Este sábado en una radio que desconozco (sólo puedo decir que su frecuencia es 107.2FM cerca de Tordera), Carlos Benpar director de «Cineastes contra magnats» hablaba de los horrores que la tecnología podía hacer en el cine.
Antes de seguir, decir que estoy de acuerdo totalmente con respetar el formato original y que no me gustan especialmente las películas coloreadas. Pero en lo que no estoy de acuerdo es en que las nuevas tecnologías sólo sirvan para destrozar películas. Hay, más allá de malas costumbres, algo bueno.
Como ejemplo «horroroso» anunciaban el DVD del clásico de DW Griffith «Intolerancia». Como sabes o como te cuento, la mayor virtud de «Intolerancia» es explicar 4 historias en 1 película que no coinciden ni en tiempo ni en personajes. Y para que el espectador de la época (1916) no se perdiese, Griffith tintó el celuloide de 4 colores diferentes para cada historia.
Por lo visto han sacado un DVD con la posibilidad de ver de un tirón cada una de historias. Y esto para Benpar es una atrocidad de las nuevas tecnologías. Pues para mí es una más de las virtudes del DVD. Si le sumas formato a elegir, mejor calidad y subtítulos varios, ¿qué más se puede pedir?
¿Qué tal ver la versión extendida de una película o el montaje del director? Se ve que hay un DVD de Orson Welles que se vende como «la versión reconstruida desde sus notas» cuando, según Benpar, Welles no era precisamente como Hitchcock (vamos, que no tomaba notas).
Y, llegados a un peaje, pierdo la emisora y la «intolerable» conversación de Benpar. Me pregunto qué debe pensar de ver «Memento» en orden cronológico (dicen que en algún DVD «special edition»es posible). O de la eliminación de escenas para cumplir con las calificaciones de menores. O de la mano castradora del productor y los Alan Smithee.
Retocar películas clásicas es intolerablemente diferente que las contemporáneas. Digamos que cuando el director aún puede elegir, el DVD es su refugio.
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