[Contenidos] Recopilación temática: tono de voz

Sigo con el especial de julio para que conozcas qué tipo de contenidos comparto en mi newsletter semanal. ¡Feliz lectura!

Vídeo: cómo definir el tono de voz

Te lo cuenta en menos de un cuarto de hora Elisa Torregrosa de Webpositer, aunque también puedes leer la transcripción para guardarte los ejemplos.

Saltarse las normas para adaptarse

Buen artículo el de Branzai sobre el tono de voz con una gran pregunta: ¿te expresas cómo dices ser? Fíjate: «No tiene sentido crear una Marca con un posicionamiento disruptivo y pretender contar al mundo quien eres siendo rígido frente a las normas». Y eso también incluye las de la lengua, claro.

Retos y tendencias de branding para 2022

Brandemia ha publicado su «1r Barómetro del Branding» y, claro, los contenidos están bien presentes en dos tendencias: «potenciación del branding verbal, narrativo o de relato» y «personalidad y tono de voz como palancas de cambio». ¡Esta es la magia de los contenidos: sirven para muchas áreas!

Dimensiones del tono de voz y páginas 404

Por la newsletter The Clikk recupero un artículo de Nielsen sobre las cuatro dimensiones el tono de voz y me parece apropiado mezclarlo con el calendario de Adviento que está publicando Clara Soteras en Twitter porque va de páginas 404: un fantástico lugar para mostrar el tono de voz y la personalidad de la marca.

Si tienes un propósito claro, tienes una voz clara

En cuanto sabes cuál es el propósito de tu negocio, puedes preparar el resto, incluyendo el tipo de tono de voz. El problema viene cuando se intenta hacer al revés y se empieza hablando si haber pensado antes en el por qué.

Personalidad, voz y tono

Siguiendo con el tema de mi post, unos artículos recientes que me reafirman en la necesidad de poder expresar sin miedo quiénes somos y aquello en lo que creemos para diferenciarnos más allá del precio: para una idea general, uno resumido o mejor otro más completo (y cercano a mi metodología).

Si te ha gustado esta recopilación, ¡imagínate cuánto disfrutarás cada semana leyendo mi newsletter!

[Contenidos] Cómo encontrar tu momento para publicar

Hoy es festivo, así que a la clásica pregunta del pasado «¿cuál es el mejor momento para publicar?», se le añade el matiz de la no menos típica «¿debería publicar solo en días laborables?» (prima hermana del dilema veraniego). Hoy te sugiero que olvides las respuestas que hay conocerás a ambas cuestiones y que, simplemente, seas egoísta: ¡publica en tu mejor momento!

Yo lo hago: déjame que te lo cuente.

Al principio, publicaba aquí cuando encontraba tiempo para escribir lo que quería contar. No importaba ni cuánto ni cuándo. Entonces no existían las redes, así que no había la preocupación por «publicar cuando la gente esté conectada». ¡Qué libertad! Después, decidí (por mi cuenta y riesgo) que el lunes a las 10h era el mejor día y hora de la semana para enviar mi newsletter, así que se convirtió también en el día fijo para postear aquí, en este caso a las 8h.

Así llevo más de una década y no encuentro motivos para cambiar de días/horas. Son mis momentos.

Eso es lo que se ve, pero mi newsletter la escribo el fin de semana y, por tanto, también mi post de los lunes queda programado con antelación (en realidad, estas primeras líneas las estoy esbozando el miércoles al mediodía). ¿Debería darle al botón de publicar en cuanto termine? Pues no porque no lo terminaré hoy, pero también porque prefiero mantener la consistencia.

Escribo en el mejor momento para mí y también publico cuando creo que es el más adecuado porque elijo los temas según me convienen. Para eso me resulta imprescindible el calendario editorial, para saber cuándo me interesa hablar de cada aspecto de mi trabajo (o de las categorías de blog). Mi criterio suele seguir los proyectos que tengo previstos o en marcha, pero tú has de encontrar el tuyo porque cada negocio es diferente.

¿Cómo encontrar «tu momento» para publicar? Se me ocurren varias respuestas, según:

  • Tu audiencia: sigue su ritmo, no el estándar que marque no-sé-qué-estudio. Analiza lo que quiere e intenta dárselo. Prueba con diferentes frecuencias y horarios hasta dar con el que obtenga mejor respuesta para ti.
  • Tus recursos: si tu competencia está dándolo todo a todas horas, no hace falta que la imites dejándote una piel que podrías aprovechar para otras tareas más rentables. Si has de elegir entre facturar o postear, está claro cuál importa más.
  • Tu horario: pon límites para intentar que quede todo dentro de tu jornada, no fuera. Programa, dosifica, sé consistente, pero no te obsesiones porque la recomendación sea a las 20h de un sábado (es la mía en Instagram desde hace meses).
  • Tu calendario: si lo usas bien, no podrás vivir sin él. Si te lo saltas constantemente, es que no lo has preparado a conciencia. Dedica tiempo a llenarlo con lo que te conviene, a ti y a tu audiencia, no lo que dicen que has de hacer.
  • Tu estado mental: pasamos por diferentes momentos en la vida y hay que escuchar al propio cuerpo. Y parar si hace falta. No importa si estás un tiempo sin publicar: te esperarán los que importan. Al resto: ¡adiós!

Dejar reposar los contenidos y no publicar «porque toca» debería ser obligado. El slow content no gusta a quien tiene prisa, pero sí a quien la experiencia le ha confirmado que es la mejor forma de asegurar la calidad de una pieza. Así se puede crear el mejor contenido (sí, también pensando en el algoritmo), no lo que sea que te ha permitido el tiempo. Esto tampoco es bueno.

Por si te lo estabas preguntando, dejé el post aparcado a medio escribir y lo estoy rematando ahora, domingo por la tarde. Sigo.

Los algoritmos están ahí, ejerciendo su propia tiranía: Google para los blogs y cada red social con sus respectivos usuarios. Existe la opción de darles la espalda, pero hay que ser realista: dependemos de ellos para tener algo de visibilidad. Así que lo fácil es caer bajo su dominio («todo el mundo está aquí»), lo difícil es salir de él («voy a buscar nuevos canales que sean míos»).

Te animo a encontrar un equilibrio en el que ganes tú tanto (¡o más!) como el algoritmo. Te reto a que publiques según tu momento. Escúchate y decide sin la calculadora delante. Hazlo con un ojo en la optimización, pero sin depender demasiado. Dedica tiempo a la promoción, por supuesto, pero no te olvides de disfrutar del proceso de creación. Si te obsesionas con algo, que sea con sentir orgullo de todo lo que has publicado, no con un número que le da ventaja a otra empresa.

¿Cómo decides en qué momento has de publicar tus contenidos? Clic para tuitear

[Contenidos] Una estrategia para gobernarlas a todas

La semana pasada rescaté el apartado sobre qué tipo de contenidos necesitas de la «Guía práctica para la construcción de una estrategia de contenidos» propuesta por la BCMA Spain, pero ya avisé de que aprovecharía sus páginas para plantear un tema más complicado. Redoble de tambores: ¿es una estrategia de contenidos, de marketing de contenidos o de branded content?

Partamos de la base de que una estrategia de contenidos, en el sentido más amplio posible, cubre las dos anteriores (y más) y de que, como cualquier estrategia, tienen puntos comunes y algunos matices que las diferencian (entre sí y respecto a otras: hablo de ello en «Cultura del contenido«). Un ejemplo es el plan de empresa que puede servir de base para crear otros muchos documentos internos e incluye el germen de lo que será el storytelling de la marca.

Además, es difícil estandarizar entregables cuando cada negocio y cada estratega es diferente. Aunque ambos deberían preocuparse por la audiencia, los primeros se fijan en sus necesidades y los segundos en sus intereses, sobre todo cuanto es un perfil interno. Así que el resultado acaba siendo a gusto del consumidor tanto como del fabricante (léase empresa y persona responsable, respectivamente).

Por eso, por un lado, cualquier acercamiento a cómo hacer una estrategia de contenidos es válido, porque hay muchos puntos de vista posibles: unos valorarán más que tenga una auditoría previa, otros se centrarán en la medición y habrá quien se fije solo en la inversión que se propone para llevarla a cabo. Claro que habrá otros que ni incluirán esos apartados porque preferirán explicar la elección de canales, el estilo de los contenidos o su distribución en el mapa.

El estratega de contenidos es quien prepara el documento que ha de guiar las publicaciones de la empresa, por eso es quien elige qué apartados son los que ha de incluir. En su mente, tiene un gran índice con todas las posibilidades, es decir, todo lo que podría relacionarse con los contenidos y elige en cada situación qué detalle le interesa desarrollar según sea el objetivo. Una aclaración: la mente interna no piensa igual que la externa, así que tienen índices y prioridades diferentes.

Y, por otro lado, cuando se tomen decisiones, alguien ha de representar a la audiencia, no solo al negocio. El estratega investiga, crea perfiles y se mete en sus cabezas para identificar qué piezas resonarán en su interior y qué experiencias están buscando. Pensar únicamente en la marca es insuficiente para crear contenidos que funcionen (llámalo customer centricity si quieres, aunque es el marketing de contenidos «de toda la vida»).

Esta figura puede ser alguien de dentro de la empresa, aunque lógicamente yo creo que aporta más alguien de fuera porque trae aires nuevos y porque está más acostumbrado a ponerse diferentes sombreros para defender tanto a la marca como a su audiencia: sí, ¡a ambos! Esto es algo que sigue costando hacer desde dentro. La prueba es algo tan básico como hacer content curation: aunque los seguidores lo valoren, las marcas todavía son reticentes a nombrar a otras fuentes.

¿Es posible tener una estrategia para gobernarlas a todas? Clic para tuitear

Acabo volviendo a los tambores del principio: la propuesta de la BCMA Spain me parece que es de branded content, es decir, va bien para este enfoque porque identifica algunas partes de ese gran índice del estratega y asociarlas a ese tipo de contenidos, pero hay otros puntos de vista que no se incluyen. Por eso siempre hay que seguir pendientes de cualquier punto de vista, porque es muy difícil tener una estrategia para gobernarlas a todas (aunque sea de contenidos).

[Contenidos] De la idea al formato, pasando por el territorio y la tipología del contenido

Como ya te avisé en mi newsletter de la semana pasada, la BCMA Spain ha publicado su primera «Guía práctica para la construcción de una estrategia de contenidos«. Ahora que ya la he podido leer, voy a repasar algunas ideas que han llamado mi atención y el próximo lunes la aprovecharé también para un tema que hace tiempo quería actualizar. Mientras…

Los pasos que propone la comisión que ha preparado la guía para crear la estrategia de contenidos son:

  1. Análisis de la marca y definición de objetivos que da como resultado un briefing.
  2. Creación del contenido desemboca en el diseño del contenido y en un plan de acción.
  3. Promoción del contenido en forma de calendario de activación y plan de medios.
  4. Medición de la eficacia con un cuadro de mandos y el balance de resultados.

Me centro en el segundo porque es al que dedico mi día a día (aunque puedo aportar en el anterior, casi nunca me ocupo de lo posterior). Además, dividen la fase de creación del contenido en ideación, producción (propio, UGC o cocreado con un medio, influencer u otra marca) y distribución (medios, canales y soportes). Y la primera es la que de verdad me interesa. Son esas 11 páginas (de sus 76) las que paso a resumir, aunque confieso que algunas las cambiaría.

Por supuesto, la idea surge del briefing porque ahí se indica el problema (de comunicación) a solucionar. Me gusta que propongan esta fase como «de apertura» porque con un «enfoque amplio» los externos podemos aportar más y hasta retar a la marca a corto, medio y largo plazo. Destacado esto porque, como bien apuntan, «nosotros no somos la audiencia de la marca» y una buena forma de darse cuenta de esto es con las propuestas de alguien que no esté dentro de la empresa.

Del briefing también sale el territorio de la marca, ya que es posible concretarlo gracias al análisis hecho en la primera fase. Así que es el momento de concretar las temáticas y valores con las que la marca quiere que su audiencia la identifique. Para que esta los acepte, han de:

  • Ser reconocibles para que puedan querer unirse a ellos.
  • Estar legitimados porque si no cualquier actuación sería poco creíble.
  • Ser coherentes con lo que la marca representa.
  • Cumplir la función de diferenciarla respecto a la competencia.
  • Servir para desarrollar su personalidad.

Lo cierto es que, al menos en mi experiencia, el territorio empieza siendo un poste de señales, es decir, indicaciones de posibles caminos sin muchos detalles para elegir el mejor a cada situación. Pero, tras concretar y tomar decisiones, es un mapa que cartografía bien el espacio en el que la marca ha de generar contenidos.

Entonces llega la gran pregunta: ¿qué tipo de contenido es el más adecuado? La respuesta que dan viene en forma de tabla.

Podría decirse que solo has de coger una opción de cada columna (o inventarte alguna fila). Un ejemplo que dan es que el objetivo fuese captación, la frecuencia muy alta, enfocado a producto y muy didáctico. Otro que el objetivo fuese notoriedad, con frecuencia baja, enfocado al producto y con intención de entretener. Ya ves que hay muchas combinaciones posibles porque también hay muchos tipos de contenidos.

Después, solo hay que elegir el formato. Tienes muchas opciones en FOCO, también de la BCMA Spain: en resumen, pueden dividirse entre editorial, audiovisual, sonoro, experiencias e interactivo.

Se acaba aquí la fase de ideación, así que cierro la guía hasta la semana que viene en la que revisaré otro aspecto de la estrategia de contenidos que me ha llamado la atención de esta guía.

¿Cómo elegir el tipo de contenido que necesita tu estrategia? Lee la propuesta de @bcma_spain Clic para tuitear

[Contenidos] No, los contenidos no son un objetivo

Repaso rápido para empezar. Sin objetivos y con contenidos, ¿se puede conseguir algo? Sí, si crees que las casualidades existen (la regla 39 de Gibbs dice que no) o una alineación de los astros que favorecen tu signo (pasa mucho según los horóscopos). Yo te diría que, si se deja la estrategia al azar, se consigue menos que si se dedica un tiempo a tomar decisiones.

Pero, ¿se puede conseguir algo con los objetivos mal definidos y sin contenidos? Claro, lo mismo que antes, pero también puede ser un desastre. La frustración llegará porque parecerá que se hace mucho y no se consigue nada. En cambio, cuando sí están claros y son medibles, se puede controlar la expectativa de dónde se va a llegar al crear nuevos contenidos.

No te voy a contar cómo definir tus objetivos, ya hay mucho escrito sobre ello (en «Estrategia de contenidos«, sin ir más lejos). Pero un objetivo está mal expresado si se confunde con un beneficio o con la manera en que utilizan. Que quede claro: los contenidos son una estrategia o una táctica, según el caso, y eso implica que se usan con un objetivo y que de ellos se obtienen una serie de beneficios. No conviene mezclarlo todo, así que vamos a poner un poco de orden con ejemplos.

«Quiero publicar contenidos sobre mis servicios» suena bien, pero sin decir por qué, no tiene sentido porque no concreta el motivo que hay detrás. Tampoco «mi objetivo es buscar contenidos sobre la temática tal y cual para compartirlos en redes» porque sigue sin responder a para qué se quiere hacer, aunque se especifique mínimamente la línea editorial y el canal. Así que, en ambos casos, solo se puede concluir que se acabará cayendo en el publicar por publicar.

Piensa un poco más y pregúntate para qué quieres que te ayuden a conseguir los contenidos. Verás que no puedes responder con un «porque quiero llenar mis redes» si detrás no hay un «y así aumentar mi base de leads», un «para fidelizar a mis clientes» o cualquier otro motivo que puedas convertir en objetivo para tu plan de contenidos.

La lista de qué se puede conseguir con los contenidos es larga, sobre todo si entramos al detalle de los diferentes tipos que hay. Tienes unas cuantas opciones en mi ebook «Vademécum de contenidos: objetivos«, pero voy a usar un par de ejemplos de objetivos de content curation para recalcar que cualquier pieza que se publique, hasta la de otra persona, ha servir para algo.

  • De «encontrar temas sobre los que escribir» al «documentar mejor mis contenidos para mejorar mi reputación», hay solo un paso: concretar el por qué. Es coletilla final sin la que no tienes nada: añade «para…» o «porque así…».
  • «Estar al día de un tema» es un beneficio interno que se puede convertir en objetivo externo al describirlo como «quiero demostrar mi experiencia para que me contraten» o «saber las opiniones de mis clientes para afinar mi comunicación».
  • «Ser más eficiente en la búsqueda de información» también es un beneficio que te permitirá «ahorrar tiempo» (objetivo más personal) y «mantener a mis clientes mejor informados porque así compran más» (más corporativo).

Faltaría hacer los objetivos inteligentes (SMART), pero creo que ya se entiende que el de una estrategia de content curation no puede ser «recomendar artículos de fuentes fiables» como el de una de marketing de contenidos tampoco puede ser «publicar contenido de valor». Un objetivo es lo que te llevará a alcanzar tus metas, la estrategia (de contenidos) va después y es lo que te llevará a lograr tus objetivos. Pero no cambies el orden o no conseguirás nada, solo complicarlo todo innecesariamente.

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