Media News S25 A23

Televisión
¡Por fin! ¡Por fin acabó «MasterChef 11»! Ver cada día un cachito durante estos meses ha sido más malo que bueno. Se me ha hecho eterno, parecía que no acababan de irse los que claramente aportaban poco al cocinado… al espectáculo ya es otra cosa. No se puede negar que en esta edición ha habido mucho de eso… 20 minutos tardaban cada vez en arrancar a cocinar, ¿para eso hacen falta dos programas a la semana? ¡Y qué decir de toda la gente que ha pasado a saludar! Hasta tenían que juntar a varios a la vez porque les sobran invitados y los relevantes culinariamente hablando quedaban diluidos entre tanto salseo.

Publicidad
Habemus anuncio veraniego de Estrella Damm y no he aguantado verlo más de 1 minuto. Y eso que tenía intención, es decir, he ido a buscarlo cuando me enteré del lanzamiento. Pero ni así. ¿Necesito la versión cortita, una pildorita que me lo concentre? Más bien creo que no soy el público porque ni había oído hablar de la protagonista, así que su vida de buenas a primeras, pues no me interesa. Quizá resulta que si le dedico tiempo descubro cosillas, seguro. Pero lo mismo me pasa en el metro y no me pongo a hablar con gente para entretenerme. Así que no, esta vez no puedo decir que me haya gustado la campaña.

Internet
Nos pasamos el día navegando. Hay páginas que visitamos tantas veces que las conocemos al dedillo. Pero, en realidad, es probable que no las veamos igual que otras personas que también creen saber cómo son. Esa tipografía que ves normal, quizá es especial y ni te enteras. Esos colores, puede que no sean los mismos que los de mi pantalla. Tampoco la resolución, claro. Así que hay muchas versiones de lo que tú ves. Por eso, cuando navegando por una web veo algo que no cuadra, me pregunto a cuánta gente le habrá pasado: ¿saldría a cuenta poder reportar este tipo de errores para que los tuviesen en cuenta?

Cine
El mundo de los preestrenos es una de esas promociones que gustan a la gente. «Te invitamos a…» suena genial, aunque aquello de regalar entradas a los primeros que hagan algo parece que ya no es rentable para las empresas y prefieren hacer sorteo entre los que les ayuden a conseguir visibilidad. Aun así, no abundan los que tienen el plus de ver a alguien importante. Y los que hay ni siquiera están cerca… ¿coger un tren, dormir ahí y volver al día siguiente solo para ver una película? Si hubiese algún incentivo, pero bueno de verdad, quizá. Pero para ver una peli que en un mes estará para ver desde el sofá, no.

[Contenidos] Lo básico de la arquitectura de la información

La intención de publicar mi libro para este Sant Jordi se está quedando en eso, intención. No te habrá pillado por sorpresa si recibes mi newsletter porque allí lo he ido contando todo, pero no significa que lo abandone: solo está en pausa. Mientras, para compensar, las próximas semanas te voy a resumir libremente tres libros interesantes relacionados con los contenidos.

El primero es «A Practical Guide to Information Architecture«, de Donna Spencer: 1ª edición gratis en PDF (hasta llegue la 2ª).

La arquitectura de la información (AI) es cómo se agrupan y etiquetan las piezas (en nuestro caso páginas web) para que tengan sentido y la gente las use fácilmente (es prima hermana de la usabilidad). La parte visible para el usuario es la navegación, aunque también hay una menos evidente que es la estructura general y los metadatos. Intervienen tres factores:

  • Contexto: los objetivos de la empresa, la cultura corporativa, la tecnología de la web (CMS) y las restricciones de diseño (accesibilidad).
  • Personas: la investigación (user research) debe resolver cuestiones como cuáles son sus necesidades, qué harán en la web o qué saben ya de ese tema. Hay muchas técnicas para recopilar estos datos, como encuestas, entrevistas, focus groups, card sorting, observación directa, estadísticas de la web, etc. Después, hay varias formas de presentar la información, como un informe, perfiles, escenarios (historietas que describen una situación de uso) o mapa de experiencia (customer experience map).
  • Contenido: para saber qué se tiene, nada como un inventario y posterior auditoría. El mapa web o site map es la forma más sencilla de presentar el contenido si conviertes el inventario en un diagrama. Entonces, hay que preguntarse qué contenido hace falta basándose en la investigación previa sobre el comportamiento del usuario y el análisis de la competencia. Después, toca hacer un plan con las tareas y sus prioridades (en mi plantilla todo en uno las recomendaciones son automáticas.

La búsqueda de información suele ser el objetivo del usuario, pero ¿sabe qué quiere o no tiene ni idea? ¿Qué palabras utilizaría? Las soluciones para ofrecérsela son variadas: buscadores, categorías, etiquetas, índices, filtros, comparativas, resúmenes, recomendaciones, «los más»… hasta dejarse sorprender por el azar. Todo ello son formas de establecer la navegación, digamos, externa porque es lo que usarán los visitantes de la web.

El reto de la AI es saber cuál es la mejor manera de organizar el contenido internamente para que resulte fácil. Spencer menciona ocho formas de hacerlo:

  • Las exactas son tiempo (noticias, blogs, eventos), índice alfabético (muy útil cuando ya se sabe lo que se quiere encontrar, pero una pérdida de tiempo si no), geografía, formato (ideal para tutoriales) y estructura organizacional (autoría).
  • Las ambiguas son menos evidentes, como tareas que las personas hacen (pueden ser prácticas como segundo filtro previo), audiencia (un clásico en servicios) y tema (lo que da pie a que cada pieza esté en más de uno).

No creas que esto es todo. Aún hay que elegir el patrón (o la combinación de ambos): los sencillos son jerárquicos (clásico árbol con niveles), bases de datos (con fichas más o menos complejas según los metadatos), hipertexto (cuando los enlaces mandan sin que aparentemente haya una estructura detrás) y lineal (para cursos y libros convertidos a la web).

En el libro también encontrarás una metodología para crear la arquitectura en seis pasos y testearla, además de detalles sobre tipos de navegación y wireframes y prototipos para presentarla. Hay muchas imágenes de ejemplo y algunos casos para entender un poco mejor la teoría. Igualmente, es muy fácil de leer y puede servir para hacerse una idea general a la hora de crear un árbol de contenidos que tenga en cuenta las necesidades del usuario.

Un último apunte: hay muchos perfiles implicados en la arquitectura de la información, desde analistas de negocios a desarrolladores web, pasando por expertos en usabilidad, redactores o también diseñadores. Cualquiera, según Spencer, puede contribuir mientras tenga empatía, habilidad con el lenguaje, gusto por el detalle y dotes comunicativas. El cargo oficial es arquitecto de la información y se encarga de la investigación, documentación y creación de la AI, incluso puede incluirse en el equipo de redacción y SEO.

[Contenidos] Recopilación temática: UX writing

Después de la recopilación sobre CTA, te traigo una con lo que he enviado últimamente sobre UX writing. ¡Feliz lectura!

Estado del UX writing y content design

No son datos, pero las opiniones basadas en la experiencia también sirven para formarse una idea de cómo está el patio. Las ha recopilado Malko Gallegos en su newsletter 50 y son interesantes porque sirven para hacer terapia de grupo, ya que la mayoría de los equipos son “equipos de uno» como comenta alguien.

Tendencias en UX writing

Comuniza ha publicado un informe con las «10 ideas clave sobre los contenidos textuales de la era post-digital» (descarga a cambio del correo). Me llama la atención la distinción entre startups y grandes empresas porque hace tiempo que pienso que todo depende de la madurez y no del tamaño o edad.

Tono de voz aplicado a UX writing

El artículo de Frontitude hace un buen repaso a qué es el tono de voz con sus tipos (formal, humorístico, profesional…) y ejemplos. De nuevo, acaba saliendo Starbucks, tan clásico como MailChimp cuando se trata de microcopy.

Guía de estilo de UX writing en 6 pasos

Es un tema que me interesa mucho, aunque sigo pensando que por estos lares no se valora suficiente. Por eso te recomiendo este post, porque lo explica de forma muy sencilla y demuestra que solo hay que tomar decisiones y apuntarlas. Me gusta la imagen del tercer paso porque ¡hasta los puntos cuentan!

Pirámide invertida y UX

Si prefieres textos largos, seguro que has experimentado las ventajas de esta técnica de redacción. Pues no es la única: en Torresburriel proponen un par más que también tienen su interés para el UX writing. Pista: saca un reloj de arena y cómete unas nueces.

Léeme

Mientras Alicia estaba por el País de las Maravillas, comió y bebió porque leyó un papelito que se lo pedía. Los copywriters o los UX writers, según el contexto, escriben esos mensajitos para que el usuario haga algo. Pero pocas veces dicen «Léeme» y eso que quizá por habértelo pedido lo he conseguido con este párrafo.

Si te ha gustado esta recopilación, ¡imagínate cuánto disfrutarás cada semana leyendo mi newsletter!

[Contenidos] Charlas del EBE 2016 relacionadas con contenidos

Aprovechando el streaming del EBE 2016 y los tuits de los asistentes, he podido seguir las charlas que este año estaban relacionadas directamente con los contenidos: SEO, copywriting, storytelling, experiencia de usuario, viralidad e inbound. Recopilo aquí algunos tuits a modo de resumen.

[Contenidos] Un museo y tu web, ¿se parecen?

Hoy quisiera hablarte de los museos. Este fin de semana largo que he estado de vacaciones he visitado algunos y, como ya hice al hablar de parques de atracciones, se pueden sacar similitudes con los contenidos que cualquier empresa.

No es que vaya a comparar las obras de arte con los productos o servicios que puedas ofrecer. Está claro que éstos han de ser los mejores que podamos hacer para que fuesen dignos de ‘estar en un museo’, como diría el joven Indiana Jones. Tampoco me estoy refiriendo al catálogo que comercializan en sus tiendas, ni cómo tienen organizadas sus páginas web, ni en el origen del término content curator.

Me resulta más interesante algo que dan en las taquillas junto con la entrada y que algunos guardamos de recuerdo: los trípticos (algunas veces simples fotocopias de una página de texto) que funcionan como guía de la visita.

Las hay de diferentes tipos, igual que hay diferentes tipos de contenidos para cada empresa. Algunas necesitarán un plano del edificio porque tiene diferentes plantas, cada una para un siglo o artista, y hasta pueden sugerir rutas para no perderse nada. Ocurre igual con los mapas web y menús de navegación que las empresas con muchas secciones incluyen en sus páginas corporativas.

Hay guías que incluyen imágenes de sus obras más importantes (de ahí que funcionen como souvenir, aunque sean fotos pequeñas). Lo mismo hacen cada vez más páginas web al destacar con cabeceras rotativas lo que el visitante/usuario no puede perderse/debe ver primero. Los destacados deben llamar suficiente la atención como para justificar el viaje hasta el museo, es decir, la visita por la web.

Y es en esas salas importantes, como precisamente comentaban en Duplex hace poco, donde se concentra el mayor número de visitantes. Algunos habrán ido allí solo para eso, igual que mucha gente accede a una web solo a una página concreta. Fíjate que las obras de este tipo son también las más protegidas. Quizá tengas seguimiento de analítica, igual que hay cámaras de seguridad o detectores de movimiento y de temperatura. Pero, ¿tienes igual de controlados los contenidos de tu producto estrella? ¿Revisas su funcionamiento? Piensa en los usuarios y no en ti.

En algunas guías también se incluyen información de cómo deben comportarse los visitantes en el museo: no hacer fotos es la más habitual (lo de no comer es ya algo que todo el mundo sabe). Y no importa que se peguen carteles recordatorio en cada sala, incluso delante de cada obra. Luego habrá de todo: quien lo respetará y no lo hará, quien ni se dará cuenta y lo hará descaradamente ganándose (o no) una reprimenda y quien sabe que no puede pero intentará hacerlo igualmente.

¿Cuánta gente has visto que compre el ticket que permite hacerlas (siempre sin flash, claro) y cuántos tratar de hacerlas sin la pegatina que los acredita? El ser humano es impredecible (más aún cuando va cargado con móviles para inmortalizar se viaje). Así que por mucho que pongamos “haz click aquí”, el usuario lo hará donde quiera. Aunque le digamos “somos líderes”, el usuario querrá que otra persona se lo confirme. Da igual que en la web se destaque “no hay precio mejor”, el usuario querrá comprobar que es verdad.

Sí, en estas cosas pensaba yo en lugar de mirar las obras que tenía delante. Y este es el último aprendizaje: el usuario no siempre tendrá la cabeza en tus contenidos. Puede ser que piense en el avión que ha de coger, digo, en lo que ha venido a buscar y no ha encontrado. Pónselo fácil, no creas que con exponer tu catálogo lo tienes todo ganado. ¡Los contenidos hay que cuidarlos como algo precioso!

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 175 (16 de diciembre de 2013).

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