[Contenidos] Simplificar es estructurar bien las ideas

La mejor forma de demostrar «qué es simplificar» sería publicar solo el título del post, pero hay veces que es necesario complicar el texto, léase añadir alguna explicación o reflexión. La dejo para el final y empiezo por el principio.

Entonces, ¿qué es simplificar? ¿Es crear un buen titular que resume el contenido de un artículo? ¿Lo es cuando se edita un texto para mejorar su comprensión? ¿O si se deja en blanco el espacio que acompaña una foto porque esta ya lo dice todo? ¿Puede ser todo eso para quien lo lee cuando, en realidad, resulta más complicado para quien escribe? Sí, recuerda la cita: «he hecho esta carta más larga porque no tengo tiempo de hacerla más corta».

En la época de Pascal (autor de la frase anterior), no había algoritmos ni IA que te recomendasen cuántas palabras tenías que escribir ni que midiesen la legibilidad de tus textos indicándote el curso escolar al que lo estabas dirigiendo. Ahora sí, y son buenos criterios para considerar qué es simplificar. No obstante, las maquinitas tienen razón, pero con matices.

Sí, los textos largos están justificados cuando el objetivo lo demanda, pero no siempre hacen falta 2000 palabras para lo que podría contarse con 200 y unos cuantos enlaces. La extensión es un debate que no tiene fin, dejémoslo en un «depende».

Sí, los párrafos cortos hacen que el texto sea más legible: cuantas más líneas tenga, más parece un pegote y peor se lee (si es que se lee). Una solución rápida es simplificar el párrafo haciendo saltos de línea constantemente, pero surge el problema de que el discurso puede entrecortarse y volverlo más complicado de seguir.

Y sí, las frases demasiado largas cuestan de entender (¡esa costumbre de escanear el texto!). Pero cuidado también aquí porque si se recorta mucho queda un texto a trompicones. Ambas situaciones son muy propias del copy conversacional y es uno de los motivos por los que recomiendo utilizarlo con moderación.

¿Cuál es la alternativa a todos estos problemas de recortar al intentar simplificar? Estructurar bien las ideas.

  • A la hora de crear la jerarquía del texto, asegúrate de desglosar las ideas principales en secundarias e interconectarlas.
  • Separa las ideas en subtítulos para que tengan mayor integridad y se vea la relación entre ellas.
  • Combina frases de diferentes tamaños y, si no ocupan varias líneas, todavía mejor.
  • Utiliza listas con viñetas: te obligan a concretar y visualmente son más fáciles de leer.
  • Riégalo todo con unos cuantos enlaces. Recuerda que no hace falta que lo cuentes tú todo: ¡viva el hipertexto!

Todo esto simplificará tu mensaje sin que pierda profundidad. Será más directo, aunque también más corto.

Acabo con una reflexión porque creo que la complicación viene por los cambios en la interpretación de «simplificación» que ha hecho en los últimos años. Rebobinemos para poner un poco de contexto a mi pregunta final:

  • Las cuartillas de las primeras imprentas eran sencillas, pero pasaron a ser páginas y páginas de texto de prensa escrita. ¿No se dice que no se lee?
  • Las ilustraciones que acompañaban los artículos eran pequeñas, pero las fotografías demandaron cada vez más espacio. ¿Poner imágenes simplifica si son decorativas?
  • Los gráficos empezaron como simples tablas de datos, pero las mejores infografías son ahora a doble página. ¿Es mejor una de media página o quizá es demasiado sencilla?
  • Las primeras animaciones online no se preocupaban de la resolución, pero el vídeo ha hecho de la calidad una prioridad. ¿Simplificar es solo una cuestión de duración?
  • El contenido se hacía para durar, pero ahora se prefiere consumir lo efímero. ¿El consumo rápido nos hace más simples?

Te dejo con una pregunta, en general: los formatos y los canales, ¿condicionan la simplicidad de lo que publicamos? Por ejemplo: ¿es más simple un hilo de Twitter que un post? Depende, claro, pero, resumiendo (o simplificando), diría que sí, nos condicionan y hacen que tengamos que adaptarnos. Por eso, son oportunidades nuevas para que surjan formas de contar historias. Quizá así, con la mezcla de simplicidades, somos más capaces de ver la profundidad de las buenas ideas.

Los formatos y los canales, ¿condicionan la simplicidad de lo que publicamos? Mi respuesta es… Clic para tuitear

[Contenidos] 14 características para definir la calidad del contenido

Es un debate recurrente en este sector, diría que es uno de esos que no tienen fin. ¿Qué es contenido de calidad? ¿Cómo tiene que ser una pieza para serlo? ¿Buena, valiosa, exitosa…?

Siempre he creído que es una respuesta subjetiva y lo confirmo a menudo viendo cuántas veces se comparten algunos contenidos que para mí son de poca calidad. ¿Por qué los considero así si tanto triunfan? Porque, como en cualquier otra expresión artística, estoy valorando un aspecto de la pieza a la que otros no le dan tanto peso y por eso la consideran mejor. De ahí que sea algo subjetivo: es difícil que todo el mundo la perciba igual.

Esta reflexión inicial sirve de contexto para los siguientes datos que ordenan por importancia las 14 características que definen la calidad del contenido. El informe «State of Content Ops & Outsourcing Report 2021» de Semrush Content Marketplace se basa en una encuesta a 700 profesionales, así que quizá coincide con tu opinión o no, pero al menos sirve para establecer una posible lista de criterios a tener en cuenta, tanto al encargar la redacción como al llevarla a la práctica. El resumen, en el siguiente gráfico que desde ya pienso incorporar a mis clases.

Comento brevemente estas características, según el orden del informe:

  • Profundidad del tema (61%): depende del conocimiento de la audiencia, por eso una visión externa puede ser buena al redactar y así poner al mismo nivel a emisor y receptor.
  • Gramática (54%): básico, pero aún es fácil de encontrar algún error (consciente o no) que estropea la experiencia (como mínimo a quienes nos preocupamos por cuidar las formas).
  • Dominio del idioma (52%): como referencia directa al arte de escribir, hay que tomar esta característica con precaución porque cada formato es diferente y no todo el mundo vale para todos.
  • Tono de voz (48%): ¡qué decir! Imprescindible, es lo que marca la diferencia y no siempre se valora como es debido.
  • Valor práctico para el lector (46%): quizá si la encuesta fuese a usuarios, esto estaría más arriba,
  • Estilo (46%): el reto de la externalización para el 27% es mantener la coherencia porque cada profesional tiene su estilo. ¡Muy mal! Va de la mano del tono de voz: básico para orientar a los que nos dedicamos a escribir para otros.
  • SEO (44%): tenía que estar en la lista, claro. Quizá es lo que más se puede relacionar con los resultados que consigue la pieza. De hecho, el 69% mide el tráfico orgánico y el 30% la posición en las páginas de resultados; el 37% la generación de leads y el 36% las conversiones.
  • Estructura y extensión de los párrafos (38%): quizá sea lo más cercano al número de palabras del contenido, aunque el copy conversacional demuestra que este punto es algo subjetivo.
  • Storytelling (37%): muy cerquita del anterior porque para mí están muy relacionados al servir para organizar las ideas de manera que al final se llega a conseguir el objetivo del texto.
  • Documentación (35%): quizá es lo que lleve más tiempo, pero va con el cargo. Muy relacionado también con el primer punto y con el que junto viene debajo porque los refritos copan los resultados (y sin que el usuario se dé ni cuenta).
  • Contenido único (30%): confieso que esperaba ver esta característica en un lugar más alto porque, cuando se trata de ofertas de empleo, siempre se acaba mencionando.
  • Experiencia en el sector (28%): me parecería más apropiado la aportación al sector, por complementar a la del lector, pero en realidad hace referencia a cuánto sabe quién escribe del tema, que viene a complementar el dominio del idioma.
  • Ajustado al briefing (27%): quizá el único de la lista que no puede ser percibido por quien consume la pieza, pero de gran importancia interna. En el informe señalan los elementos que suelen incluir en este documento: tema (68%), keywords (65%), audiencia (50%), objetivo de la pieza (50%), instrucciones de SEO (37%), tono y estilo (36%), estructura (34%), documentación relacionada (32%) e información corporativa (17%).
  • Enlaces internos/externos (22%): básico para mencionar fuentes, lo mismo que para no repetir lo que ya se ha escrito previamente o para convertir en otras páginas. Por cierto, el 35% incluye este dato en el brief de resultados.

La calidad es medible si valoras y ponderas estas características. Por ejemplo: si llego a un artículo que recomienda plantillas de WordPress (y con el cambio de diseño he visitado unos cuantos), pero no enlaza a sus descargas, automáticamente pierde puntos y baja su calidad. ¿Tanto como para dejar de leer? No, si su investigación me aporta valor; pero, si repite lo que ya he leído en anteriores, sí cierro y busco otro.

De estas 14 características para definir la calidad del contenido, yo valor más… Clic para tuitear

Datos sobre la externalización de los contenidos

De eso va realmente el informe de Semrush, de externalización, aunque yo me haya centrado en solo una de sus páginas. Complementa y amplía los resultados made in Spain de mi «Estado de los contenidos 2021«, así que dejo algunos datos que me parecen interesantes:

  • El 40% tiene 1 persona en el departamento de contenidos, aunque el 11% no tiene a nadie dedicado a los contenidos.
  • El 51% no externaliza, pero el 12% lo externaliza todo. El principal motivo para no externalizar (24%) es que es más manejable gestionar los contenidos dentro de la empresa. El principal para sí hacerlo (52%) es la necesidad de aumentar la producción de contenido.
  • El 44% dice elegir un proveedor por la calidad de sus contenidos, el 40% por el precio y el 37% por su experiencia en el sector. Pero el 12% dice externalizar a herramientas de IA.
  • El 44% externaliza entre 1 y 5 piezas al mes; el 37% invierte menos de mil dólares al mes.
  • El 42% dice que el reto de la externalización es la baja calidad del contenido, el 36% la edición que acaban haciendo del entregable y el 29% que no alcanza sus expectativas.

Ha sido precisamente este último punto el que me ha hecho escribir este post porque los datos no dejan muy bien a la profesión. Mis clientes no modifican ni una palabra de lo que les entrego y creo firmemente que los redactores externos somos capaces de generar contenido de calidad, igual que alguien que trabaje dentro de la empresa. Así que rompo una lanza desde aquí a favor de la externalización: ¡un voto de confianza a los que llevamos décadas escribiendo para otros!

Si tienes ganas de más, puedes descargar o leer el informe completo desde su web: «State of Content Ops & Outsourcing Report 2021«.

[Contenidos] Slow content y JOMO para hacer un plan más realista

¿Ha pasado el slow content de moda? Tuvo su momento, debe hacer ya un par de años, pero tengo la sensación de que los impacientes han ganado porque se premia a quienes van más rápido. Mientras, la alegría de perderse cosas (JOMO como contraposición al FOMO) trata de abrirse camino para que más personas se detengan a oler las rosas. No se puede elegir la velocidad a la que pasan por tu lado, pero sí puedes marcar tu propio ritmo y que así el plan de contenidos sea más realista.

¿A qué velocidad quieres que vaya tu audiencia?

La velocidad tiene que ver con el consumo de contenidos y, aunque relacionada, no es la frecuencia de publicación. Ir rápido significa consumir muchos contenidos en poco tiempo, como aquel que quema combustible a toda velocidad por la autopista. Y publicar mucho es cuando se quiere mantener constantemente alimentados a esos coches primando la cantidad y no la calidad. Lo contrario es el slow content, es decir, crear menos contenidos pero mejores, más reflexivos, por eso normalmente son más largos y atemporales.

La decisión de a qué velocidad quieres ir impacta de lleno en la estrategia de contenidos: ¿prefieres muchos contenidos que se leen rápidamente o pocos que se disfrutan con calma? ¿O una mezcla de ambos?

Quizá ya has encontrado tu ritmo y no te habías dado cuenta. Repasa tu plan de contenidos de la última semana y marca cada pieza, por ejemplo con un semáforo, según su velocidad de consumo (puedes usar una columna a tu plantilla). Valora si has de quitar el pie del acelerador o pisarlo un poco más.

Algunas ideas para añadir a tu planificación.

Contenidos de rápido consumo

En redes sociales, casi todo el contenido se lee a gran velocidad, especialmente el efímero. Cualquier cosa que publiques te hará salir del paso si quieres ir por la vía rápida. No hace falta que pienses mucho en ello, sirve cualquier imagen de tu producto con una frase más o menos ingeniosa o un enlace promocionando otras redes.

Aún así, puedes intentar impactar, provocar una respuesta emocional y conseguir que se detengan un poco. Por ejemplo:

  • Con la imagen de tu producto destrozado o un montaje ridículamente falso de un desarrollo imposible.
  • Con una composición que llame la atención por su belleza visual, por ejemplo por los colores o su simetría.
  • Con preguntas obvias y simples que, en realidad, no tienen una respuesta tan evidente.

Aunque lo parezca, el tiempo de creación de las piezas no tiene que ver con la velocidad de consumo: se vea en unos segundos o se lea en minutos, se pueden tardar horas en crearlas.

Contenidos de velocidad media

Una newsletter puede ser rápida si sirve de notificación de una campaña o lenta si te obliga a pensar un poco como pretendo con mis newsletters. Por eso dejo este formato en velocidad intermedia, para que decidas su lugar en tu plan.

Hay más posibilidades dentro de lo que sería el punto medio:

  • Un post o un vídeo no muy largo, por ejemplo: busca la grabación de un webinar de media hora y publica un resumen que se lea en cinco minutos.
  • Un carrusel de imágenes para redes sociales que explique de forma fácil un proceso complejo.
  • Un hilo en Twitter de no más de cinco tuits recomendando proyectos de tus clientes.

Son formatos que se adaptan fácilmente a cualquier ritmo: un texto muy largo o demasiadas fotos pueden convertir la pieza en consumo lento y, si la troceas en varias más pequeñas, acabará siendo rápido.

Contenidos de lento consumo

En general, hace falta más tiempo para leer más palabras, así que equivale a contenido de menos velocidad. Aunque suelen tener menos frecuencia, sirven a muchos objetivos así que es buena idea incluir algunos en tu plan. Por ejemplo:

  • Un descargable con datos o análisis del sector se puede resumir, pero igualmente obliga al lector a dedicarle bastante tiempo a interiorizar los aprendizajes que se extraen.
  • Los artículos largos que funcionan como tutoriales, agregación de recursos o listas de por lo menos diez ítems son lentos y duraderos porque se guardan para consultar más tarde.
  • Rondas de preguntas a varias personas invitadas o cualquier pieza que implique la intervención de un grupo de gente, además de que suelen ser complicadas de gestionar, se convierten en piezas con muchos aprendizajes, aunque largas.

Los contenidos de consumo lento se pueden combinar con los rápidos y así mantener una presencia constante mientras se están desarrollando.

Diez ideas para fijar la velocidad de consumo de tus contenidos. Clic para tuitear

¿Qué pasa si tu mejor contenido se pierde?

Pongamos que has establecido tu plan, apostando por el slow content y eligiendo el contenido que publicas por su calidad. Pero no hay reacciones, nadie parece prestarle atención porque pasa desapercibido entre tanta cantidad de contenidos (content shock). Surgen dudas y la gran pregunta: ¿es por mí o es la audiencia? Y se vuelve a las andadas, a incrementar la frecuencia a costa de bajar la calidad.

Lo que era un buen plan, queda reducido a papel mojado y la razón suele estar en pecar de pesimista en el análisis. Seamos realistas: eligiendo calidad has discriminado a los que no aceptan ese ritmo. Pero, si miras bien, es posible que sí hayas conseguido que se queden y te presten atención los que disfrutan del camino.

¿Es compatible la baja frecuencia del slow content con la alegría de perderse cosas (JOMO)? Pues sí, no hace falta que la audiencia tenga miedo de no enterarse de lo que publicamos, no hay que añadirle estrés a su vida. La solución es un sistema de republicación y reciclaje que le permitirá volver a encontrarse con esa pieza tan fantástica que has preparado. Fíjate en que, si tienes un buen plan, lo más probable, es que tengas muchas buenas piezas para rentabilizar. No es que necesites más, «solo» han de ser mejor.

Así que no te estreses por llenar de muchos contenidos tu plan, invierte en su calidad y en su correcta promoción.

Acabo con un ejemplo muy rápido (ejem): este post empezó siendo una de las ideas para mi MusaLeaks de ayer, pero al final preferí desarrollarla aquí. La razón está precisamente en el slow content: mi newsletter te da ideas prácticas (como las viñetas que han acompañado las velocidades de los contenidos) y me estaba extendiendo escribiendo una reflexión que implicaba un cambio de marchas.

[Contenidos] Content operations, la conexión entre personas, procesos y tecnología

A los contenidos les gusta trabajar en equipo, están acostumbrados a quedar en segundo plano por ello, casi a diluirse. Pero no por eso dejan de buscar aliados en todos los ámbitos de la empresa.

Pienso en ello tras leer el informe «State of Content Operations 2020» de Kapost. Proporciona algunos datos interesantes, como que el 23% dice no tener clara la cohesión de los contenidos o que el 46% tiene mucho contenido desactualizado. Pero me quedo con lo que analiza: organización interna del contenido, conexión entre departamentos, uso de taxonomías, experiencia del cliente… una mezcla interesante que lleva el nombre de content operations y que podría traducirse por ¿operaciones de contenido?

En Kapost definen las content operations como la respuesta a cómo utilizar la estrategia de contenidos para construir una mejor estrategia de marketing. En su PDF «The Definitive Guide to Building a Content Operation» (descarga a cambio del correo), hablan de responsables, flujos de trabajo y herramientas para crear mejor contenido y así tener mejores clientes.

En GatherContent usan esta definición de Content Operations (ContentOps) que me parece muy acertada: la conexión entre personas, procesos y tecnología que necesita una empresa para organizarse, gestionar y producir contenido. Se trata de un proceso para crear contenido implicando a toda la empresa que se produce después de la estrategia de contenidos y antes de distribuir el contenido a la audiencia.

Diagrama de GatherContent para definir las content operations

Un ejemplo sencillo: antes de enviar una newsletter con una promoción, hace falta enmarcarla dentro de una estrategia (de marketing y de contenidos). Para crearla intervienen varias personas, dentro o fuera de la empresa, como redactores o diseñadores que usan sus propias herramientas. Además, el responsable de marketing necesitará otra para hacer el envío. Hará falta que la web esté lista para soportar las ventas lo que implica a otros perfiles y otras herramientas. Todo ello debe estar organizado en cuanto a flujos de trabajo para cumplir el plan previsto que también puede estar hecho y gestionado con una herramienta diferente.

El contenido no es algo que se quede en un solo departamento, todo lo contrario: es totalmente transversal. Incluye perfiles de todo tipo, tanto creativos como técnicos, y niveles diferentes, tanto directivos como recién llegados. Afecta a la planificación, la producción, la distribución y el análisis. Repercute en el buen funcionamiento de la empresa al estar mejor organizada, lo que acaba beneficiando a los resultados de ventas porque el cliente está más satisfecho si el contenido es mejor, más personalizado y actualizado, gracias a que su creación es más ágil.

Las content operations requieren un cambio (algunos dirían transformación) dentro de la empresa, pasar de crear contenidos al azar a planificarlos proactivamente. Pasar de producir por volumen a hacerlo por calidad no es fácil. Para conseguirlo, hay que:

Es una evolución hacia la cultura del contenido, así lo explico en mi próximo libro. No debería tardar mucho en salir, pero si te interesa el tema mientras puedes hacerte con «Estrategia de contenidos» porque varios de estos conceptos también se definen en él.

Además, Kapost ha publicado recientemente «Mastering One Voice: A Marketing Fable and Field Guide to Content Operations«.

[Contenidos] La curación de contenidos en la estrategia de contenidos

Lo primero, aclarar los conceptos de este post. Por un lado, la curación de contenidos (content curation) es una técnica que se puede aplicar a varias disciplinas y consiste en compartir las mejores piezas de contenido que hayamos encontrado alrededor de una temática, después de haberlas recopilado y seleccionado cuidadosamente.

Por el otro, la estrategia de contenidos es la encargada de planificar y organizar internamente la creación y distribución de contenido. Al margen de esto, la palabra «estrategia» puede aplicarse a estrategia de content curation o a estrategia de marketing de contenidos.

Si consideramos a la estrategia de contenidos como la máxima responsable de los contenidos, la curación de contenidos se incluiría dentro de ella. Así, poniendo orden en los perfiles, el content curator dependería del content strategist.

¿Por qué hacer content curation si ya se crean contenidos propios?

Los beneficios de la curación de contenidos son muchos, pero los directamente relacionados con la estrategia de contenidos serían:

Además, se puede hacer content curation en todos los canales, combina con la creación y es muy fácil encajar este tipo de contenido en un plan de contenidos porque puede ser:

  • Promocional: si compartimos piezas que hablan de nosotros, como una creada por los usuarios o una mención en medios.
  • Marketing de de contenidos: si recomendamos enlaces de otros y que igualmente nos sirvan para ser un recurso de valor.
  • Atemporal: si se trata de piezas que no son de actualidad, es decir, contenido atemporal ajeno.

La rentabilidad de la curación de contenidos no es directa, pero repercute en su autoridad y reputación a largo plazo. Estos son objetivos de cualquier estrategia de contenidos, aunque no siempre son los prioritarios.

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad