[Contenidos] Detrás de la cámara: lo que no se ve en un vídeo

Estudié Comunicación audiovisual, pero por todo lo que implica estar detrás de la cámara, no delante. Para no llevar la contraria a todas las estadísticas que dicen que el contenido visual es la solución a todos los problemas de las redes sociales (y también por la parte que me toca en mi trabajo), hago un par de vídeos al año… pero me conformo con poner mis ideas por escrito, sin que salga mi cara para decirlas.

Aún así, reconozco el mérito de ponerse delante de la cámara. Sé bien todo lo que no se ve, la preparación que hace falta incluso para vídeos (aparentemente) sencillos. Nada es tan fácil como parece, sobre todo al principio. Poco a poco se coge soltura, aunque también empiezan los retos por mejorar. Sí, exactamente igual que al escribir: nadie te quita un par de horas, aunque se lea en 4 minutos como ocurrirá con este post.

Para que cualquier pieza de contenido, sea visual o textual, merezca la pena y sirva para algo, no simplemente ocupe espacio, hay que invertir tiempo en todas las fases de su ciclo de vida. Así que aprovecho la publicación del libro «Vídeo para redes sociales. Guía de iniciación en la publicación y difusión» de Juanjo Boté para repasar las principales tareas detrás de las cámaras.

Guía para incluir vídeo en tus redes sociales

El índice lo deja claro: solo 1 de los 11 capítulos del libro está dedicado a la grabación propiamente dicha. Eso es lo que la audiencia verá, pero el trabajo previo y posterior es lo que realmente hace posible un vídeo.

Lo primero que recomienda Juanjo es tener clara la planificación, empezando por definir la audiencia y acabando con un calendario para organizar tanto las publicaciones como su difusión. Por el camino, nos anima a saber en qué plataforma vamos a publicar para así enfocarnos al formato más adecuado, por ejemplo: entrevistas, tutoriales, reseñas de productos…

Para la preparación del vídeo, propone centrarnos en 1 único mensaje en cada vídeo, lo cual también nos ayudará a determinar su duración. Después de escribir el guión y según su nivel de dificultad en la grabación, podemos hacer un storyboard para visualizar las escenas o planos. Confieso que leer esta parte del libro es la que más recuerdos de la carrera me ha traído, quizá porque era lo que más disfrutaba.

En las tareas de preproducción, hay que añadir seleccionar el escenario para el vídeo y visitarlo antes de grabar para que no haya sorpresas. Además, una de las tareas básicas es saber qué equipo se va a necesitar para la grabación, por ejemplo baterías extra para que el móvil aguante el tiempo que haga falta.

En «Vídeo para redes sociales», encontrarás recomendaciones de iluminación y sonido para que la grabación sea perfecta y también de editores de vídeos para que la postproducción esté a la altura del guión. En este punto no hay que olvidar que todo contenido necesita una inversión, aunque sea pequeña, por ejemplo: un soporte, un buen micro o un sistema de copias de seguridad.

La última parte del libro está dedicada a la promoción del vídeo en redes sociales, con especial atención a las miniaturas y los metadatos que soporta cada red. También se mencionan opciones adicionales, como teasers o tarjetas para continuar las visualizaciones o ganar suscripciones.

La verdad es que hace ilusión recibir un libro de manos de su autor. Conozco a Juanjo del postgrado en contenidos de la UB en el que colaboro. Él imparte allí y en otros estudios asignaturas relacionadas con el vídeo online y se nota que los capítulos e ideas se basan en esta experiencia. Estoy segura de que el libro sirve de guía a cualquiera que quiera iniciarse en el vídeo para redes sociales, no solo a sus alumnos.

Ahora que te has dado cuenta del esfuerzo que supone hacer un vídeo, mejor que tengas a mano una guía como la que ha inspirado este post: «Vídeo para redes sociales. Guía de iniciación en la publicación y difusión» está disponible en la web de la editorial y en Amazon.

[Contenidos] ¿Cómo decides los cambios de tu plan de contenidos?

Si se quiere arreglar algo que no funciona, basta con encontrar el origen del problema, lo que provoca el fallo. Ocurre así en cualquier cosa de la vida, también en una estrategia de contenidos. Algunas veces es sencillo y se resuelve rápidamente, otras puede pasar mucho más tiempo. Depende de muchos factores, como saber dónde buscar.

Si se hacen cambios en alguna red «para ver qué pasa», no es seguro que «pase algo». En cambio, si tenemos una referencia de «qué pasa», será más sencillo cambiarlo para que allí «pase lo que queremos que pase». En otras palabras: para «arreglar» un plan de contenidos que no funciona, un buen punto de partida son las estadísticas. Así que, antes de vagar sin encontrar la solución, hay que identificar la métrica de referencia para el objetivo que hayamos planeado para la pieza o canal. Si tenemos una buena estrategia, la tendremos clara desde el principio. Si no es así, pues ¡a buscarla!

La analítica online y la social tienen datos y fórmulas parecidas, por ejemplo el CTR de una newsletter se calcula igual que en Facebook. Lo bueno de usar las mismas referencias es que los canales se equiparan. Pero no siempre es posible porque cada uno tiene sus propias métricas específicas, por ejemplo no hay con qué comparar en Twitter el desplazamiento de una historia de Instagram. Esto hace que cada pieza publicada en una red social pueda valorarse tanto individualmente como por su aportación global. En el caso de republicar contenidos, podríamos ver qué canal debe considerarse principal por ser el que mejor respuesta consigue.

Los contenidos pueden medirse de varias formas, no solo por su continente. Igual de interesante es saber qué reacción provocan en el usuario. El engagement es en lo único que se fijan algunas marcas porque lo consideran sinónimo de calidad: si lo ven y reaccionan, es que es un buen contenido. Claro que también podría ser que no fuesen más allá y no influyese en la relación con la marca por ser un contenido superficial. Haría falta algún otro dato para que fuese del todo cierto, pero cuantos más parámetros se añadan a «la fórmula de la calidad», más difícil será de calcular. Quizá por eso nadie se ha atrevido todavía a intentarlo.

Sea cual sea el indicador que utilices para medir tus contenidos, ha de servirte para mejorar tu plan de contenidos. No tu intuición o el azar. Añade una columna o las que necesites y apunta ahí el dato que te mejor te sirva para valorar cada pieza. Filtrando después de las columnas verás su contribución a tus objetivos, también por canales. Entonces podrás hacer cambios, porque estarán justificados.

Tienes muchas más ideas sobre medición de contenidos en redes sociales en mi ebook, aunque también puedes ir directamente a la lista de herramientas gratuitas de analítica social.

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Televisión
Muchos momentos históricos se viven sabiendo que lo son pero en televisión hay situaciones que acaban siéndolo sin que el guionista sea consciente de ello. Están los clásicos de los zappings pero concretamente pienso en el mechero de la Sole, las piernas de Santiago Urrialdeo o incluso la de Jorge Berrocal, las velas negras de la bruja Lola o la mochila de Pocholo. Todos nos han dado frases que se han repetido hasta la saciedad, pero solo durante un tiempo. Algunos sí podríamos decir que forman parte de la historia de la televisión en España, otros se quedan en anécdota. Pregúntale al milenial que tengas más cerca y verás que ni sabe de qué le hablas… hace tiempo que no enciende un televisor.

Internet
La noticia de la semana es el cierre de Google+. Hay ya muchos artículos sobre el tema, seguro que has leído alguno. No me sorprende la decisión de Google pero un poco sí me llama la atención que a nadie parece importarle. Sí, se veía venir, hacía tiempo que nadie se asomaba por allí. Pero, ¿dónde están los SEO que tanto lo defendían? Eran los únicos que le veían interés y, quizá, algunas comunidades que se esforzaban por sobrevivir. Viendo a los 3 fantásticos que quedan (Facebook, Twitter y LinkedIn), echo de menos a un  4º que pueda abrir un camino diferente. Si Google no lo ha conseguido, ya puedo perder la esperanza de que alguien lo consiga.

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Hay anuncios que, nada más verlos, sabes que algo no cuadra. Un ejemplo son las típicas gráficas con tantos retoques que las extremidades se multiplican sin que cuadren con el número de cabezas. Pero también puede darse en spots de televisión. Me ha pasado con «¡Lo último!» de Fortaleza. Es como estar viendo la escena de una película en la que el mismo actor interpreta a dos personajes, como la escena de la familia irlandesa de Marty en «Regreso al futuro 3». Así que me atrevo a decir que a los dos protagonistas del spot no les cuadraba la agenda y no pudieron estar juntos en el rodaje. Además, se esfuerzan en doblarse ellos mismos al catalán, lo cual todavía hace que todo sea más extraño.

Cine
Si hablamos de universo cinematográfico es porque realmente hay todo un mundo ahí dentro. Los que fabrican los sueños y los que los vivimos, todos haciendo que la industria de ese universo siga generando ingresos. Todos fomentamos que ocurra generando ríos de tinta para cada película. No funciona igual cuando la peli no está dentro de ningún universo: sí, se habla de ella, pero ni la mitad. Los fans son más y, por tanto, hablan más. Así es cómo, casi medio año después, aún se opina y se escriben teorías sobre «Los Vengadores 3» que nos encaminan hacia lo que ocurrirá en la siguiente prevista para el año que viene. Y es que en un universo siempre hay margen para nuevas aventuras.

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Cine
Los cambios siempre son discutibles pero parece que lo de añadir una nueva categoría a los Oscars no ha gustado a nadie. ¡Polémica asegurada! Mucha tinta escrita sobre el tema de que se pueda votar por la mejor «película popular». Hay tantas posibilidades detrás del anuncio que lógicamente hay opiniones para todos los gustos, incluso sugerencias de nuevas categorías. El premio del público es habitual en festivales y efectivamente no siempre coincide con el de la crítica, ni mucho menos académicos. Pero ahí está su gracia. Cuando expliquen mejor cómo será, veremos si tiene sentido o se devalúan los premios como opinan los Razzies.

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Llego por un RT de ComicPublicidad a un hilo muy nostálgico en Twitter sobre anuncios de principios de siglo. Era una época en la que los móviles ya eran móviles y no zapatófonos. Y la publi, con un habitual reflejo de la sociedad, nos educaba en su uso. Así que Alcatel nos avisaba de todo lo que podía hacerse con el móvil y a la vez a elegir el momento para hacerlo. 18 años después, me gustaría decir que lo hemos superado. Pero aún veo a parejas y grupos de personas en las que el móvil es protagonista de la reunión. No todos, menos mal: ¿quizá los de la generación que vimos aquel anuncio somos más conscientes de esa adicción y la rechazamos?

Televisión
Retrocedo unos años más, hasta los 90 y sus veranos televisivos. Los recuerdan en Fórmula TV y me traen una sonrisa. Gracias a esas galas veraniegas el archivo de TVE se ha ido llenando así que a lo largo de estos años hemos podido ir recuperando algunos cachitos de actuaciones estelares. Lo que no vuelve son las series con el verano como protagonista. De esas ya no se hacen… lo más cercano es «Crimen en el paraíso» y, claro, la peli que hicieron de «Los vigilantes de la playa». ¿Es no se pueden resolver crímenes en traje de baño como hacían en esas series? ¿O es culpa del cambio climático que no puedan grabar tantas horas en un lugar (antes) paradisíaco?

Internet
Dicen que el día de tu cumpleaños Google te planta un doodle solamente a ti para felicitarte. También dicen que Facebook te anima a que organices una recolecta para apoyar una causa aprovechando esa fecha especial. En LinkedIn a nadie parece preocuparle el día que cumples años. Y es evidente que en Twitter puedes ver la fecha de nacimiento de quien la haya hecho pública en su perfil. ¿Hace falta comparar? Hay muchos gráficos que buscan diferenciar las redes sociales con perfiles estadísticos, formatos de contenidos y otros indicativos. Pero eso es lo que pasa el día a día… una vez al año serán superfluos si tenemos en cuenta qué hacen con nuestros datos personales.

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Televisión
El trabajo del guionista no siempre es reconocido en televisión. Pero basta con mirar los créditos de algunos programas para darse cuenta de que sin ellos sería imposible de realizar. Aún así, lo más probable es que si te pregunto por el nombre de uno, no se te ocurra ninguno. Cuesta, lo sé. Pero están ahí y su trabajo es tan importante como el del director, aunque éste sea mucho más visible. Están ahí incluso cuando el programa es un reality. Sí, la telerealidad necesita un guión para no aburrirnos, para entretenernos. Leo que hablaron de ello en el  FesTVal de Vitoria y aplaudo la iniciativa. A ver si así la gente se da cuenta de que no todo es tan real como parece.

Cine
Me gusta la idea de que los usuarios ganamos en experiencia y somos más capaces de ver una película con sentido crítico. Lo cuentan en Espinof a raíz de un estudio que sobre la web Rotten Tomatoes. Por lo visto, no solo no influye en taquilla si no que las opiniones entre público y crítica son bastante similares. Es una buena noticia que puede interpretarse como he empezado el párrafo, que se tiene mayor conocimiento del medio, o siendo un poco menos optimista: que los que escriben son quienes tienen esa experiencia y que el resto sigue sin preocuparse mucho de qué va a ver. Claro que quizá éstos últimos son los que miran las estrellas o números de la crítica para decidirse.

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Trabajar en casa hace que sepas a qué hora viene el cartero (cosas de autónomos, para el resto sonará raro). Hace unas semanas llamaron pero no era él si no alguien que dijo traerme el catálogo Ikea y, claro, abrí. Al día siguiente, esperaba encontrarlo en el buzón o apilado de alguna forma como hacían los listines o guías de Telefónica, pero no. Pensé que habría sido una estratagema para colar algún panfleto en los buzones y recordé riendo el spot de hace un par de años. Ahora, leyendo que los de Ikea sugieren que alguien te lo puede robar, me pregunto si realmente alguien de mi comunidad de vecinos se ha apropiado de mi catálogo. ¡A ver si resuelvo el misterio!

Internet
Leer sobre Vibuk me ha traído cierta nostalgia de cuando los usuarios se unían en lo que ahora llamamos redes sociales, antes comunidades. Registrarse era algunas veces complicado pero se hacía porque se quería formar parte de ella. Incluso había directorios en los que tenías dar tus datos para que saliese tu web en una categoría específica y que así los lectores te encontrasen. Un proceso que algunos no habrán hecho nunca, claro, pero que da una idea de los pocos que éramos. Los listines telefónicos tienen ese mismo trasfondo: tener una lista de a quién llamar. Ahora, Facebook te da los teléfonos de tus amigos o, mejor incluso, no los necesitas porque puedes usar su Messenger.

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