15 años como escritora profesional

Me avisa el calendario que en 2024 mis primeros libros cumplen 15 años, en solo un par de días en realidad. Fueron cuatro los que coincidieron repartidos entre varios meses de 2009: «Tu blog paso a paso», «Blogs y empresas», «Visibilidad» y «Claves del nuevo marketing». Como es lógico en este mundillo, ya están descatalogados, pero igualmente me apetece dejar apuntadas aquí algunas ideas porque yo también cumplo 15 años como escritora profesional.

Puedes imaginarte que no los escribí todos de golpe: llevaba desde diciembre de 2007 trabajando en ellos. Desde entonces, sumo 16 libros publicados teniendo en cuenta las coautorías y un par de relatos cortos. Las matemáticas dicen que el ritmo es de uno al año, pero no es tan sencillo. Ahora mismo, llevo ni quiero contar desde cuándo escribiendo dos: un manual de redacción y una historia de ficción. Quisiera publicarlos este año, pero ya quise hacerlo el pasado y no llegué a tiempo.

Digo que soy escritora profesional porque me pagan por ello, pero no lo suficiente como para vivir solo de lo que he publicado, así que, como uno lo autopublicaré y la otra es un hobby, todo mi trabajo pasa por delante para facturar y acabo dedicándoles muchas menos horas de las que quisiera. Lo primero es lo primero y también este año se cumplirán 15 años desde que soy freelance… pero lo dejo para otro post a finales de año (¿y si dejase de serlo de aquí a allí?).

Escribir es una profesión, un pasatiempo y un ejercicio de salud mental. Es maravilloso casar palabras para dar vida a ideas que se van formando en tu mente y llenar páginas con pensamientos y aprendizajes, sea para uso personal o para ayudar a otros. Es difícil de transmitir la ilusión de firmar un contrato editorial, la misma de que alguien te diga que te ha leído. Lo estoy escribiendo y créeme que tengo una sonrisa en los labios. Es una sensación que engancha, aunque también da cierto vértigo cada vez que le das al botón de publicar en Kindle.

El síndrome del impostor está siempre buscando víctimas y es muy fácil dudar de una misma y hacerse las típicas preguntas: ¿tiene sentido exponerme para hacer un libro sobre este tema? ¿Le interesará a alguien si no sigue el enfoque de los que ya hay? ¿Por qué complicarme la vida volviendo a empezar otra aventura editorial si se está tan bien vagando en el sofá los fines de semana?

Publicar un libro es un proceso que implica mucha dedicación, más cuando una se autopublica. Se aprende mucho y da alegrías, pero otras siguen estando reservadas para cuando se publica con una editorial. Me gustaría volver al ruedo, pero también me gusta la tranquilidad que me permite escribir el libro que me gustaría leer. No tengo que cumplir los plazos de un contrato y disfruto más del proceso, lo que es igual de importante que terminar a tiempo.

Cada vez que termino de escribir un libro me asalta la misma pregunta: ¿podré con otro? Siento que me vacío, que ya no me queda nada que contar sobre ese tema. Suerte que los contenidos evolucionan y me dan la oportunidad de enfocarlos desde diferentes puntos de vista. Así llevo 15 años y espero cumplir muchos más.

Media News S11 A24

Cine
Esta gala de los Oscars tuvo la novedad de poner a 5 presentadores para las categorías de actor/actriz principales/secundarios. Fue extraño que dedicasen «tanto» tiempo a hablar en lugar de poner un cachito de vídeo, pero estuvo bien traer de vuelta al escenario a personas que llevaban un tiempo algo ocultas. También fue la primera vez (o al menos eso recuerdo) que se da más protagonismo a la preciosa actuación del «In Memoriam» que al vídeo con las imágenes de quienes ya no están. Sobre los premios, bueno, algo de variedad sí hubo, aunque sigo pensando que en un universo paralelo ha habido otros ganadores.

Televisión
Dos aniversarios de series me ponen nostálgica: 25 años de «7 vidas» y los 41 de «El equipo A». ¡Es mucho tiempo! Hago repaso y no encuentro nada parecido en la parrilla actual. «Leverage» se acercaría, aunque nadie les persigue con la misma ansia que Lynch y no hay ese componente hacker porque obviamente antes no existía nada de todo eso. Me llama la atención porque hay muchas series parecidas con sus correspondientes spin-offs llenando horas y horas de programación. Sí, se hizo la película (lástima que no sirviese para iniciar una saga), pero ¿la audiencia actual no toleraría series de este estilo?

Internet
Interesante reflexión la de Iván Leal en su newsletter: «exponer públicamente nuestras ideas se ha convertido en una «prueba de vida», como si al dejar de hacerlo nuestra existencia, o una parte de ella, se diluyera». Coincido, aunque no me guste. La decisión consciente u obligada de dejar de publicar por un tiempo parece que tenga que justificarse para que nadie se extrañe y te busque. Puede ser visto en positivo: ¡qué bien que le importas a alguien como para que note tu ausencia! Pero yo también lo percibo como negativo: ¿por qué alguien se ha acostumbrado tanto a que estemos en su vida, sin conocernos realmente?

Publicidad
Hablando de lo que desaparece si no lo ves, ¿qué le pasa al spot clásico televisivo? Dicen que ha muerto (ya se sabe que cada X años alguien mata a algo) aunque supongo que es precisamente porque hay menos personas dispuestas a verlos. Todavía les queda vida, pero hace ya tiempo que también hay que prestar atención a esas alternativas que llegan a otros canales y públicos. Centrarse solo en 30 segundos de vídeo parece de otra época, pero ahí sigue la inversión relativamente estable. Quizá tenemos que poner más perspectiva y esperar un tiempo más largo para notar qué cambios se producen.

[Contenidos] De la versión final a la terminada hay un trecho

Cuando escribes contenidos, la teoría dice que tu labor termina al poner el último punto. Después de recoger feedback y autoeditarte para que no hay ningún error, mandas el archivo como versión final y se acabó. La pieza pasa por diseño para maquetación y ahí quien lo ha escrito no tiene ni voz ni voto. Cuando termina esa etapa del proceso, entonces es cuando se cocina la revisión final o la batalla entre redactores y diseñadores.

Lo primero en lo que hay que fijarse es en las mayúsculas de los títulos y subtítulos porque a la gente de diseño le encanta ponerlas a su antojo. A mí no me parece que así quede más legible, ni más estético ni ninguna de las razones que me han dado varios profesionales para hacer esos cambios. ¿Ponemos «Nuestros Servicios» o «Nuestros servicios»? Solución: «Servicios».

Igual de importante es que los nombres de las marcas estén perfectos. Para los externos esto no es tan evidente, pero para el cliente que lleva años escribiendo y leyendo «su nombre» es lo primero que ve. Relacionado con lo anterior, puede ser que haya que poner alguna mayúscula o quizá el nombre completo en lugar de lo que para el populacho es habitual. Con un «Remplazar todos» se arregla, pero suele pasar que al escribirlo a manita no lo tengan en cuenta.

Las frases que tanto cuidamos al escribir para que sean una unidad con sentido pueden sufrir cambios que solo entienden en diseño. ¿Separar párrafos para que las columnas sean iguales? O, peor aún, ¿para que cuadre el fin de la línea con el tamaño de la imagen? Esto sí es una batalla que muchas veces perdemos porque de un vistazo queda mejor, pero no tanto al leerlo. Entonces es cuando te das cuenta de qué es más importante para el cliente que acepta esa modificación.

Vamos entrando al detalle y resulta que muchas veces las negritas y cursivas desaparecen. Un error al seleccionar la primera o última letra es típico de no repasar la maqueta, pero ¿por qué quitarlas todas? ¿Pereza? No puede ser la creencia de que no sirven para nada porque está más que claro que unas facilitan la lectura y las otras cumplen con el estilo de la empresa.

Por suerte, la inserción de enlaces suele respetarse, SEO mediante, pero igualmente hay que revisar que van a las páginas correctas porque también pueden equivocarse ahí y repetir dos veces el https:// o incluso no poner el www y que falle la URL. Tardamos el mismo tiempo en comprobarlo, ¿por qué solo se fijan en lo bien que queda el estilo que le han aplicado al link?

Fácil: porque ya hay alguien que se fijará en ese y otros detalles de control de calidad, como que los puntos al final de frase estén bien copipasteados y no falte ninguno ni estén duplicados. ¿Es responsabilidad de quién lo ha escrito o de quién lo maqueta? ¿Hace falta un perfil diferente que ponga paz entre ambos?

No, no cuando se trata con profesionales con los que no hay que debatir nada porque entienden qué es un texto validado por el cliente al que no hay que cambiar ni una coma porque también se ha hecho una revisión lingüística. A todos los demás, mejor tenerlos bien lejos para no sufrir sus quejas sobre la dificultad de incluir todas las palabras de un texto en su idea.

Media News S10 A24

Cine
Este fin de semana se entregan los Oscars, lo que significa que ya deberías tener tu quiniela hecha porque podría decirse que ya se saben los ganadores. Si no tienes ni idea de las nominaciones, estás un poco como yo, aunque me parece que, vistos varios premios anteriores, no habrá grandes dudas de quién se lleva la estatuilla. La pregunta que me hago muchas veces es qué hubiese ocurrido de no competir con ESA peli que sabes que va a ganar. ¿Y si se hubiese estrenado otro año? Igual que hay algún premio que nomina a varias personas de la misma serie, ¿cómo sería que solo se pudiese nominar a una categoría?

Televisión
Pasar cierto tiempo por las redes te asegura encontrarte con alguna noticia relacionada con la actualidad televisiva. ¡Menos mal que todavía sirven para eso! Pero como también sirven para recuperar clips del pasado e inventarse nuevos que nunca han pasado, al leer una noticia pueden entrar dudas de su veracidad. Es lo que me ha pasado con esta sobre el programa «Atrapa un millón»… pensaba que ya no se emitía. Vi el titular y el clip, pero no me acababa de creer que era algo que había pasado hacía poco, aunque así parece ser. Supongo que también influyó que lo noticiable me sonase igual de antiguo que el concurso.

Publicidad
Hubo un tiempo en el que el televisor tenía que calentarse un par de segundos para poder dar buena imagen. Cosas de la era de los tubos catódicos. Después vinieron las smart TV y puede que les acabe constando conectarse y arrancar todas las apps instaladas, como ocurre con los ordenadores que ya no son tan nuevos. ¿Y los televisores qué tienen que ver con la publi? Pues que ahora hay que dejarlos encendidos e irse para evitar el anuncio que te sale antes del menú. Ya no es suficiente con tener un carrusel que mezcla anuncios con promos ni que no puedas saltar el que sale antes de la serie. ¡Siguen inventándose formatos!

Internet
Las empresas que incorporan la IA entre sus funcionalidades parecen debatirse entre el «no tendrás que hacer nada» y el «seguirás teniendo el control de todo» para comunicarlas. Me parece que refleja muy bien lo que nos ocurre a los usuarios: encantados, horrorizados y todos los porcentajes que salen al mezclar esas sensaciones. Es interesante ver por dónde va posicionándose cada empresa porque todavía no hemos llegado al momento crucial de reposicionar o incluso hacer el típico rediseño de la web en el que se aprovecha para cambiar algunos mensajes. Todavía es pronto, queda mucho por recorrer.

[Contenidos] Externalizar sin perder la voz de la marca

Reconocer a una marca sin fijarse en su identidad visual es posible, aunque difícil si no ha desarrollado una identidad verbal. Entran en juego también la coherencia y la consistencia, es decir, ser fiel a lo que representa la marca a lo largo del tiempo. Así que algo puede sonarnos a alguien por lo que dice y cómo lo dice, pero, si un día cambia, se instala la duda y dejamos de percibir igual a esa marca (léase que lo hacen los fans, al resto del mundo seguramente le da bastante igual).

Quizá el cambio es deseado porque se quiere reenfocar la marca, pero un miedo habitual de las empresas es que se produzca porque se externaliza alguna tarea relacionada con los contenidos. Esta es una conversación que he oído más de una vez:

  • X: «¿Qué te parece si cambiamos de agencia? Hay algunas cosas que no me convencen de su forma de trabajar»
  • Y: «No, mejor no cambiar que ya nos tiene pillado el tono y vete a saber cómo lo haría otra agencia»

¿Te suena? Seguro que sí: es aquello de «más vale malo conocido que bueno por conocer» adaptado al mundillo de las agencias. Es totalmente cierto que a fuerza de trabajar con una marca es mucho más fácil crearle contenidos porque llega un momento en que se ha interiorizado su identidad, sobre todo si los encargos son frecuentes. Pero también lo es que una nueva podría hacerlo igual de bien si se le diese la herramienta para hacerlo: una guía de estilo.

Si hay un documento que traza las líneas maestras de cómo han de hacerse (o no) los diseños y los copys, ¿dónde está el miedo a que lo haga otra persona? El problema es que no existe la guía de estilo para la identidad verbal porque solo cubre la visual. Grave error. Así, todo el peso de los contenidos se queda dentro de la empresa y no se puede permitir externalizar.

Por ejemplo: la tipografía corporativa es X, la agencia actual ya lo sabe porque lleva tiempo usándola, pero la nueva lo sabrá si se lo dices y se la das. Es lo básico para ajustar la voz, lo mismo que el logo o cualquier rasgo de identidad visual. Ahora bien, el tono hay que afinarlo y quizá cuesta un poco más si no das ejemplos de aplicaciones gráficas o de campañas previas, función que cumple perfectamente el briefing. ¡Y lo mismo ocurre con el texto!

Da igual si es porque llega una persona nueva al departamento, se contrata a alguien externo para agilizar alguna tarea o se busca una nueva agencia: tener una guía de estilo es la única forma de ser consistente. Dedicar un tiempo a crear este documento (o invertir en que te lo hagan) sirve para distribuir mejor los contenidos y asegurarte de que los hace el mejor equipo (y no tiene por qué ser el de siempre).

La guía de estilo es un pilar de los contenidos y por eso le dedico un capítulo entero en mi libro.

Para ser legal, te aviso de que utilizo cookies en esta web:    leer detalles y configurar preferencias
Privacidad