El reto de las 8000 palabras

Allá por abril de 2023 apunté unas líneas que esperaba terminasen siendo una historia de ficción, pero al día siguiente se quedaron guardadas en un cajón (léase en una carpeta de mi ordenador). Por las mismas fechas de 2024, intenté darles un empujón, aunque no avancé más que para esbozar un esquema muy básico. Ha sido este año cuando he conseguido que aquella semilla creciese hasta convertirse en 8000 palabras. Y ahí está el problema: es demasiado largo para ser un relato breve y muy corto para una novela. Lo más cercano sería un relato largo o una novela corta.

Como cualquier autora, me gustaría compartir esta historia, pero parece ser que publicarla es aún más complicado que etiquetarla. Y, para presentarla a un concurso, tendría que resumirla o alargarla. Podría adaptarla a los estándares del mundillo editorial, pero no quiero hacerlo a costa de cambiar lo que he querido contar. Así que esperaré y ya encontraré a quien la lea. No tengo prisa porque lo mío con la ficción es un hobby (al menos, de momento).

Todo lo contrario les ocurre a las marcas: para ellas es un negocio y los productos han de salir cuando toca. Y, por seguir con el símil, los contenidos de marketing han de adaptarse a lo que permite cada plataforma, sea extensión o formato. Mi yo profesional lo sabe bien porque manejo varios calendarios de publicación a diario. Las marcas no pueden quedarse en pausa, han de estar continuamente generando piezas para no quedarse atrás.

Repasemos: 8000 palabras pueden equivaler a una guía larga, varios posts y otras tantas newsletters, incluso varios minutos de vídeo y por supuesto sus correspondientes actualizaciones sociales. Sí, se podría conseguir mucho con estos contenidos, pero no es tan fácil conseguirlos. Haría falta alguien que pensase en una estrategia para detectar esa necesidad, es decir, valorar si hace falta tal volumen de palabras para explicar su propuesta de valor o si solo quieren salir de paso rápidamente.

El reto de publicar lo que quieres contar se aplica a personas y marcas. Sí, la web 2.0 democratizó la publicación, pero Amazon está lleno de obras autopublicadas y las redes de tantos remixes que ni se sabe cuál es el original. El contenido de calidad que cuenta historias interesantes ha acabado hundido por los algoritmos que tenían que ayudarnos. Existe, pero cada vez es más difícil de encontrar. Y las marcas no pueden permitirse esperar como voy a hacer yo: llevan otro ritmo para poder destacar.

Pueden invertir recursos en contar sus historias, aunque la mayoría no lo hace. No hay más que ver sus ofertas de empleo. Si el texto es breve, lo que serían un par de líneas, incluso la IA soluciona el marrón de escribirlas a muchos becarios, júniors y profesionales con poca experiencia. ¿Podría decirse lo mismo de 16 páginas que es lo que ha terminado siendo mi historia o las 40 maquetadas que podría tener su versión en ebook? Me cuesta creerlo, todavía es pronto.

Por si te interesa, ya que he sacado el dato de mi Toggl, he dedicado 70h a esta historia. Lo que invertiré para darla a conocer ya te lo contaré más adelante, si es que lo consigo.

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