No me canso de repetirlo, tener un blog te permite compartir ideas con gente que tiene los mismos intereses que tú y con la que puedes acabar teniendo una buena amistad (aunque sea sin veros sino a base de comentarios y mails). Esto no debería ser incompatible con los amigos ‘tradicionales’ que no tienen blog.
Cada círculo puede cubrir una necesidad comunicativa y no tienen por qué mezclarse. Por ejemplo, ¿tu último post lo podrías haber contado a alguien en lugar de publicarlo? Yo tengo claro que el 90% (¡o más!) de entradas de este blog no tienen sentido si no las lees aquí.
De todas maneras hay cosas que sí son compatibles entre la vida digital y la offline, sobretodo las de carácter personal. Por eso la viñeta de éste jueves de Mauro Entrialgo me ha hecho reír… ¡lo he dicho tantas veces!
Con el tiempo he acabado diciendo frases tipo «justamente el otro día escribí sobre esto en mi blog» para intentar despertar la curiosidad. Pero, claro, es imposible incitar a nadie a que te lea si no sabe la diferencia entre web y blog.
Por cierto, parece que en la tira Plétora de piñatas ha abierto una nueva serie sobre Vida bitácora. Ésta es la segunda, pero la primera también tiene su gracia.