[Contenidos] ¿Son tus contenidos como hace 4 años?

Plantéatelo con otra pregunta si lo prefieres: ¿qué hacías en diciembre de 2021?

Reconozco que he tenido que buscar en mi GCalendar la respuesta y, muy en resumen, tenía un par de clientes que ya no lo son, un par que se mantienen y también hice una entrevista para entrar a trabajar en una agencia (ya ves que no cuajó porque sigo siendo freelance).

Planteo el tema porque, desde que el año pasado empecé a dejar de publicar con frecuencia en mi newsletter, he ido perdiendo suscriptores mes a mes (y con cada envío) llegando al punto en que estoy ahora: igual que hace justo 4 años.

No me preocupa mucho porque prefiero estar cerca de quien valora lo que quiero explicar, aunque ahora sean pensamientos difusos y no lo que antes solía enviar, pero no puedo evitar reflexionar sobre ello y ampliar la perspectiva hacia mis contenidos: estuve enviado un calendario de Adviento, preparé el informe sobre el uso de los contenidos en España y también fue cuando dejé de enviar mi newsletter de pago.

La vida es un péndulo y hay círculos que se cierran en su vaivén, así que algunas cosas de aquella época pueden volver y otras no. Sin ir más lejos, vuelvo a interesarme por un puesto en agencias molonas, pero no me planteo un nuevo calendario de Adviento. He cambiado en muchas cosas, pero en otras sigo siendo la misma. Y esas son las que me importan porque son las que me definen, las que me hacen reconocible.

Las piezas puede ser pasajeras porque no dejan de ser un contenido para un continente; en cambio, lo que cuentan perdura más porque son la esencia de quiénes somos. Las personas evolucionamos a un ritmo diferente al de las marcas, pero te animo a que hagas lo mismo: revisa los últimos años de tus contenidos y fíjate si hoy publicarías lo mismo o no.

¿Has cambiado o te has estancado? Si quieres, te ayudo a descubrirlo.

[Contenidos] Una idea en el centro de la distribución

La estrategia de contenidos es la suma de todas las piezas que se publican, pero dicho así es como si no tuviese alma y eso es lo peor que le puede pasar a una marca. Es como un puzle: si no hay una imagen detrás, el usuario solo verá uno o varios fragmentos que no le dirán gran cosa sobre quién es o por qué confiar en esa empresa. No niego que llenar un plan de contenidos tenga ese componente de distribuir piezas, pero hay que hacerlo pensando en una idea maestra.

Mark Rogers propone en Animalz unos pasos muy sencillos para encontrar la idea central para crear tus contenidos:

  • Empieza por tu propuesta de valor, lo que te diferencia de tu competencia y lo que impulsa tu producto o servicio.
  • Saca una lista de ideas que encajen en esa propuesta de valor, lo suficiente amplias para que puedan crearse varios contenidos y a la vez específicas para que sean propias de tu marca.
  • Confirma la idea probándola con la audiencia, por ejemplo haciendo alguna mención o actualización para ver su reacción.
  • Comprométete con esa idea en cuanto la hayas validado, incluyéndola en todos tus contenidos.
  • Mide y optimiza, tanto por el seguimiento de los contenidos como por lo que llama efecto eco para saber si la idea resuena, es decir, si la audiencia la menciona, el sector hace referencia o la competencia trata de utilizarla.

Enfocar la estrategia de distribución a dar a conocer ideas en lugar de contenidos es una forma más de demostrar que no se publica por publicar. Si no se piensa en la narrativa general, se deja a la audiencia con la sensación de desconexión, por eso la propuesta de Rogers da más cohesión, refuerza el mensaje y a la larga consigue visibilidad, confianza y engagement.

No se trata de llenar canales con cualquier cosa que se tenga cerca, sino de utilizarlos para que esa idea central se construya en la mente del usuario y ganar la posición que se ha creado. Así, poquito a poco, pieza a pieza, se acaba el puzle… y se empieza otro, aunque no tiene por qué ser uno nuevo: también es válido añadir una extensión que amplíe la visión de la idea original.

[Contenidos] 200 palabras y 60 preguntas

Este mes, hay dos recomendaciones que han destacado según las estadísticas de mi newsletter y se me ocurren varios motivos, como que tratan temas muy concretos (especialización) y los resuelven con números altos (agregación). Además, son buenos ejemplos de carruseles para LinkedIn, interesantes para descargar, compartir o agradecer, aumentando el alcance de la publicación y gustándole más al algoritmo (para otro objetivo, la estrategia cambiaría).

60 preguntas para completar un mapa de empatía

Bárbara Expósito ha recopilado 10 preguntas para que completes cada apartado del mapa de empatía con todo detalle.

Si te interesa conocer a tu audiencia, en mi libro «Pilares del contenido» tienes un capítulo entero dedicado a ello.

200 palabras persuasivas para tus llamadas a la acción

Oto Whitehead propone una buena colección de palabras de acción para persuadir, agrupadas por las que generan confianza, codicia, curiosidad, anticipación, motivación, incertidumbre, urgencia, exclusividad, ahorro y unión.

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[Contenidos] Momentos memorables para el customer journey

Un customer journey permite tener una visión global, pero no deja de ser la suma de varios momentos que inspiran y entusiasman, por eso también es una forma de valorar cada uno individualmente. Así es posible construir una experiencia satisfactoria o, mejor aún, memorable.

¿Qué es una experiencia memorable?

Si revisas tu vida, espero que encuentres muchas, aunque si piensas en las que te han provocado las marcas, quizá sean pocas. Algo deja huella en tu memoria por varios motivos y puede ser diferente para cada persona, incluso el sector influye. Según la DEC, las características de una experiencia memorable son:

Como apunta Oto Whitehead, la repetición resulta de ayuda para construir un recuerdo positivo, por lo que repartir momentos así en todo el customer journey es una buena práctica. Además, ten muy presente qué motiva a tu audiencia y qué cambio quieres provocar para enfocar mejor la estrategia de contenidos y que no sea gris, sino toda una experiencia.

[Contenidos] La (no) necesidad de publicar por publicar

Hace ya tiempo que me vengo quejando de falta de interés por las redes y leer a Lucas Aisa sobre contenido de relleno me confirma que no soy la única que piensa que algo falla en las publicaciones sociales.

Antes de mencionar un par de ejemplos reales de clientes, aclaro que yo también caigo en intentar mantener viva mi presencia repitiendo contenidos: unas 2/5 de mis publicaciones sociales son de relleno. Años atrás eran más, pero todavía podrían ser menos. Repetir es una forma de rellenar, más o menos justificada por intentar que el alcance no reduzca a la nada el esfuerzo que supone crear las piezas originales. Podría postear más de una vez al día, claro, pero eso sí sería rellenar por rellenar.

Y ahora los ejemplos. Un cliente publica cada día en su perfil de LinkedIn, aunque no siempre tiene contenido nuevo en su web para enlazar ¡y hay que alimentar a la bestia! Solución a corto plazo: reciclar algún post con un formato nuevo porque no hay presupuesto para crear más contenido nuevo (aunque lo hay para SEM por lo que he comprobado). La solución sin pensar en el problema sería reducir la frecuencia, pero eso acabaría llevando a abandonar el canal y no lo contemplan como factible.

Otro cliente publica una serie de materiales que por simplificar diré que son como un resumen anual. Hay que sacarlos por política interna, aunque solo cambian un par de números, así que dedican el mínimo esfuerzo porque el retorno público es inexistente. Solución a corto plazo: utilizar la misma plantilla desde hace unos cuantos años. La solución real podría ser buscar la forma de rentabilizarlos, aunque eso implicaría aumentar el presupuesto para cambiar estrategia, diseño y más.

En mi caso, republicar es una decisión tomada tras analizar el tiempo dedicado y el resultado obtenido; en el de mis clientes, es cuestión de que la inversión económica acaba en otro lugar, pero no me cuentan si antes o después de también calcular el retorno que les dan esos contenidos/canales. Es uno de los problemas de trabajar de fuera de la empresa: no siempre te cuentan algo que podría ayudarte a hacer mejor tu trabajo.

Como bien dice Lucas: «el efecto no es un incremento del presupuesto o de la dedicación, sino una bajada drástica de la calidad«. El usuario final puede percibirlo más o menos (mi sensación es que va a más), pero desde dentro desanima mucho ver cómo van los números sabiendo que se podría al menos intentar evitar.

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