[Contenidos] La curiosidad como habilidad obligada de curators y copywriters

En mi próximo libro hay un breve capítulo dedicado a los perfiles que trabajan con los contenidos en una empresa y quizá por eso últimamente pienso en las habilidades que se espera que tengan. Se suele pensar en la creatividad pero, como ves por el título de este post, mi voto es para la curiosidad.

La verdad es que ser curioso puede tener ciertas connotaciones negativas si lo tomamos como cotillear en aquello que no nos incumbe. Pero yo me refiero a la segunda acepción de la RAE: «inclinado a aprender lo que no conoce«. Eso no es algo malo, más bien al contrario, porque tener curiosidad es lo que anima a muchos a investigar para probar sus hipótesis. No es que los contenidos corporativos se puedan comparar con los descubrimientos que hacen avanzar a la humanidad, pero sí las motivaciones de quienes los provocan.

Ser curioso es una habilidad útil en cualquier posición del departamento de contenidos para:

  • Analizar lo que tu competencia está haciendo (vale, ésto es un poco chismoso).
  • Conocer suficiente a tu audiencia como para saber qué y cómo escribirles.
  • Documentarte para aprender lo que no sabes y así escribir un artículo mejor.
  • Probar herramientas que te harán más eficiente en tus tareas.
  • Identificar las tendencias del sector y decidir si te subes a ellas o no.
  • Realizar experimentos para testearlo todo y mejorar así tus resultados.

Si lees ofertas de empleo relacionadas con perfiles de contenidos, lo más seguro es que no hayas encontrado ninguna que incluya la curiosidad como una habilidad valorada para el puesto. Tampoco otras como gusto por la lectura, algo que le es propio al content curator, o empatía, muy necesario para el copywriter. Sí se habla de capacidad de trabajar en grupo, cumplir plazos o incluso preparar informes…  Me preguntaría por qué usan algo tan genérico pero me temo que la respuesta sería porque no tienen idea de lo que necesitan. Por eso los cargos se confunden y las habilidades necesarias se olvidan.

Sí, supongo que debería alegrarme de que se busque a alguien para dedicarse a los contenidos pero piden usar Word, PhotoShop, MailChimp, Analytics… ¡todo eso se puede certificar! Con curiosidad se puede aprender de todo pero no verás una asignatura sobre cómo despertar tu curiosidad y sí muchas sobre creatividad.

No necesito creatividad porque tengo mucha curiosidad. Compartir en X

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Televisión
Cuántas veces la ficción parece imposible y cuántas otras la realidad parece ficción… cada poco aparece alguna imagen que nos recuerda que las series basadas en momentos de actualidad son mejores. No me refiero a miniseries de esas que tan rápidamente producen los americanos, si no de cómo recogen el panorama político y lo aplican a sus guiones. «House of cards» y «Madam Secretary» son buenos ejemplos, aunque sean made in USA. Y es que aquí el tema político se deja para los informativos y ahí también la realidad supera la ficción. Es una buena época para los guionistas: allá donde miren pueden encontrar temas para crear tramas muy interesantes… si están al otro lado del charco.

Internet
¿He dicho ya alguna vez lo fácil que es montar un negociete online? Pues sí, quizá por eso ahora lo que se lleva es crear apps. Cualquiera parece poder hacerlo, solo hace falta tener una idea que parezca más o menos interesante para el público y ése público dispuesto a comprarla. Lo primero es lo fácil, lo segundo ya no tanto, a no ser que seas un famosete, tipo un actor de Hollywood. Entonces quizá incluso ocurra lo contrario y la idea no la necesites porque alguien vendrá a vendértela. Todo por tener audiencia: sí, nosotros somos los importantes en esta ecuación. El problema es que no somos conscientes del poder que tenemos y la mayoría de las veces no prestamos atención a las ideas.

Cine
Buenas noticias: ¡han resucitado al cine! Sí, lo matan cada dos por tres como a muchas otras cosas centenarias. Pero ahora hay datos que nos permiten ser optimistas: sube la recaudación, ¿qué más se puede pedir? Vale, que no sea por películas fabricadas para ser taquilleras y que sea por pelis de todo tipo (género, país, presupuesto…). Pero algo es algo y hay que ser optimista. Quizá ahora con los calores del verano, la gente vuelva a pisar las salas para ver esos estrenos tan esperados y que animan la recaudación de las vacaciones. Quizá, cuando no necesiten el aire acondicionado de la salas y no las tengan que usar como guardería, sigan queriendo ir a ver pelis menos infantiles. ¿Qué más se podría pedir?

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Me salió como un anuncio en YouTube y a la segunda vez lo acabé viendo: hablo del spot que ha hecho Fiat para el aniversario de su 500. Lo llamo spot porque que así lo viví, aunque el término es dudoso. Tengo debilidad por las historias de viajes en el tiempo, eso ya lo dije alguna vez, y por eso me quedé mirándolo durante sus 5 minutos. También porque viendo a Adrien Brody pasear por Milán, me acordé de Alonso de Entrerríos. Éste funcionario vive con igual sorpresa las cosas que nos rodean, lo cual siempre es divertido y anima a reflexionar. Otra opción hubiese sido llevar a alguien de hoy al pasado pero seguramente el retroceso asustaría a cualquier conductor más acostumbrado a la modernidad y no sería tan efectivo.

[Contenidos] Tú tienes un estilo propio pero, ¿lo tienen tus contenidos?

Antes de empezar, te propongo un ejercicio. Mírate al espejo (preferiblemente de cuerpo entero) y describe en una frase a quién ves. ¿Cómo te definirías únicamente por lo que ves en el reflejo? Quizá la frase incluye tu género, edad, profesión si lees este post en el trabajo o relación familiar si lo lees desde el sofá… pero seguramente incluye algún indicativo de tu aspecto exterior que te gusta o disgusta (¿quizá unas ojeras?). Ahora imagínate que te quitas la ropa (¡no lo hagas si estás en la oficina!) y vuelve a mirarte: ¿usarías la misma frase? Quizá ahora no es tan literal y has pensado en algo más abstracto (¿cansado de tu empleo?).

Llevemos el ejercicio un poco más allá. Hubo un tiempo en el que la ropa de las muñecas era de papel, tenían unas pequeñas lengüetas en los hombros y otros lugares para ajustar los modelitos. Quizá lo recuerdes, aunque sea por versiones más modernas. Podrías ir a tu armario y elegir otra ropa pero prefiero que pienses en esta ropa intercambiable para ponerte algo que normalmente no llevarías. Pregúntate ahora: ¿mantendrías la frase que te define después de haberte probado diferentes modelos? Si has dejado de fijarte en el continente (envoltorio, ropa) para prestar atención al contenido (tú), el ejercicio mental ha merecido la pena: ¡objetivo cumplido!

Todos tenemos un estilo que nos define: somos de una determinada manera y lo reflejamos en nuestro exterior. La ropa es la manera más evidente de hacerlo para la gente que nos rodea. Pero no nos hace falta para saber quiénes somos en nuestro interior, ni la necesitan los que realmente nos conocen para identificar nuestras acciones.

Vamos ya a por tus contenidos. Aquí, más que un espejo, ponlos bajo una lupa (o una auditoria) para contestar a 3 preguntas:

  • ¿Cómo los definirías de manera general?
  • ¿Puedes encontrar puntos en común entre las piezas, una vez las has separado de su continente?
  • ¿Podrías intercambiar los canales y seguirían siendo los mismos (al menos en esencia)?

Igual que tú tienes un estilo y deberías ser la misma persona sin importar qué llevas puesto, tus contenidos también deberían tener su propio estilo. La primera capa es la que se ve desde fuera, la manera en que se transmiten los contenidos por ejemplo siguiendo la identidad corporativa. Es el estilo más superficial, igual que es la ropa que llevas: un abrigo te define por cómo es, su tela, sus colores, con qué lo combinas… pero debajo solo estás tú. ¿Ocurre lo mismo con tus contenidos? ¿Puedes sacarles la capa de pintura exterior e identificarlos, por ejemplo, cuando no están en tu blog o tus redes sociales?

La esencia de tu marca debe quedar en la mente del usuario después de olvidarse de la plataforma que utilizas para distribuir los contenidos. La audiencia se lleva una impresión de tu personalidad, tanto por lo que dices (o callas) como por la manera de decirlo. El estilo es tan evidente cuando hablamos de ropa para las personas que se nos olvida que las marcas también pueden desnudarse y transmitir quiénes son con cada pieza que publican.

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Media News S27 A17

Cine
Los vídeos recopilatorios sobre temas interesantes siempre son divertidos de ver. Alguna vez he comentado algún montaje hecho por fans pero el de hoy es una selección que bien podría estar en programas de zapping, pifias o, como antes se les llamaba, vídeos de primera. Pero no por el ranking de hostias que han hecho los de Espinof si no por su bonus. Vale, sí, algunas de las que han hecho merecen estar ahí (sobre todo el Top3) pero el rey era Bud Spencer (su colega de reparto Terence Hill tenía otro estilo). Hace poco han vuelto a emitir sus clásicos y volviéndolos es difícil compararlas con las peleas de las películas actuales. Ahora hay un estilo diferente, más oriental y coreografiado, que no suela igual que esos zaaas en la cabeza.

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Por un lado, hay marcas que son sinónimo de regalo. Tiffany lo es: su cajita azul es famosa en todo el mundo y no solo por acompañar un desayuno. Por el otro, hay bolsas que se pagan con ganas porque son complementos y pequeños recuerdos como las de Harrods. Imagino que algo de eso habrán pensando los alumnos de la Miami Ad School para llegar a la idea de combinar bolsa y joya. Considerando que es una bolsa para llevar cosas de poco peso, me parece bien porque de lo contrario las marcas que dejarían las joyas serían más que un recuerdo. Ahora que ya llevamos un tiempo pagando por usar bolsas de plástico, me extraña que ninguna marca nos haya dado motivos de diseño para comprar y seguir usando su bolsa.

Televisión
Diría que la última vez que vi una presentación de programación fue cuando estrenaron #0. Y era un nuevo canal, no solamente la programación de la nueva temporada de un canal ya existente como se hacía antes. Sí, ese tipo de galas tenían éxito… pero eso ya no lleva, lo explica tan bien como siempre Borja en TeleDiaria. El vídeo que trae es de esos que conviene mirar dos veces: ¡la tele de 1997! 1 minuto de aplausos mientras suben al escenario las grandes estrellas de la cadena. Pocos quedan en activo y siguen en la misma porque seguramente ese es el gran problema 20 años después: las caras no son tan representativas de las cadenas como lo eran antes.

Internet
Hace unos días me encontré con otro blog de agencia de marketing digital con una frecuencia de actualización, digamos, inexistente. Eso ya me parece grave pero mucho más aún lo de un perfil que he descubierto esta semana. Verás: hace 3 años que abrió la cuenta, sigue a unos 4.000 perfiles, le siguen unos 10.000… esto podría ser normal pero es que no tiene ni un solo tuit. Ninguno, cero, nada. Qué inquietante, ¿no? ¿Qué motivos tendrán esos miles para seguirles? ¿En serio aún funciona eso de ‘si me sigues, te sigo’? No me lo puedo creer… Pero buscándole menciones, parece que sí porque hay usuarios que le da la bienvenida como follower. Esto de automatizar es tan fácil que se vaya de las manos.

[Contenidos] Contenido mínimo viable o cómo crear siempre piezas de valor

Si la semana pasada reflexionaba sobre el factor de diferenciación de tu estrategia de contenidos, para esta te propongo que definas tu contenido viable mínimo. La idea surge del post del CMI donde explica que no perdamos el tiempo en contenido equivocado, si no que nos centremos en aquel que puede ponerse en marcha y se sabe que (seguramente) funcionará bien. Es un recordatorio de que el contenido perfecto no existe y que, además, puedes perder el tiempo en crear aquel que solo te interesa a ti.

Andrea Fryrear aplica la metodología agile al contenido, cambiando productos por piezas de contenido. Si para hacer desarrollos ágiles hay que lanzar productos viables mínimos y evolucionarlos con el feedback del mercado en lugar de esperar a tener totalmente terminada la idea inicial, para hacer contenidos ágiles hay que crear piezas más pequeñas que sean igualmente de valor pero que sean menos arriesgadas que lanzar el gran contenido. Cuando lleguemos a ese momento, seguro que será de interés para el usuario porque se habrá ido validando durante el proceso de creación.

La definición que da Fryrear de contenido viable mínimo es una pieza pequeña que tiene entidad por si misma y que o bien influye en el comportamiento de tu audiencia cuando la consume o te enseña algo sus preferencias para aprender y dar el siguiente paso.

Un ejemplo que utiliza facilita la comprensión: puedes tardar un par de meses en hacer ‘la guía definitiva‘ si además del texto del artículo incluye checklist y vídeos, ¿por qué no probar antes con el contenido viable mínimo? Así, puedes enlazar desde un email o un tuit hacia una landing en la que los usuarios pueden apuntarse para ser notificados cuando esté disponible. Esto te da una idea del interés que despierta la guía (2ª opción de la definición).

Cómo hacer un contenido mínimo viable. Fuente: CMI.
Cómo hacer un contenido mínimo viable. Fuente: CMI.

Después, ya puedes avanzar haciendo primero una checklist, luego un post o finalmente un vídeo. De esta manera, tú tienes algunos de los elementos que compondrán la guía definitiva y, lo más importante, sabes que va a funcionar cuando la termines porque has ido midiendo el interés que han despertado las diferentes piezas. Además, los usuarios han conseguido contenido de valor durante el proceso sin tener que esperar un par de meses a que lo tuvieses terminado. Y es una forma de asegurarte de que otros no lo hacen antes que tú.

Este método es muy parecido al reciclaje de contenidos: utiliza piezas pequeñas para crear una más grande. Pero incorpora un matiz importante: durante el proceso aprende de la respuesta de tu audiencia para confirmar o reorientar la pieza final.

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