[Contenidos] Qué se puede aprender de Andrew Craig en «El premio»

Nueva entrega de mi serie de artículos sobre personajes de películas que son escritores. En esta ocasión reviso una de 1963 con Paul Newman en el papel principal: «El premio«. Está dirigida por Mark Robson y el guión es de Ernest Lehman, basado en la novela de Irvin Wallace. Lo apunto porque sorprendentemente es una película muy hitchcockiana, quizá demasiado. Como siempre, lee bajo tu responsabilidad porque el post está lleno de spoilers.

¿Qué se puede aprender de Andrew Craig (Paul Newman) en "El premio"? Clic para tuitear

«El premio» cuenta las ajetreadas horas que Andrew Craig pasa en Estocolmo cuando va a recoger su Nobel de literatura, desde que aterriza hasta que se lo entregan. Por el camino se encuentra con una trama que bien podría ser de James Bond (la novela «Operación Trueno» es del 61 y la de «El premio» del 62). Él mismo la explica en una rueda de prensa que no tiene desperdicio y que puedes ver en YouTube. Sí, explica de qué va la película a los pocos minutos de empezar (aunque nadie le toma en serio ni lo harán hasta casi el final), incluso se atreve a decir a los chicos de la prensa que «no le copien la idea que la puede necesitar más adelante». Me suena eso de no querer contar a nadie de qué se está escribiendo, pero a la larga queremos todo lo contrario y, de hecho, es casi lo primero que dice a los periodistas al bajar del avión: «¿dónde estaban cuando les necesitaba?».

Dejando de lado la conspiración que destapa y centrándonos en su faceta de escritor, el de Newman es todo un personaje. Hace unas declaraciones muy duras, incluyendo que quería rechazar el Nobel hasta que se enteró de que era un premio remunerado y se lo repensó porque «no es moco de pavo». Más adelante dejará entrever que no cree merecerlo, aunque no llega a decirlo tan claramente. La realidad es que se dan pocos premios a los escritores, así que cualquiera debería ser bienvenido y agradecido, aunque no venga acompañado de un cheque.

Andrew ha publicado seis novelas (como «Los muros de Kroiden» y «El estado imperfecto») y se suponía que los últimos seis años había estado escribiendo «Regreso a Cartago». De las primeras dice que «no vendió las suficientes como para que el público se enterase» de que eran buenas. Y afirma que la última no existe, que se la inventó «para ocultar el hecho de que ya no tiene imaginación». Para redondear la declaración, reconoce que bebe porque «está irritado consigo mismo por no interesar a los lectores«. No se me ocurre nada más humillante para un escritor que tener que reconocer su fracaso delante de todo el mundo. Hay que ser muy valiente y por eso me ha inspirado a hacer este post.

Un escritor no puede dejar de escribir, casi da un poco igual el tema mientras pueda seguir tecleando. Así que nos enteramos de que durante estos años ha sobrevivido publicando novelas policíacas, bajo un pseudónimo que, dice, no quiere dar a conocer por si los del Nobel deciden retirárselo y con él los 50.000$ de premio. Craig asegura que tiene «olfato para husmear en los misterios de la vida y encontrar temas tortuosos» en lo que observa y, tras mirar a los otros protagonistas de la historia, lo demuestra revelando la trama al inicio de la película.

Recibe el premio en la última escena. Allí dicen dárselo por «su apoyo a ideales humanitarios, su inagotable curiosidad, su constante búsqueda de la verdad, su espíritu insobornable y su audaz imaginación que parece no conocer límites» (sí, esa que él cree no tener ya). Aunque firmase con pseudónimo, se diría que le dan el Nobel por su faceta policíaca, la que demuestra durante toda la película persiguiendo la confirmación de sus sospechas. Sus novelas parece que caerán en el olvido.

No se le ve escribir ni una línea en ningún momento, pero sería divertido estar frente a una novela escrita por el propio Craig firmada bajo el pseudónimo de Wallace. Eso, claro está, sería en el hipotético caso de que el guión reflejase fielmente la novela.

[Contenidos] Qué se puede aprender de la familia Borgens

Aprovechando que queda poco para que empiece el invierno, te traigo una nueva entrega de la serie «Qué se puede aprender de…» donde saco ideas de películas protagonizadas por escritores para aplicar a la redacción contenidos. La peli de hoy se tituló en España «Un inverno en la playa«, aunque el original «Stuck in love» sea más apropiado y se barajó llamarse «Writers». El protagonista y padre de la familia Borgens es novelista y hay mucho que aprender de él, igual que de sus hijos que también lo son. Como siempre, lee bajo tu responsabilidad porque hablaré del final de la película y no quisiera destripártela si tienes intención de verla.

Tener 3 escritores en una familia de ¿4? es poco común. Pero es que lo que hace el padre es muy inusual. ¿Quién pagaría a sus hijos para que escribiesen un diario? Él lo hace. En un momento de la película, su hijo lo defiende porque así pueden concentrarse en escribir y no han de trabajar por una miseria. En otra escena, en cambio, le grita que no puede obligarle a escribir a lo que su padre contesta: «no me hace falta, eres escritor: te saldrá solo«. Los redactores freelance también cobramos por escribir, nadie nos obliga, nos gusta lo que hacemos pero yo diría que es más fácil que «salga solo» si escribes ficción que si hablas de algún tema corporativo.

Siguiendo con la relación padre-hijo y su diario, hay otro momento en el que el hijo encuentra a su padre leyendo su diario. Él se excusa explicando que lo hace cada cierto tiempo solo para mirar la fecha de las entradas y asegurarse de que lo mantienen. Pero, además, le echa en cara a su hijo que no lo ha escondido porque no tiene miedo de que lo encuentre porque no hay nada interesante. Entonces le dice: «un escritor es la suma de sus experiencias, sal a vivirlas«. Yo lo llamo curiosidad, pero no puedo estar más de acuerdo.

El hijo es el romántico de la familia, escribe poemas en su diario. Curiosamente, su autor favorito es Stephen King y su novela «It». Hay dos momentos divertidos sobre esto: el primero cuando se lo regala a su novia y ésta le dice que nunca había visto un libro tan gordo; el segundo cuando recibe su llamada telefónica (sí, del propio King) para avisarle de que publicarán el relato que ha enviado su hermana en su nombre (así acaba la peli, cerrando el círculo). Por cierto que suelta una buena frase: «las cosas más importantes son las más difíciles de decir».

También se pueden aprender unas cuantas cosas de la hija. La primera es que es lo opuesto a su hermano pero, así es la vida, acaba la película con novio y él pierde a la suya. Lo conoce en un concierto pero en realidad son compañeros de clase de redacción. Acaban saliendo y descubriendo que tienen mucho en común, como que su libro favorito es «Querido Sr. Henshaw» de Beverly Cleary. Así de opuestos son los hermanos, aunque igual de interesantes.

La hija es la hermana mayor (19 años) pero se supone que ha seguido la misma educación que su hermano en cuanto a fomento de la escritura y ha escrito 2 novelas. La película empieza con el aviso de que le van a publicar «Bajo el rosa» (empezando el círculo el día de acción de gracias). Más adelante nos enteramos de un par de cosas importantes: 1/ no es la 1ª porque la otra su padre la editó tanto que ya no se reconocía en sus páginas. Me atrevo a decir que es un mal trabajo de edición, pero sí, puede pasar. 2/ La envió bajo pseudónimo para que la fama de su padre no influyese en la decisión editorial. Los redactores estamos acostumbrados a no firmar así que me identifico un poco.

Vamos por fin con el padre. Se le califica de «novelista respetado» porque ha publicado 2 y «Monos trajeados» aparece varias veces (la lee su mujer y su hijo tiene un póster en su habitación, además de que las menciones de la hija). Él mismo dice no ser buen escritor, si no reescritor (se entiende que editor, aunque su hija igual no estaría muy de acuerdo). Quizá por eso cuando le invitan a dar charlas se niega a ir. Aún así, en la fiesta de presentación de la novela de su hija se ve obligado a hablar y acaba soltando un par de perlas: «El proceso de escribir es un misterio. No sé que impulsa a un adulto a crear mundos imaginarios» y
«Escribir consiste en escuchar a nuestro corazón y descifrar de la mejor manera posible lo que nos cuenta». Muy de ficción, no pasa así en redacciones técnicas pero igualmente inspirador.

Acabo con el personaje de la madre que quizá aparece menos pero influye mucho en la historia. Ella no escribe pero podría decirse que es la musa de padre e hija porque el primero no escribe nada desde que se separaron y la segunda usa su relación con ella como parte de su novela. Es otra manera de decirnos que has de estar bien contigo mismo para poder escribir y que escribas sobre lo que sabes.

Hay muchas referencias a autores y novelas pero no me parecen tan relevantes como los aprendizajes que te he contado. Si has visto la peli, cuéntame qué más aprendiste. Si no, puedes hablarme de tu peli de escritores favorita.

[Contenidos] Qué se puede aprender de Salomé Otterbourne

Quizá lo lógico y esperado era que el título de este post fuese «Qué se puede aprender de Agatha Christie» como escritora (vivo a diario su cita). Pero la serie de posts que llevo ya varios años haciendo va sobre personajes de películas que son escritores así que me he fijado más en su historia «Muerte en el Nilo«. Como siempre, no quiero analizar la novela si no su personaje en el cine así que es a la maravillosa Angela Lansbury a quien tienes que mirar si aún no has visto la peli (en la serie era interpretada por Frances de la Tour). A partir de aquí, lee este post bajo tu responsabilidad porque hay algún que otro spoiler que te destrozará el final.

La señora Otterbourne es una novelista erótica que se considera a si misma «única». Su mundo es el amor, el romance y la pasión, no el de los crímenes como sería el de Christie (pronto entenderás por qué hago la comparación). Afirma que las bibliotecas han prohibido sus libros por contar la verdad sobre los hombres y las mujeres. Está viviendo una mala época, como su propia hija reconoce, y se pasa prácticamente toda la película bebiendo. Es un personaje totalmente opuesto a Poirot quien, aunque siempre educado, en un par de escenas deja ver qué piensa de ella.

La excusa de Salomé para hacer el viaje por el Nilo es documentarse para su próxima novela. Este es por tanto el primer aprendizaje que podemos extraer de la película. Viajar para documentarse no es algo que todas las historias necesiten, pero sin duda ayuda a ganar realismo y con él se desarrolla mejor la trama ya que el entorno afecta a los personajes. Ocurre lo mismo con la no ficción: documentarse siempre es un primer paso que no debe faltar a la hora de escribir cualquier cosa.

Por cierto que el título que menciona Otterbourne para su futura obra es «Nieve en el desierto» («Snow Upon the Desert») que casualmente también es una novela romántica que escribió Christie, pero que no quisieron publicarle, según parece.

El verdadero motivo del viaje de Salomé es poder hablar con Linnet, la protagonista y blanco de todas las miradas. Es en una conversación con ella (quizá la más sobria de todas sus escenas) cuando nos enteramos de que el personaje de «Pasión en el trópico» podría estar inspirada en su vida. Por eso, la rica heredera ha demandado a la escritora (y de ahí los problemas con la bebida porque está cargada de deudas). Sacamos entonces otro aprendizaje: inspírate en la realidad, le dará vida a los personajes… pero haz los cambios necesarios para que nadie se vea identificado directamente y así evitas horribles consecuencias.

En este punto, suelto una pregunta al aire: ¿cuánto hay de Agatha en Salomé? Ambas escritoras inspiradas por Egipto, por el amor y el crimen…

Me atrevo a decir que en cuanto a su forma de escribir no se parecen en nada. No hay nada de Otterbourne para leer, pero ella misma le dice a Poirot que los escritores «podemos ser barrocos» después de enumerar algunos sinónimos para contestarle a una pregunta. Más tarde, él y el coronel Race describen su obra como «novelas infectas», dejando claro lo que opinan sobre ella incluso bromean con su muerte a manos de un fan (lo que me parece innecesariamente cruel). Leyendo ahora sí las novelas de Christie, no se puede decir que tenga un estilo barroco. Quizá el género también marque aquí la diferencia y haya otro aprendizaje: escribe conociendo las normas del género, pero puedes saltártelas si hacemos caso a la filosofía del personaje que interpreta Bette Davis.

Aunque sea mi favorito, no se puede decir que Salomé Otterbourne sea un personaje con muchas escenas. Roba el protagonismo en todas, eso seguro, pero aparece poco (o al menos a mí me gustaría conocerla mejor). En la escena de su muerte, nos proporciona un par de aprendizajes más. Por un lado, cómo decora la realidad para que no delatar su alcoholismo (un bonito detalle de la voz en off). Claro que a Poirot no se le escapa y pretende dejarla en evidencia. Quizá sea porque no le gusta que utilice una de sus típicas frases para que fuese «Yo, Salomé Otterbourne, he descubierto…». Ella intenta salir de la mentira dignamente, pero es otro ejemplo de que Poirot no la aprecia, como sí parece hacer con quien orquestra el asesinato (¿Christie abraza el crimen que tanto éxito le dio en lugar del romance que no consiguió publicar?).

Por otro lado, el último aprendizaje que podemos sacar de la peli, y que ocurre precisamente con su muerte, es que no hace falta ser demasiado grandilocuente, ni irse por las ramas: ves al grano al contar tu historia o darás tiempo a tu asesina de prepararse (en cualquier texto la botón de atrás o la X para cerrar la ventana sirven para matar un texto). Es evidente que su personaje es así de expresivo y seguramente escribe así (insisto en que me gustaría leer algo suyo porque, conociendo a su autora, deben ser novelas divertidas). ¿Podríamos decir que Christie la castiga por ello y por eso la mata de un certero tiro en la cabeza?

No puedo acabar el post sin mencionar un tercer lado del triángulo Salomé-Agatha: Jessica Fletcher, también interpretada por Angela Lansbury. Este personaje de escritora-investigadora para muchos está inspirado en ella (más en Miss Marple que en Poirot, claro). Pero, además, hasta que no lo vi en el Trivia de Imdb no recordé el capítulo en el que la Fletcher hace un doble papel e interpreta a una escritora de novelas románticas en el Cairo llamada Sally Otterburn. ¡Qué genial idea por parte de los guionistas recuperarla!

Y aún un último apunte: desde el remake de «Asesinato en el Orient Express» que se habla del de «Muerte en el Nilo» para el 2019 (de hecho, se sugiere en la última escena de la película). Todavía no se nada del casting pero ya me aventuro a decir que será difícil superar la interpretación de Angela Lansbury.

[Contenidos] Qué se puede aprender de «La Musa» Sharon Stone

La película que comento hoy dentro de la serie «Qué se puede aprender de…» seguramente no es de las más conocidas de la lista, pero es la que única centrada en la inspiración así que merece toda tu atención. «La musa» es el título de esta comedia protagonista por Sharon Stone (la musa), Albert Brooks (guionista en crisis) y Andie MacDowell (su mujer). Es de 1999 pero quizá no lo hayas visto porque no es precisamente un clásico navideño que emitan cada año. Puedes ver el tráiler pero sigue leyendo bajo tu responsabilidad porque te voy a destripar por completo la trama y el final.

Lo primero que hay que saber de una musa es que su trabajo es inspirar creatividad. Ella te dirige en la dirección adecuada pero no escribe nada y deja bien claro que nada es idea suya. Su misión es inspirar pero depende del cliente cuánto tiempo tarde («puede ser 1 semana o 6 meses», dice). De hecho, hay un momento en la película en la que habla de que a veces en mitad de la noche le cuesta dormir y se siente productiva así que esperará que el cliente trabaje. Y lo demuestra porque le despierta alguna que otra vez… por ejemplo, para pedirle la cena al protagonista.

Eso me lleva a la 2ª idea que la peli deja bien clara: las musas son caprichosas. Piden cosas y esperan que las hagas, sin que les preguntes el porqué. Hay que tener fe en ellas, aunque suene raro lo que te pidan. Es por eso que ella acepta al cliente y no al revés: así puede romper la relación en cualquier momento cuando cree que no van, digamos, por el camino adecuado. Stone lo intenta varias veces con Brooks pero éste acaba cediendo a sus demandas (todo sea por intentar acabar su guión).

Para que te hagan caso, las musas necesitan una ofrenda. Sí, al menos tal cual las presentan en esta película, son un pelín materialistas. Todos sus clientes le dan obsequios y todos vienen en una caja azul Tiffany. Ella no siempre les hace caso y hasta parece acumularlas porque podemos ver a unos cuantos famosos consultarle para resolver sus problemas creativos. De hecho, no quiere oír hablar de dinero y no paga nunca nada porque «tiene muchas cosas en la cabeza como para preocuparse de asuntos monetarios».

Claro que, en realidad, MacDowell acaba siendo su clienta y ella no le paga de ninguna manera (lo hace su marido). Esto me lleva al 4º aprendizaje: una musa inspira a quien tenga cerca. Y no siempre es a un escritor. La frase de Brooks lo deja claro: «¿de dónde has sacado esa idea?». Ella no escribe pero montar un negocio de galletas era una idea que tenía escondida y Stone la ayuda sacarla adelante gracias a unos cuantos contactos.

Lo último que podemos aprender de las musas llega al final de la película, cuando se descubre que el personaje de Stone no es una musa si no una enferma psiquiátrica con personalidad múltiple. Un médico les cuenta que se escapa de la institución cada cierto tiempo así que no, definitivamente no es hija de Zeus ni una musa. Se ríe de ellos pero les disculpa que se lo hayan creído porque «aquí en Hollywood se lo creen todo». Así es el cine, ¿no?

Acabo con una frase que la musa repite varias veces y que sin duda es una buena práctica para todos los escritores: «¿lo estás apuntando?«.

[Contenidos] Qué se puede aprender de Terence Mann en «Campo de sueños»

Aún con la resaca de Sant Jordi 2017, vuelvo a la carga con otra edición de «Qué se puede aprender de…» escritores en el cine. Como siempre, se trata de aprovechar lo que se ve en la película porque, aunque sea ficción, hay muchos aprendizajes que son válidos para redactar contenidos.

La película que comento hoy es «Campo de sueños» y el escritor Terence Mann. El protagonista es en realidad un granjero que empieza a escuchar una voz que le pide que construya un campo de béisbol. Lo hace y la siguiente frase que oye es «Alivia su dolor». En la que para mí es posiblemente la escena menos creíble de la peli (pero muy importante para comprender a Terence tanto como el viaje del protagonista), se da cuenta de que el dolor que debe aliviar es el del activista Terence Mann. Va a buscarle, casi le secuestra y viajan juntos de regreso para mostrarle ese campo. En fin, pasan muchas más cosas, incluyendo un final sobre el que hay un cierto debate, así que sigue leyendo este post bajo tu responsabilidad porque seguro que te voy a destripar la peli.

Siguiendo el argumento, los aprendizajes que extraigo son:

  • Inspira: Terence Mann es un líder, consigue que sus palabras inspiren a las personas, las pone en movimiento, provoca cambios. Podríamos clasificarlo de activista político, escribió un libro revolucionario, acuñó frases que la gente repitió… hasta que se cansó.
  • Déjalo si no te motiva: Mann desaparece, deja de escribir y se aleja de la vida pública. Me recuerda a Forrester porque ambos parecen perder las ganas de contar cosas. Poner distancia es bueno muchas veces, aunque los novelistas pueden permitírselo más que los redactores profesionales.
  • Sigue tu instinto: esto es algo muy periodístico que practica muy bien Terence porque primero desconfía del protagonista pero luego acaba yendo con él a Iowa porque también oye la nueva petición de la voz.
  • Documéntate: la imagen que ilustra este post es precisamente de cuando buscan una nueva pista para entender a la voz y visitan un periódico. En la hemeroteca encuentran algo de información pero también deciden entrevistar a personas que conocieron a la persona a la cual ha de ayudar.
  • Vuelve por una buena historia: lo que le ocurre al final a Terence Mann deja algunos interrogantes. En lo que nos ocupa que es su vida como escritor, sin duda se aprende que hay que estar atento a historias que te motiven de nuevo y te inspiren a ti tanto como a tus lectores (o los que te escuchan). Él está dispuesto a volver y escribir esa historia, aunque le cueste la vida.

No es la primera vez que hablo de «Campo de sueños» porque la susurrante frase «Si lo construyes, él vendrá» es un clásico cuando se habla de marketing de contenidos. Como ves, siempre que hay un escritor en una peli se pueden aprender muchas cosas.

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