Sant Jordi, un día para leer o escribir

Hace ya 15 años que publiqué mi primer libro, así que he vivido la fiesta de Sant Jordi de diferentes maneras. Ha habido días tristes y felices, pero todos podría decir que han sido especiales y, aunque no estaré firmando, el de este año también lo es.

Por un lado, he conseguido reencontrarme con el placer de leer. Este curso me obligué a apuntarme a varios clubes de lectura para sacar tiempo para la ficción. Así que últimamente divido mi tiempo libre entre leer y escribir, casi como hago en mi vida profesional, pero por puro hobby. Me siento feliz de haber conseguido hacer un hueco en mi calendario (aunque sea a ratos y los fines de semana) para leer novelas y escribir una historia de ficción que ronda mi cabecita.

Como escritora de mapa que soy, avanzo en la estructura más que en el número de palabras, así que todavía no quiero contarte nada, pero sí puedo fantasear sobre la posibilidad de llevar el manuscrito a una editorial para publicarlo. Me conozco bien a las enfocadas a empresa y sería divertido aventurarme con el resto. Quizá en un par de años escriba un post sobre ello. ¡Hoy es el día perfecto para imaginar algo así!

Por el otro, y volviendo a la realidad, sigo buscando el equilibrio profesional que me permita escribir el libro de redacción de contenidos que hace demasiado tiempo tengo intención de publicar. Hasta ahora iba a paso lento, tanto por buscar el equilibrio con la ficción como por picos de trabajo, pero creo que a partir de mayo conseguiré darle un buen empujón (dejar a un cliente tóxico siempre genera un hueco en la agenda de los autónomos hasta que entra el siguiente proyecto).

Desde hace unas semanas, comparto algunos párrafos en mi newsletter y pido la opinión para saber si interesa o voy por mal camino. Los emojis dicen que sí, que a la gente le gusta, así que resulta un buen incentivo emocional para no dejar de escribir sobre mi profesión. Creo que hace falta poner un poco de orden y también distancia porque la mezcla de lo que hay publicado puede dispersar más que ayudar. En ello estoy, también rascando tiempo de donde puedo.

Como no puede ser de otra forma, también leo sobre el proceso de escritura, igual que sigo leyendo libros del sector, así que me gustaría terminar este breve post festivo con una frase que sirve para cualquier texto: «una historia empieza mucho antes de la primera palabra y acaba mucho después de la última«, Colum McCann en «Cartes a un jove escriptor«.

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