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Qué divertido es seguir esas campañas que nacen como reacción a otra, generalmente de la competencia. Es lo que ha pasado con Easy Jet que, rauda y veloz, ha puesto la suya allí donde estaba la de British Airways. Y no de cualquier manera, no: usando la misma idea creativa, con su toque de humor y también con un cachito de logo. Su ventaja es que el color y tipografía son todavía más fáciles de identificar, así que ni siquiera ha tenido que copiar la imagen. Con el texto ha sido suficiente, así que un puntito extra para la idea de aprovecharse de lo que otros han hecho solo con el copy.

Televisión
Los cameos en el cine son cuando alguien famoso se cuela en una película, generalmente a decir más bien poco, pero produciendo la misma alegría entre los fans. En series de televisión también pasa, pero es más curioso cuando la persona todavía no es muy conocida y se está abriendo camino en la industria. Papeles de figuración como el mítico Elvis de Tarantino, pero también actores que han acabado siendo secundarios eternos, esos que piensas «me suena, pero no sé de qué» y al mirar su nombre en IMDb descubres que ha salido en un montón de series que sigues, pero poco más.

Internet
Problemas del primer mundo: hacer un curso online y que la mitad tenga problemas de conexión. Suena muy bien cuando se explica que la formación se puede seguir desde cualquier lugar, pero luego resulta que hay más iconitos rojos que verdes indicando que la velocidad es pelín mala y que quizá te hayas quedado congelada o la voz se te oiga entrecortada. Peor es cuando directamente no pueden conectarse porque la intranet de la empresa se lo impide o ni siquiera tienen el programa instalado porque no tienen permisos de administrador. Miedo me da imaginarme a instituciones así usando la IA.

Cine
El otro día volví a ver «Danko» y es una más de esas películas que hoy no se harían, al menos no igual. Pienso en desnudos gratuitos, accidentes de tren reales y disparos sanguinolentos, pero en general muchas otras cosas porque tampoco recurrían a decenas de figurantes o escenarios reales si se puede digitalizar y ahorrar costes. No, el cine de antes no es como el de ahora, pero es normal porque nosotros tampoco somos iguales. Difícil verlo con los mismos ojos, pero fácil de explicar a quien sea capaz de poner la perspectiva necesaria para entender cómo éramos o, en otras palabras, por qué somos así.

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