[Contenidos] Las 4 dudas más habituales sobre el marketing de contenidos y sus respuestas

Hoy quisiera hablarte de ciertas constantes cuando se habla de marketing de contenidos. Llevo ya unos cuantos eventos donde me han invitado a hablar de contenidos, decenas de clases sobre el tema y unas cuantas entrevistas para tesis doctorales y para medios en general. Y hay algunas preguntas que se repiten sistemáticamente:

Por un lado, entiendo que es necesaria una época de divulgación, en todo negocio hace falta. Evangelizar forma parte del trabajo, está claro. Pero también hay que evolucionar las ideas, plantearse nuevos horizontes, mirar por encima del ombligo y no quedarse anclado en ‘el pasado’.

Así que, por otro lado, he llegado a la conclusión de que esas preguntas son tan recurrentes porque no se pueden resolver. Y creo que es porque aún no hay consenso entre todos los que participamos en ello. No sé si hace falta algún paso de gigante para que se note en el mercado o que pase mucho más tiempo para que parezca realidad. Solo sé que algunos nos esforzamos con nuestro trabajo e investigación diaria y parece que no avanzamos.

Claro que, en realidad, sí que tienen respuesta… la que llevamos diciendo haciendo tiempo. Repaso y resumo punto por punto:

  • ¿Definición? Las que quieras, cada uno lo plantea a su manera y ahí está el problema. Este es un debate que ya dije para el primer #CarnavalRRPP que no tenía pinta de acabar pronto.
  • ¿Receta? Aunque cada uno pone matices, suele ser siempre la misma: recordar tus objetivos y las necesidades de tu audiencia. Eso sí, recuerda que no hay plantillas mágicas ni soluciones para todos los problemas.
  • ¿Ejemplos? Afortunadamente, cada vez más. Ahora solo falta que al mencionarlos sepamos meterlos en el saco correcto… claro que para eso primero tendremos que ponernos de acuerdo en el primer punto.
  • ¿Tendencias? Mirar al futuro está bien pero es imposible si no se tiene la base bien asentada. Y como lo anterior no acaba de estar claro, las tendencias tampoco lo están.

No pretendía despejar todas las dudas del mundo sobre el marketing de contenidos. Solo tratar de aclarar las básicas y así dejar espacio para las realmente complejas.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 205 (14 de julio de 2014).

[Contenidos] ROI y contenidos, ¿es posible mezclarlos?

Hoy quisiera hablarte del ROI de los contenidos. Este fue el tema que se trató en el Meetup de junio del grupo CSBCN y durante la sesión fui haciendo algunos tuits. En resumen, no se llegó a ninguna conclusión consensuada… pero me parece interesante comentarlo porque, como se dijo el jueves, muchas veces es la única forma de convencer al cliente de que invierta en contenidos.

Quizá debería empezar diciendo que el Meetup se centraba en el ROI de la estrategia de contenidos pero tiene algunas cosas en común con el ROI del marketing de contenidos y, diría yo, en general con cualquier ROI. Tomaré pues el ROI como el clásico retorno de la inversión. Así que no estaría de más continuar aclarando las siglas:

  • Retorno: lo que se consigue, en nuestro caso, utilizando el contenido como estrategia de marketing. Cuanto más medible, mejor claro, aunque también hay que tratar de valorar lo intangible. Y sí, para tener un retorno hace falta una inversión.
  • Inversión: lo que ponemos de nuestra parte para conseguir los objetivos que hemos marcado. Y no, no siempre por invertir más se lograrán más cosas (en todo caso, quizá se consigan más deprisa).

Preferiblemente, las dos variables de la fórmula del ROI se deben contabilizar con la misma unidad métrica. El clásico es el dinero: si invierto 500 euros, ¿cuántos beneficios en caja tendré? Esta es la pregunta que tienen en la mente la mayoría de personas a las que se les presenta una propuesta económica. O, en otras palabras más relacionadas con los contenidos: si publico 10 artículos al mes, ¿cuánto más venderé? ¿Será más o menos si son 4 o son 15?

Si alguna vez te ha rondado ese interrogante, tengo la solución. Y la respuesta del millón es… que no deberías estar haciéndote esa pregunta porque va a ser muy difícil que oigas una respuesta que te guste. Así de claro. ¿Por qué? Pues porque puede ser que esperes un número relativamente alto y no un ‘no tengo ni idea’. Sí, se puede tratar de aplicar las estadísticas con la que empiezo mi libro que dicen que las empresas con blog venden más que las que no lo tienen. Pero hay muchas otras cuestiones a tener en cuenta, no es tan sencillo y por eso hay quien se lo inventa para conseguir al cliente.

Pero retrocedamos para concretar un poco más, volvamos a las siglas:

  • ¿El retorno que querías conseguir era en ventas? Entonces has de invertir en la conversión de los contenidos y llevar al usuario hacia la compra partiendo de un post, de un tuit, de una newsletter…  Palabra clave: llamadas a la acción.
  • ¿Era de branding? Trabaja en reputación y utiliza los contenidos para posicionarte en tu sector y en buscadores porque por ahí te encontrarán quienes no te conocen aún. Palabra clave: línea editorial.
  • ¿Era tráfico para la web? Céntrate en la relación entre el contenido corporativo y el creado para el marketing de contenidos. Es la base para conseguir los dos retornos anteriores. Palabra clave: enlaces.

Todo esto, y mucho más, se puede hacer y se puede contabilizar si lo intangible se vuelve medible. El problema es que esta mutación no siempre se hace correctamente y algunas métricas pierden toda lógica porque no se usan en el contexto adecuado. Otro ejemplo clásico: el tiempo. Si cada día dedico 1h a crear contenidos, ¿cuántas ventas más tendré? Mal enfocado: hay que medir con la misma vara. Para la segunda parte (el retorno) lo correcto sería pensar en que podrás vender más eficazmente y utilizar el tiempo ahorrado en otra cosa.

Pero esta es una forma de enfocar el retorno que poca gente valora. Es más sencillo medir lo tangible o cuantitativo aunque luego no quede claro si la inversión ha conseguido un retorno cualitativo. Un nuevo y a la vez reciente ejemplo clásico: las reacciones sociales. Si tengo 1000 fans, ¿cuánto tráfico extra llevaré para mi web? O, si este post tiene 100 compartidos socialmente, ¿cómo influye en mi reputación? O, el clásico de los clásicos, ¿cuánto puedo vender a mis followers?

No mezcles métricas y contabilizar los éxitos resultará más orientado a negocio.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 203 (30 de junio de 2014).

[Contenidos] Una newsletter para que funcione tu marketing de contenidos

Hoy quisiera hablarte de lo que mejor me ha funcionado al poner en práctica estrategias de marketing de contenidos. La pregunta me la hizo Lucas García en el HangoutOn sobre contenidos en el que participábamos. Contesté brevemente así que me gustaría desarrollar mi respuesta un poco aprovechando que, precisamente, dije que esta newsletter es lo que mejor me ha ido.

La pregunta fue casi literalmente esa: ¿qué te ha funcionado mejor? Ahora, con más calma, se me ocurren muchas formas de contestar. De hecho, alguna vez he dicho que eso de ‘funcionar’ es muy relativo porque cada uno puede valorar cosas diferentes. Por ejemplo, yo podría tener en cuenta las respuestas que recibo, los clientes que consigo o la competencia que sé que me lee.

También se puede tener en cuenta la parte más personal y pensar en la necesidad que tengo de expresar mis ideas. ¿Necesidad te suena raro? Pues sí, me gusta escribir y buscar palabras y el lugar donde me siento más cómoda expresándome es esta newsletter. Me siento más a gusto porque me parece que estamos entre amigos. A muchos suscriptores os conozco (bueeeno, vaaale, no a todos… todo llega).

La respuesta puede resultar curiosa porque a finales de año mi blog cumple 10 años. Una década es mucho tiempo como para pensar que no me lo paso bien escribiendo allí o que no le saco rendimiento. Claro que sí, me funciona bien. Pero la respuesta que consigo en los envíos de los lunes es más gratificante (desde varias perspectivas) que en la mayoría de los 1800 posts que he publicado. Quizá por eso contesté a Lucas que mi newsletter era lo que mejor me funcionaba.

Pero, si me pongo en la piel de consultora de contenidos, es la mezcla de estas dos vías de expresión (léase comunicación y promoción de ideas) las que creo que funcionan mejor: blog y newsletter. Unidas (una como réplica del otro) o no (como hago yo), según los objetivos de cada uno. Son las dos cosas presentes en la mayoría de los planes de contenidos que hago, por algo será.

Creo que las diferentes formas de entender que ‘esto funciona’ se pueden aplicar al blog, a la newsletter o a ambos a la vez:

  • Atrae tráfico
  • Predispone a la conversación
  • Gana reputación para quien los escribe
  • Convierte clientes
  • Fideliza a la audiencia
  • Mantiene el contacto en el tiempo

Vamos que no se me ocurre por qué alguien no querría usarlos en su marketing de contenidos. Claro que hay que aclarar que, como otros canales, lo que importa es lo que pongamos dentro (una vez más, separando continente de contenido): se pueden usar estas dos plataformas y no conseguir nada de la lista de beneficios anterior.

Así que, para acabar, otra forma de contestar podría haber sido que lo que mejor funciona en el marketing de contenidos es compartir ideas propias y ser constante.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 202 (23 de junio de 2014).

[Contenidos] El famoso al que le gustarán tus contenidos es…

Hoy quisiera hablarte de famosos y me gustaría que hicieras un ejercicio mental mientras lees. No te asustes: mi planteamiento es sencillo y está relacionado con los contenidos, te lo aseguro. Pero no desde la perspectiva de RRPP, blogger relations, influencers, reputación, gurús… nada de eso. No es ese tipo de famoso al que le gustarán tus contenidos, aunque sí lo podrás utilizar para llegar a conocerle. Pero vayamos por partes.

Lo primero, piensa en un famoso. Quien quieras. Ya dije que no se trata de definir la popularidad ni ninguna palabra relacionada. Así que piensa en alguien que tú consideres famoso. Puede ser un político, un actor, una cantante o tu escritora favorita. No importa el motivo por el que consiguió esa fama, solo que tú lo sepas y hayas seguido un poco su trayectoria.

Siguiente paso, imagina que mañana ésta persona llama a la puerta de tu tienda, oficina, casa o donde sea que estés trabajando y te pide que le enseñes tu negocio. Para este ejercicio sirve tanto que le abras tu fábrica de miles de metros cuadrados como tu casa para enseñarle tu despachito de freelance. Supongamos que superas el primer impacto y te comportas como un buen anfitrión. Ahora responde a estas preguntas:

  • ¿Qué le enseñarías y qué ocultarías?
  • ¿Algún lugar concreto donde te pararías para destacar algo?
  • ¿Por dónde empezarías y dónde acabarías?
  • El tour acaba y esa persona ha de irse, ¿qué le dirías como despedida?

Un último esfuerzo para tu imaginación: imagina que alguien te para por la calle y te dice que quiere conocer tu negocio. No es alguien famoso, es un desconocido. Pregúntate una sencilla cuestión: ¿le tratarías igual que al famoso?

Varias opciones en las respuestas posibles: sí, si tienes tiempo; no, si no te fías; quizá, según cómo te pille el día. La correcta sería que según si ves en ese desconocido un cliente potencial, ¿no te parece? Míralo desde ésta otra perspectiva: ¿viste un cliente potencial en tu famoso o solo el hiciste el tour porque era famoso? O, si cada día un famoso te hiciese la misma petición, ¿siempre reaccionarías con la misma predisposición?

Por último ya sí, aplícalo a los contenidos de tu web: cada persona que entra a tu web, igual que la que entra a tu tienda, es un cliente potencial. No importa si es famoso o no, tú eres quien lo ha de convertir en alguien importante al darle todo lo que necesita para estar a gusto en tu web. Cualquier visitante puede ser un famoso, trátale como tal. A la hora de crear contenidos, hazlo como si fuesen para alguien popular, influyente, gurú…

Si conoces tan bien a esa persona desconocida como a un famoso, sabrás qué contenidos quiere conocer, qué destacar, qué camino seguirinvestiga para saber mejor quién es y cómo es el público objetivo de tu web, de tus contenidos. Así y solo así, estarás creando contenidos para alguien a quien dedicarás tanta atención como a un famoso.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 185 (24 de febrero de 2014).

[Contenidos] «Vender es humano» aplicado al marketing de contenidos

Continúo hablando de planes para el próximo año. En la newsletter de la semana pasada organizaste tus contenidos y en la de hoy veremos algunos consejos para conseguir uno de los deseos más habituales cuando se empieza el año: vender más.

¿Vender? ¿Con contenidos? Sí, sí se puede. Lo que pasa es que no es tan rápido y no funciona igual como en otras vías, por eso muchas veces es más fácil resumirlo con una negación. Daniel H. Pink lo explica claramente en su libro “Vender es humano” hablando de vender y ventas sin vender: todos vendemos algo, aunque no resulte tan evidente como cuando hay una transacción económica detrás.

Los ejemplos que utiliza para los que dudan de ello es la sanidad y la educación, dos sectores dentro de las ventas sin vender porque giran en torno a “la capacidad de influir, de persuadir, de cambiar el comportamiento a la vez que se busca un equilibrio entre lo que quieren los demás y lo que tú puedes ofrecerles”.

Bajo esa premisa, Pink construye su argumentación y explica cómo vender o, usando sus palabras, cómo convencer a la gente para que hagan algo. Utiliza diversos estudios para demostrar la influencia de la nueva forma de entender las ventas. Propone algunos ejercicios para probar nuestra empatía (basta con que dibujes la letra E en tu frente para verlo) o nuestra capacidad de improvisar.

En uno de sus ‘muestrarios’, habla de la curación de contenidos justificándola con que ahora el reto es clasificar la información no el acceso a ella. De hecho, habla largo y tendido de cómo ha cambiado este paradigma dejando atrás la información asimétrica y permitiendo que haya un equilibrio entre lo que saben comprador y vendedor.

Es por eso que Pink recurre al proceso en tres pasos que hace un par de años propuso Beth Kanter:

  1. Buscar: área de interés, fuentes de información y artículos. Atentos alumnos, ¿cuánto tiempo sugiere dedicarle? Sí, 15 minutos… dos veces al día.
  2. Comprender: añadir valor y extraer el sentido a lo recopilado. Sugiere hacerlo mediante una lista o en tu propio blog.
  3. Compartir: después de seleccionar y organizar la información, ya está lista para darla a conocer en redes sociales, dice, para “revelar problemas ocultos que tú puedes resolver”.

El último punto es el relevante. Verás, el capítulo donde lo explica está dedicado a la claridad, centrado en la diferencia entre identificar y resolver problemas. Y este es un tema muy importante porque una de las características del marketing de contenidos es manejar los problemas del público objetivo. ¿De qué forma? Pink sugiere que sea más formulando las preguntas adecuadas que respondiendo a ellas. De esta forma, primero hay que dedicar un tiempo a analizar y conocer el problema, antes si quiera de pensar en la forma de arreglarlo.

De entre las muchas ideas del libro, creo que ésta es perfecta para empezar el año con fuerza: dedica un tiempo a identificar (y después solucionar) esos problemas y estarás más cerca de poder convencer a tu público, en palabras más motivadoras, de aumentar tus ventas para el próximo año.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 177 (30 de diciembre de 2013).

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