[Contenidos] Plugins de WordPress para redacción y marketing de contenidos

Después de haber hecho la guía sobre herramientas de curation, algunos suscriptores me han preguntado por plugins de WordPress que pueden usar en la redacción de contenidos. Quizá la próxima de la serie vaya por esa vía. Mientras, aquí te apunto algunos que uso y otros que tenía guardados.

El problema de estas listas es que se quedan desactualizadas muy rápido. Con los continuos cambios de WordPress, algunos desarrolladores no se preocupan por mantener sus plugins al día y quedan obsoletos. Además, algo tan bueno como malo, es que hay muchos plugins que cubren funcionalidades similares por lo que no queda otra que probar y ver cuál es el mejor para cada uno.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos (núm. 271, 19-10-2015).

[Contenidos] ¿Quién determina la extensión de un post?

Hoy quisiera hablarte de la extensión de los contenidos. Hace unos meses ya comenté que lo más extenso se complementa con lo más corto porque una venta difícilmente se consigue con un tuit. En esta ocasión, vamos a mezclar estrategias para ver quién decide finalmente cómo de largo ha de ser un post.

A un lado del ring, tenemos al SEO. Como dijo Iván Ruiz en el evento Inbound Marketing Made In, con menos de 300 palabras un artículo no tiene peso para posicionarse. El motivo es sencillo: es poco para dar la suficiente profundidad como para que Google lo considere la mejor referencia. A partir de 600 ya es otra cosa.

Al otro lado del ring, tenemos al marketing de contenidos. Parece que siempre estemos peleados, pero realmente no se necesitan tantas palabras para explicar bien un truco, un consejo o una noticia. Claro que si se quiere hacer una guía completa, 600 son pocas y es mejor hacer un ebook o una serie de artículos. Usa las que necesites y punto.

Pero en este cuadrilátero hay otros dos elementos que luchan por decidir la extensión: el redactor y el cliente. El primero necesita medir de alguna forma la dedicación, básicamente para buscar, organizar y escribir las ideas de manera que se respete la calidad del texto y su acción final. Por su parte, el segundo quiere saber por qué debería pagar por un artículo de 600 y no por uno de 300.

Y, en el centro de este debate, está el usuario: a él solo le preocupa encontrar la respuesta a su problema. No le importa el número de palabras que se necesiten para explicarla, quiere encontrarla y que lo solucione. Muchas veces, para qué engañarse, tampoco le preocupa quién le está dando la solución así que, si no la encuentra a la primera, seguirá buscando.

Aunque parezca extraño, todo el ring está preocupado por lo mismo: contentar al usuario. El SEO se centra en ’encontrar ‘, el de contenidos en ‘solucionar’ y, si hace bien su trabajo, el redactor en una mezcla de las dos anteriores. ¿Y el cliente? Bueno, algunas veces solo se fija en que la forma de lograrlo sea barata. Contando con que, para el redactor, ‘barata’ significa menos dedicación y, por tanto, menos calidad, parece que al final quien decide la extensión de un texto es el cliente, que por algo paga por ello.

Ahora bien, ¿tiene suficiente experiencia para tomar la decisión correcta? ¿A quién hará más caso o por quién se dejará influenciar más? Es nuestra responsabilidad darle las herramientas para que lo comprenda. Así, podemos decirle cuánto cuesta un artículo y, también, explicarle si tendremos o no suficiente espacio para responder a la pregunta del usuario y que, además, le sirva para mejorar su posicionamiento.

Aparece entonces la eterna discusión entre calidad y cantidad y seguramente el punto medio es la opción más apropiada para la mayoría de los casos: mezclar contenidos largos que van a ir mejor en SEO con algunos que son, digamos, más cortitos y fáciles de hacer. Claro que habrá momentos donde sean necesarios unos más que otros pero ni se puede escribir solo pensando en SEO ni solo en cubrir el cupo por la vía fácil.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos (núm. 253, 15-06-2015).

[Contenidos] La mejor herramienta para tus contenidos es la que más te ayude

Hoy quisiera hablarte de cuál es la mejor herramienta que puedes elegir para tus contenidos porque es una pregunta recurrente y porque no tiene respuesta. Ala, ya lo he dicho… si no quieres seguir leyendo, eres libre de no hacerlo.

Genial, gracias por el voto de confianza. Ya que te has decidido seguir con la lectura, te diré un secretillo: no tiene respuesta fácil, pero sí que tiene. Lo vamos a ir viendo pero primero empiezo con la recopilación de herramientas relacionadas con los contenidos que ha inspirado esta newsletter y que demostrará mi conclusión:

De hecho, fue sentada escuchando a Aleyda que me acordé de mis alumnos cuando les hablo de herramientas para el content curator. Es habitual que me digan que se van con muchas ideas (lo considero algo bueno aunque algunas veces parece lo digan como una queja) pero al tratar herramientas es más evidente que les dejo con el cerebro como una palomita (literal de un alumno al que no puedo citar porque, lo siento si me estás leyendo, no recuerdo tu  nombre).

Al acabar ese tipo de clases, me preguntan cosas como: ¿cuál usas? Si solo pudieses usar una, ¿cuál sería? ¿Cuál es la mejor? En fin, que buscan el todo en uno. Y, existir existe, pero esa es su única virtud. No está especializada en nada. Ese tipo de herramientas me recuerda un poco al perfil que aún habita en muchas empresas: el becario que sirve para todo. ¿No es mejor tener a alguien que sabe mucho de una cosa?

Así que muchas veces me cuesta contestar a esas preguntar porque entiendo que cada empresa es un mundo y tiene su problemática, pero así lo veo yo: primero elige lo que quieres hacer y después la herramienta que más te ayude. Hay tantas, que seguro alguna hace lo que buscas. Yo uso todas las que explico, por algo las explico. Pero no puedo decir cuál es mejor porque cada una sirve para una cosa y lo que para unos es mala idea para otros es genial.

Después de oír esas preguntas varios meses, he llegado a la conclusión de que esas personas no aceptan el hecho de que no hay una solución fácil o directa. Eso tan sencillo de 2 y 2 son 4 quedó atrás y sabemos que hay muchas formas de expresar el 2 para demostrar que el resultado de esa suma es correcto. Lo mismo pasa con los contenidos: sabemos que el uso de una herramienta ayuda en la creación/gestión de contenidos (resultado), pero cada uno (empresa o particular) debe elegir la que le convenga (factores de la suma).

Volviendo a la lista de herramientas que te he puesto en las viñetas al inicio, seguramente habrás visitado alguna de la ellas. ¿Te parecían muchas? Seguramente sí. Pero fíjate que cada lista está hecha de manera que puedes elegir cuál parece más idónea y, después, profundizar y quién sabe si probarla. Aunque parecen ejemplos de agregación por el volumen de ítems, tienen un orden, están agrupadas y comentadas. Y seleccionadas. Es trabajo del curator, y del profe, hacerlo así para aportar valor… pero no para dar la respuesta ideal porque, lo avisé al inicio, no existe.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 217 (6 de octubre de 2014).

[Contenidos] Optimización para Google o redacción para personas

Hoy quisiera hablarte del zoo Google (Panda, Penguin, Hummingbird…) y darte mi opinión sobre la guerra de posiciones. Sí, casi es una guerra porque parece que cada revisión o actualización de su algoritmo revoluciona los resultados. Si sigues la Fórmula 1, quizá tengas una sensación similar porque cada año cambian las reglas del juego. Así que, ¡a revisar el monoplaza y a cambiar piezas! En el caso de los contenidos, ¡a revisar códigos y técnicas que parecían funcionar!

Ocurre también algo parecido en algunas webs: cada cierto tiempo ‘hay que’ cambiar el diseño para que parezca que se actualizan… aunque el texto siga siendo el mismo. Cambios por fuera pero no por dentro solo porque las empresas siguen teniendo que mostrar su actividad de alguna manera (¡mira los líos de Facebook!). Es lógico que también lo hagan los buscadores donde me atrevo a decir que hay más beneficios pero también muchas más trampas. Llámalo evolución, revolución, necesidad, exceso…

Google hace estos cambios para asegurar que los resultados que obtiene el usuario al buscar son los mejores. Lo que en lenguaje de la calle viene a ser que quiere que sigamos buscando para poder seguir ofreciendo tráfico a los anunciantes. O servicios a las empresas basados en nuestro rastro, a todo se le puede encontrar sinónimos.

Así que tenemos un montón de literatura sobre cómo han de ser nuestros textos para estar bien posicionados. En el grupo de LinkedIn tienes unos cuantos pero te los puedo resumir en lo que realmente importa del SEO: escribir buen contenido. Llámalo de calidad, de valor o que traiga tráfico o menciones sociales… lo que sea que quiera tu usuario y tú como empresa. Los buenos contenidos no cambian aunque cambie el algoritmo de Google porque sigue siendo bueno a ojos del usuario.

El SEO es algo matemático (¡Google y su algoritmo!) que implica muchas otras cosas que no solo dónde se ponen las palabras clave. En cambio, la redacción es algo creativo. La mezcla de esas dos cosas puede ser armoniosa o un desastre, eso sí es una batalla constante y no los cambios de Google.

Un texto puede optimizarse después de haberse escrito o trabajarse desde el inicio pensando en que a Google le guste. Es necesario que estos dos aspectos se lleven bien pero habrá días (o más bien contenidos) en los que ganará uno u el otro. Ahí está el éxito de la estrategia, saber combinar los elementos.

Originalmente publicado en mi newsletter sobre marketing de contenidos número 168 (28 de octubre de 2013).

«Buscadores y contenido», por Magali Benítez

La sexta colaboración al ebook “Contenido eres tú” viene de la mano de Magali Benítez, experta en SEO y marketing de resultados. Así que contenido eres tú, SEO.

Las técnicas de optimización de sitios webs para mejorar el tráfico desde buscadores o SEO siempre han ido de la mano de los contenidos. De hecho los robots de los motores de búsqueda usan el contenido de las páginas web como “alimento” para sus bases de datos de información de la WWW, donde las palabras e imágenes obtenidas directamente de esas páginas son procesadas y analizadas para aparecer más tarde en forma de links ordenados como resultados de las búsquedas de usuario. Los buscadores usan el contenido desde una visión analítica que pondera o valora la importancia de determinadas palabras, la velocidad de carga, el número de enlaces, el porcentaje de clics en los enlaces de resultados etc. para evaluar la calidad de la página para lo que el usuario está buscando.

Desde que se conoce el papel de los contenidos para el SEO se recomienda dispersar y repetir estratégicamente las combinaciones de palabras clave de interés, situándolas en lugares concretos del código de las páginas, confiando en que al entender Google el sentido e importancia de esas palabras en esos documentos, podrá proponérselos al usuario en el ranking de resultados. Cuánto más arriba mejor, claro. El usuario es tan impaciente y hábil que difícilmente podemos esperar que mire más allá de la primera o segunda página de enlaces, es decir, máximo unos 20 resultados.

Google está en actualización constante, y a la vez que el panorama de contenidos y formatos ha ido evolucionando, se han ido ajustando los criterios de ranking ya conocidos -basados en la concordancia de palabras con la búsqueda y los enlaces entrantes, para valorar y adaptar la realidad del buscador mucho más allá de la página web para incorporar otro tipo de contenidos como imágenes, posts, videos, etc. También se ha esforzado para poder evaluar la calidad del contenido, que es lo que los usuarios más valoran en un internet saturado de información, fijándose en cualidades como la claridad y exactitud, a la vez quepenaliza loscontenidos generados automáticamente, duplicados o copiados. No podemos olvidar que la misión de Google es ordenar y hacer disponible la información de la WWW, lo que le obliga a preocuparse por cómo entregar al usuario la información más relevante según el contexto en que se encuentre (si busca desde su móvil o si le conviene más una foto o un mapa que un enlace de texto, por ejemplo) y ofrecerle una experiencia de calidad (como dar crédito a la fuente original y no al contenido plagiado, proponer contenidos más actualizados en vez de desfasados, etc.).

Tu contenido deberá tener el equilibrio necesario para alinear la visión analítica del buscador basada en reglas y patrones matemáticos, con el apoyo a los objetivos de marketing, para convencer o gustar a tu público y ganarte enlaces. Solo así lograrás tener un contenido útil pero maximizando las oportunidades para que pueda ser encontrado.

Actualización 9 de junio de 2014: ya puedes descargarte el ebook «Contenido eres tú» con este capítulo y muchos más.

 

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