otro tipo de contenido social, pero no porque le quitemos la fecha (algo, por cierto, que hace desconfiar del autor), sino porque el contenido estará disponible para ser encontrado años después de que lo publiquemos.

Y cuando el usuario llegue a ese post publicado hace seis meses, ¿todavía le servirá o cerrará la página para encontrar otro resultado más actual? Esa es la pregunta clave que debemos hacernos al elegir un tema sobre el que escribir. Podemos usar ejemplos para ilustrar, pero éstos quedarán obsoletos tarde o temprano: mejor enfocar el post hacia la moraleja, el aprendizaje que puede llevarse a casa el lector y que le servirá más adelante.

Aún es más atemporal hablar de ebooks o white papers. Este tipo de contenido está obligado a durar más que ningún otro. Si lo distribuyes a cambio del email, has de asegurarte de que pasado medio año o un año todavía tendrá sentido que alguien se lo descargue. Eso pensando en el usuario, pero también en el coste de producirlo: cuanto más atemporal es un contenido, más coste de producción tiene.

A la hora de programar tu calendario editorial, la mejor opción es combinar contenidos atemporales con los de actualidad para día a día seguir atrayendo a usuarios interesados en la última novedad que después se queden porque les ofreces artículos de fondo interesantes para ellos.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 82 (5 de marzo de 2012).

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Televisión
Me encuentro a puntito de ver el final de dos series. Final, final. Ya no habrá más, se acabó. Y qué alegría siento. Cuando una serie acaba después de haber quedado en el olvido sus años de gloria, se agradece. En este tiempo, los personajes y las historias han pasado por todo tipo de problemas, incluyendo, desapariciones puntuales o definitivas. Ahora que se acerca el final, repito, final, final, la única curiosidad es saber si todas las tramas queden cerradas, por un lado, y, por el otro, si los personajes seguirán como hasta ahora pero sin que nosotros lo veamos. A estas alturas, misterios por resolver ya quedan pocos y, lo más grave, el interés por descubrirlos aún es menor. Hace ya varios capítulos, si no temporadas, que los motivos iniciales para ver las dos series ha desaparecido. Pronto se irán para siempre… o para el DVD.

Internet
Siempre atentos, con la excusa del móvil siempre estamos atentos a lo que esa (no tan pequeña) pantalla no acerca con un click. Siempre escuchando, hasta el punto de no salir de casa sin él o consultarlo sin venir a cuento. Sí, algunas veces es por puro aburrimiento, otras todo lo contrario porque queremos decirle ‘al mundo’ lo bien que lo estamos pasando con alguien o haciendo algo… aunque sea a costa de dejar de disfrutarlo. Siempre atentos hasta el punto de llevar siempre encima el cargador del móvil por si llega ese email tan importante y no puede esperar unas horas a ser contestado. Quién empezó antes a estar siempre atento, ¿el primero que tuvo pc, portátil, tablet o smartphone? ¿El cliente, el jefe, el empleado, el autónomo? Poco importa de quién sea la culpa, todos estamos atentos para que no nos la echen encima. Ya tenemos suficiente cargando con tanto cacharrito.

Cine
Leer sobre un cine club que lleva abierto desde 1981 en una localidad en la que desde 2001 no hay una sala de cine, me llena de preguntas. Para empezar, ¿cómo puede sobrevivir una asociación así cuando el hecho de que cierre un cine demuestra que no es sostenible el negocio de proyectar películas? Los debates sobre las películas, ¿se organizan entorno al DVD o lo que se organizan son excursiones al pueblo vecino para ver estrenos? ¿Cómo eligen las películas que se verán? ¿Generan más interés las pelis antiguas o las actuales? ¿Cuál es la media de edad? ¿Cuándo se incorporó el último miembro? ¿Tienen presencia online? En fin, muchas preguntas y cuando trato de imaginarme cómo sería ser miembro sólo puedo decir que me solidarizo con todos ellos por haber aguantado tanto tiempo.

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Los making of siempre me han gustado. De películas principalmente. Pero esta moda de enseñar cómo se hacen las campañas pues no me acaba de convencer. Por un lado, pues sí, porque se supone que es más real, que me lo tengo que creer más. Pero, por otro, pues no, porque no me creo que sea real y me lo creo menos. Así que cuando veo alguno de esos vídeos me da por pensar qué pasaría si yo fuese la que tiene que aguantar la cámara oculta. ¿Cómo me comportaría si realmente me pasase a mi? Seguramente de mala manera porque nunca me han gustado ese tipo de programas así que me imagino que la gente que acepta salir en los vídeos son de los que sí disfrutaban viendo las miserias de los demás… O, aún más fácil, son actores.

[Contenidos] Lo que he aprendido este fin de semana sobre la inspiración

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Hoy quisera hablarte de lo que he hecho este fin de semana. Como ya expliqué, estoy escribiendo un nuevo libro. O al menos lo intento. El día a día no me deja mucho tiempo y siento que no avanzo lo suficiente. Así que me planté y fijé como objetivo para este fin de semana: escribir, escribir y escribir.

Pero aunque aparentemente puse todo de mi parte, aquí te cuento por qué creo que he fallado para que, si también estás en proceso de escribir algo, pueda ayudarte mi experiencia.

¿Qué hice para preparar el fin de semana? Algunas cosas:

  • Durante toda la semana trabajé para asegurarme de que el fin de semana no tendría nada más que hacer que eso, escribir para mi y no para mis clientes.
  • Salí de Barcelona camino de un lugar retirado, donde hubiese algo detrás de la ventana que sirviese para dejar vagar la mirada por un paisaje que animase a escribir.
  • No me llevé los diversos libros que me he comprado estos últimos meses para no dejarme llevar por las palabras de los demás y escribir las mías propias.
  • Quité la wi-fi del portátil: nada de GReader, correo o redes sociales. La única ventana abierta era el Word para escribir… y la de la habitación del hotel.

En resumen, cambié mi rutina y eliminé distracciones, solo tenía que escribir. Y lo hice. Pero solo durante unas 4h de las 20 que aproximadamente había calculado tendría este fin de semana. Poco tiempo y por eso el resultado han sido solo unas 5 páginas y una nueva reestructuración del índice. Podría estar más satisfecha con lo que escribí pero, en realidad, lo que me alegra es haber descubierto por qué no fui capaz de escribir más y lo que he hecho para arreglarlo desde hoy mismo.

No sé qué pensarás tú después de lo que te he contado pero yo creo que conseguí desconectar demasiado. Tanto que en lugar de escribir me apetecía más quedarme mirando cómo un gato caminaba por el campo asustando a los pájaros que había a su alrededor o aprendiendo cómo era la vida en la zona durante la época medieval y modernista. Y, dentro de la habitación, el cursor parpadeaba en mi documento esperando a que yo teclease algo.

En definitiva, mi error fue perder de vista mi objetivo. Me alejé de mis problemas diarios lo suficiente como para también olvidar que tenía que escribir. No basta con poner los medios para que pase, hay que estar dispuesto a que pase. En cambio, me dejé influir demasiado por el entorno. El fin de semana no eran vacaciones, sino la excusa para trabajar (digamos) en mi hobby, mi nuevo libro.

Pero de todo se aprende y aquí está la moraleja de mi historia: no intentes buscar la inspiración donde normalmente no está, ella es la que te encuentra. Quizá si me hubiese quedado en casa, como cualquier otro fin de semana, hubiese escrito el doble o el triple.

Nunca lo sabré pero, para prevenir futuras situaciones similares, estoy reestructurando mi GCalendar para tener cada día un rato para escribir. Así seguro que podré darle la bienvenida a mi musa particular y no decirle que se espere, que no tengo tiempo para ella. Es de mala educación y así me lo ha pagado, con un fin de semana desastroso

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 81 (27 de febrero de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

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Televisión
La reflexión de por qué no se podría hacer «Juego de tronos» en España me ha hecho gracia por llevarme a imaginar cómo sería en versión española. De risa, como hace unos días al pensar en «Verano azul». Totalmente de acuerdo en que la inversión no saldría a cuenta pero es que tampoco lo es algunas veces con producciones nacionales más (aparentemente) asequibles. Así que en lugar de imaginarme a quién podría hacer de alguno de los personajes aquí, me da por pensar cuál fue la última vez que leí que una serie hecha aquí triunfaba por encima de alguna extranjera. Y no recuerdo cuándo fue. Mala señal. Será que tampoco recuerdo la última vez que seguí una ficción de aquí y que tampoco sigo ya mucho las audiencias.

Cine
La regla de los 20 minutos que leo en el Diario de Mr. MacGuffin me parece hasta demasiado tiempo últimamente: ¿20 minutos para ver si una peli me gusta o no? Yo diría que con los minutos que dura el tráiler podemos hacernos un idea de cuánto nos van a engañar o no… así que los primero 10 minutos deberían ser suficientes para no revolvernos en la butaca por sentirnos engañados. Aún así, puede pasar hasta 1h para que el guión deje de ser interesante y parezca que ya no hay nada que explicar. De hecho, cualquier momento de la película puede llevarnos a querer salir de la sala… pero, como hemos pagado por toda la película, nos quedamos. Puestos a recordar, tampoco se me ocurre haber dejado a medias ninguna película en el cine.

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Estaba yo escuchando la radio tranquilamente mientras preparaba el webinar de agosto, cuando suenan las dos ‘canciones cerveceras de este verano’. Y (casualidades de la vida o gusto del DJ) lo hicieron con algunas canciones de separación, como si fuese también dentro de un corte publicitario con otras marcas. Si lo comento es porque hace unos días me quejaba de ese tipo de campañas donde todo es alegría y fiesta con puestas de Sol y resulta que escuchar las canciones sin ver esas imágenes se me ha hecho más llevadero.  Tampoco es que ahora se más fan de los grupos que las interpretan, ni mucho menos de las marcas cerveceras, pero así la próxima vez que vea el spot cerraré los ojos y disfrutaré de la canción.

Internet
En la Red hay mucha repetición pero también mucha creatividad… sí, hay mucho de todo. Lo bueno y lo malo (porque como siempre depende el uso que le demos) es que el acceso a la información nos permite ser más creativos pero también repetirnos más. Se publica mucho y somos muchos así que Internet nos puede tanto frenar como animar. Se me ocurre esta reflexión al ver algunos CV originales. Bravo por los que tuvieron la idea y espero que se lleven el puesto que querían conseguir, pero ¿cuántos la copiarán? ¿Cuántos reclutadores se darán cuenta de la imitación? Lo mismo pasa con cualquier texto que se publica online… y también hay mucho de eso.

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