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Televisión
Este año, la gala de los Oscars ha sido muy interesante visualmente. Me ha encantado ver luces en los asientos, daba juego con los colores de la película que promocionaban… aunque quizá molestaba estando ahí. Ha sido divertido ver las pantallas que se quedaban encendidas delatando a quienes miraban su móvil y no seguían a ceremonia. Me ha parecido un escenario bien aprovechado, con una profundidad que permitía lucir más algunas categorías y, cómo no, una gran pantalla que subía a modo de telón y que la realización aprovechaba para mostrar abriendo plano al leer las nominaciones. ¡Y esa especie de marquesina de cine con los premios! Sí, verla ha sido la mar de entretenido.

Cine
Hace años que ni intento ver en directo el principio de la gala (cada cual con su horario), pero diría que nunca nada más levantarme he sido capaz de evitar las fotos de alguien con la estatuilla dorada. Es una tradición maldita porque, aunque sean los más importantes y previsibles, me da rabia. Sí, vale, también me avisa de algún discurso o hecho noticiable de la alfombra roja o fiesta posterior. Pero se pierde algo de ilusión si puedes elegir a quién mirar para ver cómo reacciona. De todas formas, eso de «los favoritos» es cada vez más cierto, así que, si no fuese por el párrafo anterior, poco interés tendría ver estos premios.

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La gala es una oportunidad para muchas marcas, incluso las que solo salen en forma de pin. Pero lo de la bolsa de regalos es muy curioso. Por un lado, está bien que no sea necesario ponerlo todo sobre la mesa como en otros premios con cena; por el otro, no todos los asistentes la reciben… solo que como son los más importantes, pues es probable que acaben ganando algo de visibilidad extra. Lo que es seguro es que no están al alcance todo muchas personas, así que de nuevo es buena idea elegir bien quién la disfruta para que se lo cuente a alguien que pueda permitírselo. No son muchos, aunque seguro que ahí (y en las varias fiestas relacionadas) se habrán juntado unos cuantos.

Internet
Debería acabar también con algo de los Oscars para cerrar este monográfico, pero la verdad es que me apetece más criticar las alertas de LinkedIn. Dicho rápido: funcionan fatal, vamos, que no funcionan. Es un sinsentido que me avise de una oferta publicada hace un par de semanas, ¿eso es una alerta? Pero es el colmo cuando tampoco tiene nada que ver con la expresión que yo he usado, repito, ¿eso es una alerta? Se me ocurre que Google podría ponerse a intentar cubrir este hueco porque claramente existe y no debe haber nadie tratando de arreglarlo al ser una funcionalidad gratuita.

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