[Contenidos] Qué se puede aprender de Mr. Belvedere en «Niñera moderna»

Me encanta cuando empiezo a ver una película por un tema y acabo disfrutándola, además, por otro. Me pasó con «Niñera modera» porque, sin saberlo cuando leí la trama, está protagonizada por un escritor. Solo me centraré en ese aspecto de la película y su interesante personaje Mr. Belvedere, quien apareció en pelis y series posteriores. Como siempre, lee bajo tu responsabilidad porque te destriparé el final, seguro.

El primer aprendizaje que se puede extraer del comportamiento de Lynn Belvedere es que nadie sepa que estás escribiendo, mejor aún: no digas que escribes ni que te dedicas a eso. Hoy en día, suena extraño, pero por la época (la peli es de 1948) se escribía a máquina y él, todo un clásico, lo hace con pluma. De manera que, cuando está en su habitación, nadie sabe qué está haciendo, para desesperación de los que le rodean que llegan a decir que «por eso no se oía nada dentro».

¿Por qué esto puede ser bueno? Sencillo: se puede observar sin que se sientan observados, imprescindible para la temática de su libro. Es bueno para la documentación de ficción o si estás haciendo una auditoría interna porque te permite introducirte en esa comunidad sin que nadie sospeche ni te traten de forma diferente, en plan «jefe infiltrado». Ocurre lo contrario cuando eres freelance, claro, porque lo que querrás es que todo el mundo sepa que te pueden contratar.

El segundo aprendizaje está ligeramente relacionado porque tiene que ver con la profesión del que escribe. Mr. Belvedere es un filósofo que no sabe estar ocioso así que ha trabajado en todo lo que se te pueda ocurrir. Esto lo hace una persona versátil (pocas veces esta palabra le encaja tanto a alguien), con muchos conocimientos que lo convierten en útil para solucionar cualquier problema. Es fácil relacionarlo con la curiosidad del escritor o con la idea del marketing de contenidos de ser un recurso de valor.

De hecho, es prácticamente indispensable para su empleadora y de ahí se podría sacar un enfoque complementario al primer punto que he comentado: ¡hay que estar cerca del objeto de estudio! Resulta la mejor manera de identificar sus problemas, solucionarlos y ganarse su confianza para que no quieran que te vayas. Y sí, también observarlos mejor.

El tercer aprendizaje tiene que ver con el uso de pseudónimos, lo que me recuerda a «Criadas y señoras» donde se buscaba el anonimato. En principio, en «Niñera modera» no hay nada ilegal, pero publicar bajo una identidad ficticia permite cierta libertad a la hora de elegir qué contar de aquellos que utiliza como protas de su libro. Está centrado en su barrio y no puede alcanzar más, es hasta donde llega: escribe sobre lo que conoces, una vez más, con el añadido de hacerlo sin miedo bajo la protección de un pseudónimo.

Un apunte para distinguir nuevamente entre ficción y no ficción: cualquiera puede firmar con otro nombre, aunque la marca personal puede verse empañada (o limitada en su desarrollo) al caer en el ghost writing.

Directamente relacionado con «la verdad» están las injurias y consecuentes denuncias con las que amenazan al protagonista hacia el final de la película. Por un lado, insisto que ha elegido qué escribir sobre cada uno, se atiene a las consecuencias sin pestañear porque, por el otro, las ve como una vía de promoción indirecta que le ayudará a vender más libros. Publicar cualquier pieza provoca algo en la audiencia y su respuesta puede ser negativa y convertirse en crítica. Sabiéndolo de antemano, no se teme tanto y se lleva mejor.

Me apetece relacionar el último aprendizaje con la autopublicación (¿has visto mi hilo en Twitter sobre este tema?), aunque no sea el caso de Mr. Belvedere, porque su comportamiento sirve mucho a este tipo de autores: él controla su publicidad. Le están haciendo una entrevista sobre el libro y contesta a las preguntas según le interesa y hasta decide cuándo terminarla, sin contemplaciones. Esto es algo a lo que también hay que acostumbrarse: promocionar tu trabajo es mejor bajo tus propios términos. No siempre es fácil hablar de lo que se hace, pero es lo mínimo si se quiere prosperar.

El personaje de Mr. Belvedere es ¿atípico?, por eso dudaba de si dedicarle uno de mis posts con aprendizajes de escritores que aparecen en películas. Pero me he decidido finalmente porque es también una forma de demostrar que lo fuera de lo convencional también puede atrapar, así que generar contenidos ¿atípicos? es un buen experimento.

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