[Contenidos] Tú tienes un estilo propio pero, ¿lo tienen tus contenidos?

Antes de empezar, te propongo un ejercicio. Mírate al espejo (preferiblemente de cuerpo entero) y describe en una frase a quién ves. ¿Cómo te definirías únicamente por lo que ves en el reflejo? Quizá la frase incluye tu género, edad, profesión si lees este post en el trabajo o relación familiar si lo lees desde el sofá… pero seguramente incluye algún indicativo de tu aspecto exterior que te gusta o disgusta (¿quizá unas ojeras?). Ahora imagínate que te quitas la ropa (¡no lo hagas si estás en la oficina!) y vuelve a mirarte: ¿usarías la misma frase? Quizá ahora no es tan literal y has pensado en algo más abstracto (¿cansado de tu empleo?).

Llevemos el ejercicio un poco más allá. Hubo un tiempo en el que la ropa de las muñecas era de papel, tenían unas pequeñas lengüetas en los hombros y otros lugares para ajustar los modelitos. Quizá lo recuerdes, aunque sea por versiones más modernas. Podrías ir a tu armario y elegir otra ropa pero prefiero que pienses en esta ropa intercambiable para ponerte algo que normalmente no llevarías. Pregúntate ahora: ¿mantendrías la frase que te define después de haberte probado diferentes modelos? Si has dejado de fijarte en el continente (envoltorio, ropa) para prestar atención al contenido (tú), el ejercicio mental ha merecido la pena: ¡objetivo cumplido!

Todos tenemos un estilo que nos define: somos de una determinada manera y lo reflejamos en nuestro exterior. La ropa es la manera más evidente de hacerlo para la gente que nos rodea. Pero no nos hace falta para saber quiénes somos en nuestro interior, ni la necesitan los que realmente nos conocen para identificar nuestras acciones.

Vamos ya a por tus contenidos. Aquí, más que un espejo, ponlos bajo una lupa (o una auditoria) para contestar a 3 preguntas:

  • ¿Cómo los definirías de manera general?
  • ¿Puedes encontrar puntos en común entre las piezas, una vez las has separado de su continente?
  • ¿Podrías intercambiar los canales y seguirían siendo los mismos (al menos en esencia)?

Igual que tú tienes un estilo y deberías ser la misma persona sin importar qué llevas puesto, tus contenidos también deberían tener su propio estilo. La primera capa es la que se ve desde fuera, la manera en que se transmiten los contenidos por ejemplo siguiendo la identidad corporativa. Es el estilo más superficial, igual que es la ropa que llevas: un abrigo te define por cómo es, su tela, sus colores, con qué lo combinas… pero debajo solo estás tú. ¿Ocurre lo mismo con tus contenidos? ¿Puedes sacarles la capa de pintura exterior e identificarlos, por ejemplo, cuando no están en tu blog o tus redes sociales?

La esencia de tu marca debe quedar en la mente del usuario después de olvidarse de la plataforma que utilizas para distribuir los contenidos. La audiencia se lleva una impresión de tu personalidad, tanto por lo que dices (o callas) como por la manera de decirlo. El estilo es tan evidente cuando hablamos de ropa para las personas que se nos olvida que las marcas también pueden desnudarse y transmitir quiénes son con cada pieza que publican.

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Cine
Los vídeos recopilatorios sobre temas interesantes siempre son divertidos de ver. Alguna vez he comentado algún montaje hecho por fans pero el de hoy es una selección que bien podría estar en programas de zapping, pifias o, como antes se les llamaba, vídeos de primera. Pero no por el ranking de hostias que han hecho los de Espinof si no por su bonus. Vale, sí, algunas de las que han hecho merecen estar ahí (sobre todo el Top3) pero el rey era Bud Spencer (su colega de reparto Terence Hill tenía otro estilo). Hace poco han vuelto a emitir sus clásicos y volviéndolos es difícil compararlas con las peleas de las películas actuales. Ahora hay un estilo diferente, más oriental y coreografiado, que no suela igual que esos zaaas en la cabeza.

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Por un lado, hay marcas que son sinónimo de regalo. Tiffany lo es: su cajita azul es famosa en todo el mundo y no solo por acompañar un desayuno. Por el otro, hay bolsas que se pagan con ganas porque son complementos y pequeños recuerdos como las de Harrods. Imagino que algo de eso habrán pensando los alumnos de la Miami Ad School para llegar a la idea de combinar bolsa y joya. Considerando que es una bolsa para llevar cosas de poco peso, me parece bien porque de lo contrario las marcas que dejarían las joyas serían más que un recuerdo. Ahora que ya llevamos un tiempo pagando por usar bolsas de plástico, me extraña que ninguna marca nos haya dado motivos de diseño para comprar y seguir usando su bolsa.

Televisión
Diría que la última vez que vi una presentación de programación fue cuando estrenaron #0. Y era un nuevo canal, no solamente la programación de la nueva temporada de un canal ya existente como se hacía antes. Sí, ese tipo de galas tenían éxito… pero eso ya no lleva, lo explica tan bien como siempre Borja en TeleDiaria. El vídeo que trae es de esos que conviene mirar dos veces: ¡la tele de 1997! 1 minuto de aplausos mientras suben al escenario las grandes estrellas de la cadena. Pocos quedan en activo y siguen en la misma porque seguramente ese es el gran problema 20 años después: las caras no son tan representativas de las cadenas como lo eran antes.

Internet
Hace unos días me encontré con otro blog de agencia de marketing digital con una frecuencia de actualización, digamos, inexistente. Eso ya me parece grave pero mucho más aún lo de un perfil que he descubierto esta semana. Verás: hace 3 años que abrió la cuenta, sigue a unos 4.000 perfiles, le siguen unos 10.000… esto podría ser normal pero es que no tiene ni un solo tuit. Ninguno, cero, nada. Qué inquietante, ¿no? ¿Qué motivos tendrán esos miles para seguirles? ¿En serio aún funciona eso de ‘si me sigues, te sigo’? No me lo puedo creer… Pero buscándole menciones, parece que sí porque hay usuarios que le da la bienvenida como follower. Esto de automatizar es tan fácil que se vaya de las manos.

[Contenidos] Contenido mínimo viable o cómo crear siempre piezas de valor

Si la semana pasada reflexionaba sobre el factor de diferenciación de tu estrategia de contenidos, para esta te propongo que definas tu contenido viable mínimo. La idea surge del post del CMI donde explica que no perdamos el tiempo en contenido equivocado, si no que nos centremos en aquel que puede ponerse en marcha y se sabe que (seguramente) funcionará bien. Es un recordatorio de que el contenido perfecto no existe y que, además, puedes perder el tiempo en crear aquel que solo te interesa a ti.

Andrea Fryrear aplica la metodología agile al contenido, cambiando productos por piezas de contenido. Si para hacer desarrollos ágiles hay que lanzar productos viables mínimos y evolucionarlos con el feedback del mercado en lugar de esperar a tener totalmente terminada la idea inicial, para hacer contenidos ágiles hay que crear piezas más pequeñas que sean igualmente de valor pero que sean menos arriesgadas que lanzar el gran contenido. Cuando lleguemos a ese momento, seguro que será de interés para el usuario porque se habrá ido validando durante el proceso de creación.

La definición que da Fryrear de contenido viable mínimo es una pieza pequeña que tiene entidad por si misma y que o bien influye en el comportamiento de tu audiencia cuando la consume o te enseña algo sus preferencias para aprender y dar el siguiente paso.

Un ejemplo que utiliza facilita la comprensión: puedes tardar un par de meses en hacer ‘la guía definitiva‘ si además del texto del artículo incluye checklist y vídeos, ¿por qué no probar antes con el contenido viable mínimo? Así, puedes enlazar desde un email o un tuit hacia una landing en la que los usuarios pueden apuntarse para ser notificados cuando esté disponible. Esto te da una idea del interés que despierta la guía (2ª opción de la definición).

Cómo hacer un contenido mínimo viable. Fuente: CMI.
Cómo hacer un contenido mínimo viable. Fuente: CMI.

Después, ya puedes avanzar haciendo primero una checklist, luego un post o finalmente un vídeo. De esta manera, tú tienes algunos de los elementos que compondrán la guía definitiva y, lo más importante, sabes que va a funcionar cuando la termines porque has ido midiendo el interés que han despertado las diferentes piezas. Además, los usuarios han conseguido contenido de valor durante el proceso sin tener que esperar un par de meses a que lo tuvieses terminado. Y es una forma de asegurarte de que otros no lo hacen antes que tú.

Este método es muy parecido al reciclaje de contenidos: utiliza piezas pequeñas para crear una más grande. Pero incorpora un matiz importante: durante el proceso aprende de la respuesta de tu audiencia para confirmar o reorientar la pieza final.

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