[Contenidos] Demostración práctica de en qué consiste la escritura libre

Hoy quisiera hablarte de la escritura libre y para ello la voy a practicar desde este mismo momento.

Quizá mejor manera de empezar es explicar qué es porque es posible que la haya mencionado anteriormente pero no recuerdo cuándo (si esto fuese un post normal, bueno, una newsletter normal, lo comprobaría antes de seguir pero como se supone que no puedo separarme de esta página en blanco pues lo dejo tal cual con la confianza de que entenderás que de eso precisamente va la escritura libre con este mismo ejemplo). Pero, para que quede claro, la escritura libre consiste en escribir en un papel o como yo estoy haciendo en un Word todo aquello que se nos ocurre, sin pensar, de un tirón. Esto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Las buenas son que te ayuda a liberar la mente de ideas que te rondan así que hace las veces un poco de psicólogo pero, en lugar de sentarte en un diván, lo haces frente a una página en blanco. También es bueno porque precisamente esa ausencia de freno y de libertad para escribir lo primero que te apetezca hace que salgan ideas de todo tipo, tanto las que pensabas que iban a salir (yo quería hablar de la escritura libre) como las que no pensabas que saldrían (ahora me doy cuenta de que también podría hablar de la escritura de párrafos porque esto va a quedar como un ladrillo al no tener ni un solo punto y aparte. Y es que la teoría dice, bueno, creo que lo dijo Nielsen pero tampoco puedo ahora comprobar la fuente, que cada párrafo debía contener una sola idea de manera que el texto quedase mucho más claro y estructurado. También porque con el uso de las negritas podemos resumir esos párrafos destacando aquello más importante de la frase. Pero, claro, ahora tampoco me puedo parar a ponerlas, se supone que tengo que seguir hasta que ya no tenga más ideas que poner o, en mi caso, hasta que haya escrito tanto texto como para llenar esta newsletter sobre la escritura libre.) Vaya, sin quererlo porque estaba hablando de las cosas buenas, acabo de demostrar una de las cosas malas que tiene la escritura libre y es irse tanto del tema original que ya ni recuerdes qué estabas diciendo. Aunque, bien mirado, es una cosa buena si estás falto de ideas y lo utilizas como forma de inspiración. Yo lo usé en una clase hace unas semanas e intenté que los alumnos escribiesen lo que les viniese a la cabeza a partir de una frase. Dedicamos 5 minutos a escribir en base a esa frase. Para algunos fue algo difícil y otros no acababan de entender hacia dónde les llevaría el ejercicio pero esa es la gracia de la escritura libre, que no hay que pensar mucho para practicarla. Si esta fuese una newsletter normal, seguramente ahora ya hubiese parado de escribir porque casi llevo 500 palabras y estaría editándola, comprobando las fuentes que he dicho que me he dejado, añadiendo las negritas correspondientes… pero esta vez no lo voy a hacer. No porque quiera asustarte cuando abras este correo si no para que veas cómo de una palabra inicial como es ‘escritura libre’ he ido a parar a hablar de Nielsen, de redacción de párrafos, de inspiración, de mis clases, de edición… y aún hubiese podido hablar de otras cosas que no están relacionadas con la escritura libre pero tengo que confesar que, en el fondo, esta escritura libre estaba muy condicionada por la parte de redacción así que ya tiene sentido que hayan salido estos temas. En aquella clase seguramente salieron otros porque la frase de inicio era algo así como ‘si no estuviese aquí, estaría…’ porque intentaba que los alumnos se motivasen a escribir algo que no fuese académico ni profesional, al menos en un inicio. Esta técnica de redacción es muy útil algunas veces aunque también es cierto que hay que tener una predisposición, unas ganas de escribir o inquietud. Te animo a probarla porque verás que pensar y escribir van muy de la mano normalmente pero que cuando separas ambas cosas también puede funcionar.

He llenado una página de mi Word, casi 700 palabras. Ahora sí hago un punto y aparte para releer y corregir algunas faltillas que se han escapado del corrector del Word. Repito que si fuese una newsletter normal ni la hubiese escrito tan rápido ni saldría tal cual está ahora: la arreglaría para sacar las ideas menos interesantes y ampliaría las mejores. Pero el movimiento se demuestra andando así que te dejo el material en bruto

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 131 (10 de febrero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] ¿De qué van tus contenidos? Sé (un poco) egoísta

Hoy quisiera hablarte de unas cuantas formas con las que se puede responder a la pregunta: ¿sobre qué han de tratar mis contenidos?

Al hablar de las tareas de content curation, ya vimos que para elegir el tema general sobre el que ha de hablar la empresa debe fijarse en el propio negocio, es decir, la base a utilizar son las palabras clave que resumen lo que es la marca: su historia, su diferenciación, sus valores…

Es algo evidente en canales claramente corporativos como la web o el blog, donde hablar de uno mismo es lo que se suele esperar. Pero esta evidencia parece que se difumina al visitar ciertas redes sociales donde es fácil dejarse llevar por el chateo y los deseos de gustar, alejándose algunas veces de lo que se esperaría de una empresa.

Así que a antes de publicar, hay que asegurarse de que los contenidos aporten tanto a la empresa como al usuario. Ya hemos dicho muchas veces que éste es el centro de la estrategia: publicaremos lo que le guste a nuestra audiencia, de la manera en que lo esperaría leer y dónde lo quiera consumir. Pero no por eso hay que dejar de pensar en los objetivos de la empresa.

Otra forma de enfocar los temas a tratar es ‘el riesgo’ (como sinónimo de controversia, posicionamiento frente a la actualidad…) que quiere asumir la empresa a la hora de crearlos o trabajarlos. De alguna manera también se puede relacionar con la dedicación porque arriesgarse lleva tiempo de aceptarlo, validarlo, prepararlo…

Este planteamiento, sacado de la estrategia de contenido de Coca-cola, se basa en porcentajes de 70-20-10%, siendo el más bajo el que puede generar más conflictos, y que también ayuda a que se sea tendencia, y el más alto el menos problemático, quizá pensado para el link builing.

Pero aún hay otro criterio para elegir lo que tenemos que publicar: intentar no aburrirse mientras se escribe. Así que piensa en lo que te gustaría leer en tu blog y escríbelo. Sé egoísta de tanto en tanto, por ejemplo, un 10% de las veces si quieres arriesgarte. Puede que te sorprendas y descubras que hay más gente con la que compartes algo.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 115 (22 de octubre de 2012).

[Contenidos] Lo que he aprendido este fin de semana sobre la inspiración

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Hoy quisera hablarte de lo que he hecho este fin de semana. Como ya expliqué, estoy escribiendo un nuevo libro. O al menos lo intento. El día a día no me deja mucho tiempo y siento que no avanzo lo suficiente. Así que me planté y fijé como objetivo para este fin de semana: escribir, escribir y escribir.

Pero aunque aparentemente puse todo de mi parte, aquí te cuento por qué creo que he fallado para que, si también estás en proceso de escribir algo, pueda ayudarte mi experiencia.

¿Qué hice para preparar el fin de semana? Algunas cosas:

  • Durante toda la semana trabajé para asegurarme de que el fin de semana no tendría nada más que hacer que eso, escribir para mi y no para mis clientes.
  • Salí de Barcelona camino de un lugar retirado, donde hubiese algo detrás de la ventana que sirviese para dejar vagar la mirada por un paisaje que animase a escribir.
  • No me llevé los diversos libros que me he comprado estos últimos meses para no dejarme llevar por las palabras de los demás y escribir las mías propias.
  • Quité la wi-fi del portátil: nada de GReader, correo o redes sociales. La única ventana abierta era el Word para escribir… y la de la habitación del hotel.

En resumen, cambié mi rutina y eliminé distracciones, solo tenía que escribir. Y lo hice. Pero solo durante unas 4h de las 20 que aproximadamente había calculado tendría este fin de semana. Poco tiempo y por eso el resultado han sido solo unas 5 páginas y una nueva reestructuración del índice. Podría estar más satisfecha con lo que escribí pero, en realidad, lo que me alegra es haber descubierto por qué no fui capaz de escribir más y lo que he hecho para arreglarlo desde hoy mismo.

No sé qué pensarás tú después de lo que te he contado pero yo creo que conseguí desconectar demasiado. Tanto que en lugar de escribir me apetecía más quedarme mirando cómo un gato caminaba por el campo asustando a los pájaros que había a su alrededor o aprendiendo cómo era la vida en la zona durante la época medieval y modernista. Y, dentro de la habitación, el cursor parpadeaba en mi documento esperando a que yo teclease algo.

En definitiva, mi error fue perder de vista mi objetivo. Me alejé de mis problemas diarios lo suficiente como para también olvidar que tenía que escribir. No basta con poner los medios para que pase, hay que estar dispuesto a que pase. En cambio, me dejé influir demasiado por el entorno. El fin de semana no eran vacaciones, sino la excusa para trabajar (digamos) en mi hobby, mi nuevo libro.

Pero de todo se aprende y aquí está la moraleja de mi historia: no intentes buscar la inspiración donde normalmente no está, ella es la que te encuentra. Quizá si me hubiese quedado en casa, como cualquier otro fin de semana, hubiese escrito el doble o el triple.

Nunca lo sabré pero, para prevenir futuras situaciones similares, estoy reestructurando mi GCalendar para tener cada día un rato para escribir. Así seguro que podré darle la bienvenida a mi musa particular y no decirle que se espere, que no tengo tiempo para ella. Es de mala educación y así me lo ha pagado, con un fin de semana desastroso

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 81 (27 de febrero de 2012). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] ¿No sabes qué escribir? ¡Pregunta!

Cada lunes republico aquí un artículo antiguo de mi newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío los lunes a los suscriptores pero con contenido exclusivo.

Encontrar el camino a veces puede ser complicado. Vale, tenemos ya claro que hay que generar contenido de valor para nuestro público objetivo pero ¿sé qué les interesa? El marketing de contenidos no puede funcionar si no se sabe la respuesta. Lamentablemente, a veces estamos tan convencidos de que lo que nos interesa a nosotros es lo mismo que a nuestra audiencia que no dedicamos un momento a confirmarlo.

Las formas más sutiles pasan, por un lado, por la escucha que se puede hacer utilizando los medios sociales como si fuesen focus group donde detectar las tendencias sobre las que escribir y, por el otro, por la analítica que también escucha pero una vez ya hemos generado los contenidos.

Así, si quisiese saber si esta newsletter va por buen camino o necesito replanteármela para que te siga siendo útil, podría consultar las estadísticas y saber qué temas son los que más se abren o clickan. Y también podría revisar, seguramente con espanto, de qué se escribe sobre este tema para ver si me estoy desviando o no. Sería una forma indirecta de saberlo pero hay otra más directa: preguntártelo.

Es más fácil porque tiene riesgos: que la respuesta no me guste o no sea la esperada o, peor aún, que nadie me conteste. Pero también recompensa cuando puedes poner nombres a las personas a las que te diriges y dejan de ser, en este caso, un email.

Preguntar a tus lectores sobre qué quieren que escribas es una manera de asegurarte de que los esfuerzos que haces por generar contenidos tendrán un impacto en ellos. Pero hay que analizar los resultados en función del número de respuestas para darles su justa importancia: ¿coinciden con los que podías esperar o es mejor que cambies de negocio?

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 78 (6 de febrero de 2012). Suscríbete para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] 21 maneras de sacar ideas para crear contenido

Cada lunes republico aquí un artículo antiguo de mi newsletter semanal sobre marketing de contenidos que también envío los lunes a los suscriptores pero con contenido exclusivo.

Cada uno tiene sus propios métodos para enfrentarse a la hoja en blanco. En Copyblogger han juntado unas cuantas formas en cuatro grupos:

  • Utiliza las ideas de los demás: content curator, guests posts, preguntas a la audiencia…
  • Crea sin ser creativo: un caso de fracaso en oposición a uno de éxito, enlaces a posts antiguos…
  • Toma prestado el éxito de los demás: piensa en una película, serie, música o libro para un «qué se puede aprender de«
  • Desconecta para volver a conectar: da un paseo, lee un libro…

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 72 (27 de diciembre de 2011). ¿Quieres leer más? ¡Suscríbete!

Anteriormente: Qué hacer cuando no hay inspiración y Dos recursos para inspirarse cada día

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