[Contenidos] El día a día en la creación de contenidos web

Hoy quisiera hablarte de la dedicación del tiempo de los profesionales que trabajan en la creación de contenidos. Como es lógico, esto depende de sus tareas y responsabilidades ya que no será necesario el mismo tiempo para redactar un tuit, un post o para escribir un ebook pero vamos a tratar de estructurar ‘un día tipo’.

En el Estado del marketing de contenidos en España 2012, vimos que la mayoría de participantes en la encuesta dedican 2h al día a la creación de contenidos y que la media, contando los que ocupaban toda su jornada y los que solo destinaban 30 minutos, era de 1h al día. Siguiendo la estela empezada en mi comparación con el community manager (CM), vamos a ver hasta qué punto este perfil tiene la agenda compartida con las personas que se dedican a la creación de contenidos.

Si miramos el día a día propuesto por AERCO-PSM y Territorio Creativo, la jornada no empieza muy diferente, aunque tiene ciertos matices: 2h para navegar a la búsqueda de lo que han dicho sobre la empresa (CM) o de contenidos interesantes que compartir o sobre los que crear nuevos. Digamos que es la fase de documentación por la que empiezan todos los contenidos.

Las siguientes 2h se dedican a la redacción o a la curación de contenidos según el interés que despierten en la línea editorial de la empresa. La diferencia aquí, aunque no todos la vean tan clara, es que el CM no tiene por qué escribir esos contenidos igual que tampoco habrá grabado el vídeo que suba a YouTube. Quizá sí se pueda publicar los contenidos en ese tiempo (con la curación seguro) pero a veces se necesita más tiempo para escribir un post.

Así que la siguiente hora que el CM dedica a relacionarse con su comunidad, el encargado de los contenidos la dedicará a terminar de crear el contenido del día (ya sea ese post o actualizaciones programadas para el resto del día en otros canales) o de otros días (sería el caso de newsletters, presentaciones o infografías que pueden llevar más tiempo).

En resumen, la mañana se dedica a la creación y curación de contenidos. Evidentemente, según la frecuencia, el volumen, los canales y las personas implicadas, las horas pueden ser más o menos y no será igual cada día de la semana. Así que es posible dedicar esa hora de media que decía al principio pero también las 5 de la jornada matutina.

Vamos a por la tarde, tiempo que, siempre siguiendo la referencia de AERCO-PSM y Tc, el CM centra en reuniones dado el momento de cierta crisis que hay que manejar. Aquí es cuando la tareas del redactor o del content curator se mezclan con las del content strategist porque puede aprovechar esas 3h que vendrían a completar el resto de una hipotética jornada de 8h a analizar sus contenidos para ver que siguen la línea correcta de la estrategia y los objetivos marcados.

El análisis de lo publicado pasa por dos cosas: repasar los resultados de lo publicado y ampliar la información del público objetivo. De sus conclusiones sacará las acciones posibles para el resto del día: editar contenidos y optimizarlos, planificar nuevos o buscar formas de promocionarlos. Tareas que no siempre corresponden al redactor pero que pueden acabar en su bandeja de entrada.

Cuantas más personas implicadas, más posibilidades de repartir el tiempo y que cada uno haga lo suyo. Por ejemplo, si se ha externalizado la redacción o la propia estrategia, las tareas pueden reducirse a la gestión con lo que no hará falta dedicar mucho tiempo. Como siempre, dependerá de los recursos de la empresa.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 133 (25 de febrero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Editar para mejorar la redacción

Hoy quisiera recuperar lo escrito en la newsletter de la semana pasada sobre escritura libre y aprovecharlo para hablar de edición de contenidos.

Como recordarás, había un párrafo enorme compuesto casi por unas 700 palabras así que lo primero que tendríamos que hacer para editar ese texto es partirlo en porciones más pequeñas. La mejor forma de hacerlo es dividirlo en párrafos, tratando que cada párrafo tenga una idea lo más independiente posible.

Aunque al principio la escritura libre parece caótica, es posible encontrar una razón para todo lo que hemos puesto así que el siguiente paso nos lleva a poner orden. Imagina que estás recomponiendo un libro y que cada párrafo es un capítulo: muévelos para buscar una estructura en las ideas plasmadas.

No hace falta que uses todas las piezas de este puzle, al contrario, utiliza solo las imprescindibles y guarda el resto para otro momento: decide qué merece la pena conservar y qué borrar. No te asustes si repasas lo que escribiste y solo crees que se puede salvar una frase o dos: por haber descubierto esas ideas habrá valido escribir el resto.

De lo que yo escribí, salvaría lo siguiente separado temáticamente en dos bloques:

  • Tema  1:
    • La escritura como forma de liberar la mente
    • La motivación del escritor
  • Tema 2:
    • El trabajo de Jakob Nielsen
    • Los párrafos como unidad textual
    • La extensión de los contenidos

Todos estos temas (y otros que descarto porque ya advertí que había algo de ida de olla) son los que salieron en aquella newsletter y considero que son lo suficiente relevantes como para conservarlos. De hecho, posiblemente sean 2 futuras newsletters… igual que lo es ésta porque un tema era la edición de contenidos.

Con los temas seleccionados y convenientemente ordenados, el siguiente paso es rellenar los huecos para darle coherencia. Tanto si estás uniendo un libro o las piezas de un jarrón, necesitarás pegamento para conservar esa unión. Al hablar de texto, necesitarás frases o quizá párrafos de dos o tres frases que den sentido al orden que has escogido.

Ahora que ya tienes el texto de base más o menos creado, solo falta un último paso que es adecuarlo a la lectura y a los buscadores haciendo una edición centrada en la parte visual y técnica más que en el contenido como hasta ahora hemos hecho. Por eso es importante que el texto sea ya prácticamente definitivo.

En esta última edición es conveniente fijarse en tres cosas básicas:

  • La jerarquía visual: añadir subtítulos, destacar conceptos con negrita y mostrar las enumeraciones en formato viñeta.
  • Los enlaces: acreditar las fuentes de la información y permitir complementar nuestro punto de vista con otros enlazando externamente tanto como internamente.
  • Las palabras clave: incorporar aquellas con las que queremos posicionarnos en las posiciones correctas para mejorar nuestro SEO sin perjudicar la lectura.

Partíamos de un texto aparentemente sin sentido y le hemos dado forma para convertirlo en algo publicable. La combinación de escritura libre y edición, como ya comenté en ese número, es una fantástica fuente de inspiración y una forma de evitar el bloqueo del escritor.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 132 (17 de febrero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Demostración práctica de en qué consiste la escritura libre

Hoy quisiera hablarte de la escritura libre y para ello la voy a practicar desde este mismo momento.

Quizá mejor manera de empezar es explicar qué es porque es posible que la haya mencionado anteriormente pero no recuerdo cuándo (si esto fuese un post normal, bueno, una newsletter normal, lo comprobaría antes de seguir pero como se supone que no puedo separarme de esta página en blanco pues lo dejo tal cual con la confianza de que entenderás que de eso precisamente va la escritura libre con este mismo ejemplo). Pero, para que quede claro, la escritura libre consiste en escribir en un papel o como yo estoy haciendo en un Word todo aquello que se nos ocurre, sin pensar, de un tirón. Esto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Las buenas son que te ayuda a liberar la mente de ideas que te rondan así que hace las veces un poco de psicólogo pero, en lugar de sentarte en un diván, lo haces frente a una página en blanco. También es bueno porque precisamente esa ausencia de freno y de libertad para escribir lo primero que te apetezca hace que salgan ideas de todo tipo, tanto las que pensabas que iban a salir (yo quería hablar de la escritura libre) como las que no pensabas que saldrían (ahora me doy cuenta de que también podría hablar de la escritura de párrafos porque esto va a quedar como un ladrillo al no tener ni un solo punto y aparte. Y es que la teoría dice, bueno, creo que lo dijo Nielsen pero tampoco puedo ahora comprobar la fuente, que cada párrafo debía contener una sola idea de manera que el texto quedase mucho más claro y estructurado. También porque con el uso de las negritas podemos resumir esos párrafos destacando aquello más importante de la frase. Pero, claro, ahora tampoco me puedo parar a ponerlas, se supone que tengo que seguir hasta que ya no tenga más ideas que poner o, en mi caso, hasta que haya escrito tanto texto como para llenar esta newsletter sobre la escritura libre.) Vaya, sin quererlo porque estaba hablando de las cosas buenas, acabo de demostrar una de las cosas malas que tiene la escritura libre y es irse tanto del tema original que ya ni recuerdes qué estabas diciendo. Aunque, bien mirado, es una cosa buena si estás falto de ideas y lo utilizas como forma de inspiración. Yo lo usé en una clase hace unas semanas e intenté que los alumnos escribiesen lo que les viniese a la cabeza a partir de una frase. Dedicamos 5 minutos a escribir en base a esa frase. Para algunos fue algo difícil y otros no acababan de entender hacia dónde les llevaría el ejercicio pero esa es la gracia de la escritura libre, que no hay que pensar mucho para practicarla. Si esta fuese una newsletter normal, seguramente ahora ya hubiese parado de escribir porque casi llevo 500 palabras y estaría editándola, comprobando las fuentes que he dicho que me he dejado, añadiendo las negritas correspondientes… pero esta vez no lo voy a hacer. No porque quiera asustarte cuando abras este correo si no para que veas cómo de una palabra inicial como es ‘escritura libre’ he ido a parar a hablar de Nielsen, de redacción de párrafos, de inspiración, de mis clases, de edición… y aún hubiese podido hablar de otras cosas que no están relacionadas con la escritura libre pero tengo que confesar que, en el fondo, esta escritura libre estaba muy condicionada por la parte de redacción así que ya tiene sentido que hayan salido estos temas. En aquella clase seguramente salieron otros porque la frase de inicio era algo así como ‘si no estuviese aquí, estaría…’ porque intentaba que los alumnos se motivasen a escribir algo que no fuese académico ni profesional, al menos en un inicio. Esta técnica de redacción es muy útil algunas veces aunque también es cierto que hay que tener una predisposición, unas ganas de escribir o inquietud. Te animo a probarla porque verás que pensar y escribir van muy de la mano normalmente pero que cuando separas ambas cosas también puede funcionar.

He llenado una página de mi Word, casi 700 palabras. Ahora sí hago un punto y aparte para releer y corregir algunas faltillas que se han escapado del corrector del Word. Repito que si fuese una newsletter normal ni la hubiese escrito tan rápido ni saldría tal cual está ahora: la arreglaría para sacar las ideas menos interesantes y ampliaría las mejores. Pero el movimiento se demuestra andando así que te dejo el material en bruto

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 131 (10 de febrero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Emprendedor, genera contenidos sin caer en el egocentrismo

Hoy quisiera hablarte de cómo los emprendedores ven la estrategia de contenidos. Me refiero a esa planificación que te lleva de tu estado actual al deseado, es decir, hacia tu objetivo. De manera que sí, también podría aplicarse a cómo ven al marketing en general. Por ser algo tan importante, no hay que dejarse llevar por la ilusión del feliz momento en que uno firma los papeles de su empresa (o de su autonomía si lo prefieres).

Ilusión, energía o ganas de demostrar algo, llámalo como quieras pero de eso tienen mucho los emprendedores y personas que se tiran a la piscina a montar algo, saltando sin red si fuese necesario. Por eso, llevados más por instinto de supervivencia que por lo racional que tiene una estrategia, es más fácil que cometan algún error por el camino. Cuando se habla de estrategia, no se puede dejar al azar, hay que planificar desde el primer momento.

Al principio, el emprendedor cuida su negocio como si solo tuviese cosas buenas y habla constantemente de lo ingenioso que es por haberlo inventado o implementado o de lo revolucionario que es en su sector.  Intenta contagiar a cualquier costa a los que tiene a su alrededor. Sea lo que sea, siempre es un yo, yo, yo. ¿Te suena? Seguro que sí, ¿y a que cansa y no atrae mucho? A veces, hasta es spam.

Ese egocentrismo es un error común en empresas que empiezan, hablan constantemente de si mismas sin preocuparse demasiado de que alguien les va a tener que comprar para sobrevivir pasada la inyección de capital inicial. Así que crean contenidos con lo que les parece más importante: ellos mismos desde su punto de vista, sin pensar en esas personas.

Tendrán su web, abrirán canales, publicarán lo primero que les venga a la cabeza… y todo sin pensar en su estrategia, simplemente llevados por la inercia del momento. Y les durará un cierto tiempo pero con resultados inciertos. Así que después vendrá la desesperación, cuando la euforia deje paso a la realidad y el desorden les haga dar cuenta que lo que hacen no se puede coger ni con pinzas.

Estas fases no son solo cosa de emprendedores, también las empresas que llevan tiempo en el mercado pueden encontrarse con que han perdido el Norte y siguen hablando de ellas mismas. O, peor aún, no tienen ni idea de qué hablar si ellos como empresa también están estancados porque la inercia de la cotidianeidad es nefasta para conseguir algún resultado.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 129 (28 de enero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

[Contenidos] Hay vida más allá del SEO, está en el usuario

Hoy quisiera hablarte del SEO. Pero no sobre palabras clave, más bien una reflexión sobre el uso que se le da algunas veces, demasiado alejado de los usuarios, tan importantes en el marketing de contenidos. Concretamente, quiero compartir contigo dos cuestiones relacionadas con los canales y la mala optimización.

La primera viene después de que el otro día estuviese ‘debatiendo’ en clase con un alumno lo importante que es Google+ para posicionar contenido; la segunda por un post que me encontré y que estaba tan enfocado a buscadores que casi me costaba de leer. Pero vamos por partes.

Algo en lo que intento incidir últimamente es en la necesidad de saber para qué se usa cada canal, es decir, ser consciente de que un canal puede servir a varios objetivos y a más de una estrategia. Cuando no se tiene, se genera confusión y es fácil mezclarlo todo y abrir canales sin preguntarse antes para qué se usarían o qué querría encontrar ahí el usuario.

Quienes no organizan el uso, a no tan largo plazo, se acaban dando cuenta de que no se está consiguiendo nada de lo que se quería, si es que se buscaba algo concreto. Por ejemplo: claro que se pueden hacer promociones en Facebook, pero ese no es un tipo de contenido que serviría para conectar con el usuario al nivel que persigue el marketing de contenidos. El canal es el mismo, pero el uso diferente.

Y así llego a Google+ y a la pregunta de si es necesario dentro de una estrategia de contenidos. Mi respuesta es la misma que para cualquier otro canal: si crees que tu público está ahí y puedes ofrecerles contenido de valor, ¡adelante!  Si no tienes claras esas dos variables, dedica un momento a pensar si merece la pena el esfuerzo. Pero con el SEO hemos topado y es que Google+, dicen, ayuda mucho así que parece obligado dentro de una estrategia de posicionamiento en buscadores.

¿Has visto la diferencia de palabras? No digo que Google+ no pueda resultar útil para otro tipo de marketing, lo que digo es que necesitas un público y un contenido adecuado al canal para que tenga sentido en una estrategia de marketing de contenidos. Creo que mi alumno no lo acabó de entender pero hay con ver el marketing en su conjunto, separándolo del canal, para darse cuenta de que no son cosas incompatibles, simplemente hay que planificarlo.

El siguiente punto que quería tratar hoy es el de la optimización porque creo que algunos se pasan en sus intentos de conseguir una posición en buscadores. De nuevo, repito, no tengo ningún problema con las tácticas SEO bien ejecutadas pero sí con las que perjudican a los lectores.

Son varios ya los casos que me he encontrado de títulos y párrafos con tal concentración de palabras clave que más bien eran trabalenguas. Y es que hay quien prefiere perder posiciones en la mente del usuario para ganarlo en las páginas de resultados. Desde una perspectiva de marketing de contenidos es ilógico pero para algunos SEO parece ser el único recurso… o quizá su última esperanza.

Sea como sea, la optimización debería ayudar al usuario a encontrar contenido de calidad, no impedirle leer la solución que estaba buscando, igual que Google+ debería ser un canal para atraer usuarios y no solo para buscar +1s. En la mezcla de las dos cosas está el éxito y para conseguir una buena mezcla hace falta una estrategia.

Originalmente publicado en la newsletter Marketing de contenidos, número 127 (14 de enero de 2013). Suscríbete gratuitamente para recibir un artículo exclusivo cada lunes.

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