[AD] Museo de la publicidad

Después de la tele, el cine y algunas pistas de publicidad, te cuento lo último que me quedaba por contar de Londres. Si no crees que se pueda encontrar nada de interés en el Mercado de Portobello, te recomiendo una parada de lo más interesante a tan sólo una calle (perfecto para un «quedamos aquí, que yo voy allí»): en Colville Mews encontrarás el Museum of Brands, Packaging and Advertising.

Se trata de una colección de objetos de época, dicen que más de 10.000 (relacionados con Robert Opie) que invitan a hacer un viaje atrás en el tiempo, caminando por su historia. El recorrido por el museo empieza por la publicidad, enlaza con la galería de las marcas y cierra el viaje con el packaging.

La publicidad está dividida por décadas. El umbral de la puerta te avisa dónde vas a entrar y una pequeña explicación te sitúa en el contexto histórico. Como no podía ser de otra manera, la televisión está muy presente en estos datos. Guerras, coronaciones de varios reyes incluso la boda del Príncipe Carlos y Lady Di tienen su breve descripción aunque pocas referencias a los anuncios.

En las vitrinas se amontonan (en la casi penumbra) miles de objetos agrupados. Caramelos, juegos infantiles, cigarrillos, productos del hogar… Los años pasan y poco a poco voy recordando mi infancia. En este sentido, fue un poco decepcionante porque esperaba encotrar más carteles, más gráficos. Pero hay pocos y se camuflan con muñecos, cajas de cartón y hasta algún electrodoméstico.

En cambio, la sección de branding la encontré muy interesante, aunque breve. Los productos se ordenan también por décadas lo que permite ver cómo ha cambiado (también) el packaging de las marcas expuestas. Parece que estos dos conceptos se mezclan, aunque quizá esperaba alguna explicación más allá del nombre y el año. Aún así, es fascinante ver cómo se pasa del metal (casi oxidados) al plástico o al cristal mientras el logo sigue su propio camino.

Después de haber visto todo esto, la sección para el packaging no tiene nada que destacar. Se exponen proyectos de envoltorios del futuro y un poco más de lo mismo de lo anterior.

Y aquí acaba la visita, la pequísima tienda del museo comparte espacio con un minibar donde puedes ver un vídeo con spots y una colección de unos 10 o 15 televisores antiguos.

En general, el viaje es interesante. Puedes ver la evolución de las marcas y el packaging de sus productos, pero poca publicidad. Encontré a faltar más explicaciones, más luz y quizá un poco más de medios que acabasen de dar orden a la exposición.

Por cierto, al entrar preguntan cómo les han conocido (como si fuese una oficina de turismo), una manera interesante de saber sus referrals.

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