He pasado unos días en Japón rondando los 42º y, como cuando estuve bajo cero en Noruega, he podido desconectar todavía más de lo que llevo el último año. La diferencia esta vez ha sido ver a los llamados salarymen haciendo realidad algunas imágenes de «Metrópolis». Es inevitable pensar en ello paseando por una gran ciudad como Tokio, con edificios altos, trenes a varios niveles y riadas de personas yendo a trabajar vestidas de uniforme y siendo engullidas por estaciones de metro inmensas.
No hablemos de la ropa porque toda es igual: camisa blanca y pantalón oscuro, negro o azul marino. Mejor fijarse en lo que les hace diferentes, aunque solo sea un poquitín: calzado y mochila. Ver esos matices me entretenía en el metro, poco más había que hacer aparte de escuchar el sonido de los ventiladores portátiles o del crujido de las agarraderas de plástico en las curvas. Y ahí, rodeada del silencio de quienes dormitan yendo a trabajar, confirmé que soy feliz con mis bambas lilas y mi mochila verde.
No fue una revelación para gritar eureka, más bien es una conclusión a la que se llega con sosiego y calma y que viene a recuperar a mi yo recién convertida en freelance que construía su marca personal y veía su futuro como un reto superable.
Reconozco que llevo un tiempo tratando de cargarme de energía para asumir el actual. Fracasé y no me hundí más en la negrura, pero subestimé el tiempo que necesitaba para encontrar la ilusión perdida. Fallé porque quise huir, pero ahora veo claro que solo tenía que alejarme de la riada para encontrar un camino paralelo donde la alegría todavía existiese. He estado un año en pausa y cogido perspectiva. Ya sé qué bifurcaciones tomar para llegar a donde yo quiero llegar. Sin prisa, sin uniforme.
Volveré a marcar mi ritmo y seguro no va a ser el mismo que antes, pero sobre todo no será el de otras personas. Será el mío.
Reiniciando en 3, 2, 1…
Organizo, redacto y sugiero contenidos. Freelance.
Escribo en este blog desde 2004. He publicado 16 libros sobre contenidos, medios sociales y marketing. El último (2021) es «Cultura del contenido» y te ayudará a utilizarlos en todos los departamentos de tu empresa.
Salud y buenos alimentos. Lo demás es secundario. 🙂
Bien dicho, David 🙂
Es bueno tenerte de vuelta. Rebienvenida!
Gracias, David: esta vez sí que sí 🙂
Al final «el camino se hace andando».
Viene bien parar a veces, pero (en mi caso al menos) cuando me aclaro es cuando voy moviéndome, aunque a veces no tenga las cosas claras.
Un abrazo y enhorabuena!
Caminando ando, Iván! Gracias por seguir ahí.